Renuncia: Boku no Hero Academia es de Kohei Horikoshi.

Editado: ENERO DEL 2019.


Días Lluviosos


.

.

No hay gran cosa que hacer los días lluviosos.

Normalmente los días lluviosos son asociados con las lágrimas, como si pensaran que allá arriba alguien les llora. Otros, por su lado consideran que los planes del día han sido frustrados y nada más. Sin embargo, no es que a ninguno de los dos les moleste.

—Me ha provocado algo dulce, iré a preparar chocolate ¿si? —la castaña no vacila más y se aleja.

En cambio, Bakugou se acomoda en el sillón de la sala, mientras que esperaba a que llegara su novia.

La lluvia corría por las ventanas dejándolas tan húmedas que hacia invisible lo que fuera el paisaje que daba el departamento. Más tarde llegó Uraraka con dos tazas humeantes a la mano.

—Yo no pedí — refutó el rubio al ver la segunda taza.

Uraraka frunce el ceño.

—¡Vamos! — le anima a aceptar la taza y se la entrega nuevamente, esta vez Bakugou la recibe con mala gana — sé que te gusta, aparte es para aliviarnos del frió que hace de pronto.

Ochako se sentó a su costado, apoyando su cabeza castaña en su hombro y bebe pequeños sorbos de su taza.

—¡Me olvidaba! — menciona exaltada y deja la taza en la mesita de centro para regresar a la cocina.

Al volver tiene una bolsa de malvaviscos. Bakugou sabe que le gusta que acompañen al chocolate.

—El chocolate así sabrá asquerosamente dulce.

—Es delicioso — contradijo la castaña teniendo tanto malvavisco en la taza como en su boca. — No quieres ¿verdad?

No contestó.

—Kacchan — le vuelve a llamar.

—¡¿Qué quieres, cara redonda?!

Ella se acercó a él nuevamente, pero esta vez demasiado cerca. Bakugou no estaba preparado, ya que Uraraka entreabría sus labios muy cerca de sus fosas nasales y de ahí emana el olor a dulce que le parecía tan desagradable. Aun así, no deseaba apartarla.

Tampoco se preparó cuando la castaña le da un beso, que movía sus labios de manera tierna pero atrevida. El sabor que recorría sus bocas era dulce, obviamente, extraño para él porque correspondió el beso sin chistar.

—¿Te gusta el chocolate con malvavisco? — le preguntó nuevamente cuando se separó de él.

—No — responde muy seguro de su respuesta, pero no la miraba directamente. Aquello era una mentira muy descarada.

Uraraka sabia perfectamente que le encantaba y estaba bien que su novio tuviera esa actitud orgullosa. Ochako se recostó esta vez en un costado sin estar pegada a él. Eso le causó alivio a Katsuki debido que muchas veces la cercanía de Uraraka le causaba serios problemas respiratorios.

Uraraka escuchó como caían las gotas a través del vidrio de la ventana y olía el aroma a dulce que penetraba sus narices. Ella pensaba como es que un día considerado como triste, se le hacia tan acogedor.

—Adoro estos días lluviosos, es como una excusa para quedarme en casa contigo — le confiesa — Es muy romántico, ¿Qué opinas?

—Que es una estupidez, maldita cara redonda.

Aunque Bakugou dijera esas cosas, paso su brazo por los hombros de su chica para darle entender que pensaba todo lo contrario. Uravity apoyó su cabeza castaña con la rubia de él.

Se quedan así un buen rato.

Bakugou también adora quedarse con ella en casa. Solo que no solo en los días lluviosos, si no para todo la vida.