Descargo de responsabilidad: Katekyo Hitman Reborn le pertenece a Amano Akira-sama y Naruto a Masashi Kishimoto-sama


Prologo

El sol del medio día se encontraba brillando sobre un pueblo aislado y pequeño de Italia. El día era soleado y despejado. Los ciudadanos, como todos los días se encontraban realizando sus rutinas diarias o alguna actividad extra. En una residencia ubicada en el punto más alejado del pueblo, un niño rubio de cabello alborotado y ojos azules se encontraba entrenando arduamente en el jardín de la residencia donde habitaba. Entrenaba duro porque quería sobrepasar a su padre; Minato Namikaze y ser un digno heredero del clan Namikaze-Uzukami.

El jefe del clan, Minato Namikaze era un hombre de edad madura muy respetado y temido en el bajo mundo. Su clan, originalmente proveniente de Japón, era uno de los pocos que competía con el poderío de la familia Vongola; por lo tanto, también poseían varios enemigos que anhelaban destruirlo y obtener los secretos del clan para poder destruir a los Vongola; con ambas partes fuera del camino las otras familias tomarían el control de sus territorios y ganarían mayor poder y prestigio. Naruto, su hijo de siete años, admiraba mucho a su padre y quería ser igual a él para proteger a sus seres queridos.

Por ese motivo en ese momento se encontraba practicando el lanzamiento de shurinken; llevaba toda la mañana entrenando y ya estaba llegando a su límite, quería seguir un poco más pero escucho una voz que lo llamaba, el pequeño al escuchar aquella voz se detuvo para poder observar a su padre cuya apariencia es como una versión adulta de él mismo; su padre caminaba hacia él con una sonrisa amable en su rostro.

—Naruto, has estado entrenando muy duro deberías descansar un poco.

—Pero papá quiero ser tan fuerte como tú —replicó el aludido esperando seguir con el entrenamiento.

—Y lo serás, pero… —Minato se inclino un poco para quedar a la altura de su hijo y colocando una mano en su hombro continuó— para poder ser fuerte también tienes que equilibrar el entrenamiento y el descanso, además de tener el deseo de proteger algo, no lo olvides.

—¡Sí! Verás que pronto seré muy fuerte y podré hacerme cargo del clan dattebayo—dijo el pequeño rubio con entusiasmo.

Su padre sonrió aun más y se levantó observando a su hijo quien mantenía una sonrisa zorruna en su rostro.

—Ahora vamos, es hora de comer, no dejemos esperando a mamá más tiempo —dijo y colocando una de sus manos sobre la espalda de Naruto y lo empujo suavemente para que caminara.

Ambos rubios entraron a la residencia y se dirigieron al comedor donde una hermosa mujer de pelo largo color rojo y ojos gris-violeta los estaba esperando.

Esa mujer era Kushina Uzumaki. Kushina era una mujer sensata y muy alegre y amaba con todo su ser a su marido y a su hijo. También, al igual que Minato, era una persona muy reconocida dentro del bajo mundo y a la vez muy temida, quizá, un poco más que su marido, conocida como la "habanera sangrienta" y para fortuna de muchos actualmente estaba retirada de aquellos asuntos referentes a clanes y familias mafiosas, ya que ahora se dedicaba a cuidar de su hijo y de manera indirecta ayudar a Minato con su trabajo.

—Naruto ¿Cómo va tu entrenamiento? —Preguntó a su hijo con una hermosa sonrisa en su rostro.

—¡Excelente! Logre dar en el blanco 7 veces seguidas—respondió Naruto imitando la sonrisa de su madre—¡Pronto podre superarlos dattebayo!

Para cualquiera que conociera a madre e hijo sabían que el pequeño había heredado la hermosa sonrisa de su madre que a la vez tenía un toque zorruno.

—Oh, ¿en serio? Esperemos a ver eso, veamos si eres capaz de derrotarme.

—Bien hijo, ahora, ¿por qué no te aseas un poco antes de comer? No te preocupes te esperaremos—habló Minato ya que quería comentar algo con su esposa acerca de una pequeña sorpresa para Naruto.

— ¡Sí! ¡pero no comiencen sin mí dattebayo!

Y dicho esto salió corriendo rumbo a su habitación casi derribando durante su carrera a una de las mucamas que trabajaban en la residencia. Una vez que se marcho se sentó a un lado de su esposa y estaba a punto de hablar cuando su esposa lo interrumpió.

—Minato ¿ya pensaste cuando entrenaras con Naruto? Se ha esforzado mucho y creo que ya es hora de que comience un nuevo entrenamiento.

—Precisamente de eso quería hablarte —respondió Minato observando a su esposa con una mirada serena; —quisiera adelantarle su regalo de cumpleaños para poder empezar a entrenar lo más pronto posible con él.

—Me parece excelente, se pondrá muy feliz cuando se entere.

Continuaron platicando un poco más sobre otros asuntos triviales en lo que aparecía su hijo en el comedor. Ese era uno de los pocos días en que podían relajarse y disfrutar de un día en familia. Paso otro rato más hasta que Naruto apareció ante sus padres limpio. La cena paso con relativa calma, la familia reía alegre por las ocurrencias de Naruto y de las bromas ocasionales de Minato a Kushina y viceversa. Una vez terminada la cena se dirigieron a la sala a petición de Minato y se sentaron cerca de la chimenea. Kushina se acerco a una vitrina cercana a la chimenea y sacó una caja de madera color caoba con el grabado del clan Uzumaki en el centro de la misma en un tono dorado.

—Naruto… has estado esforzándote mucho con tu entrenamiento y por ello hemos decidido darte esto —habló la pelirroja bastante animada abriendo la caja y sujetándola para que su hijo pudiera ver el contenido.

—Pensábamos dártelo en tu cumpleaños, pero creemos que es hora de avanzar en tu formación —termino Minato al tiempo que sacaba el contenido que había dejado a Naruto sin habla, unos cuchillos de trinchera.

—Esto es… ¡¿en serio?! ¡¿Son para mí?! —dijo el pequeño tomando con cuidado uno de los cuchillos para observarlo mejor.

El cuchillo tenía una empuñadura de bronce fundido mientras que la hoja tipo daga tenía en la base finamente grabado el símbolo del clan mientras que la vaina metálica tenía el mismo símbolo grabado y con unos ganchos para pasar el cinturón. Sus padres observaban contentos a su hijo mientras este observaba mejor el arma que tenía en sus manos. Guardó el cuchillo en su vaina para volver a depositarlo en la caja y abrazó a sus padres.

—¡Sí y mañana empezaremos a practicar con ellos!—respondió Minato no pudiendo evitar sonreír aun más al ver lo contento que estaba Naruto.

—¡Gracias son los mejores padres dattebayo!—respondió el pequeño aun abrazando a sus padres.

El resto de la tarde continuó con normalidad para la familia no sabiendo que algo grave sucedería más tarde; algo que marcaría la vida del rubio para siempre.


En otra parte, en la zona central del pueblo se encontraba reunido un grupo de personas discutiendo sobre un asunto importante para ellos. Varios de los sujetos que se encontraban ahí vestían de traje y llevaban algún arma a la vista o simplemente oculta bajo sus ropas, algunos de los allí presentes tenían cicatrices en sus rostros o manos y sonreían maliciosamente mientras escuchaban a su jefe.

—Y bien, ¡Gozu! Dame el informe de tu investigación —hablo el que parecía ser el líder de la agrupación; un sujeto corpulento vestido con un traje azul con rayas blancas, de cabello negro corto y con un bigote un tanto largo.

—¡Sí! —Respondió el aludido, un tipo flacucho y alto de cabello azabache que iba en todas direcciones.—Hemos vigilado desde hace semanas el movimiento del clan Namikaze-Uzumaki y hemos descubierto que la seguridad es menos fuerte en la zona norte de la residencia, en cuanto a los trabajadores, ellos tienen una casa donde habitan a unos 50 m. de la residencia, por lo que podríamos atacar una vez que estos se hayan retirado.

—Excelente… —dijo el líder con una sonrisa maligna en su rostro y procedió a levantarse.

—Señores, esta noche obtendremos lo que hemos estado buscando desde hace tiempo, el poder con el cual derrotaremos a los insectos de Vongola y terminaremos de una vez por todas con ese asqueroso clan del Namikaze—habló el jefe con tono autoritario continuando con su discurso— por muchos años hemos vívido bajo la sombra de esos malnacidos Vongola y por si no fuera suficiente, tuvimos que lidiar con la gente del Rayo Amarillo de Italia* y la Habanera Sangrienta, pero esta noche caballeros… ¡la victoria es nuestra!

El coro de ovaciones de su gente no se hizo esperar y el jefe guardó silencio un momento para que se calmaran antes de dar su orden. Una vez que cesaron las ovaciones tomó nuevamente asiento y habló una vez más.

—¡Goldman! Informa inmediatamente a Coen, quiero que él y su grupo se hagan cargo —ordenó el sujeto al único personaje que portaba traje blanco y que tenía un parche en su ojo izquierdo.—las ordenes son simples, quiero los secretos del clan y NINGUN sobreviviente.

—Entendido.

El sujeto salió de la habitación dejando al resto de sus compañeros completamente confiados. Coen y su grupo eran de temer, los únicos dentro de la familia Bertolucci capaces de realizar jutsus y utilizar todo tipo de armas, sería cosa de niños infiltrarse en el territorio enemigo; esa noche el clan Namikaze-Uzumaki ardería hasta los cimientos.


Eran aproximadamente la una de la mañana y tanto los habitantes como los trabajadores dormían plácidamente, los únicos que en esos momentos se mantenían despiertos eran los de seguridad, quienes todas las noches realizaban sus rondines por los alrededores de la propiedad reportándose cada quince minutos con el resto de sus compañeros para confirmar que todo iba bien.

El grupo de Coen avanzaba sigilosamente a través de la mansión, habían logrado inmovilizar a los guardias de la zona norte con la ayuda de uno de sus camaradas que se había infiltrado tiempo antes entre los miembros pertenecientes al clan. El mantendría la fachada de que todo iba bien mientras el grupo de Coen se dividía en tres y se distribuían a diferentes partes, siendo lo primero inmovilizar e incomunicar a los trabajadores de la residencia y silenciar a los guardias de las zonas este y oeste, una vez hecho podrían infiltrarse en la mansión y acabar con los integrantes de la familia.

Cuando estaban aproximándose a la mansión una alarma empezó a sonar tanto en el interior como en el exterior de la residencia, alertando a los habitantes que aun estaban dormidos y a los guardias de la zona sur. Minato y Kushina se incorporaron inmediatamente al escuchar la alarma y tomaron unas armas que se encontraban en el cajón de sus buros y salieron rápidamente; y en un acuerdo silencioso se separaron, Minato les haría frente mientras Kushina iba por Naruto, sean quienes sean los que irrumpieron en la propiedad seguramente irían por los rollos del clan donde se guardaban toda la información de las técnicas y algunas armas del mismo. Para ambos no les era tan preocupante que llegaran a la bóveda donde se guardaban ya que sólo alguien con la sangre Namikaze o Uzumaki tenía el poder para abrirla. Además de que había una bóveda falsa en la oficina de Minato, así que tardarían en llegar hasta ellos. Así que la prioridad de ambos era Naruto.

Mientras todo esto sucedía un durmiente Naruto se mantenía completamente ajeno a lo que ocurría fuera de su habitación. En sus manos mantenía abrazada la caja con los cuchillos que sus padres le habían dado. Dormía tranquilamente sin percatarse de todo el alboroto de afuera y no hubiera despertado de no ser porque su madre había entrado rápidamente en su habitación y lo había despertado bruscamente.

—Naruto… —hablo Kushina queriendo no despertarlo tan abruptamente pero este se negaba a abrir los ojos— Naruto… —volvió a repetir sabiendo que los segundos contaban— ¡Naruto despierta!—gritó la mujer al tiempo que zarandeaba a su hijo.

—¿Q-qué? ¿Qué sucede? —Pregunto el pequeño un poco mareado y bastante confundido, tardo unos segundos en poder enfocar la vista y lo primero que vio fue a Kushina un poco preocupada—¿Mamá?¿Qué haces aquí? —volvió a preguntar el pequeño todavía somnoliento.

—No hay tiempo de explicaciones ven conmigo y guarda silencio—respondió a la vez que le terminaba de poner unos zapatos.

Una vez hecho tomó su mano y lo jaló mientras el rubio sujetaba todavía en sus manos el regalo de sus padres. Cuando salieron de la habitación Naruto por fin notó el sonido de la alarma y se asusto mucho.

—Mamá ¿qué sucede? ¿Dónde está papá?—pregunto el niño completamente asustado.

Kushina al escuchar la pregunta de su hijo no pudo evitar morderse el labio, Naruto todavía era muy pequeño para verse inmiscuido en una lucha verdadera y eso lo sabían desde un principio ambos padres, pero no podían dejar ese estilo de vida; había gente que los necesitaba y no podían simplemente dejarlos a merced de sujetos como los que estaban atacando.

—Él está…—no terminó de hablar porque escucho un disparo y al instante se tiro al piso cubriendo con su cuerpo a Naruto y un dolor en su hombro izquierdo se hizo presente.

—Demonios, fallé— Habló un sujeto de cabellos rubios mucho más claros que los de Naruto cuyo rostro estaba marcado por una gran cicatriz que abarcaba de debajo de su ojo derecho hasta la comisura de sus labios. El sujeto sonreía divertido, como alguien que encontró un juguete nuevo.

—¡Mamá!¡Mamá!¡¿Estás bien?! —pregunto preocupado Naruto al ver que un líquido rojo salía del hombro de su madre.

—S-sí, estoy bien no te preocupes— respondió reprimiendo una mueca de dolor y se puso de pie colocándose delante de su hijo a manera de escudo. —Naruto, cuando te diga corres—dijo en voz baja Kushina, sabía que contra un arma de fuego no tendría mucha oportunidad teniendo a Naruto con ella, así que aun si tenía que sacrificar su vida protegería a su pequeño.

—Vaya, vaya, pero mira nada más, ¿preocupada por tu cachorro? —preguntó con burla el sujeto mientras alzaba su arma nuevamente.—No te preocupes los enviaré juntos al más allá—dijo con media sonrisa, estaba por disparar cuando un kunai impactó contra su mano haciendo que soltara el arma

—No tan rápido— se escucho una voz a un lado del sujeto y apareciendo severamente lastimado, Minato se lanzo atacando al desconocido y enterrándole el otro kunai que tenía en el corazón; siendo su sorpresa que este desapareció en una nube de humo.

—¡Mamá!

El gritó aterrado de Naruto se escucho a sus espaldas y Minato sintió un mundo derrumbarse cuando vio a Kushina caer al suelo mientras un liquido rojo se extendía por el piso y aquel sujeto tenía en una de sus manos una cuchilla ensangrentada. Eso distracción suficiente para que otra sombra apareciera detrás de Minato, quien al estar en shock por lo acontecido no reacciono a tiempo y era travesado en el corazón por una espada.

—¡PAPÁ!—volvió a gritar Naruto quien se encontraba arrodillado aun sosteniendo aquella caja que horas antes le habían dado.

—No llores cachorro, pronto te reunirás con ellos, pero antes tenemos una parada que hacer, eres el único que puede entregarme los secretos de tu clan—dijo el desconocido aun sonriendo con burla. Si no había matado a Naruto era porque lo necesitaba para abrir la bóveda, conocía el tipo de seguridad que usaban los clanes y algunas puertas requerían de la sangre del propietario vivo. Un muerto no le servía de nada.

Ambos padres habían sido asesinados frente a su hijo. Naruto estaba aterrado, una cosa era el entrenamiento y otra la vida real. Naruto lloraba, no conocía ese lado del bajo mundo, ni siquiera sabía bien lo que era, aun le faltaba mucho por aprender.

Hasta ahora su madre le había contado que en un principio las familias y los clanes se habían formado para proteger a los débiles de los corruptos, pero con el paso del tiempo los mismos se habían vuelto corruptos, sedientos de sangre, dinero y poder. Naruto en su momento no la había creído, después de todo, estaba en un clan, y su clan no era malo, ellos protegían a los débiles, suponía que los demás grupos eran como ellos, protectores de la paz, guerreros de justicia. Y allí estaba, viendo con impotencia los cuerpos inertes de sus padres, corroborando lo que no creía, aquel sujeto había venido por los secretos de su familia, en busca de poder, había matado a sus padres sólo por eso y seguramente lo había hecho con otras personas.

En ese momento Naruto sintió repugnancia hacia aquellas personas, hacia la mafia. Sintió odio, un odio tan grande que lo consumía y dolor, su mundo se había roto en tan poco tiempo. Inconscientemente Naruto abrió la caja donde estaban guardados los cuchillos de trinchera y todo se volvió negro para él, no supo lo que sucedió después…

Habían pasado cerca de ocho años, Naruto ahora de catorce años observaba lo que sería su nueva escuela. De aquel niño tan alegre y entusiasta había desaparecido dejando atrás tan sólo a un chico, frío, antipático y severo.

Hoy era su primer día y no debía llegar tarde, quien sabe, tal vez su estancia en Namimori no sería una pérdida de tiempo.


¿Qué les pareció? es el primer crossover en el que trabajo y bueno antes de seguir hay algunos puntos a aclarar.

1° Este fic fue idea de davidpkmc, él me da la(s) idea(s) principal(es) y yo las desarrollo.

2° Este es un Naru/harem y la verdad como chica me siento algo rara escribiendo un harem, si fuera un harem reverso no me quejo xD de cualquier manera daré mi mejor esfuerzo n.n

3° Naruto en este fic tendrá una personalidad como la de Hibari por lo mismo que vivió en su infancia (aunque me da la impresión de que se parecerá más bien a Sasuke, esperemos que no) ._.

4° Ahora, los cuchillos de trinchera serán el arma principal de Naruto, pero tambipen se necesita un arma "no mortal/punzocortante" como las tonfas de Hibari, así que estará en votación un par de Sai y un jutte, si conocen algún arma mejor y fácil de ocultar será bien recibido.

5° También... si tienen sugerencias para frases estilo "te morderé hasta la muerte" somos todo oídos, las frases que más nos agraden aparecenran en los siguientes capitulos.

Nos vemos en el siguiente capitulo Ja ne n.n