Al igual que su gemelo Robb, y su hermano bastardo Jon, Alysanne, contaba con 5 años cuando Theon llegó por primera vez a Invernalia. Cuando la niña lo vio, le resultó muy curioso ese niño que su padre había traído, era más alto que sus hermanos con ojos de color verde intenso y cabello marrón casi negro. Alysanne, se acercó corriendo hacia su padre y se arrojó encima de él, Ned enseguida la sostuvo como una pluma en el aire y se dieron el abrazo más puro y más sincero, lleno de amor.
- ¡Papi, papi! Te extrañe muchísimo. No te vayas de nuevo por favor papi te lo pido. – le dijo con voz infantil la niña a su padre. – Ned rio
– Estas tan hermosa y grande, que seguramente si me vuelvo a ir, cuando regrese me encontraré con la sorpresa de que estás casada con un Lord y tienes hijos, y todavía no permitiré eso. Así que no, no me volveré a ir mi princesa. – Ned le dio un beso en la frente y la coloco en el suelo y le dirigió una mirada de cariño. Alysanne se dio cuenta de que Theon no apartaba la vista de la escena, tenía los ojos llenos de lágrimas.
- ¿Quién es el papi? ¿y porque está llorando? Él es un niño grande, es más grande que Robb y Jon, el no debería llorar. – dijo inocentemente, sin comprender porque ese niño grande y delgado que había llegado con su papá estaba llorando.
Ned volteó a su izquierda para darse cuenta que efectivamente que el niño Greyjoy estaba empapado en lágrimas, Lord Stark volvió a su hija y le preguntó:
- Y ¿Quién te dijo a ti, hija mía, que los niños grandes no lloran? – Alysanne se volteó hacia sus hermanos y le dirigió una mirada, tardó en responder, pero finalmente habló:
- Robb y Jon siempre dicen que los niños no deben llorar, que eso lo hacen nada más las niñas, las niñas tontas, es por eso que yo no lloro papi, porque yo no quiero que ni Robb ni Jon me llamen tonta. – Ned, prestó atención a cada una de las palabras que expresó su hija, para darle una mirada de desaprobación a sus dos hijos que estaban observándolos con cara de inocencia
– Pues déjame explicarte hija, que tus hermanos están equivocados, los niños si lloran cuando hay razones poderosas para hacerlo. Él es Theon. Ven chico, acércate un poco. Ella es mi hija Alysanne y los dos de allá son mis hijos Robb y Jon. – Theon obedeció lo que Ned le pidió y se acercó más a los niños Stark.
Alysanne, no paraba de mirarlo, parecía fascinada con el niño Greyjoy, mientras que el niño Stark y Jon le ofrecían miradas recelosas al recién llegado. La niña por su parte, le brindó una sonrisa de agrado.
- ¡Hola Theon! – Pronunciaron en uni sonido los niños.
- Hola. – repitió Theon tímidamente mientras se secaba las lágrimas que recorrían su rostro miró a Alysanne y le devolvió una sonrisa.
Los primeros días, el joven Greyjoy, lloraba todas las noches en su cuarto, quería estar con su padre y hermana, el solamente era un niño que estaba lejos de su hogar pagando los errores de su padre. Pero poco a poco fue entablando amistad con el hijo varón y heredero de Lord Ned Stark y a su vez con el hijo bastardo de este, Robb y Jon Snow.
A pesar de que había una diferencia de 5 años entre ellos, eso no era impedimento para jugar, montar a caballo, compartir historias, hacer bromas y correr por los pasillos de Invernalia. La verdad es que Ned, estaba sorprendido de lo bien que se la estaban llevando, pero más sorprendido estaba de la excelente relación que había entre Alysanne y Theon.
Habían pasado ya varías lunas desde que había finalizado La Rebelión de las Islas del Hierro, donde finalmente la casa Greyjoy fue derrotada por las fuerzas del Trono de Hierro. Los dos hijos mayores del rebelde Lord Baelon Greyjoy, murieron durante la rebelión, y su hijo de 10 años de edad, llamado Theon Greyjoy, fue tomado por Eddard Stark de Invernalia como pupilo y rehén con la finalidad de que, Lord Baelon no intentará otro levantamiento, ya que, con la muerte sus hijos mayores y herederos, Theon se había convertido automáticamente en el nuevo heredero de las Islas del Hierro.
Alysanne, desde que llegó Theon no paraba de seguirlo. La joven loba iba hacia donde iba Theon, y esto le costó varios regaños de su madre, Lady Catelyn Stark, pero la verdad es que Alysanne ignoraba lo que su madre o padre decían, ella solamente quería jugar y conversar con Theon, la chica en ocasiones sentía que Theon era más divertido que sus propios hermanos.
En las noches, Alysanne se escabullía de su habitación para dirigirse a la de Theon, hubo un momento, en el que el joven Greyjoy esperaba cada noche la visita de su nueva pequeña amiga, él sabía que ella vendría.
Al principio Alysanne, se quedaba poco tiempo en la habitación de Theon, pero poco a poco se les iba el tiempo sobre todo cuando el muchacho empezaba a contar historias o leyendas sobre las Islas del Hierro, de cómo el Rey Gris mató a un dragón marino y se casó con una mismísima sirena. Todo aquello a la jovencísima Alysanne le fascinaba escuchar, se envilecía escuchando cada historia que le contaba el chico, le contaba sobre el mar, que la joven nunca había conocido.
- Te prometo que algún día te llevaré a mi hogar y conocerás el mar – le dijo una noche Theon a su compañera. Alyssane abrió los ojos como platos y se emocionó con la idea
– Y, ¿Jon y Robb pueden venir con nosotros? – le preguntó la joven a Theon – ¡Claro que sí! Puede que Sansa también, cuando este más grande – le contestó el chico – Alysanne, le ofreció una sonrisa - ¿Y me podrías llevar a conocer a las sirenas también? – Theon rio – Sí, si tu deseas conocer las sirenas, yo te llevaré a conocerlas.
Eran más y más noches en la que Alysanne y Theon compartían, y este ritual se volvió costumbre de la misma forma en que la pequeña Alysanne decidió dormir ahí, en el cuarto de Theon, en la misma cama, junto a él. A la primera luz del siguiente día, la niña corría deprisa por los pasillos de la fortaleza de Invernalia para volver a su habitación y que nadie se diese cuenta de sus escapadas nocturnas, que, por las noches, ya no dormía en su habitación, que ahora dormía en los aposentos del pupilo de su padre, Theon Greyjoy.
Pasaba el tiempo y el vínculo entre los dos jóvenes crecía cada día más. Alysanne, contaba con 9 años de edad, y seguía en aumento esa insaciable curiosidad por todo, le encantaba leer, y ya a su corta edad se consideraba y la consideraban una gran lectora, aprendiendo a hablar varios idiomas. Pero ahora, ya la curiosidad de Alysanne, no se basaba en las historias que le proporcionaban los libros. Su nueva curiosidad surgió cuando escuchó a una de sus doncellas hablar con otra sobre besar a los chicos. Eso le hizo preguntarse cómo sería tener sus labios pegados a los labios de un niño. La verdad es que nunca lo había pensado ni le había interesado hasta ese día.
A partir de ahí, esa idea, esa pequeñísima idea, le estaba dando vueltas en la cabeza y convirtiéndose poco a poco en un dolor de culo. Así que la pequeña loba decidió tomar una decisión, pero primero pensó:
- No conozco muchos chicos de por aquí. – se dijo – Willas, el chico del establo puede ser una buena opción, él tiene casi mi edad – pensó unos segundos, pero luego reconsideró la idea – No, mejor él no, él siempre está un poco sucio, incluso su rostro, por las mejillas. – Así fue como pensó en Jon y en Robb – Ellos son chicos, ellos podrían saber cómo besar, aunque creo que Jon sería un poco torpe en esto, y, ¿si le digo a Robb? Él es mi gemelo, hemos compartido todo en esta vida, ¿porque no le compartiría mi primer beso? ¡hay posibilidades de que yo también sea la que le dé su primer beso! – se emocionó, pero enseguida esa emoción desapareció – Robb es mi hermano, eso no estará bien, o ¿sí? – de todas maneras, Alysanne descartó la idea, pero la imagen de Theon se le vino a la mente instantes después.
Esa noche, Theon estaba muy inspirado contándole a Alysanne, historias de antiguas criaturas marinas que vivían en el mar de Pyke, pero la joven no le estaba prestando ni la más mínima atención al muchacho, esa noche simplemente decidió contemplar los labios de Theon, los cuales eran grandes y rosados, y pronto se encontró imaginándose a sí misma, entre los brazos del joven que solía visitar todas las noches en su cuarto, siendo besada por este.
Esos pensamientos fueron desplazados por el mismísimo Theon, que se dio cuenta de que Alysanne estaba en todos lados menos ahí con él
– ¿Qué te pasa Alysanne? No me estas prestando atención ¿no te gusta la historia? – le preguntó un Theon desconcertado a la joven. Sin más preámbulos, la chica se armó de valor, respiró profundo y decidió actuar de una vez por todas, "es ahora o nunca", pensó.
- Debo decirte algo, Theon – comenzó muy seria Alysanne, mientras se mordía el labio inferior y titubeaba por un momento. Volvió a respirar profundamente y decdió continuar ante la mirada de desconcierto que le ofrecía Greyjoy
– Hace unos días escuché hablar a una de mis doncellas sobre su primer beso. – El chico sonrió mientras escuchaba con atención a su amiga
– Y desde ese día no paro de pensar en ello, es decir, en cómo sería darle un beso a un muchacho. – Alysanne sentía un poco de vergüenza, pero decidió continuar – Así que he decidió yo también dar mi primer beso, tengo la inquietante curiosidad de saber cómo se siente y como se hace. – le expresó la chica al chico, que tenía una combinación en su rostro tanto de diversión como de sorpresa
– Al principio pensé en decirle a Willas, pero… - la interrumpió Theon - ¿¡HAS PERDIDO LA RAZÓN ALYSANNE? ¿CON WILLAS? ¡NO, NO Y NO! – ahora el que parecía que había perdido la razón era él y no ella – Al único que tú besaras es a mí, yo seré quien te dé tú primer beso. –
Theon, se acercó un poco más a Alysanne y rodeó con sus dos manos la pequeña cintura de la niña; el joven sintió como el pecho de la muchacha se hinchó y como poco a poco su respiración se iba agitando. Ambos se miraron frente a frente, directamente a los ojos, a los labios, algo estaba pasando entre los dos, algo demasiado fuerte, demasiado intenso, ¿Cómo ellos siendo tan jóvenes podían sentir eso que sentían? Es decir, ella tenía apenas 9 años, casi 10 y Theon solo le falta una luna para cumplir 15 años.
No era la primera vez que Theon iba a besar a una joven, de hecho, ya había follado con 2 jóvenes; una rubia de grandes tetas y otra pelirroja de bello rostro; pero lo que sentía en ese momento, en ese instante no se comparaba con nada en esta vida. Tener, así como tenía a Alysanne, era una sensación fuera de lo normal, ¡Dioses! Ella es solo una chiquilla pensó cuando la tenía tomada por la cintura, pero eso ya no le importó y mucho menos cuando Alysanne dijo:
- Bésame, Theon, te regalo mi primer beso, quiero que seas tú el primero que junte mis labios con los tuyos. – Y sin más nada que decir, Theon, se acercó más a sus labios y así fue como ambos se hundieron en un profundo beso, sin decoro, ni pudor.
El joven se sorprendió de que Alysanne lo besase de la manera en que lo estaba haciendo, el esperaba que fuese un beso torpe teniendo en cuenta que era su primer beso, pero, por el contrario, ese beso estaba lleno de pasión y lujuria, era como si esa niña había nacido con el don de besar, que los Dioses la crearon para besar. El introdujo su lengua en la boca de ella y ella lo aceptó abriéndola. Ambos juguetearon con sus lenguas como si se tratasen de dos amantes, se besaron intensamente, beso que le erizaba la piel a los dos, beso que ambos querían que durase una eternidad, sus lenguajes danzaban con sincronía, ambos disfrutaron la dulzura de sus labios y de sus salivas.
Alysanne, sentía que volaba por los cielos por la sensación que estaba experimentando por primera vez, mientras que Theon, llegó a un punto en que pensó en detenerse; un bulto se formó entre sus pantalones y se dio cuenta de que si no paraba no iba haber retorno.
El muchacho se separó de la joven, y la niña frunció el ceño, ella no deseaba parar, quería más; ambos se dieron un tiempo para coger respiración, Alysanne y Theon se miraron a los ojos y los dos sonrieron; la joven se lanzó para abrazar a Theon sin darse cuenta del gran bulto que se formó entre las piernas del chico que acababa de besar, bulto que reflejaba su erección, erección que había sido causado por la joven loba.
Theon le respondió muy nervioso el abrazo a Alyssane, con la pequeña esperanza de que esta no se había percatado del visible bulto, la chica le susurró algo al oído:
- ¡Gracias, Theon!
