Hola mis hermosas almas... Hoy les traigo una pequeña historia... Esta historia tiene la colaboración de alguien importante, una compañera en el arte del fanfic, gracias a ella que se estuvo gran parte de la madrugada r0leando conmigo, con el propósito de volver esto una historia, muchas gracias, y ahora espero que la disfruten.
Disclaimer: Todos y cada uno de los personajes de Kuroshitsuji, son propiedad, de su autora, Yana Toboso, a la cual admiro mucho, lo unico que es de mi propiedad, junto con la colaborazon que se me otrogo, es de mi propiedad.
"Llega al fin el momento de la ultima orden que dará el Conde Phantomhive a su Demonio Sebastián Michaelis, es un momento sumamente agridulce, ya que el Joven Amo quería confesarse, pero por un momento se le ha olvidado su posición antes Sebastián y su sentir no le es más que una absurda burla."
Cap 1: En La Tarde.
El día en la mansión Phantomhive transcurría como cualquier otro, pero sin duda este sería al fin el día que todo acabaría.
Ciel se encontraba una vez más como siempre leyendo su periódico, en el despacho, aunque realmente no le ponía atención a este, algo mas era lo que pasaba por su mente, lo que le hiso dibujar sínica sonrisa.
Por su parte Sebastián. Había terminado de arreglar el desastre de los estú... otros sirvientes. –Realmente no comprendo cómo es que abunda tanta incompetencia.- Saco el reloj de su bolsillo. –Ya es tan tarde. El joven amo debería de haber terminado su trabajo.- El demonio se dirijo a la cocina. No había pensado aún en el tentempié que haría, sin embargo, no era difícil imaginar el ingrediente principal: Chocolate.
Ciel ciertamente estaba aburrido... Me era necesario un juego nuevo... Aunque lo que estaba dominando su mente, estaba muy lejos de ser un juego, era mejor dicho la intención de una confesión, pero no sabría que paso dar no sin antes probar a su típica manera al demonio.
Sebastián en cuestión de diez segundos había terminado. No le era tan complicado; siendo un demonio, claro. Acomodó en postre en la bandeja, junto con el té, para llevarlo en el carrito. Así fue a donde estaba su Lord. Tocó un par de veces. –Permiso, joven amo.
–"Oh... ya llego...".- Fue el pensamiento del Conde. –Adelante Sebastián...-
–Parece ser que has terminado. Aunque te rehusaste mucho a hacer el trabajo el día de hoy.- Caminaba el demoniaco llegando a donde estaba el escritorio y comenzó a servir el té.
–Claro que ya lo termine, y la verdad no tenía ganas de hacer nada hoy, pero que se le va a hacer...- Alce una ceja y me recargue en mi silla viendo de pies a cabeza a Sebastián.
Sin duda el mayor sintió esa mirada. A lo que pensó:"No es como si las miradas de mi Señor fueran tan... "discretas"". – Jo~ pero batallaste como todo "niño"- Enfatizó mirando a su pequeño amo con burla. Le acerco el pastel de chocolate.
Ese comentario sin duda molesto al pequeño noble. –Cuantas veces te he dicho demonio que no me llames niño... Tsk- El azulino miró el pastel de chocolate y lo ignoro por completo, prefirió solo tomar el té. A lo que con una mirada burlona Sebastián respondió. –Es de "niños" enojarse por esas cosas, joven amo.-
–Si tú lo dices demonio...- El menor seguía tomando el té. Mientras que el demoniaco se mantuvo un momento el silencio y luego, mirando que no tocaba el pastel, –En verdad, no verte comer dulces es extraño.-
–Simplemente no me apetece...Es todo, que acaso es tan grave que por una maldita vez no coma chocolate.- A lo que el demoniaco contesto: –Ohya ohya, ¿es debido a mi comentario?-
– ¿Ah?... Quien sabe... Solo no se me apetece, como todo "niño" soy caprichoso no...- Hablo el azulino de una forma sumamente fría, para sus adentros en la mente del conde era un lio, un pequeño lio, que quizá tarde o temprano tendría que hablar. Pero Sebastián lo miro y le sonrió de forma irónica y burlona. –Uhm~. No diría precisamente "caprichoso". Más pensaba en algo como "infantil".-
El conde dejo su taza a un lado, suspiro un poco frustrado. – Claro como tu digas demonio…- Fue todo lo que dijo. Pero a Sebastián le era algo… Extraño. Aunque, no era raro del todo, que su amo tuviese esos momentos de absurda condescendencia... Pero sin duda alguna, esta vez sí era raro. Ciel miro a Sebastián nuevamente de pies a cabeza. – ¿Que tienes tu?.-
Sebastián alzo una ceja. – ¿Tener?.-
– Aja... te ves intrigado… No me digas que es por mí ahora.-
–¿Por usted?- Amplié la sonrisa. "¿Acaso pensaba de más?".
– En fin, qué más da, no es que sea algo que me importe... Después de todo que te puede interesar de mi además de mi maldita alma, Dime tu maldito demonio.-
– Sentimentalismo. En verdad, joven amo, eres de lo que ya no hay. ¿Has olvidado lo que soy?.-
– Olvidar que eres un demonio, ¡Ja! nunca... Vamos, quien digo que tengo que meter sentimientos para algo.-
–¿Olvidar? Parece ser que quien olvida aquí eres tú, my Lord. ¿O has olvidado porqué sigues vivo?.-
– ¿Crees acaso que podría olvidar la razón? Es por el contrato, algo más que quieras decirme, ya me estoy cansando.- Sebastián fue a su lado y giró el asiento. Tomó aquel mentón haciendo que le mirase. Posteriormente bajo un poco a su altura. –Quizás sólo debería darlo por finalizado. Actuando tan patéticamente. Me pregunto si eres realmente mi amo.-
– Oh vaya, y ahora resulta que dudas de mi, en fin si así lo crees así, Por que no vienes a comprobarlo.-
– ¿Comprobarlo? Como si fuese tan amable para permitirlo.- Sebastián acarició el labio inferior de su amo con el pulgar.
– Tsk… ¿Quién dijo algo sobre amabilidad? Yo no soy amable, si lo quieres hacer, simplemente hazlo, ni que me fuera a negar.-
– Tentar a un demonio. Qué lamentable juego, Joven Amo.
Ante las palabras del demoniaco el azulino le regalo una sonrisa maliciosa y mal intencionada.– No es más lamentable, que un demonio, se niegue a probar y corromper un poco su comida, cuando esta misma le da la oportunidad…-
– Yare yare, qué problemático resultas en ocasiones. Aunque más importante aún, ¿Has tenido que rebajarte a tentarme para divertirte? En verdad, Joven Amo, estás demasiado aburrido.- Suspiro un tanto hastiado el mayordomo infernal.
– ¿Rebajarme?... en verdad Sebastián, lo dices en serio... y dime... ¿Quién te dijo que estoy aburrido?... ¿Quien dijo, que lo que quiero es un simple juego...?.- El menor se levanto de su cómoda silla sin ya decir más, mientras se soltaba sin mucho esfuerzo o gesto, del agarre de Sebastián y camino hacia la puerta.
–¿Entonces? ¿Dirás acaso que no es un juego? Teniendo tales sentimentalismos.
– No, no es un juego, demonio idiota… Sabes que, no importa... con tu estúpida actitud me acabas de decir todo... si es un sentimentalismo o no, creo que ya lo sabes, no creo que seas tan idiota... Yo me largo... Voy al jardín, no te quiero cerca de mí por una hora.
Ante esto el pensamiento del dueño de mirar carmesí era: "No tenerle cerca. Sin duda mi amo aún es un mocoso". Sin embargo, no dejaba de ser su amo, y aquello, era una orden más. – Con certeza.- Se inclinó levemente.
– Idiota... Y no creas, que no sé, lo que estas pensando, si soy un mocoso, un niño, o como se te dé la gana llamarme, pero no creí que un demonio fuera así de cobarde, como para no querer hacer sucumbir, corromper y torturar de otra forma al alma que se comerá...
Después de las palabras del Conde este salió de su despacho. Sebastián suspiro suave al verle salir. En realidad el demoniaco no tenía interés en sus juegos, no cuando tendían a ser con el mayor. A pesar de ello, algo era claro, Ciel no estaba actuando normal.
El menor ya se encontraba caminando hacia el jardín, una vez ya en el, siguió caminando a un lugar, se dirigía a una pequeña cripta perdida cerca del bosque que se encuentra a las orillas de la mansión, a la cual sin más procedió a abrir y entrar. El conde termino sentándose en unos escalones. –¿Quien carajo le dijo que lo que yo quería, era un juego?... ¿O que estaba aburrido? Tsk... Creo que es patético que me haya figado en el...
Bueno, hasta aqui llega el primer cap, espero que les haya gustado mis hermosas almas lectoras, y mis maravillosas ladies, un infernal beso y que tengan dulces pesadillas.
HimeDiamont, 2015 ©
