El sonido de los motores y el rugido de los tubos de escape resonaban por toda la calle, la gente ya no se molestaba ni en mirar, pues viviamos en una de las carreteras principales de la Ruta 66. Estabamos en Pontiac, Illinois.

Mi nombre es Sakura, y me crié rodeada de motos, de concentraciones, y acostumbrada al olor de la gasolina y la goma quemada. Mi padre tenía un bar al que acudian miles de motoristas al año, y manejé mi primera moto con tan sólo 7 años, por supuesto era adaptada para mí y construida por mi padre con sus propias manos.

Esa tarde del 10 de agosto, el pueblo estaba especialmente animado, había una gran concentración y venían bandas de todas partes del país.

Estaba en la barra, sirviendo cervezas todo lo rápido que podía, hacía dos días había cumplido 17 años y mi padre ya me dejaba ayudarle en el bar después de mucho insistirle.

Se escuchó a otro grupo aparcar tras la puerta del local, por suerte ya estaban todos los de la sala servidos, esperé tras la barra a otro grupo de motoristas echandose unas risas, la puerta se empujó dejando ver 6 figuras altas, con los cascos en las manos.

Un cuchicheo invadió el sitio, ví a unos cuantos dejar dinero en la barra y salir con cuidado al lado de aquellos sujetos. Observaba expectante la escena.

Cuando las puertas se cerraron pude distinguir rasgos, eran jóvenes la mayoría, llevaban las chupas de cuero a los hombros, pero se podía distinguir el nombre "Sons of Silence". Me incorporé sobre la barra, llamando la atención del grupo, que se acercó acupando los taburetes que habían dejado libres los anteriores motoristas.

Uno de ellos, el más alto, pelo color azabache, ojos negros, y piel nívea se pasó la mano por el pelo descolocandolo.

- Una cerveza... -dijo sin apartar la vista de mí, incomodandome y haciendo que mi cuerpo temblara.

- Venga hermanito, esas no son formas de tratar con una joven tan hermosa... -dijo uno trás de él, muy parecido, pero con el pelo largo y sujeto en una coleta baja. - Quiso decir "Por favor" -comentó con una sonrisa.

Asentí incomoda. - ¿Que van a tomar el resto? -pregunté.

- Yo una cerveza tambien, por favor... -dijo el mismo chico de pelo largo.

- Yo quiero un bourbon con hielo... Gracias... -Escuché decir a un hombre que iba trás de ellos, pelirojo y con los ojos verdes.

- ¡Yo me apunto a la cerveza! -exclamó un rubio agarrandose al hombro del primer chico.

- Naruto... sueltame. -dijo imponente éste.

Yo iba sirviendo cada una de las comandas, un poco mas relajada, nunca había visto una banda de moteros tan joven, suelen ser hombres hechos y derechos.

- Yo solo tomaré agua. -interrumpió un chico con el cabello largo y castaño y unos ojos grises.

Otros dos salieron detrás, uno con el pelo anaranjado y muy grande y un chaval con el pelo blanco y ojos lilas pidiendo una cerveza al unísono.

- Aquí tienen... -dije sirviendo las ultimas cervezas.

El chico de pelo negro largo, el que parecía hermano del antipático se apoyó en la barrá con el cuerpo hacia delante, con una sonrisa de lado a lado.

- ¿Y cómo se llama la hermosa camarera a la que agradecer este trago? -dijo levantando la jarra.

- M-me llamo Sakura... -dije titubeando y jugando con la balleta.

- Es todo un placer... Mi nombre es Itachi, mi hermano Sasuke, Naruto, Neji, Juugo y Suigetsu...

- Encantada...- dije sonriendo y volviendo al trabajo algo incomodada por la amabilidad de Itachi.

Fijandome en el resto de clientes, ví como incomododados por la presencia de éste joven grupo dejaban el dinero sobre la mesa y se marchaban, un escalofrío recorrió mi espalda.

- Que raro que el viejo Madara haya dejado marchar a sus cachorros sin vigilancia... -escuché tras de mí decir a un hombre a los chicos.

Era un hombre alto, con el pelo blanco hasta la parte baja de la espalda, uno 40 o 50 años.

- Jiraiya... No esperabamos encontrarte por aquí, y no necesitamos vigilancia... Sabemos controlarnos... -Dijo Sasuke levantandose y encarandole.

- ¿Habeis olvidado el incidente de Texas? -Respondió Jiraiya cruzandose de brazos. - Espero que no liéis aquí nada... Estais advertidos. -En ese momento salió del locar habiendo dejado sobre la mesa 100 dolares por una sola cerveza.

Estaba perpleja. No sabía a lo que ese hombre se refería pero un escalofrío me cubrió, miré desconfiada a la banda, que había continuado a lo suyo como si nada hubiese pasado.

Me giré al escuchar el sonido de la puerta abrirse, otra banda con nubes rojas cosidas en las chupas, algo mayores, iba a saludar cuando:

- Mira a quien tenemos aquí -dijo un pelirojo plagado de piercings, refiriendose a Sons of Silence.

Itachi se giró con una sonrisa totalmente diferente a la que me había dirigido a mí, era macabra y torcida.

- Mira por donde, el viejo Pain se deja ver... -dijo socarrón- No os interesa tener problemas con nosotros y lo sabeis, o ¿habeis olvidado lo ocurrido? -dijo apartandose levantando ligeramente la camiseta de su pantalon, dejando ver lo que parecía una pistola.

- Tranquilo Uchiha... mi visita es solamente por placer... nada de negocios... -dijo irónicamente- Hay más bares en este lugar... ya no veremos en otro momentos...

Estaba paralizada... contra la estantería de las botellas, me temía lo peor, pero pude respirar cuando ese otro grupo se marchó sin más. Una botella estuvo a punto de impactar sobre mi cabeza, pero de un salto Sasuke se coló tras la barra agarrandola a tiempo, yo seguía sin reaccionar, estaba muy cerca, y parecía aún más alto que antes. Cerré los ojos por inercia inhalando su perfume natural.

- Ten más cuidado... -dijo sacandome de mi trance y poniendo la botella en su lugar. A paso calmado volvió al taburete de dónde había saltado. No me había fijado hasta ahora, pero era increiblemente atractivo, me sonrojé y me regañé mentalmente, eran peligrosos e iban armados.

- Por favor, no estés asustada... Somos buena gente... -dijo Itachi, su sonrisa ahora daba miedo. Me sujetó la mano y me dió un suave beso en ella, haciendo temblar mi cuerpo.

Y como si a cámara lenta sucediera, una bala impactó a escasos centímetros de mí, venía de fuera, había atravesado la ventana, Itachi se abalanzó sobre mí tirándome al suelo tras la barra, el resto de chicos se refugiaron esperando a que parase.

Su cuerpo aplastaba el mío y su mano cubría mi boca, estaba muy cerca, podía notar su aliento sobre mí, mis lágrimas empapaban mis mejillas. Cuando la lluvia de balas cesó no les faltó tiempo en cogerme en brazos y salir del local por la puerta trasera.

- Toma llévala tu, iremos detrás por si nos siguen... -dijo pasándome a los brazos de Sasuke como si fuese una muñeca de trapo. Quería gritar pero aún estaba en Shock.

Me subió a la moto, y arrancó de golpe, obligándome a agarrarme a él con fuerza y enterrar mi cara en su espalda. El trayecto se me hizo eterno, no me atrevía a mediar palabra.