Una carta de papel de alto gramaje se hallaba sobre el escritorio de una muy ordenada habitacion.
-Minamino Shuuichi, es un honor para nosotros el informarle que ha sido designado como presidente y líder del comité de bienvenida del grupo de estudiantes de intercambio del presente año. Como sabrá, el prestigioso Hitoriiya Private School de la ciudad de Tomoeda hará una visita histórica a nuestro colegio, y al ser Ud. estudiante de honor, rogamos que acepte tal encargo guiando a los nuevos estudiantes en todo lo que le sea posible. Se le enviará a la brevedad el listado de nombres de los jóvenes, así como un pequeño itinerario que rogamos tome como referencia para tal actividad. Esperamos nos haga llegar cualquier duda al respecto y su pronta confirmacion sobre el título que le hemos asignado. Sin otro particular, Yoshihiro Matsumoto. Director del Meidou Private School.
*Al dia siguiente*
-Hey, Minamino- dijo Yu Kaito acercandose sutilmente al pelirrojo- al parecer seremos guias...-se acomodaba los lentes- ...del grupo de intercambio este año.
Kurama se hallaba leyendo un pequeño libro, e interrumpiendo su lectura, le contestó con toda cordialidad:
-Sí, así es, Kaito.- le dirigió una pequeña sonrisa. -Motohisa y Yanagisawa me lo dijeron hace un par de horas- dijo, volviendo la mirada hacia su libro.
-Esa carta del director, realmente parecía aterradora- le dijo, estudiando a su rival académico mientras se acomodaba los lentes nuevamente. Sonrió.
-Afortunadamente no fue nada malo.- Le devolvió la sonrisa. Corrió una página- Tengo entendido que vendrán este lunes, así que no veo ningun motivo para sobresaltarnos antes de tiempo- le respondió, como adivinando sus pensamientos. Él se estremeció, el el fondo odiaba esas circunstancias. Los asuntos sociales no eran para él.
El joven de lentes pensaba cuidadosamente en hacerle un comentario algo machista sobre el hecho de que el mejor estudiante del Hitoriiya pueda ser una mujer. Jhá! Improbable para él. Pero, ¿se arriesgaría a hablar de dicho asunto con este medio demonio? Claro estaba, la conversación se iría al diablo y Kurama no tendría más remedio que bajarle los humos con una de sus respuestas abrumadoramente listas. Y correctas, que era lo más triste.
Yu Kaitou giró sobre sus talones y caminó algunos pasos. Odiaba el hecho de que tuviera que estudiar cada uno de sus movimientos ante él. Luego se dio vuelta y exclamó:
-Espero que estés estudiando para...
-...La trivia intercolegial de fin de mes...- respondió lentamente Kurama. -No te preocupes por ello, Kaito. Todo saldrá bien. Te lo aseguro. A menos...-hizo una pausa.
Kaito le devolvió la mirada, algo irritado.
- A menos qué?
-La gran mayoría podría pensar que tu inquietud no es necesariamente por la prueba- dijo Kurama. Su interlocutor lo miró de reojo. Éste se ruborizó. No podía creer que el pelirrojo le hubiera quitado las sucias ideas de la cabeza con solo un par de palabras.
- Acaso soy tan predecible...?- se preguntó, por lo bajo. Kurama le miró a los ojos con franqueza. No le respondió . Tenia una mirada serena pero firme. Kaito lo evitó, mirando hacia una ventana. Se cruzó de brazos.
-No, Minamino.- Se dio vuelta y caminó hacia la puerta. Él mismo sabía que le tenía una gran envidia. "Maldito seas, Kurama"- pensó. Su bien parecido, sus altas calificaciones, y hasta su nobleza y cordialidad... A todos les robaba el corazón. Sin mencionar que lo había derrotado en su mismo campo de batalla con la prueba que le hizo Genkai. Lo odiaba con todas sus fuerzas. Lo odiaba cada día más.
-Qué va- dijo por lo bajo- Con tal de que ganemos, cualquier cosa habré de soportar. Inclusive a él.- Y refunfuñando por todo el pasillo, se fue a clases.
El joven pelirrojo volvió a dar vuelta otra página.
-Te escuché, Yu Kaito.- y disfrazando una sonrisa diablilla, cerró su libro.
El receso de 15 minutos ya había terminado. Todos volvían lentamente a sus asientos. Suspiró. Miraba por la ventana y pensaba en los chicos: Yusuke, Kuwabara, Hiei, Botan, Yukina, Koenma... Este era su último año de secundaria y el próximo año ya iría a la universidad. Tenía muchísimas ofertas de todos los puntos de Japón, e incluso de algunas universidades extranjeras. Aunque también había recibido una oferta de trabajo del esposo de su madre, para trabajar en su tienda. ¡Qué vida tan sencilla luego de tantos años de emoción en el frente de batalla en el mundo espiritual! Su vida como Youko Kurama, fueron viejos tiempos. No siempre quedaban atrás esos recuerdos. Pero en estos momentos sólo se limitaba a observar cómo la brisa de primavera mecía las ramas de los árboles. -Es raro- se dijo a sí mismo- Me siento algo melancólico el día de hoy...
A lo lejos se divisaba algunos edificios, un cielo espectacular lleno de nubes. Hablando de nubes, le pareció ver una mancha de color azulada. " Botan?"- pensó . -"No, no es ella".
De repente un haz de luz blanco-azulada pasó surcando el cielo de oeste a este. Parecía una llama clara, como un cometa, con un centro algo raro.
El joven abrió grande sus verdes ojos. Miró a ambos lados de la clase, a sus compañeros, por si alguno había visto algo. Nada. Volvió a mirar aquella manchita azul que había visto all lejos por entre las nubes. Ya no estaba. Hab a pasado muy de cerca del colegio. -Esto es extraño- y dicho esto, se levantó de su asiento y se dirigió rápidamente hacia la puerta. "Iré hasta la azotea."- apuró el paso y estaba a punto de correr- "Seguro que lo encontraré"
- Hola, Minamino!- Dijeron tres bonitas jóvenes a coro, impidiéndole salir del salón. Lo rodearon y lo tomaron de los brazos, dos a la derecha y la otra del otro lado.
-Mintaka, Hinako, Mimiko, un gusto verlas!- dijo, queriendo escapar.
-Sabes, queremos pedirte un favor-dijo la primera, tomándolo de un brazo con firmeza.
- Síiiii! Necesitamos tu ayuda para preparar la prueba de álgebra- dijo la segunda
-Di que sí!-la tercera.
-Pero...
-Por favor!- dijo la primera.
-Por favor!-suplicó la segunda.
-Por favooor!- dijeron a coro. Kurama no lo podía creer. Cayeron en el momento más inoportuno.
-Eh... No se preocupen, chicas... les ayudaré - dijo, logrando zafar un brazo. Inesperadamente se liberó del todo y ya se encontraba en el pasillo.
-Te esperaremos en casa de Hina!- gritó Mimiko -Nos vemos luego!- respondió el ojiverde, mirando apenas hacia atrás, y se perdió subiendo las escaleras. "A estas alturas ya habré perdido de vista esa estela de luz tan misteriosa" pensó. Llegó al techo con una leve dificultad. Había algo de viento. Miró para todas partes.
All no había nada.
Había perdido mucho tiempo tratando de salir del salón.
-Creo que tendré que salir a dar una vuelta esta noche.-dijo, y se acomodó la ropa. No sentía ninguna presencia, y tampoco podía dejar de pensar en que quizás estaba siendo algo paranoico. No estaba seguro de lo que vio.
-Espero no estar volviéndome loco- ahogó una risita. En el fondo se sintió algo preocupado. Y sin más que decir, bajó por las escaleras hasta llegar a clases. Abrió la puerta corrediza.
-Minamino Shuuichi, te estabamos esperando!
Una mujer esbelta, de casi unos 40 años, de cabello corto hasta los hombros, le saludó enérgicamente.
- Profesora Arishima!-exclamó Kurama, sorprendido- Mil disculpas por la demora, es que...
-No hay cuidado, Shuuichi. Estoy aquí para darles un comunicado. Ha llegado la lista con los estudiantes asignados a cada uno.- dijo, mientras le asignaba una blanca hoja con los datos de los estudiantes.-Kaito, Sakiri, Touya- dijo, mientras le hacía señas a Kurama para que retornara a su asiento-, estarán a su cargo Seoane Ki-May-Li, Tsukihiro Yukito, Ibarashi Akane- prosiguió dándoles sus respectivas hojas.- Momoshiro, Yanagisawa, Marion, los suyos serán Mikuro Hiba, Ibarashi Kendo, Hinagisawa Ryunosuke...
La profesora continuó nombrando alumnos. Se sentó lentamente en su lugar, con el ceño fruncido y con la cabeza llena de dudas. Se estaba quedando lento. Quizás el estar en el Ningenkai durante mucho tiempo le hacía olvidarse de algunas de sus cualidades. "Eso es ridículo", pensó. "Sólo he perdido algunos fragmentos de mi memoria, nada más..."
-Y a ti, Shuuichi- le dirigió una especial atención. El joven salió de su introversión rápidamete.-Como ya sabes, eres estudiante de honor y has sido nombrado presidente del comité de representantes de esta secundaria.-Se acercó un poco más a él, quien se puso de pie-Te ha tocado Kinomoto Katsumi, estudiante líder del Hitoriiya Private School y de toda la ciudad de Tomoeda- la profesora le sonreía con dulzura mientras se asignaba su hoja. Rápidamente, también le asignó otros documentos, colocando cada carpeta en brazos del estudiante estrella.
-Este es el itinerario, este es el teléfono del aeropuerto, estos son los lugares donde ellos se quedarán, estos son teléfonos de contacto. Recuerden ponerse de acuerdo en ir a recibirlos este lunes, y les confirmaremos más tarde si es que quieren que los recibamos al aeropuerto.
-Se lo agradezco, profesora.-replicó el joven, esbozando una semisonrisa. Encargarse de organizarlo sería bastante fácil.
Arishima se alejó rápidamente, típico de su carácter eléctrico, y al llegar a la puerta, volteó: -Espero que se lleven muy bien.- y cerró la puerta tras de sí.
En la clase había un murmullo general.
-Kinomoto Katsumi- murmuró Kaito- Tiene un excelente CV, Minamino. Es brillante como tú- dijo por lo bajo.-"¡Rayos!"- pensó, confirmando su infantil temor. La foto mostraba que el mejor estudiante de Tomoeda... Era una chica.
Kurama no respondió. Había pensado en esa luz tan extraña, y la manera tan torpe de perderla de vista.
-Nadie es perfecto, Kaito.- dijo con humildad, al cabo de unos instantes.- Todos cometemos errores.-Y dicho esto, se retiró de clases.
-Eh?- se dijo .- No fue eso de lo que te comenté...
-Minamino Shuuichi, por favor presentarse a la oficina del director Matsumoto en piso 7, muchas gracias- La voz femenina de la secretaria Nijo del Meiou High Private School retumbó por todos los salones.
Una ligera sorpresa pudo vislumbrarse en sus inmensos ojos verdes; para ser sinceros, en los ojos de todos los demas estudiantes. Todas las miradas se posaron sobre él. Kurama suspiró y, sin demorarse más, subió hasta el 7mo piso. Ya sabía el porqué de su llamado.
