POV Ludwig
Me quede inmóvil frente a la puerta de la confitería, pensando seriamente si estaba haciendo lo correcto. Nunca había echo algo así. Es la primera vez que me encontraba con alguien que había conocido por internet y no quería caer victima de una desilucion, una broma de mal gusto o simplemente un timo barato.Y es que el nick "pasta_boy23"no me inspiraba mucha confianza pero tampoco quería ser prejuicioso antes de conocerlo.
Decidido a que pensar en sobremacia solo me hacia preso de los nervios, entre al lugar y me senté en la ultima mesa, al lado de la cascada artificial de agua. Di un vistazo rápido a las demás personas que se encontraban allí. En el mostrador, tres rubias alemanas preparaban café y servían los desayunos, mientras un muchacho un poco mayor ayudaba en la limpieza. Desde mi posición se veía todas las mesas; algunas vacías y otras con algunas parejitas y los infaltables abuelos que iban a rajatabla todos los días a la misma hora a desayunar y leer el diario.
Pedí un café bien cargado mientras esperaba a mi cita. Todavía faltaba media hora pero bajo mi actitud fría estaba hecho un manojo de nervios. ¿cuando llegaría? ¿llegaría? ¿y si no viene? ¿ y si no le gusto? ¿y si el no me gusta? Que situación tan incomoda! No sabia mucho de aquel muchacho y de la asfixiante angustia pase a la inquietante duda.
-Ojala sea lindo, almenos – pensé para mis adentros. En los tres meses en que estuvimos chateando nunca nos vimos las caras, mas por una cuestión de seguridad e integridad que por otra cosa (no quería volver a morir de vergüenza si me descubría mi bruder en los chat gay). Solo lo conocía por su apodo "pasta_boy23", aunque me había dicho que se llamaba Feliciano y que era italiano, morocho de ojos ámbar y con unos 23 años al igual que yo...
Eran las 15 hs en punto y todavía no veía señales de ningún italiano a la vista. No quería ser pesimista y creer que me dejo plantado, aunque era algo muy probable.
-No debí haber venido- pensé cuando el reloj marcaba las 15.01 pm- media hora mas y me voy, tengo cosas importantes que hacer- me convencía . Ningún desconocido me haría tambalear mi autoestima- el se lo pierde- afirmaba orgulloso, mientras tomaba el que seria mi ultimo café. Pero no lo fue. Lo espere media hora, luego diez minutos mas y otros quince.
Los minutos pasaban y siquiera estaba triste, es mas ,estaba enojado conmigo mismo por tener tanta paciencia y tolerancia hacia alguien que nunca vi en mi vida.
Harto de los sucesivos cafés y después de leer mas de dos veces el mismo capitulo de mi libro, pedí la cuenta para irme a la comodidad de mi casa, cuando un muchacho de pelos castaños entro a zancadas a la confitería cargando dos enormes maletas. Todos fuimos testigos del enorme tropezón que se dio por querer caminar mientras miraba y soltaba frases cursis a las mozas.
-No me digan que es ese flacucho-pensé mientras veía que el morocho buscaba una mesa. En un momento dirigió la mirada hacia mi pero rápidamente aparto la vista, sentándose en la mesa opuesta a la mía- No, no debe ser el- miraba al muchacho piropear alegremente a la moza. Cuando estaba seguro de que no era el italiano que yo esperaba, sentí su mirada sobre mi. El ojimiel me sonreía tímidamente pero seguía inmóvil en su silla. La rubia alemana me trajo la cuenta y le pare de la silla y agarre mi libro y mi paraguas para ir a confrontar al morocho.
-Se valiente, soldado- me decía a mi mismo, caminando recto y derecho a confrontar al chico que miraba con horror como me acercaba con toda mi altura y mi trabajado físico a saludarlo.
-Lo siento, lo siento, por favor no te enojes conmigo-el italiano se arrodillo suplicando- No me hagas daño, soy un buen italiano-aferro sus brazos a mis piernas.
-Calmate, por favor-lo jale hacia arriba para que se parara y dejara de hacer escandalo.
-No quise llegar tarde, por favor perdóname, no me asesines-seguía chillando para el disgusto mío- No me hagas daño, no quiero terminar convertido en salchicha per favore- el morocho se agarro como chinche a mi brazo- per favore,en salchicha no!-seguía.
Sentía las miradas de todos sobre nosotros y para terminar esta incomoda escena y una posible llamada a la policía, lo agarre con mis dos manos y lo hice mirarme a los ojos- Tranquilo- le grite, callándolo en seco para luego suavizar la voz- Nadie va a matarte ni a convertirte en wurst ¿De donde sacas esas cosas?
-Mi..mi fratello me dijo que cuando los alemanes se enojan te convierten en salchicha y luego te comen con horribles especias- decía el italiano, temblando
-Eso es mentira ¿ y tu le creiste?- le pregunte pensando que clase de hermano psicótico tenia para decirle esas cosas. El ojiambar pensó un momento y se tranquilizo-Soy Ludwig- le extendí la mano, suavizando mis palabras- Gusto en conocerte ¿tu eres Feliciano verdad?-trate de esbozar una sonrisa que nunca termino de salir.
-Luddy, Luddy yo sabia que no eras malo-me abrazo ya sin miedo, luego me beso en la mejilla. Me sonroje un poco y esta vez sonreí de enserio.
-Vámonos a otro lado-le agarre la mano sin permiso y nos dirigimos a la salida. Una vez afuera respire tranquilo, habiendo pasado con éxito el bochorno. Todos las demás personas en la confitería volvieron a sus asuntos, excepto por el sueco que estaba limpiando los vidrios, que se quedo temblando con la cara azul de vernos a los dos...
