80 Es un buen número

by Gis Cullen


Disclaimer: Twilight y sus personajes pertenecen Stephenie Meyer y su Editorial. La historia que leerán a continuación me pertenece a mí.


FanFic dedicado a las locas de Sool Onuma, Yuriby Martinez y Danila Pereyra


Capítulo beteado por Mell Stefani.

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Capitulo 1: Doble personalidad

Isabella POV.

Bien Bella, hoy empieza tu primer día de este último maldito año en el Spartans de Forks, menudo nombre para un instituto. Sólo un día más y esta pesadilla termina.

Sentía sus ojos en mí —como siempre—, respiré hondo mientras terminaba de estacionar y tomé mi mochila del asiento. Estaba agradecida de que no necesitara lentes o aparatos para los dientes porque mi vida estaría realmente acabada si tuviera que lidiar con eso además de pesar más de 50 kilos. Salí de la camioneta y deslicé la mochila sobre mi hombro, guardando las llaves en mi bolsillo y cerrando la puerta. Mantuve mi cabeza en alto cuando entré al edificio, las mismas caras de siempre voltearon a verme. ¡Hijos de puta! ¿Qué mierda había hecho para ganarme su enemistad y odio? ¡Oh, claro! Lo olvidaba. En este tiempo una chica normal para la sociedad no debía pisar más de cincuenta kilos y mi hermoso cuerpo, claro estaba, no tenía ese peso, no. A mis 80 kilos los llevaba bien puestos y proporcionados, todo estaba donde debía. Tenía un buen culo, buenos pechos, mi cabello que me llegaba hasta la cintura era ondulado y bonito; mi rostro, bueno, creo que era mi mejor atributo, no tenía imperfecciones algo que sabía muchas de las flacas escuálidas estas me envidiaban.

Por supuesto mis ojos no se quedaban atrás. Los condenados eran de un extraño color verde, Charlie decía siempre que mis ojos se parecían a los de un gato y…

—¡Quítate gorda! —me gritó Tanya parándose frente a mí. Detrás de ella estaban las bastardas de su séquito, Jessica-puta-Stanley y Lauren-garganta profunda-Mallory. Suspiré rodando los ojos, ¿de dónde mierda habían salido?

Sólo aguanta un día más Bella —me dije mentalmente.

—Tienes todo el pasillo para pasar, Tanya… —expliqué con voz cansina ¿es no se cansaba de hacer siempre lo mismo?

—Tú obstaculizas "todo el pasillo", cerda… —Ella se rió y sus perras le siguieron— ¿Sabes? Deberías hacernos un favor y hacértelo a ti misma, deberías desaparecer de este mundo, tú le quitas espacio a las personas hermosas, ¿no es cierto, chicas? —ellas asintieron. Estaban mal si creían que me quedaría callada.

—Tengo una mejor idea —dije sonriéndoles. Los estudiantes ya se habían juntado a nuestro alrededor—, que tal si tú y tu séquito de zorras se fuman estos… —le sonreí mostrándoles a ellas los dedos groseros de mis manos.

—¡Maldita gorda asquerosa! —chillaron todas, en especial Tanya, que hizo una mueca con su rostro que evidenciaba claramente su operada nariz.

—Lo que sea, estúpidas… —dije esquivándolas aún con mis dedos levantados en el aire.

—¡Me las vas a pagar, cerda! —gritó cuando yo ya me había alejado riéndome.

Una vez sentada en mi banco, suspiré mirando hacia la ventana. El tiempo se había vuelto un poco más violento, había viento y los árboles se mecían de un lado a otro; siempre me asusto un poco cuando pasa esto, creo que jamás me acostumbraría al tiempo de este pueblo. Pequeñas gotas empezaron a golpear el vidrio de la ventana y maldije mi mala suerte por no haber traído un puto abrigo, pero qué mierda iba a saber yo que se estaba formando una tormenta si cuando salir de casa solamente estaba nublado.

La puerta del salón de clase se abrió y por ésta entró el rector del instituto. Miré mi reloj y habían pasado diez minutos desde que tendría que haber empezado la clase del viejo de biología. Se me hizo raro, él siempre llegaba puntual. El profesor Banner era tan viejo como Matusalén y si no, le llegaba raspando.

—¡Atención! —pidió el rector— El profesor Banner sufrió un accidente doméstico al querer salir de su casa para venir al instituto y fue inmediatamente llevado a un hospital —todos comenzaron a gritar que tenían hora libre, yo solamente rodeé los ojos; ahora me tendría que aguantar una jodida hora con todas las porristas y gran parte del equipo de football. Miré disimuladamente a Tanya y ésta hablaba con sus perritas—. ¡No se apuren! El profesor Banner llamó a uno de sus antiguos estudiantes, que aceptó venir de inmediato a cubrir el puesto vacante ya que de momento el profesor Banner no se podrá hacer cargo de ustedes y… —Se escuchó un golpe en la puerta y el rector miró para ver quién lo interrumpía— ¡Oh, aquí está el nuevo profesor! ¡Pase profesor! —gritó el rector.

Ni en mis más jodidos sueños me iba a imaginar que el nuevo profesor era tan joven. Bueno supuse que al ser el profesor Banner tan viejo, uno de sus estudiantes casi tendría que ser de su edad o unos años menos, pero no un profesor que para variar usaba pantalones de vestir a cuadrille en tonos rojizos, camisa blanca con un sweater gris, corbata a cuadrille también. ¿Tendrá un fetiche con los estampados escoceses? En fin, tenía una chaqueta color chocolate oscuro de terciopelo. ¿De dónde había salido este tipo? Para terminar su extraño pero bonito "outfit" unos lentes de montura negra. Definitivamente este profesor era un preferido del viejo Banner, no por nada lo había mandado para suplantarlo, el hombre debía de ser tanto o más aplicado que Banner, él no siempre recomendaba a profesores nuevos y mucho menos jóvenes.

No presté atención a lo siguiente que dijo el rector; deje que simplemente siguiera hablando. Fijé mi vista en la ventana y me pregunté si había cerrado la ventana de mi habitación. La condenada lluvia caía de costado y si había dejado todo abierto, mí casa sería una casa acuática en estos momentos.

—Disculpe señorita… —Miré a mi costado y mis ojos dieron justo con la cintura de un pantalón a cuadros ¡Diablos! Miré hacia arriba y casi más me atoro con mi saliva. El nuevo profesor me miraba con su ceño fruncido ¡Oh Dios mío! Sus ojos… ¡Mierda y yo que me quejaba de los míos! Sus ojos eran de un grisáceo oscuro casi azules y me miraban fijamente. ¡Joder! ¿Eso que había pasado por entre sus labios, había sido su lengua? Aclaré mi garganta y sentí la mirada de todo el curso sobre mí.

—Swan. Isabella Swan. —Sentí mis mejillas calientes y mi pierna comenzó a moverse como siempre lo hacía cuando estaba nerviosa.

—Bien señorita… Swan, quiere decirme lo que he dicho —Miré a mi alrededor y todos estaban conteniendo sus risas.

—¡Profesor, deje de perder el tiempo con esa gorda! Yo digo que… —El nuevo profesor se dio la vuelta y miró hacia dónde provenía la chillona voz, claro que sabía quién había hablado, pero la mirada que le dio el hombre a la reventada de Tanya fue para un momento Kodak.

El nuevo profesor, que hasta el momento no sabía su jodido nombre, se dirigió con su mirada gélida hasta pararse frente al banco de la rubia, ésta le sonrió y él rodó los ojos. ¡Él rodó los malditos ojos de gato! ¡Él… claro que lo hizo!

—¿Me puede decir su nombre, por favor? —Él cruzó sus brazos sobre su pecho, no sin antes acomodar sus lentes con su dedo medio. ¿Me parece a mí, o él le mostro su dedo medio con delicadeza?

La sonrisa roja chillona de Tanya se fue apagando.

—¿Y bien?

—T-Tanya Denali. —Él se dio la vuelta y caminó hacia la puerta del salón.

—Señorita Denali, le voy a pedir por favor que se retire de mi clase, se lo voy a decir por primera y última vez a usted y ¡a toda la clase! —dijo lo último levantando la voz y mirando a todos los presentes—. Yo no voy a tolerar las faltas de respeto en esta clase hacia ninguno de sus compañeros y eso incluye a la señorita Swan. —Volvió a fijar la vista en la idiota de Tanya que aún lo seguía mirando desde su banco—. En cuanto a usted señorita… No recuerdo haberle pedido su opinión, no me gusta que me interrumpan en las clases. Ahora le vuelvo a repetir… salga de mi clase. ¡Ahora! —Todos miramos a Tanya que se levantó de su asiento confundida y avergonzada.

¡Ja! Toma esa zorra —me dije para mis adentros mientras hacía un baile de victoria imaginario.

Estaba tan feliz mirando por donde había salido Tanya que no me di cuenta que el profesor se había vuelto a parar a mi lado. Me encogí de hombros. ¡Mierda, que no me haga salir a mí también!

—Señorita Swan, estoy esperan su respuesta…

—Yo… Uhm… ¿Po-podría repetir? Es que no escuché y… —Él apoyó sus manos sobre mi escritorio y se inclinó sobre mí.

—Si no estuviera mirando por la ventana cuando hablo, me podría responder perfectamente —Me sonrojé como una tonta.

—Lo siento, no volverá a pasar profesor… —¿Había dicho como se llamaba?

—Ve, si estuviera prestando atención sabría mi nombre… —Él se dio la vuelta y caminó hasta su escritorio— Señorita Swan la quiero ver después de clase —Fue lo último que dijo antes de seguir donde creo había quedado.

Las dos horas que teníamos de biología con el nuevo profesor habían pasado demasiado lento para mi gusto y suerte. El hombre de cabello castaño miraba en mi dirección más veces de las que a mí me hubiese gustado. Él explicaba una teoría celular que lejos estaba yo de prestarle atención, pero no había manera de que volteara a mirar por la ventana como quería porque cada vez que lo hacía el ridículo profesor, aclaraba su garganta de manera exagerada llamando mi atención.

Dejé de intentar mirar como la lluvia golpeaba con potencia el vidrio de la ventana y traté de atender a su discurso. Quería saber cuántos años tenía, era muy joven, no le daba más de veinticinco o veintisiete años tal vez. Él no tenía nada que envidiarle a nadie, estaba segura que sin los lentes sería un perfecto modelito de revista. ¡El condenado estaba como quería! ¡Se partía de lo bueno que estaba! Bueno, y qué decir de su trasero. ¿Por qué debía usar esos pantalones escoceses que se amoldaban a su culo como si fuera una segunda piel? ¡Ok, no! Estaba exagerando, pero sí que tenía un lindo culo.

¿Estaba pensando de esa forma sobre el profesor, del cual ni siquiera sabía el nombre?

Me quedé mirándolo fijamente y , claramente, él se dio cuenta. Y de pronto, un sonrojo muy leveaparecio en sus mejillas. Su voz se escuchaba nerviosa y algo ronca, ¿había empezado a tartamudear? ¿Dónde había quedado aquel profesor seguro de hace dos horas atrás que parecía llevarse el mundo por delante y que no le importaba sacarte de la clase? Ahora parecía un verdadero nerd. Sí, esas cosas por más grande que uno sea, no se quitan más. Si naciste nerd, así vas a morir. ¿De dónde mierda salió esa frase?

Finalmente el primer receso comenzó y todos salieron disparando. Cuando digo todos, eso me incluye a mí también. Tomé mi libro y cuaderno de apunte y los guardé en mi mochila. Casi estaba llegando a la puerta siendo empujada por el imbécil de Newton cuando lo escuché.

—Señorita Swan recuerdo haberle dicho que se quedara después de mi clase —Me quedé parada en mi lugar sin moverme ni darme vuelta, viendo como todos salían burlándose. ¡Hijos de puta!

Cuando ya no quedó nadie recién me di la vuelta y ¡joder! ¿En qué momento se había parado detrás de mí? Di un paso hacia atrás y fruncí mi ceño. Me estaba comenzando a poner nerviosa y de pronto sentí que la temperatura del ambiente aumentaba. No aguantaba su mirada fija en mí.

¿Este hombre era bipolar o qué?

Aclaré mi garganta y lo rodeé para pararme frente a su escritorio a esperar que dijera lo que sea que iba a decirme. Él exhaló de manera exagerada y caminó hasta sentarse en su silla.

—Señorita Swan —dijo mirandome fijamente—, no me gusta que mis alumnos no presten atención en clases. Si no le gusta estar presente, yo no me voy a oponer a que usted se saltee las clases, no soy yo el que se perjudica, pero… —¿Qué? ¿Saltearme sus clases?

—Profesor… —Mierda, ni siquiera sabía como se llamaba— No volverá a pasar, se lo prometo y por supuesto que no me quiero saltear sus clases, es mí último año no quiero…

—Bien, entonces que sea la última vez que no me presta atención —señaló, levantándose de golpe, apoyando sus manos en el escritorio, se inclinó hasta quedar frente a mi rostro y habló de manera calmada pero fría—. Quiero que sus ojos estén conmigo, no quiero que mire a otro lado, ¿ha entendido? —Asentí, por inercia a hacer algo.

Una imperceptible sonrisa apareció en sus labios pero enseguida se fue. Volvió a sentarse en su asiento.

—¿Pu-puedo retirarme? —asintió sin dejar de mirarme a los ojos.

Me di media vuelta y caminé hacia la puerta, la abrí pero antes recordé que me estaba olvidando de algo.

—Profesor, ¿cuál es su nombre?

—Edward Cullen… Quiero decir, profesor Cullen —aclaró corrigiéndose enseguida.—. Que no se vuelva a repetir señorita Swan —Negué con mi cabeza.

—Hasta mañana, profesor Cullen. —Él asiento con la cabeza y yo salí casi corriendo del curso.

Llegué a la cafetería y literalmente tiré la mochila sobre la mesa. La conversacion con Cullen me había dejado fuera de juego, ¿a qué se refería con que no dejará de mirarlo? ¿Es qué acaso era de esas personas que le gustaba que lo estén viendo? ¡Que tipo más raro! Y guapo… y que ojos… y su boca. ¡Oh Dios!… ¡Y qué buen culo!

Ya idiota… Deja de ser tan calentona, por poco y hoy te hecha a ti también de la clase. —Esto de hablarme a mí misma servía para aplacarme de vez en cuando.

—¡Bella! —Lo que me faltaba.

—¡Hola Alice! —Fingí una sonrisa. Sí, la enana como todos la llamaban, que trabajaba en la biblioteca del instituto era mi única mejor amiga ¿Qué tan patética podía llegar a ser?

Tenía de mejor amiga a una chica mucho mayor que yo, bueno no tanto, sólo me llevaba cinco años. Cuando Alice llegó como reemplazo de la antigua bibliotecaria inmediatamente nos hicimos amigas. Al parecer la energía que ella siempre llevaba encima no a muchos les gustaba y no muchos sabían tratar con ella. En cambio a mí me agradaba y mi hermosa figura de hada curvilínea no era un impedimento para que seamos amigas, eso fue lo que me dijo cuando un día le planteé los problemas que estaba teniendo por culpa de mi cuerpo y que a los demás eso les afectaba.

Alice siempre se daba cuenta si algo pasaba, simplemente no podía ocultarle nada. Y esta vez no iba a ser la excepción.

—¿Qué pasa Bella? ¿Alguien te dijo algo? —Negué con la cabeza. ¿Cómo le decía la situación extraña que viví hoy con el profesor?

—No tuve un buen primer día… Eso es todo. —Ella se relajó pero estaba segura que no lo dejaría pasar.

—Ya te dije que dejaras de hacer caso a lo que los demás digan de ti, eres hermosa y que los demás se vayan a la mierda. —Me reí junto con ella,

—Lo sé y sabes que no me quedo callada cuando tengo que mandarlos a la mierda, pero a veces me cansan. ¿Es que no se dan cuenta que ya el próximo año cuando vayan a la universidad nadie sabrá quiénes son? —Ella me comprendía como nadie— Dejemos de hablar de esos imbéciles y cuéntame cómo te fue en las vacaciones con Jasper.

Hablamos por un rato y nos reímos de cada anécdota que ella contaba. Hasta me había traído un obsequio.

—No debiste molestarte…

—No es nada, pero no te lo traje al instituto porque quiero que sea una sorpresa y que lo usemos hoy en la noche —dijo muy segura de sí misma. ¿Hoy en la noche? ¡Puff! Estaba loca si creía que hoy saldría.

—Alice estás mal si crees que hoy saldré, mañana tengo clases. ¿Sabes cómo vendré? ¡Con las almhoadas pegadas en la cabeza!

—¡Oh vamos, será divertido! Saldremos con Jasper —Ella se quedó callada—, quiero que lo conozcas. —Juntó sus manos— ¡¿Por favor?! —preguntó haciendo su clásico puchero mortal.

—¡Maldición, de acuerdo! Pero no me quedaré hasta muy tarde. —Ella se carcajeó y saltó en su silla— ¡Alice compórtate! Recuerda que tú eres la adulta y yo la adolescente. —Se hizo la desentendida y seguimos hablando por el rato que duro el receso.

Cuando la campana sonó, guardé los paquetitos de las barras de cereales que había comido con Alice. Sabía muy bien que yo era una chica "grande" pero aun así, trataba de comer bien, pero la maldita genética era un perra y esta vez yo había salido perdiendo. Que se le iba a hacer, mis huesos eran grandes.

Salimos con Alice de la cafetería y nos saludamos prometiendo vernos en el próximo receso.

—¡Oh Bella me olvidaba! Pasaremos a buscarte con Jasper a eso de las ocho… Por favor ponte bonita… No me mires así, yo sé que tú cuando quieres puedes parecer toda una zorra. —Hice una mueca de asco— Ya, ve como quieras, sólo bromeo. —Rodé los ojos y comencé a caminar hasta mi segunda clase.

El resto del día pasó sin contratiempo o por lo menos ninguno fuera de lo normal. Que me llamaran gorda, cerda, asquerosa, ¡muérete infeliz! Sí, hasta ese punto de crueldad llegaban. Ni modo, sólo era cosa de esperar, faltaba poco y no dejaría que nadie me lastimara.

Ya para la tarde me di un relajante baño. Le había pedido permiso a mis padres para salir, siempre prometiendo que no llegaría tarde y que Alice me dejaría en la puerta de casa.

Luego del baño me dediqué gran parte del tiempo a decidir que ponerme. Algunas de las prendas que tenía me estaban quedando un poco grandes ya que el cuidarme más seguido con las comidas y salir a caminar por las tardes estaba haciendo efecto; y eso me ponía contenta y hasta exitada. Elegí un vestido azul oscuro. El vestido había sido un regalo de Alice, según ella el corte de éste era uno que me favorecía, me llegaba hasta por arriba de las rodillas y era cruzado en la parte más chiquita de mi cintura. Suspiré pensando que a lo mejor era mucho, pues ni modo, era lo único presentable que tenía. Dejé mi cabello suelto y me maquillé de manera sutil. Ya estaba casi todo listo, sólo faltaban mis zapatos, pero ni borracha usaría tacones, opté por unas bailarinas negras de charol.

Sentí la bocina del auto de Alice y me alarmé, miré la hora en mi celular y todavía faltaban quince minutos. ¡Maldita Alice! Tomé todo lo que pude en mi bolsito y salí disparando. Cuando estaba llegando a la puerta Renée me frenó.

—Hija, ¿a dónde van, que estás tan arreglada? —me miré.

—Voy a conocer al novio de Alice, ¿es mucho? —Ella negó con una sonrisa.

—Estás hermosa como siempre… Pásala lindo y no llegues tarde, ya sabes lo que tu padre dijo. —Asentí, besando su mejilla y salí de la casa.

Cuando llegué al auto de mi amiga sólo estaba ella. Me subí y Alice arrancó, haciéndome salir disparada.

—¿Y Jasper?

—Nos veremos en el bar —¿Qué bar? La miré mal.

—Pensé que iríamos a comer algo, Alice… Tú sabes que yo no tengo edad para beber alcohol. —Ella sonrió con esa sonrisa pícara que me hacía dudar de haber venido.

—No te preocupes, el mejor amigo de Jasper es el dueño del lugar —dijo como si nada.

—¿Tú conoces al amigo de Jasper? ¿Cómo sabes que me dejará beber o pasar siquiera? —pregunté algo ofuscada. ¡Maldita enana!

—Cariño, estás hablando con Alice… Tú bien sabes que conmigo nadie puede y no, no conozco al amigo de Jasper. —No dije nada y guardé silencio hasta que llegamos al bar.

Alice estacionó a una cuadra, pues bien se jodía ella, ella era la que traía tacones, no yo.

Al llegar a la puerta Alice se identificó y solo dijo "ella viene conmigo", el de seguridad asintió con la cabeza y nos dejó pasar. Traté de relajarme, no iba a ser una buena compañía si estaba con cara larga, así que me propuse pasarla bien.

El lugar estaba bastante lleno, las mujeres y hombres reían, algunas bailaban y otras simplemente compartían bebidas en la barra. Alice me hizo caminar hasta un sector del costado de la barra y un chico rubio le hizo una seña para que se acercara a él. Alice pegó un gritito y me tomó del brazo haciendo que me apurara.

—¡Amor! —gritó envolviendo sus brazos alrededor del cuello de su novio. Le dio un beso y luego se separó haciendo un paso para atrás— Bebé… ella es Bella, mi mejor amiga; Bella, él es Jasper, mi novio. —El chico se acercó y me dio un beso en la mejilla.

—Un gusto Bella, Alice suele hablar mucho de ti —le sonreí.

—El gusto es mío y déjame decirte que la que siempre habla de ti es ella, tienes una novia súper hiperactiva.

—Dímelo a mí…

—¡Oigan… sigo aquí! —Todos reimos.

Jasper pidió bebidas para todos excepto para mí que pidió un trago de jugo de frutas con energizante. Estabamos entretenidos y divirtiéndonos, pasándolo realmente bien. Hasta que Jasper se paró de su lugar y agitó su mano como tratando de llamar la atención de alguien.

—¿A quién trata de llamar? —le susurré a Alice.

—A su amigo, estamos esperándolo. —La miré como preguntando— ¿Qué, acaso no te lo dije? —niego con mi cabeza.

—Claro que no lo dijiste, pensé que solo seríamos los tres, Alice.

—Bueno, uno más uno menos, ¿qué nos hace? —Ella se encogió de hombros— Es el dueño del lugar, era obvio que iba a estar con nosotros —suspiré.

—Aun así, me hubiese gustado que me lo dijeras. —Ninguna de las dos dijo nada porque justo en ese momento alguien se paró detrás de las dos.

—¿Por qué esa cara Eddie? —pregunta Jasper a quien sea que se haya acercado a nuestra mesa.

—Los proveedores son unos hijos de puta… —Y eso fue lo único que tuvo que decir el extraño amigo de Jasper para darme cuenta de quién mierda se trataba— ¿No me presentas? —Abrí mis ojos como plato y tragué grueso.

¡Por favor tierra, ábrete aquí mismo y trágame! —me decía mentalmente y por otro lado ¡¿él había dicho hijo de puta?!

—Claro, esta hermosura de aquí es el amor de mi vida, Alice… Amor, él es mi mejor amigo. —Alice quién ya se había parado y colocado a la par de su novio extendió su mano y ambos se saludaron— Y ella es Bella, la mejor amiga de Alice… ¿Bella? —Aclaré mi garganta y me paré de mi lugar, aún no me había dado la vuelta pero esperaba que para cuando lo hiciera, los nervios no me jueguen una mala pasada.

Me di la vuelta con mi cabeza gacha.

—Bueno, si no levantas tu cabecita no podré ver lo bella que eres… Soy Edward Cullen. —¡Joder!

Suspiré y después de tragar el resto de saliba de mi boca, levanté mi cabeza y lo miré. Juro por todos lo putos santos que casi me voy de culo al ver semejante espécimen de hombre. ¿Dónde demonios había quedado el profesor nerd? Mi profesor nerd.

¡Puta madre! Si hasta parecía un modelo de Calvin Klein.

El profesor Cullen, que ahora era todo menos mi profesor de biología, no era ese hombre que hoy me había reprendido por no haberle puesto atención a su clase, no. Este Edward Cullen, que tenía ahora frente a mis narices, era todo un espécimen de hombre. ¿Dónde había dejado sus pantalones escoceses, su corbata y sus lentes? ¿Quién era éste hombre que se me presentaba con el nombre de mi profesor?

Él al darse cuenta quién era yo, frunció su ceño y miró a su alrededor, luego volvió a mirar a Alice y soltó una pequeña risa. Fruncí mi ceño ¿Ahora qué mierda le pasaba?

Aclaré mi garganta y él volvió a mirarme, pero esta vez no solo miró mi rostro, sino que reparó en cómo iba vestida. Claramente vi como levantaba una ceja al ver que llevaba un vestido. ¡Cabrón! ¿Qué solamente las de 60-90-60 pueden usar vestidos?

Yo no tenía por que esconderme, era él quién tenía dos personalidades diferentes. Irguiéndome orgullosa y levantando muy bien mi frente hablé:

—Un gusto… Aunque ya nos conocemos, ¿no es así, profesor Cullen? —Sus ojos flamearon y esa tonalidad extraña de sus ojos se volvió más oscura al escuchar que le decía profesor.

—Señorita Swan, ¿qué hace aquí? —preguntó casi gruñendo.

—¿Qué? ¡Por favor! No estamos en el instituto, así que no tengo por que decirle nada y ahora con su permiso… Voy… a bailar, ¿sí? —Miró a Alice y ella se veía tan o más confundida que yo. ¿Acaso no sabía quién era el mejor amigo de su novio? ¿Ella trabajaba en el jodido instituto y no lo conocía? Pasé junto a ella y me apresuré a llegar a la pista. ¿Por qué tuve que decir que iba a bailar? ¡Yo y mi bocota!

No pude llegar muy lejos porque sentí que alguien me tomaba de los brazos por detrás logrando que detuviera el paso.

¡Oh rayos! ¿Eso que siento en mi espalda es un pecho? ¡Joder, joder!

—Tú no vas a ningún lado sin hablar conmigo antes —susurró el profesor Cullen en mi oído. Un escalofrío recorrió toda mi espina dorsal al sentir como su aliento golpeaba mi piel. ¡Él había susurrado en mi oído! ¡Mi profesor de biología me estaba susurrando! ¡detrás de mi espalda!

¿Eso se podía? ¿Podía un profesor susurarle de esa forma a una alumna? ¡Al diablo con lo que no se podía! Me gustaba eso, realmente se sentía bien. Y di por sentado que algo peligroso y excitante surgiría entre los dos cuando el muy condenado se apretó a mi trasero haciendo que sientiera toda su anatomía, y cuando decía todo, era todo.


Bueno si, sera un longfic, pero no tanto, solo hasta que la historia de... ahora a lo que se amerita ¿Que les parecio? ¿Vale la pena? ¿Merezco reviews?

Gracias a todas las chicas que incistieron para que comenzara con la lectura de los older :p me retracto de todo lo que dije... lo siento.

ahora si me despido y nos vemos en el proximo cap

(no se olviden que tengo otras historias que valen la pena)

las quiero

***Gis Cullen***