La repentina muerte de la señorita Sasaki había dejado conmocionado a toda la villa. Era la primera muerte de la zona en años y todos temían que fuera indicio de la peste.
La señorita Sasaki Haruka era hija del alcalde de la ciudad. Una joven alegre y vivaz de unos diecisiete años de edad. Estudiaba en la escuela local junto con otros alumnos procedentes de la misma villa y de sus alrededores. Jamás presentó indicios de padecer alguna enfermedad terminal ni tendencias suicidas.
El doctor del pueblo procedió a examinarla, pero debido a la escasez de medios aún no había encontrado la causa de su inesperado fallecimiento.
El pueblo entero comenzaba a especular cuál sería la causa de esta y el miedo procedió a extenderse por la ciudad: ¡Es la peste! ¡Mi madre murió de la peste hace años! ¡Ha vuelto para matarnos a todos! Gritaban unos. Brujería, ¡es cosa de brujería! Gritaban otros. Pero la verdad se extendía más allá de las fronteras de aquella villa.
