-Positivo.- Murmuró Sakura.
Positivo. Positivo. Positivo. Se lo tuvo que repetir varias veces mentalmente para poder creérselo. POSITIVO.
Tampoco era tan terrible, ¿no? Sólo estábamos hablando de un embarazo cualquiera. Siempre podía abortar si no se sentía preparada para ser madre. Por otra parte, tenía 32 años, se le estaba pasando el arroz, ya era médico especializada en oncología con un puesto de trabajo fijo en el Hospital General de Tokio... Y se había quedado embarzada del hombre del que llevaba enamorada desde que tenía 8 años.
Bueno, siempre podía ser madre soltera, ¿verdad?
No entendía cómo había pasado esto. Soltó una palabrota mentalmente; claro que sabía como había ocurrido. La sesión maratoniana de polvos que tuvo con Sasuke dos meses atrás era el "cómo" que estaba buscando.
Sasuke Uchiha... EL HOMBRE. Era 3 años mayor que ella, el mejor amigo de su hermanastro Naruto y el padre de su futuro bebé. J-O-D-E-R. Su hermano lo mataría si se enteraba y después la regañaría como si tuviese 5 años.
Sus padres habían adoptado a Naruto cuando él tenía 11 años y ella 8. Por aquel entonces a Sasuke lo adoptó otro de los habitantes del pequeño pueblo de Konoha, Kakashi Hatake; un hombre joven y solitario conocido de sus padres. Ambos niños eran inseparables en el horfanato, eran los mejores amigos y, en cuanto Sakura vio entrar a Sasuke por primera vez por la puerta de su casa, supo que ya no había vuelta atrás.
Llevaba enamorada de ese chico desde entonces. La admiración infantil fue evolucionando poco a poco en un sentimiento mucho, mucho, MUCHO más profundo. Y ahí se quedó, Sasuke no tenía ni idea de ello, el idiota de su hermano tampoco y ella sólo le había confesado abiertamente sus sentimientos por Sasuke a su mejor amiga, Ino. De cara al mundo Sasuke y ella sólo tenían en común a Naruto y, ninguno de los dos dio nunca indicios de querer involucrarse más que eso.
Además, él tampoco le hizo nunca mucho caso. Siempre fue la plana, sin gracia y molesta hermanastra de su mejor amigo. Pensó que todo eso cambiaría y él al menos le daría algo de importancia a su existencia cuando, con 18 años, más curvas y litros y litros de seguridad en sí misma, se fue a Tokio detrás de sus sueños profesionales... y no tan profesionales. Naruto y Sasuke se habían mudado a la capital 3 años atrás para estudiar allí; el primero Ciencias Políticas en la Universidad de Tokio, el segundo se preparaba para ser bombero.
Ahora 14 años después de haberse mudado a Tokio y con una gran reputación y renombre a las espaldas, su relación con Sasuke no había avanzado ni un poquito. Él era el capitán del equipo de rescate con más reconocimientos y logros de todo Tokio, el padre de su futuro bebé y le hacía el mismo caso a ella que a una piedra cualquiera.
Estúpida Ino. Estúpida boda. Estúpidos gintonics. Estúpido Sasuke. Estúpida ella.
Fue en la boda de Naruto e Hinata, ya la fiesta estaba en pleno apogeo, ella llevaba más alcohol en sangre de la cuenta y la muy idiota de Ino tuvo la maravillosa idea de empujarla contra Sasuke, que estaba cerca de ellas hablando con Neji Hyuga, primo de la novia e igual de estirado que el mismo Sasuke. No supo si fueron los ojos de él nublados por el alcohol o la deshinibición que ella misma sentía en ese momento, cuando soltó por esa boca, "vámonos de aquí a follar hasta dejarte seco".
Sasuke miró alrededor, no había nadie prestándoles especial atención. Cogió la mano de Sakura, pillaron un taxi y acabaron en el apartamento de Sasuke pasando la mejor noche que Sakura recuerda haber tenido en su vida.
Respiró hondo. Quería tener a ese bebé. Ahora el problema era decírselo a Sasuke.
