NO HAY EDAD
Siempre se ve a un hombre y una mujer caminar juntos, y normalmente él es mayor que ella. Pero que pasaría si esa regla un día alguien se decidiera a dejarla atrás por defender su amor. Bueno pues eso lo veremos en esta historia, espero y les guste.
Los personajes no son mios (ojala) son de RumikoTakahashi.
PÉRDIDA
- No lo entiendo, ¿por qué hermana? - decía entre lagrimas una mujer de cabello castaño, piel aperlada y ojos como dos chocolates a otra mujer de cabello negro, lacio y más largo con ojos negros - ahora que éramos una familia tan completa y feliz.
- No lo se Rin, pero tienes que ser fuerte por los niños, ellos te necesitan ahora más que nunca - respondió su hermana como consuelo para ella.
- Mami, no llores, ¿si? - decía una niña muy parecida a Rin de apenas 10 años, con unas lagrimas apenas naciendo de sus ojos - Tía Izayoi dile que por favor no llore, me pone muy triste el verla llorar.
- Aome, mi niña ven aquí - decía Rin abriendo sus brazos para que Aome la pudiera abrazar - Lloro, mi amor, porque la muerte de tu papi me pone muy triste, tu sabes cuanto lo amé y aún lo... a... amo - y rompió en llanto, a lo cual Aome lo único que pudo hacer fue abrazarla junto con Izayoi.
- Aome, linda ve con tú hermanito, ¿si?
- Si tía, mami ya no llores - dijo dándole un beso en la mejilla y otro a su tía.
- Vez lo que te digo, debes ser fuerte por ellos - decía mientras se sentaba en un cómodo sillón que se encontraba en la sala de la enorme casa de Rin.
- Gracias Izayoi, no se que hubiera sido de mi si no estuvieras aquí conmigo - decía mientras le regalaba una de sus más hermosas sonrisas.
- Bien sabes que cuentas conmigo y desde Japón Inu te manda todos sus buenos deseos para que puedas superar esta gran perdida, el te entiende hermanita.
Y como no iba a estar desconsolada si se acababa de morir su esposo después de 11 años de matrimonio y 2 hijos, pero no solo el había muerto.
- Y ¿ya sabes cuando te entregan a Sango?
- Si, llame ayer y me dijeron que mañana podía ir por ella - decía mientras se secaba unas lagrimas - cuando menos no tuvimos que esperar tanto tiempo, gracias a Dios Sango ya había hecho todo lo necesario para que cuando a ella le pasara algo la nena no durara tanto tiempo en esos orfanatos.
- Una buena noticia dentro de tantas malas.
Kohaku y Sango murieron en la explosión de la casa de ella, y ella tiene una hija a la cual Kohaku insistió en que se llamara igual que su madre. Y que ahora va a estar al cuidado de Rin como su familiar más cercano, ya que Sango nunca revelo el nombre del padre.
Ya el sol se había escondido, la luna se empezaba a ver en el estrellado firmamento.
- Diosito se que tu eres muy bueno y por eso te quiero pedir - estaba hincada al lado de su cama hecha un mar de lagrimas - que regreses a mi papi y me lleves a mí, para que así mami pueda ser feliz otra vez.
En ese momento iba pasando Rin por su cuarto y al escuchar decir eso a Aome no pudo evitar que unas lagrimas se le salieran de los ojos, y se decidió por entrar.
- Mi niña - decía mientras se hincaba para abrazarla y pegarla a su pecho dándole besitos en la cabeza - No Aome nunca vuelvas a pedir algo así, ¿sabes porque? - Aome solo negó con la cabeza - piensa, si la muerte de tu papi me dolió mucho, ahora imagínate si hubieran sido tú o tu hermanito, sabes que pasaría, yo me muero si alguno de ustedes 2 me llega a faltar, así que por favor mi niña no le vuelvas a pedir algo así a Diosito, ¿me lo prometes?
Aome solo asintió con la cabeza al momento de abrazase más fuerte a Rin.
- Ahora a dormir corazón - la acomodó en la cama y la arropó con tanta ternura, toda la que solo una madre puede dar, y le dio su beso de las buenas noches - buenas noches mi amor, que sueñes con los angelitos.
- Tú también mami, sueña con los angelitos y conmigo - dejando escapar una risita traviesa y dándole un beso bien tronado.
Rin solo sonrió con su comentario y asintió. Cuando salía del cuarto, en la puerta volteo a verla con una sonrisa, si, su hija era un angelito y uno muy bello. Después de estar en el cuarto de Aome fue al de Söta, pero lo encontro ya dormido así que solo le dio un beso en la frente y lo arropo bien.
- Rin - llamó su atención Izayoi - ¿que piensas hacer ahora?
- Pues seguir con mi vida, a parte no estoy sola te tengo a ti, a mis hijos, a Sango, a mi cuñado, a Frederich y a mis sobrinitos - esto último lo dijo con una sonrisa un tanto burlona, a la cual Izayoi correspondió ya que sabia a que se refería - y también Naraku me esta ayudando mucho con la empresa.
Izayoi solo puso cara de fastidio, no sabia por que pero simplemente ese hombre nunca le dio buena espina.
- Vamos no hagas esa cara, él es un buen amigo, Kohaku lo quería casi como a un hermano.
- Pues si, pero a mi simplemente no me cae bien - y justo en ese momento lanzaba al aire un sonoro bostezo - tengo mucho sueño creo que mejor me voy a dormir, que descanses hermanita - le dio un beso en la mejilla a Rin, el cual ella regreso a Izayoi.
- Tú también Iza que descanses.
Era el día en que iban a ir por Sango ó mini Sango como la llamaba Rin, ya que se parecía mucho a Sango cuando era una niña, ya habían dejado a Aome en la escuela y a Söta en el jardin de niños, por cierto él tiene 5 años, y ahora se dirigian al orfanato donde estaba Sango.
- Ahora le traemos a la niña - decía una señora ya mayor, a Rin - esta en el patio, en un momento regreso.
- Gracias.
- Tranquila, serénate.
- Tengo miedo a que me rechace y no quiera venirse conmigo - decía con una mueca de tristeza.
- Como crees que va a hacer eso si esa niña te adora, después de su mamá, tú eres una de las personas más importantes en su vida - decía con una tierna sonrisa y poniendo una mano en el hombro de su hermana logrando así tranquilizarla.
No sabía como, pero Izayoi siempre encontraba la manera de tranquilizarla, desde que eran unas niñas e Izayoi junto con su mamá llegaron a la casa del papá de Rin, desde ese día se hicieron muy buenas amigas, Rin solo tenia 10 años e Izayoi 12. Izayoi y Rin son hermanastras, y cuando Rin tenía 19 años su padre murio, y al ser menor de edad se quedo al cuidado de su madrastra. Con la cual no tenía muy buena relación, pero tenia a Izayoi que la defendía de todo aquel que le quisiera hacer daño.
-Mira, ya la trajeron- señalando hacia la puerta, donde ven entrando a una niña de cabello café y piel trigueña, de apenas 10 años, al igual que Aome, lo unico que no se alcanzaba a notar era el color de ojos que tenía ya que los mantenía cerrados.
- Tía, ¿donde estas? - decía Sango con sus manos al frente tratando de encontrar a Rin - tía, tía.
- Sanguito, corazón, aquí estoy - acercándose para que la niña pudiera tocarla, abrazándola - te extrañe mucho mi niña - mientras la estrechaba con fuerza y a la vez ternura entre sus brazos.
Como extrañaba que alguien la abrazara así, hacia ya 1 semana que estaba en ese lugar, sola y también hace una semana que todo en su mundo era oscuridad, ya no veía el amanecer, la belleza del firmamento en la noche, por que hace 1 semana que había quedado ciega en la explosión de su casa donde su mamá y su tío murieron y unos fragmentos la hicieron perder la vista. Después de firmar los papeles para la adopción se fueron con un doctor amigo de Rin y Kohaku, para que revisara a Sango. Al terminar de revisarla y Rin ver el rostro del doctor supo que no tenía buenas noticias.
- Iza por que no llevas a Sango a comprar algún dulce.
Izayoi entendió la indirecta de Rin, también había logrado ver el rostro del doctor - vamos Sango.
- Bien Frederich tu cara no me da muy buenas noticias, dime todo sin rodeos, por favor - decía con cara suplicante.
- Entonces, ¿quieres todo sin rodeos? - Rin solo asintió con la cabeza, y él continuo - Rin ella ya no va a poder volver a ver, sus retinas están muy dañadas, no solo sus retinas sino que todo el ojo también y según veo, con ninguna cirugía puede recuperar su visión.
Rin lo único que pudo hacer fue llevarse las manos al rostro y llorar mientras negaba con la cabeza.
- No, no dime que no es verdad, por favor.
- Lo siento mucho Rin, pero aún hay una esperanza - logrando así captar la atención total de ella-no recuperara la vista, pero si podría llevar una vida normal, según vi, su sentido del oído se ha desarrollado mucho al igual que su olfato, así que con tu ayuda y la de tú familia ella podrá llevar una vida más o menos normal - le decía con una sonrisa tranquilizadora, ellos son amigos desde que iban en la preparatoria, ella lo considera casi como un hermano y él a ella la ve como la hermana que nunca tuvo al igual que a Kohaku lo veía como un hermano y enterarse que había muerto le dolió mucho - yo se que eres fuerte y conocí a Sango se que ella tambien era muy fuerte y confío en que su hija heredo su fortaleza.
- Gracias Frederich, tienes razón ella es muy fuerte – dijo eso sonriendo dulcemente.
Como toda la ropa de Sango se quemo en el incendio pasaron al centro comercial a comprarle algo de ropa y también por algo de comida japonesa, a Izayoi se le habia antojado. De regreso pasaron por Söta al jardín de niños, quien al ver a Sango corrió a los brazos de ella quien, gracias al aviso de Rin, lo recibía con los brazos abiertos
- Sango, ¿ya puedes ver? - pregunto el pequeño mirando sus ojos cerrados
- No Söta, aún no, pero te prometo que para cuando tu te cases ya voy a poder ver y podre verte - le dijo con una sonrisa triste, ella sospechaba que sus ojos habían quedado muy dañados y que ya no podría volver a ver.
- Pero falta mucho para cuando me case, a parte primero te tienes que casar tú - tocándole la nariz al finalizar.
Sango solo rio ante el gesto del pequeño, pero ¿quien iba a querer casarse con una ciega?, ni siquiera por lastima, el pensar que nunca sentiría lo que es ser amada la ponía muy triste, ya que siempre había soñado con casarse de blanco y ser entregada por su tío, pero ya ninguna de las 2 cosas se podría hacer realidad.
- Ya vámonos, comemos y después vamos por Aome, ya te quiere ver, hasta me pidió que te durmieras en su cuarto - decía Rin con una gran sonrisa plasmada en los labios - no te preocupes vas a tener tu propio cuarto.
Llegaron a la casa y comieron. Cerca de las 5 p.m. fueron por Aome a la primaria, y al ver a Sango salto a sus brazos y le dio besos en ambas mejillas, en todo el camino no la soltó de su abrazo, ni siquiera dejo que Söta se le acercara. La quería tanto como se quiere a una hermana, ellas no solo eran primas sino que también las mejores amigas en todo el mundo.
Bien, espero y les guste, comenten si es así y si quieren el siguiente capitulo solo díganlo y lo subiré, aunque tardare un tiempo, mi tiempo, wow, no es mucho buubuu
