Muchas gracias a todos por pasar por fic, este tiene contenido adulto sin contar que también hay una escena yuri entre el final, espero les guste es la primera vez que escribo algo como esto y espero sea del agrado de muchos.

"Porque algunos actos son irreparables, porque el hombre es un animal, porque el deseo de venganza es un impulso natural, porque nada es irreversible"

Gaspar Noé

La vida es complicada y mas una vida en el santuario, si, al igual que muchos yo también fui victima de estas tierras, pero la diferencia de otros mi destino estaba marcado y debía ser mas fuerte, por el simple hecho de ser mujer, una mujer condenada a llevar su rostro tras una mascara de metal, la cual era tan inerte y sencilla, siempre me pareció que el llevar debajo de un objeto tan inanimado un rostro tan bello como el mió, era un error mortal, debería ser pecado ocultar tan inimaginable belleza a los hombres y a mi misma, no estoy siendo presuntuosa, digo solamente la verdad. Y así, no lo crean solo diré que tres hombre, tres santos dorados estuvieron en mis manos, entre mis piernas, por decirlo de una forma mas directa, tres santos que se caracterizaban o se caracterizan por su frialdad, arrogancia y perfección, si no fue por mi belleza, no logro comprender bien porque fue, tal vez muchos aspectos de mi vida, de la de ellos, llevo a nuestros cuerpos hacer lo que hicieron, yo no me arrepiento y la verdad me tiene sin cuidado si ellos se arrepintieron, ya que yo disfrute con cada uno de sus actos, con cada una de sus caricias, con cada uno de sus besos, de sus movimientos.

Para que no se confundan y entiendan lo que deseos contarles, les revelare mi historia, historia que nunca antes me había atrevido a relatar, pero aquí esta.

Mi nombre es Laila y cuando llegue al santuario lo hice en compañía de mi hermano, los dos éramos muy parecidos pero el era mayor que yo, cuando nos adentramos en las tierras del santuario yo tenia 8 años y el 10, que pequeños éramos. El hombre que nos llevo hasta allá nos dijo que ambos nos prepararíamos para ser caballeros que lucharían al servicio de Atena, por el amor y la justicia, pero solo uno de los tomaría la armadura dorada de Piscis, por difícil que parezca, por cosas del destino mi hermano y yo habíamos nacido en la misma fecha, ¿Cómo lo hizo mi madre?, la verdad yo no se de esas cosas, tal vez era esa la razón por la que Emilio y yo nos parecíamos tanto.

Emilio… Era un lindo nombre, no se porque con el tiempo mi hermano cambio ese nombre por otro, tal vez le obsesionaba tanto la belleza que quiso hacerle honor a la hermosura que llevaba consigo, el rostro de mi hermano era tan fino y bello y sus cabellos eran celestes y sedosos, mi rostro era tan bello como el de el, incluso mas, los rasgos finos de una mujer son mas delicados y hermosos que los de un hombre, mi cabello también era de un color celeste que si no fuera porque el era mas alto que yo nos hubieran confundido muchas veces.

Con el paso del tiempo fuimos entrenando fuertemente para lograr nuestros objetivos, hay también conocimos a Ángelo, quien se preparaba para ser el santo dorado de cáncer, el era un hombre insensible y siempre hablaba con brusquedad, pero a mi hermano y a mi no nos asustaba en lo mas mínimo y tal vez fue esa la razón por la que se quedo con nosotros, yo lo quería al igual que mi hermano pues ellos dos siempre me protegían y me defendía de todo mal y peligro.

Al principio me sentía tan feliz de estar en el santuario que ni siquiera el hecho de llevar una mascara sobre mi rostro me parecía desagradable, estaba dispuesta a ganarle a mi hermano y convertirme en la primera mujer que portara una armadura dorada, era un derecho que me merecía, así debía hacer, pero toda necedad genera su propio hastió y la ilusión no es mas que el preámbulo de la tristeza.

Cuando tenia solo trece años descubrí de una forma despiadada la brutalidad del hombre, no recuerdo bien ese día, es algo que estado tratando de ahogar en lo mas profundo de mi memoria, en lo mas oculto de mi corazón, pero es complicado olvidarse de algo como eso, mi alma fue destrozada ese día, mi virtud y mi pureza fue arrebatada de una forma cruel y salvaje, el ser humano es un animal y lo descubrí en aquel momento.

Recuerdo que corría, huyendo de dos hombres, lo que había pasado antes de esa persecución no lo tenía claro, tal vez lo que sucedió después de que me atraparan hizo que olvidara el suceso de aquel intento por escapar. A pesar de que podía pelear ferozmente, el miedo me hizo presa fácil del lo desconocido, del pánico y allí estaba yo, tirada sobre el suelo, uno de aquellos hombres me sujetaba las manos por encima de mi cabeza y el otro estaba ubicado justo encima de mi besando mi cuello, con sus manos aparto la mascara de mi rostro y beso mis labios de una forma salvaje y violenta.

Retire mi rostro rápidamente para que el no continuara con aquel besuqueo, pero con su mano apresuradamente llevo mi rostro nuevamente a su boca. El otro hombre que reía a carcajadas y me sujetaba con fuerza se inclino cerca a mi oído y me dijo que era esa la razón por la que las mujeres no debieran pretender ser santos de Atena, y luego de haber dicho aquello paso su lengua húmeda por mi mejilla y fue hay donde una a una mis lagrimas empezaron a fluir.

El hombre que se hallaba sobre mi, rompió mi blusa de tal forma que sentí sus sucias uñas rasgar levemente mi piel, fue hay cuando me di cuenta que ya no había escapatoria, empecé a pedirles aquellos hombres que me dejaran, que no me hicieran daño, pero el otro seguía riendo y si inclinaba para besar mi boca, mientras que el tipo que se hallaba sobre mi tocaba mis senos y los apretaba de forma violenta que me dolía demasiado, luego ágilmente retiro mi pantalón dejando al descubierto mi ropa intima, la cual escuche como se rompía en cuestión de segundos, " Por favor deténganse" dije con lagrimas en los ojos y escapando débilmente de la boca del hombre que me aprisionaba fuertemente mis muñecas contra sus manos, " No podemos hacer eso" dijo el sujeto que acaba de desprenderme de mis ropajes, "Eres muy linda para permitirnos hacer semejante cosa" al termino de esa oración pude sentir como un dolor grande se apodero de mi, aquel hombre había penetrado en mi sexo de una forma violenta, un pequeño grito salio de mis labios el cual fue ahogado por el otro individuo con su boca nuevamente.

Mis lagrimas caían una tras otra, no sabia que hacer para escapar de aquella situación, solo podía escuchar la risa desencajada del hombre que me besaba y los caricias y movimientos brusco del tipo que se hallaba dentro de mi lastimando cada vez mas mi ser, "¡Ah! eras virgen" dijo aquel individuo mientras levantaba uno de sus dedos impregnado de mi sangre, "Te dije que quería ir primero" comento el otro chico golpeando débilmente el pecho de su compañero, pero este no hizo caso, ya que estaba a punto de terminar lo que había iniciado, pronto se detuvo y pude respirar profundamente, creí, ingenuamente, que todo había terminado, ya que los dos se alejaron de mi por un momento, al principio creí que se habían ido, pero me equivoque, ya que el primero solo se había recostado a mi lado y el otro había soltado mis manos solo para ponerse en frente mío, luego me tomo fuertemente y me voltio para poner mi pecho contra el suelo, se ubico sobre mi y empezó a besar mi espalda, el otro se levanto y le dijo que si también quería comprobar si era virgen de aquel lado, lo cual provoco esa horrible carcajada de su compañero, un nuevo dolor se apodero de mi, estaba vez fue de mi parte de atrás, pero este dolor fue mas intenso, "Si era virgen" le comento el hombre a su cómplice meneándose bruscamente, tirando de mi cabello al ritmo de cada uno de sus movimientos. Pronto sentí un caliente liquido recorriendo por mis piernas, igual que el del anterior, "Por fin a terminado" fue lo ultimo que pensé antes de perder el conocimiento, el hombre que abuso de mi primero, golpeo fuertemente mi cabeza haciéndome perder el conocimiento.