Disclaimer: Ranma 1/2 le pertenece a Rumiko Takahashi pero la historia es mía, pero no busco lucro ni ganancia.

Esta historia participa del concurso "La persona más importante" del foro Ranmaniáticos.

Prompt #05— Madre con muchos hijos.

Hoy Kasumi volvió a ayudarme en la cocina. Siempre ella tan hacendosa, se nota que será una buena esposa. Aunque al principio le costaba mucho cocinar, poco a poco ha ido aprendiendo y me alegra mucho. Ella y yo llevamos la comida a la mesa para la hora de almorzar. Es un bonito fin de semana, tengo una familia maravillosa y no hay nada de qué quejarse, ¿verdad?

— ¡Qué bien se ve!—exclama mi marido al sentarse para almorzar. Él y Akane se ven cansados, ambos estaban en el dojo practicando como siempre. Después, baja Nabiki-quien estaba en su cuarto leyendo-y toda la familia estaba completa. Estos momentos son tan hermosos, hay tranquilidad en el entorno y no hay problemas, por ahora.

Empezamos a comer, Kasumi está un poco nerviosa pues ella sola hizo el arroz, un plato esencial para nosotros. Me hace acordar a cuando era niña y mi madre me educaba para cumplir mi deber como futura esposa y madre. Y ahora es mi deber transmitirlo a mis tres hijas. Comemos con tranquilidad, Akane le comenta a su padre sobre un movimiento que quiere que le enseñe mañana en la tarde. Nabiki, por su lado, habla con Kasumi.

—Kasumi, ¿qué tal vas con las lecciones que te da tu madre?—pregunta Soun.

Kasumi interrumpe su charla con Nabiki y desvía la mirada.

—Estoy mejorando, papá—responde un poco tímida y con las mejillas coloradas.

Hace un par de semanas, Kasumi nos dijo que quería dejar de practicar artes marciales porque quería aprender cómo ser una buena esposa y madre y que yo le enseñara. Me sorprendí ya que a ella le entusiasmaba mucho practicar con su padre.

¿Por qué quieres dejarlo?— pregunté.

Kasumi bajó la vista. Su flequillo opacó su vista.

Lo siento, fue una tontería. Olvídenlo, me voy a dormir. Buenas noches—. Se levantó e intentó irse a su cuarto.

Tu madre te hizo una pregunta, Kasumi. Debes responder—ordenó mi esposo.

Lo miré, vi que estaba muy consternado por lo que dijo ella, al igual que yo.

Eh... Yo no siento que esto de las artes marciales sea lo mío, me divierto cuando estoy con mamá, ayudándola en la cocina y en las labores. Por eso quiero dejar de entrenar, lo siento. No es que no me guste estar contigo en el dojo pero quiero que mamá me enseñe todo lo que sabe de cómo tratar a una familia. Por favor, entiéndame.

Kasumi, ¿estás segura de eso? Claro que me gusta estar contigo y que me ayudes pero tú sabes bien que eres la heredera de la escuela Tendo y tienes un deber, no puedes dejarlo así nada más. Creo que estás confundida, es mejor que lo pienses bien y luego tomes tu decisión.

Pero será muy tarde— musitó.

¿A qué te refieres?—pregunté contrariada.

Se vio descubierta y contestó atropelladamente: —Es que... Y-yo ya no soy una niña y t- tengo que tomar ahora mismo mi decisión. Sé que tengo solo diez años pero estoy segura de que quiero aprender a ser una buena esposa y madre, como mamá. Eso es lo que quiero y debo hacerlo Nabiki es indiferente a todo lo que tiene que pasar con la herencias y lo que compete esa responsabilidad pero—dudó—, Akane puede llevar el dojo y yo la tradición de mamá.

Los dos nos quedamos estupefactos por la confesión de Kasumi, ninguno de los dos abrió la boca para responderle. Y ella, insólitamente, se arrodilló y agachó la cabeza hasta el suelo.

Les pido, por favor, que acepten mi decisión—suplicó.

Hija, está bien. Puedes dejar de ser la heredera pero tienes que aprender a defenderte, por lo menos. No sé lo que haremos para acomodar tus horarios pero ya nos arreglaremos—dijo Soun pensativo.

Kasumi levantó la cabeza y nos sonrió.

Gracias.

Pero no pienses que será sencillo, Kasumi. Tienes que ser muy paciente y no rendirte, considéralo como una nueva disciplina—advertí.

Claro, mamá. No me rendiré, estaré bien. Muchas gracias.

Luego de que las niñas se durmieran, Soun y yo conversamos muy preocupados acerca de que la precipitada elección de Kasumi. Temí de que se hay enterado de la verdad, Soun también sospechaba de eso así que lo mejor era fingir que todo estaba bien y cuando fuera necesario, confesarle todo.

Sentí un dolor terrible en la parte baja del abdomen. Supongo que hice una mueca porque Akane me preguntó qué me pasaba yo contesté que nada. Kasumi solo me miró sin decirme nada. Supongo que tendré que decirle la verdad.

—Kasumi, felicidades. El arroz que hiciste está muy rico. Has mejorado mucho— comenté.

— ¿Tú lo hiciste? ¡Muy bien, Kasumi!— dijo Akane.

Empezaron a llover halagos para ella y con cada palabra que le decían, su rostro se sonrojaba cada vez más. Ella intentaba calmarlos, decir que no era nada pero fue en vano. Nuestra comida pasó entre risas y charlas.

Luego de una hora, Nabiki y Kasumi fueron a entrenar con su padre. Como Kasumi, Nabiki solo aprendería lo básico. Y yo fui con Akane a estudiar para sus exámenes que comenzarán mañana.

Así pasó el día, sin apuros ni complicaciones. Ahora estoy echada en mi cama junto a Soun. Él ya está dormido pero yo no puedo conciliar el sueño. Tengo miedo, Kasumi ya sabe que hay algo mal conmigo y lo más probable es que Nabiki ya lo sospeche. ¿Qué voy a hacer ahora? Debo apresurarme en terminar el diario de cocina para mis hijas y enseñarle a Kasumi todo lo que sé y rápido.

Debo aprovechar cada segundo que paso junto a ellas y a Soun. Me levanté de la cama y fui a la sala, prendí la luz y empecé a escribir cuatro cartas.

Cuando termine escuche pasos bajando por la escalera, era Soun.

— ¿Qué haces?

—Tengo que asegurarme de que estarán bien, ya no me queda mucho tiempo aquí. Lo sabes muy bien.

Las lágrimas empañaron mi vista. ¿Por qué la vida tiene que ser tan dura? Todo estaba tan bien, una familia bella, no hay más que pedir excepto salud. Estaba molesta, furiosa conmigo misma. Soun me consoló abrazándome.

—Ya no llores, solo queda vivir al máximo.

Asentí, limpié mis mejillas con el dorso de la mano.

—Mamá, ¿por qué lloras?— preguntó Akane que estaba a mi costado.

—Nada, solo quería tomar agua pero empezó a dolerme mi estómago—mentí.

—Ten— Kasumi me tendió una tasa con té.

Nabiki me trajo un pañuelo. Ella se dio cuenta de mis lágrimas. Supongo que tendré que decirles. Puse la taza en la mesa y me limpie el rostro.

—Hijas, saben que las quiero mucho. Ustedes son lo más preciado para mí, prométanme que siempre estarán unidas y que apoyaran a su padre en todo.

— ¿Por qué nos dices todo esto? — preguntó Nabiki—. ¿Hay algo malo?

Soun me apretó la mano dándome su apoyo.

— Solo prométanmelo, por favor.

—Sí, mamá—-dijo Akane.

—Lo prometo —dijo Kasumi.

—Claro que sí—dijo Nabiki.

Nos abrazamos los cinco, ese calor familiar siempre estará en mi corazón. Mi esposo con todo y sus dramatizaciones, Kasumi y sus sonrisas, el carácter peculiar de Nabiki y la fuerza de Akane.

Haré todo lo posible mientras pueda para que en el futuro sean felices y puedas estar bien sin mí. Porque ellos necesitaran tanta fuerza pero confió en que el destino es sabio y justo.

De eso estoy segura.