Los personajes presnetados no me pertencen. Agradecimientos a sus creadores y solo los uso sin fines de lucro.
Este fic esta basado en un rol ajeno. Gracias a las chicas que me permitieron realizarlo. Dedicado a mi partner.
El shok.
Janet observo la carta una vez más sin poder creer lo que leía, pese a que ya lo había leído cerca de 17 veces. Suponía por las llamadas con Hank que las cosas estaban delicadas, la voz del científico y sus esporádicas palabras le decía que debía volver pronto de su viaje de negocios, más le fue imposible hasta ahora. No se equivocó al pensar que aquel amor que una vez le acerco a su marido había vuelto.
Mas nunca imagino de quien se trataba.
Sus dedos seguían tomando aquella hoja de papel, con ese trazo tan bien conocido de su Hank. ¿Suyo? ¿Alguna vez lo había sido?
Un nudo se había atorado en su garganta y la picazón en la nariz y ojos era tan que en cualquier momento terminaría llorando.
¿Por qué? ¿En que falle? Se preguntó, porque era tan cierto que ella sabía la historia del hombre con el que compartía cama, aun sin saber nombres. Pero no había podido evitar enamorarse como una idiota de él, tampoco había podido evitar sentirse lo suficiente para ser su esposa y erradicar ese mal recuerdo que provocaba que los ojos de su rubio se apagaran.
¿Suyo? ¿De verdad?
Al leer el nombre a quien iba dirigida la carta sus entrañas se revolvieron. ¿Cómo no se dio cuenta? ¿Cómo pudo confiarse? ¿Cómo lo perdió?
Quizás estaba siendo demasiado egoísta en ese instante solo pensando en ella misma, pero con esa carta en sus manos se sentía con derecho. ¿Acaso Henry Pym había pensado un poco en ella? No. Al parecer ni la recordaba, ni sus promesas en el altar ni sus palabras de amor.
Resistió el impuso de llorar y decidió buscar toda prueba del engaño, cuando estuvo a punto de entrar a la habitación se detuvo. ¿Podría soportar el engaño y traición? ¿De verdad? Si al menos lo hubiera sabido, si al menos él se lo hubiera dicho. Pero no.
Guardo la carta en su bolso y tomo su móvil. Era el momento de enfrentarse al amante de su esposo.
Que no era otro que el mejor amigo de este.
Reed Richards.
Contexto: Punto de vista de Janet Van Dyne AKA la Avispa.
