¡Hola! Ya me tienen de regreso con otro universo alterno de fma, y de nuevo con el triangulo amoroso conformado por Ed, Winry y Al (XD ya me obsesioné).
Este fic esta dedicado a las personas que más me apoyaron con mi historia anterior, que son Nekito-chan, Dollisapi Do Tao, Bianca Potter, Walking y Raven-Vidaurreta.
Espero que les agrade este fanfic y que me dejen sus comentarios. Ahora los dejo leer.
¡Hasta la próxima!
Capítulo 1- Huyendo del pasado
Era una hermosa noche iluminada por las estrellas, las cuales se reflejaban en los ojos del joven Alphonse Elric, quien miraba al cielo desde uno de los balcones de la mansión de su familia.
Su expresión mostraba una mezcla de sentimientos, como nostalgia y nerviosismo. Su mente divagaba en algunos pensamientos, hasta que fue interrumpido por una suave y melodiosa voz, que logro sacarlo de sus meditaciones.
-¿Qué sucede, Al?- cuestionó la bella chica de larga cabellera rubia y profundos ojos azules que se acercaba a el.
-No es nada Winry, solo estaba pensando.-
-Si es así, entonces entremos. La cena ya esta servida.-
Sin más, la muchacha tomó una de las manos de Alphonse para llevarlo a la mesa. Instantes después, ambos se encontraban en el gran comedor, donde los esperaban otras tres personas.
Los jóvenes tomaron asiento uno junto al otro, para luego comenzar a degustar sus alimentos.
Hubo un breve período de silencio, que fue roto cuando Hohenheim se decidió a hablar.
-De acuerdo hijo, ¿para que nos has reunido esta noche?-
-Creo que todos estamos ansiosos por escuchar lo que quieres decirnos.- interrumpió Sara, la madre de Winry
El rubio se levanto decididamente de su asiento, aunque lo cierto era que se sentía demasiado excitado por lo que ese momento representaba para su vida.
-Bien, creo que primero les gustará escuchar una buena noticia. Uno de mis profesores, el doctor Marco, acaba de recomendarme a uno de los mejores hospitales del país para entrar a trabajar, y afortunadamente me han aceptado gracias a mis sobresalientes notas.-
-¡Eso es maravilloso Al!- exclamó emocionado el padre del muchacho
-Felicitaciones.- agregó con tono sereno Dante, la joven esposa de Hohenheim
-Se los agradezco, pero eso no es todo lo que quería decirles.- dijo el menor de los Elric mientras tomaba la mano de su novia y le ayudaba a abandonar su silla -No creo haber podido elegir un mejor momento. Estoy a punto de terminar la carrera de medicina, me he colocado en uno de los mejores trabajos, y tengo una persona a la que amo más que a nadie, y con quien quisiera... compartir el resto de mi vida... si es que ella me lo permite.-
Ante las últimas palabras, Al colocó en uno de los dedos de la chica un anillo de compromiso, en tanto, ella lo miraba asombrada y emocionada.
-Winry, ¿te casarías conmigo?- preguntó Alphonse
La rubia asintió limpiando las lágrimas de sus ojos, confirmando su aceptación abrazando a su prometido, mientras recibían las calidas felicitaciones de los demás presentes.
A pesar de la gran felicidad que lo embargaba, el joven no pudo evitar mostrar un poco melancolía en su rostro al recordar la ausencia de su hermano.
0-0-0-0-0-0-0
Era una fría mañana en Londres. Hacia apenas una hora que el sol había salido, pero todos esos detalles eran ignorados por un hombre rubio, de cabello largo, quien mantenía toda su atención en unos papeles que sostenía entre sus manos. Su imperturbable mirada seguía fija en los escritos, buscando algo que pudiera corregir, pero después de unos minutos, abandono los documentos sobre su escritorio y se dirigió a la cocina para tomar un poco de café.
Después de servir un poco de la bebida en una taza, el joven tomó los papeles, caminando con ellos hasta el recibidor y depositándolos sobre una pequeña mesa, mientras el se dejaba caer con pesadez sobre un sofá.
Seguía bebiendo su café, sus ojos dorados se concentraban en algún punto del lugar, haciendo notoria su distracción.
Un instante después, el joven tomo de la mesita del recibidor la correspondencia que había recogido esa misma mañana. Suspiro profundamente antes de dejar los sobres nuevamente en su lugar, para luego cubrirlos con los documentos que estaban a un lado.
De alguna manera, algo en esas cartas recibidas le causaba incomodidad y molestia, por lo que comenzó a masajear sus sienes, hasta que el sonido del timbre lo alertó, y rápidamente acudió a abrir la puerta.
-Puntual... como siempre.- dijo el rubio
-Sabes que es mi costumbre.- agregó Roy con una sonrisa mordaz
En seguida, Edward invitó a pasar al recién llegado, quien se despojó de su largo abrigo negro y lo colgó sobre un perchero.
-Me da gusto saber que has terminado el trabajo antes de tiempo. La editorial esta más que complacida contigo.-
-Escribir es mi único pasatiempo, por eso le dedico tanto tiempo.-
-Y lo haces bien, pero creo que podrías mantenerte ocupado en otras cosas. ¿Por qué no vamos al bar esta noche? Las chicas me han estado preguntando mucho por ti. Te servirá para pasar un buen rato.-
-No estoy de humor para salir a ningún lado.-
-De acuerdo, si no quieres estar con ninguna mujer entonces solo iremos a beber-
-Estoy cansado. Me quede despierto toda la noche para poder entregarte la historia hoy, así que me quedare el resto del día a dormir.-
-Sabes que no es necesario que te presiones tanto. Te doy tres meses para que me entregues una historia, y tu solo utilizas la mitad del tiempo. De vez en cuando necesitas descansar.-
-Mientras te entregue un buen trabajo tú no debes preocuparte por nada más. Yo sabré como manejar mi vida.-
-Claro, lo que digas- dijo Mustang encogiéndose de hombros -Y dime, ¿Qué es lo que has preparado esta vez?-
-Míralo tú mismo.- expresó Ed señalándole a su jefe los cientos de hojas que se encontraban sobre la mesa.
El muchacho de cabello negro tomó los papeles y comenzó a hojearlos. Minutos después, hizo una mueca de aprobación.
-Esto promete ser una de tus acostumbradas tragedias románticas que nunca suelen tener un final feliz-
-Exacto. Sabes que siempre trato de darles a mis lectores una visión realista de la situación, ya que en este mundo, no existen los finales felices, ni los amores eternos-
-Tú lo has dicho. Es por eso que ni tú ni yo llegaremos a casarnos. Es mucho mejor disfrutar de cada momento, y no comprometerse con nadie. No cabe duda de que con esta historia seguirás teniendo la preferencia de millones de chicas.-
-Eso espero. Ahora Roy, si me disculpas, iré a la cocina por un poco más de café-
Mientras esperaba a Edward, el otro joven se acomodó en uno de los asientos. Luego su vista se encontró con la correspondencia de su amigo, y al mirar el lugar de procedencia de una de las cartas, Mustang comprendió el porque del extraño comportamiento de su amigo.
Luego, el rubio regreso al recibidor, sentándose frente a su acompañante.
-Veo que has estado recibiendo más de esas cartas ¿Por qué no las contestas de una vez?- dijo Roy con aparente indiferencia, provocando que Ed lo mirara con rencor.
-¡Eso no te incumbe!- agregó alterado el joven escritor
-¡Tu hermano no merece lo que estas haciendo! ¿No te das cuenta de que una estupidez te esta haciendo perderte sus mejores momentos? Estoy seguro de que lo único que el desea es que estés con el.-
-¡Sabes mejor que nadie cual es la razón por la que no deseo volver a casa!-
-La sé, pero no por eso puedo decir que te entiendo. En los últimos cinco años solo has estado huyendo de tu familia, de la gente que te quiere. Gozas de un privilegio que yo no tengo. No lo desperdicies. Ahora, si me disculpas, tengo que irme a la editorial. El trabajo me espera-
Sin más, Mustang salió del hogar del rubio, quien permaneció ensimismado por las palabras del hombre de cabellera oscura.
El dolor de su pasado no le permitiría volver junto a su familia, a quienes tenia años sin ver, poco después de que su padre se casara de nuevo. Desde aquel entonces se había establecido en Londres, donde se ganaba la vida como escritor, y tenia éxito. Trataba de mantenerse ocupado para no pensar, pero lo único que lograba era lastimarse y amargarse más.
Permaneció durante horas recostado en su sofá, hasta que su vista se desvió a la pequeña mesa.
Sin saber que le obligo a ello, tomó entre sus manos una de las cartas dirigidas a el, proveniente de Alemania, donde su padre y hermano residían. En un impulso, abrió el sobre, decidido a leer la misiva, la cual decía lo siguiente.
¡Hola hermano!
¿Cómo has estado? Espero que tengas tiempo de leer estas líneas, ya que se que eres un hombre bastante ocupado con tu trabajo, y por eso no has podido contestar, pero aun así sigo escribiéndote para que tengas noticias de nosotros.
En casa todos estamos bien. Yo estoy a punto de graduarme y recibirme médico, como lo prometí hace años, y estoy a punto de entrar a trabajar a un buen hospital.
También, debo anunciarte que me casare, y nada me daría mas gusto que tenerte en casa para el día de mi boda.
Te extraño mucho, al igual que papá. Algunas veces, me dice que quisiera que le dijeras el porque de este distanciamiento, y suele culparse por ello.
Ha intentado llamarte y escribirte para disculparse contigo, pero no tiene idea de como empezar.
Ojala pueda verte pronto.
Ahora, te dejo. No deseo quitarte más tu tiempo.
Cuídate mucho.
Te quiere:
Tu hermano, Alphonse Elric.
Al término de la lectura, el rubio sintió un extraño remordimiento. Su hermano menor nada tenia que ver con sus errores, y sin embargo los pagaba.
Pero, había una razón bastante poderosa que le impedía volver al lugar donde creció. Algo que de tan solo recordarlo le llenaba de rabia e impotencia.
Pero, después de meditarlo, recordó las palabras de Roy, y supo que era afortunado por tener aun un padre y un hermano que lo esperaban, al contrario de su amigo, quien quedo huérfano a temprana edad.
Leyó la carta varias veces, imaginando así la voz de Al suplicándole volver, y fue entonces cuando logró disipar sus dudas.
Se levanto con decisión y rápidamente comenzó a hacer su maleta para tomar el primer vuelo que lo llevara de regreso a Alemania.
0-0-0-0-0-0-0
Bien, este es solo el comienzo de esta historia. Les prometo sorpresas más adelante. Mientras tanto, déjenme sus reviews para saber que les ha parecido este capítulo.
¡Hasta luego!
