Disclaimer: Sakura Card Captor le pertenece a sus respectivos dueños (CLAMP), yo no tengo ningún derecho sobre la serie (? Esto es sin fines de lucro.


Prologo.

Amor mío, algún día morirás, pero estaré cerca detrás, te seguiré en la oscuridad

Ninguna luz cegadora ni túneles hasta puertas blancas, sólo nuestras manos agarradas bien fuertes, esperando por el anuncio de una chispa, si el cielo y el infierno deciden, que ambos están satisfechos.

-I Will Follow you into the dark

Allí estaba, la cajita musical que su mejor amiga le había regalado cuando eran unas niñas, era rosa y tenía a una bonita bailarina que giraba cuando se le daba cuerda soltando una hipnotízante melodía. Tomoyo observó la caja con el ceño fruncido y le dio la espalda, ya de por si había tenido un horrible día como para ponerse a recordar cosas tan deprimentes.

Su nombre era Tomoyo Daidouji, tenía 16 años, estaba en un internado para chicas en Inglaterra, ah, y había tenido el peor día de su vida.

Había comenzado su mala suerte durante sus clases y había terminado con el incidente del centro comercial que le había costado muy caro.

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Se cepillo el pelo y se hizo una larga trenza, le sonrió a su reflejo con malicia como cada tarde después de haber terminado sus clases y deberes, era hora de irse.

Salió de su habitación con cuidado, una bolsa al hombro y se dirigió a los jardines del gran internado, se metió entre un montón de arbustos y camino hasta la reja de metal que marcaba la diferencia entre el internado y las calles donde la gente caminaba despreocupada. Estaba prohibido salir fuera del internado sin un permiso especial, ni siquiera en vacaciones –a menos de que su madre la sacara para estar con ella, algo que nunca sucedía- y en teoría era imposible salir de ahí por la extrema seguridad que tenía.

-Te vez realmente hermosa hoy, como de costumbre, pero puedo notar que tu día no ha sido exactamente grato ¿Ha sucedido algo, cariño?-le sorprendió una voz enfrente de ella.

Un chico le sonreía divertido frente a ella, era realmente apuesto con un porte distinguido, con el pelo negro-azulado y unos preciosos ojos azules, un príncipe para cualquier chica. Tomoyo suspiró aliviada y le devolvió la sonrisa.

-Eriol, me has asustado, si bueno… he tenido un día malo, nada que no pueda manejar-respondió la chica acercándose más- ¿Me vas a sacar? Tengo muchas cosas que contarte, además ¿Recuerdas el centro comercial dónde estamos vetados? ¿Quieres ir?

El chico sonrió retorcidamente y con un chasquido de dedos la sacó a la calle, ella era tan divertida cuando se lo proponía, como amaba a esa chica.


-Sakura ¿Estas bien?

-Sí, no te preocupes, Syaoran.

La castaña sonrió tristemente volteando a mirar a su novio.

-Sakura… ¿Quieres llamarla? ¿Verdad?

Sakura suspiró, tres años atrás había tenido una horrible pelea con su mejor amiga, había sido su culpa, lo sabía muy bien y ella se odiaba por ello. Le había tenido envidia, de que Tomoyo fuese tan perfecta, tan linda, tan amable, tan educada…con un alma pura y fresca, una personalidad calmada y empática, por ello en primer lugar era su mejor amiga.

La castaña abrazó a su novio buscando ser consolada, Syaoran le correspondió con cariño, sabía que su novia estaba muy triste.

Tomoyo… cuando Sakura la había insultado y gritado en un arranque de ira –de esas que solo dan en la edad de la punzada- ella había permanecido calmada, con una cara de confusión sin saber que había hecho mal, Tomoyo había tratado de calmar a su amiga pero todo se había arruinado cuando al día siguiente en un berrinche la castaña había soltado un rumor horrible sobre la morena. Al poco el rumor se había extendido por toda la escuela y a la afectada se le había excluido, se le había convertido en una marginada. Sakura la admiraba a pesar de todo, porque había afrontado todo con una madurez y tranquilidad increíble, justó cuando iba a disculparse –después de ser sermoneada por su novio- Tomoyo dejó de asistir, no supo a donde había ido y le daba vergüenza presentarse ante la madre de Tomoyo –que de hecho era su tía-

-¿Sabes? La extraño mucho, a un que la culpable fui yo-Susurró apoyándose en su novio.

El Cataño la miró también con un poco de tristeza, él también sabía que Sakura no había tenido toda la culpa, después de todo, ella había pasado por momentos muy difíciles y cambios drásticos durante ese tiempo, ella era muy delicada con algunos asuntos.

El castaño la separó de él y la miró formando una sonrisa.

-¡Ya se! Las vacaciones de primavera están a la vuelta de la esquina. ¿Qué tan si la buscamos? Mejor tarde que nunca.

A Sakura se le iluminaron los ojos.

-¡Eres increíble! ¡Sera genial!-Terminó por decir besándolo.

Syaoran sonrió, le encantaba ver a su novia contenta.


-¿Saben que lo que hicieron es grave? ¿Verdad?

Tomoyo bajó la mirada nerviosa con la adrenalina corriéndole por las venas, Eriol la imitó.

El policía frente a ellos suspiró cansado.

-Soltar a todos los animales de la tienda de mascotas, activar las máquinas de helado del segundo piso, desactivar el generador de energía, tirar toda esa ropa al suelo, haber aventado arena a los niños, asustar a la gente casi tirándolos, poner furiosos a los empleados por su mala educación, soltar a todas esas ratas en ese espacio de comida, pegarles chicles a los asientos para que se les pegara a todos… por eso no los dejaban entrar ¿No es así? Hanna, Harry.

Los dos chicos aguantaron la risa y fingieron profundo arrepentimiento, si, habían hecho todo eso, sin magia, eso era todo lo más divertido del asunto, además con el glamur que tenían no los reconocerían, estaban en problemas y eso les divertía a ambos de sobre manera, estar en ese despacho escuchando los sermones del policía y los gritos de la gente todavía afuera.

Eriol se tocó la oreja y Tomoyo supo que esa era la señal, antes de que el policía reaccionara la chica lo pateo en los bajos y tomando la mano de Eriol huyo del despacho hacia el centro comercial hecho un caos, había varias cámaras de televisión, seguramente estaban en las noticias y Tomoyo supo que se habían pasado, pero en vez de asustarse se emocionó a un más.

Claro, antes de oír los disparos provenientes detrás de ellos, ambos empalidecieron. Eriol la arrastro a una esquina para perderlos y saco su báculo, desapareciendo a ambos.

-¿Estas bien? –Susurró un preocupado Eriol.

Tomoyo asintió con la cara seria y jadeando por el cansancio, al igual que a Eriol el sudor le caía por la frente, estaban exhaustos y asustados, porque nunca les había sucedido nada igual, los disparos eran preocupantes.

-Debemos dejar de hacer esto, el vandalismo a tan grande escala, ya sabes-Susurró Tomoyo de vuelta, expresando lo que Eriol no se atrevía a decir.

El chico asintió, cuando Tomoyo volteó a ver a Eriol se sorprendió al verlo comenzar a derramar lágrimas, se apresuró a secarlas pero cada vez eran más y Tomoyo se dio cuenta de que era por su culpa.

Lo abrazó.

-Nunca volvamos a hacer eso ¿Quieres? Sabes…me da miedo que pueda perderte y este miedo se sintió muy real.-Susurró Eriol, Tomoyo comenzó a llorar también.

Al día siguiente Eriol no se presentó en la reja, ni a la siguiente semana, ni a la siguiente.