Y aqui regresa Pola con una nueva historia que me estaba comiendo las entrañas. No tengo mucho que decir mas que: Lean y si les gusto comenten y platiquenlo con sus amigos y si no... ¡Pues no hagan nada!
¡Disfruten!
Se encontraba de pie. Había tomado una decisión. Los reapers debían ser destruidos.
Caminó lentamente hacia la plataforma mientras escuchaba los disparos y las explosiones causadas por la masacre que sucedía fuera de las placas metálicas pertenecientes al crucible; el arma definitiva, la salvación y esperanza de todas las razas de la galaxia.
El dolor en su cuerpo era casi insoportable, la armadura que llevaba, la cual por alguna intervención divina no fue hecha pedazos cuando Harbinger atacó, parecía ser lo único que mantenía su maltrecho ser unido.
Con mucho pesar, levantó su brazo y apuntando su arma a la construcción intrincada de metal y polímero, disparó; una y otra vez provocando que una energía roja empezara a manifestarse.
Estaba hecho. El crucible había sido activado y Jane Shepard se dejó caer de espaldas en busca del descanso que su cuerpo anhelaba mientras recordaba todos los momentos que marcaron el espíritu de guerrera que poseía, a todas las personas que, para bien o para mal, influenciaron en su vida. Amigos y enemigos por igual. Porque hasta los reapers le habían enseñado algo con su misión destructiva: Al final todos, sin importar raza o género, eran iguales a los ojos de la muerte.
"Garrus… Espero no tener que esperar mucho en el bar..." murmuró para sí misma, recordando la promesa que le había hecho a su pareja, verse en el mejor bar del mundo de los muertos.
Abrió los ojos para ser recibida por un cielo nocturno, lleno de estrellas brillantes acompañadas de una media luna que se escondía detrás de unas cuantas nubes pasajeras.
¿Estaba viva o muerta? La risa que la pregunta que se hizo le provocó quedó sofocada por el yelmo de su armadura plateada; ya había muerto una vez y esto no era nada parecido a lo que experimentó en aquella ocasión.
Pero entonces... ¿En dónde se encontraba? ¿En qué planeta había caído? Y lo principal ¿Por qué seguía viva? Era imposible sobrevivir una caída libre desde el espacio exterior hasta la corteza superior de un planeta. Hasta donde llegaba su experiencia, debería estar hecha una pila de huesos y cenizas.
Siguió haciéndose preguntas internas mientras continuaba viendo de espaldas, la noche que le acompañaba. Por primera vez en meses estaba acostada dando rienda suelta a su mente, descansando sin preocupaciones. No le interesaba donde se encontraba en esos momentos. Había activado el crucible y destruido a los reapers. Eso era lo que le importaba.
Escuchó pasos apresurados acompañados de gruñidos y aullidos. Abrió de nuevo los ojos que no recordaba haber cerrado e intentó ponerse de pie con mucho esfuerzo.
"¡Ow! Definitivamente no estoy muerta y esto no es el otro mundo." Dijo girando con dolor a donde se escuchaban los sonidos que le despertaron, los cuales eran cada vez más fuertes y claros.
Un grupo de por lo menos diez personas aparecieron frente a ella, tres de ellos montados en lo que parecían ser lobos gigantes con grandes y filosos colmillos. Todos contaban con armas blancas de medio alcance y vestían de armaduras que sólo cubrían parte del pecho, brazos y piernas. Algunos portaban un yelmo maltrecho de metal que dejaba el rostro al descubierto, muy al contrario al perteneciente a ella; el cual protegía su cabeza por completo.
La miraron y ella a ellos por unos instantes. El que parecía entonces el líder, dio un grito de guerra mientras levantaba su arma.
Jane Shepard no necesitaba ser un genio para deducir que querían matarla y que muy probablemente lo lograrían ya que no se encontraba en la mejor de las condiciones en esos momentos.
Javik la iba a ahorcar cuando se lo encontrara en el mundo de los muertos. Ya se lo imaginaba gritando algo como 'La raza más avanzada y asesina en existencia no pudo matarte ¡Y unos primitivos salvajes acaban contigo!'
Se había resignado. Dejó que esas personas se acercaran a ella y uno de los jinetes la tiró al suelo de una patada riéndose cruelmente.
"¿De que sirve tanta armadura, si ni siquiera puedes moverte en ella, viajero?" Siguió riendo y comandó al lobo gigantesco para que presionara su pecho con una de sus enormes patas arrancándole un grito por la poca presión que su armadura dejaba pasar a sus muy probablemente rotas costillas.
La comandante se dio cuenta que su traductor funcionaba con el idioma de esas personas ya que les entendía, pero estaba completamente segura de que ellos a ella no y gimió en agonía cuando el lobo enorme presionó aún más. Su armadura era sólida, pero flexible para facilitar el movimiento tanto hacia afuera como hacia adentro.
"Patético, creí que serías un reto por tu extraña armadura." Resopló la persona sobre el lobo que la tenía contra el suelo y los demás rieron sonoramente.
Su vista se nublaba y según ella empezó a alucinar. Escuchó las voces de sus dos mejores amigos aquellos que siempre estuvieron a su lado en las buenas como en las malas. Supo que había perdido la razón por completo cuando sintió sus presencias. Una a cada lado de ella.
Urdnot Wrex le decía que rendirse no era de krogan, que ella era una en espíritu y que debía demostrar la razón por la cual la palabra "Shepard" significaba "héroe" para todos los krogan, pero que sobretodo ninguna hermana suya debía dejarse vencer sin dar pelea con todo lo que tenía.
Garrus Vakarian, más que un amigo, era el amor de su vida. Le rogaba que no se diera por vencida; que el bar podía esperar y que era mejor que nunca lo llegara a pisar. Que luchara por vivir y ser feliz. Que siempre estaría con ella en sus recuerdos.
Jane se despabiló. Y con energías restauradas por alguna gracia divina, sujetó la peluda pata de la bestia que la mantenía presa con su mano izquierda, por encima de la articulación de la rodilla mientras que con la derecha golpeó la rodilla del lobo con todas las fuerzas que pudo reunir, causando una fractura expuesta.
La persona sobre el lobo herido abrió los ojos en grande al escuchar el alarido de dolor perteneciente al canino. Cayó al suelo junto a la enorme bestia, perdiendo su arma en el proceso.
La comandante, al verse libre, rápidamente giró a su derecha para evitar que su atacante y su montura colisionaran con ella; vio la espada curva justo a su izquierda y la tomó con ambas manos para luego ponerse de pie.
"¡Yo soy la comandante Shepard!" Gritó abalanzándose contra su ahora enemigo y hundiendo la afilada hoja en su costado. "¡Y no llegué tan lejos para que unos primitivos me maten como si fuera un animal de matadero!" Concluyó jalando la espada que se sentía extraña en sus manos haciendo que el objeto afilado salpicara sangre de tonalidad oscura sobre su armadura plateada.
El resto de las personas arremetieron contra ella al ver a su compañero caer. Jane corrió hacia a ellos de la manera en que Wrex siempre se lanzaba a sus oponentes: embistiendo y golpeando todo a su paso. El estilo krogan en su máximo esplendor.
Y así lo hizo; al menos en un principio ya que se dio cuenta de que no tenía idea de como usar una espada y más que cortar a sus oponentes, los golpeaba con el lado plano de la hoja, sacándoles gruñidos de molestia.
Por suerte, no sólo contaba con el estilo de ataque rudo de un krogan. También contaba con la elegancia evasiva de un turian: alcance y flexibilidad para el encuentro, casi una danza. Sus oponentes batallaban para asestar un golpe, y cuando lo daban, éste muy apenas le hacía daño gracias a la armadura que llevaba puesta.
Ojos grises miraban con interés el encuentro desde la seguridad de uno de los árboles del bosque. Creyó que el viajero de la armadura de plata moriría en cuanto aparecieron los orcos; de hecho pensó que estaba muerto desde un principio. Había pasado horas tirado en el suelo sin moverse. Él y su escuadrón estaban por retirarse, pero se detuvieron cuando escucharon un grupo de orcos acercarse al lugar; teniendo que quedarse por si las bestias decidían adentrarse en el bosque.
Vio con curiosidad como la persona en la armadura de plata se levantaba del suelo con mucho trabajo para enfrentar a los orcos que acababan de llegar. Supo que le iban a matar cuando el huargo le empezó a presionar el pecho después de que su jinete le había derribado.
Sin embargo, se cruzó de brazos y sonrió ligeramente cuando la figura cubierta en la armadura plateada había logrado herir al huargo que la asfixiaba y mató a su jinete.
"Esto va a ser interesante chicos, ya mató uno. Le faltan nueve y dos huargos" Comentó en su idioma a los miembros del escuadrón que lo acompañaban. "No bajen la guardia, si tan solo uno de ellos pone un pie en nuestro bosque, actuaremos."
Aparentemente el forastero de plata, como así había decidido llamar a la persona que se enfrentaba a nueve orcos y dos huargos, no tenía idea de como usar una espada; agitaba de un lado a otro sin dirección ni objetivo claro, la que había reclamado del orco muerto y no lograba asestar un golpe efectivo con ella; sin embargo usaba su cuerpo cubierto de armadura como un arma, embistiendo, golpeando y pateando. Uno de los orcos había quedado inconsciente después de un buen puñetazo a la cara.
Aun así, como era de esperarse, al estar superado en números, el forastero comenzó a perder terreno y energías, acercándose cada vez más al bosque en su retroceso involuntario.
Apretó sus armas con decisión. Al parecer iban a tener que luchar con los orcos. El forastero había matado a uno, dejado inconsciente a otro y herido a un huargo: eso dejaba ocho orcos y dos huargos. Dos para cada uno de ellos y en el peor de los casos tres para él, dependiendo del comportamiento perteneciente al forastero de la armadura plateada.
La comandante sentía como se le iban las energías a cada momento que pasaba. Sabía que su única esperanza de sobrevivir la pelea era el bosque que estaba a su espalda en donde tendría suficiente cubierta para protegerse y para atacar por sorpresa a sus oponentes. Por lo que a manera de distracción arrojó la espada que poco o nada le había servido hasta el momento, hacia sus enemigos quienes, al ver la afilada y peligrosa hoja dirigirse a ellos, la esquivaron haciéndose a un lado confundidos y tropezando unos con otros en el proceso.
Jane Shepard aprovechó la confusión de sus oponentes y corrió lo más rápido que pudo al frondoso bosque que le proveería la protección y lugares estratégicos necesarios para tener una posibilidad de salir victoriosa o con vida de la pelea.
"No estoy huyendo" se dijo jadeando "estoy haciendo una retirada estratégica" se aseguró una vez más mientras entraba al bosque y miraba desesperadamente entre los troncos de los árboles, en busca de un lugar para tomar cubierta.
Encontró una formación de rocas de tamaño mediano y la trepó lo más rápido que pudo en la oscuridad del bosque. Cuando iba a la mitad podía escuchar los gritos y gruñidos de sus perseguidores muy cerca por lo que apuró su avance a la cima y llegando se quedó quieta en cuclillas para esperar el momento adecuado. Tenía mucha práctica en eso. La cruel guerra con los reapers le había hecho desarrollar habilidades más allá de lo común. Una de ellas era casi desaparecer del radar en un campo de batalla por la sutileza que se vio obligada a practicar para sobrevivir. Otra era pensar con números 'los pocos por los muchos', suprimir su corazón y su alma a la hora de la batalla para no tener piedad contra su enemigo, quien no respetaba raza, ni edad, ni rango, ni género pues su objetivo era extinguir la vida a su alrededor.
"¡Sal, sal, de donde quiera que estés, forastero!" Escuchó a una de esas agresivas personas decir con mofa. "¡Solo queremos conversar un poco!"
"¡Sí, sí! Nuestras espadas quieren platicar un momento con tu cuello" Continuó un segundo quien al parecer hizo chocar sus armas para dar más énfasis a lo que había dicho.
Jane espero unos momentos y cuando dos de ellos estaban de espaldas a la formación rocosa, saltó para caer de pie en los hombros de uno de sus perseguidores, tirándolo al suelo y provocando un chasquido enfermizo, probablemente de alguna dolorosa fractura. La comandante terminó con su miseria girando brutalmente su cuello.
"¿Pero qué..?" Comenzó a decir el acompañante del agredido, solo para ser interrumpido por Shepard al momento de taclearlo por su torso y derribarelo. Inmediatamente se puso sobre él, inmovilizando sus brazos con las piernas y seguidamente golpeándolo una y otra vez en el rostro hasta que el cuerpo de su oponente dejó de resistirse, pasando a un estado de desmayo.
Poco después de la entrada del bosque, se encontraba el resto del grupo enemigo de la comandante, los cuales corrieron en dirección a sus compañeros cuando escucharon el alboroto. Encontraron a Jane poniéndose de pie con dificultad después de golpear a uno de los rastreadores hasta la inconsciencia y matar al otro.
Los lobos le ladraban y gruñían amenazadoramente, la oscuridad del frondoso lugar, solo dejaba ver los ojos y dientes de las poderosas bestias, pues su pelaje era tan negro como la noche. El sujeto más grande del grupo que la perseguía, comenzó a acercarse a ella con cautela, pero con las armas listas. La persona frente a ellos era peligrosa y una amenaza en los planes de su amo.
"Bueno, parece que esto es todo." Comentó la comandante mientras levantaba su rostro cubierto por el yelmo que llevaba al cielo. Se encontraba muy cansada y herida por la última batalla contra los reapers. "Wrex, no puedes quejarte de que no luché hasta el final." Terminó con un tono de queja sarcástica.
Su oponente se abalanzó sobre ella y Shepard a duras penas pudo detener las afiladas hojas de su oponente al sujetar sus muñecas. Ahora se trataba de una lucha de fuerza bruta y Jane hacía todo lo posible por mantener esas cosas afiladas lejos de su cuello, el lugar más vulnerable en su armadura.
El resto de los locos desquiciados, como Jane había decidido llamar a esas personas de raza desconocida para ella, comenzaron a gritar y a animar a su camarada, pero la fiesta duró poco; sombras tan rápidas, como Mordin hablando a la hora de explicar su último invento, cayeron de desde los árboles y uno a uno los locos desquiciados comenzaron a caer, dejando charcos de sangre bajo sus cuerpos.
La fuerza de los brazos que trataba de detener con sus manos desapareció, junto con la cabeza de su oponente. La comandante cayó al suelo sentada, quedando frente a una mujer pelirroja quien le recordaba mucho a alguien que había muerto en sus brazos.
"Tú… Tú estás muerta…" Murmuró Shepard "Kai Leng te asesinó. Definitivamente perdí la razón." La persona frente a ella ladeó la cabeza en curiosidad y confusión.
"¡Mi príncipe!" Gritó Tauriel para llamar la atención de Legolas, quién se apresuró a ella. "Por ahora no parece ser un peligro. Pero habla un dialecto desconocido para mi."
'¿Príncipe?' Se preguntó la comandante mientras se ponía de pie lo mejor que podía para ver al nuevo personaje frente a ella. '¿Dialecto desconocido? Ah, cierto no entienden lo que digo, pero yo sí, gracias al traductor. Mejor fingir que no los entiendo.'
El hombre recién llegado le observó fijamente, pensativo, poniéndola muy incómoda. "Vendrá con nosotros, quizás mi padre pueda entender lo que diga o Mithrandir. Me interesa saber de donde viene. Usen la fuerza si es necesario."
Jane Shepard entró en pánico. La iban a tomar como prisionera y lo único que ella quería era sentarse y terminar de morir viendo el cielo y sintiendo la tierra bajo su cuerpo. Ya había muerto una vez, y los desgraciados de cerberus la trajeron de vuelta para enfrentar a los colectores en una misión suicida con probabilidades negativas. Tuvo la mala suerte de sobrevivir y de nuevo su descanso le fue negado. Después fue encarcelada por seis meses, por hacer algo que nadie se había atrevido a hacer: fue tachada de traidora, mentirosa y loca.
Hasta que un día, lo que siempre advirtió, sucedió. Los reapers atacaron y eran una fuerza casi imparable.
Corrió. Lejos de ellos queriendo alcanzar el lugar donde despertó. Para volver a dormir y no sentir. Para poder llegar al bar prometido y volver a ver a Garrus.
No llegó muy lejos, tres personas vestidas de manera similar a los otros que dejó atrás la embistieron derribándola e inmovilizándola. El choque de adrenalina había terminado y la debilidad la atacó por todos lados, por lo que se dejó arrastrar a su incierto destino.
Y por ahora esto fue todo. Gracias por leer :)
Agradecimientos a Addie Redfield, AdrianaSnapeHouse y SKANDROSITA por amenazarme a subir esta locura.
Saludos~!
