¡Hola de nuevo!

Cuanto tiempo ¿no? Ya extrañaba andar por estos lares pero fui victima de un bloqueo, así que tuve que alejarme de la computadora y tras experimentar las vacaciones estilo "papá las planeo a las 3 de la mañana" (lease campamento) afortunadamente sobreviví (a ambas) y ya vuelvo con este pequeño proyecto que surgió a la par de de mi fic "Queen of Hearts". No tenía intenciones de publicarlo (ni siquiera tenía un titulo) pero finalmente lo tomé como terapía a mi bloqueo.

Será una serie de viñetas (?) (ocho en total) sobre Jack y su historia (obviamente divagaciones mías). Toménlo como un regalo de Navidad (muy pero muy atrasado) y de año nuevo, de mi para todos ustedes.

Tambien aprovecho para dar las gracias a todas las personas que me leen. Me hace feliz saber que lo que escribo les gusta.

Advertencias: ¡Divagaciones excesivas de la autora! Algunas palabras malsonantes...

Disclaimer: Pandora Hearts y sus personajes no me pertenecen, son propiedad de Jun Mochizuki y yo solo los tomo prestados un ratito para darle rienda suelta al montón de cosas raras que hay en mi cabeza.


-.- Blanca trayectoria -.-

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Huir


"Quizá sea un mal comienzo pero ¿Piensas quedarte ahí, parado y sin hacer nada?"


Era la misma rutina de siempre.

Los sollozos se escuchaban ni bien abrir la puerta, lo mismo que los gritos y el sonido de objetos varios haciéndose añicos.

Jack solo suspira con cansancio y se arma de coraje para entrar a su propio hogar—que a veces detesta tanto para llamarlo suyo—aferrando su cartera y libros bajo el brazo. Camina a paso firme hasta las escaleras, que conducen al primer piso donde se halla su habitación, pasando de largo el eterno espectáculo de la sala: su madre ebria y arrojando cosas, las asustadas sirvientas intentando calmarla y Emma, su nana, observándole desde la cocina con preocupación y lástima—más de la que Jack está dispuesto a soportar—pintados en su amable rostro. De todas formas hay tarea que hacer y Jack quiere concentrarse solo en eso, más lo que sucede a continuación lo turba y detiene al pie de las escaleras, con las pupilas dilatadas y sudando frío.

¡Solo nos has traído deshonra Elizabeth!¡Primero te vuelves la ramera de un Vessalius y das a luz a su bastardo y ahora eres una maldita alcohólica!¡¿Cuánto más planeas avergonzarme? ¡Eres una Auttenberg! ¡Por todos los cielos, actúa como tal!

Tan rápido como un parpadeo, un florero vuela de la sala al recibidor, acompañando los coléricos gritos que, de un momento a otro, parecen haber subido de volumen y retumban con desquiciante insistencia en sus oídos.

"Chiquillo sucio"

Jack siente una arcada atacar su estómago. Sus ojos se pasean con nerviosismo hasta la sala, rogando porque "la voz"solo fuese producto de su imaginación pero aquello no sucede. Su mirada se topa con la imponente figura de su abuelo, Daniel Auttenberg, agitando a su madre por los hombros, mirándole iracundo y desesperado, por ver a su única hija en ese estado tan deplorable. Humillada y con el honor—no solo el suyo sino el de la familia entera—mancillado.

¡Allan volverá! ¡Volverá por mí y seremos felices!—replicaba la pobre Elizabeth con vehemencia entre sollozos—¡Allan volverá, papá! ¡Me lo prometió!

¡Ese maldito bastardo solo te engañó!—le acalla Daniel, empujándola con desprecio—¡¿A caso eres estúpida?

¡Basta. Déjala en paz!—Jack ni siquiera sabe en qué momento se ha movido—o como es que lo hecho siquiera—pero ahora sostiene la mano de su abuelo que se ha levantado, temblorosa y amenazante, sobre la indefensa Elizabeth mientras intenta mirarle furibundo y firme aunque su voz falle estrepitosamente—¡Si te atreves a tocarle yo...!

¡Suéltame chiquillo sucio! ¡Me das asco!

Daniel se aparta como si el simple contacto le quemara y se muestra indignado por la osadía de la "cosa", como solía llamarle, y es que para Daniel, Jack no es "Jack", ni "su nieto" o el "hijo de Elizabeth", Jack es solamente "la cosa", fruto del pecado que les arruinó la vida y no tenía derecho de llevar un nombre o ser tratado como persona.

¡Sal de mi vista!—vociferaDaniel, siendo él quien acaba huyendo, como alma que lleva el diablo, en tanto Jack solo atina a mirar a su madre, quien yace en el suelo, murmurando cosas sin sentido y la mirada ausente. Su mente parece haberse ido y Jack no la culpa por ello. El mismo desearía hacerlo pero las palabras calan hondo y los recuerdos de una triste infancia le atormentan.

Mamá...—la llama y se encuentra con su mirada violácea, en donde identifica un brillo casi arrullador que no dura tanto y apenas un segundo después, Jack va a parar hasta la pequeña mesa de la habitación, con el labio inferior roto y la mejilla hinchada.

¡¿Por que?en un arranque de ira, de los que Jack siempre ha sido victima, Elizabeth le ha golpeado¿Por que no ha venido por mi? ¡El me dijo que me amaba! ¡Que volvería! ¡Todo por tu culpa!le escupe a la cara y se araña el rostro con histérica.

Y esa fue la gota que derramó el vaso.

Los ojos de Jack se volvieron vidriosos. No de miedo o dolor—Jack ya no es un indefenso niño—sino de odio. Odio a su padre por abandonarles. A su madre por ser tan estúpida. Al mundo por la vida tan miserable que le tocó.

"Te pareces mucho a tu padre, Jack"por un instante, Jack recuerda las palabras de su madre y por fin puede darle la razón. Él no es tan estúpido como su madre para creer en falsas promesas de algo que jamás llegará. Jack era realista y centrado como Allan Vessalius y al igual que él...también la abandonaría.

Afuera nevaba, estaba ya muy oscuro y el frió helaba hasta los huesos pero a Jack no le importó, solo tomó sus cosas y se perdió entre las calles, ansioso por dejar atrás aquel infierno.


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