Disclaimer: En esta historia se utilizaron algunos de los personajes de la saga Harry Potter, creación de J. K. Rowling, todo lo que no reconozcan es sacado de mi imaginación.
¡Muchas gracias por tomarse el tiempo y leerlo! Espero lo disfruten.
Este fic participa en el minireto de junio para "La Copa de las Casas 2014-15" del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black.
Pecado: Envidia.
100/ 400
Palabras: 329
Fantasías
—Mátala, Bellatrix— te dice.
No necesitas que te lo diga dos veces, estas dispuesta a cumplir tu labor, desde hace mucho tiempo. Apuntas a la serpiente, no vas a matarla tan fácilmente. ¡No! Ella va a sufrir primero.
—¡Crucio!— se escucha tu primer grito. Miras al animal retorcerse en el suelo, moviéndose sin forma, de un lado a otro. Sus ojos casi se salen de sus orbitas, empieza a salirle sangre. En tu rostro se forma una sonrisa endemoniada. Disfrutas verla sufrir.
Con otro hechizo, la expulsas por el aire. Choca bruscamente contra la pared.
—¡Sectumsempra!—miles de heridas le rasgan la piel. El animal gime, eso te agrada. Dejas que soporte un poco más. Un momento después, lanzas el Avada definitivo, y ahí está; el ser que más detestas en el mundo. A tus pies. Muerto…
La voz del Señor Tenebroso te despierta de tu ensoñación. Es el sonido que más te gusta escuchar, pero, sus palabras son crueles a tu persona.
—Te dije que te largues— te ordena.
A sus pies, se encuentra Nagini. Ese maldito animal; te roba la atención de tu señor, tu amor, tu amo. Esta, se desliza por la silla hasta llegar a su altura. Coloca la cabeza en su regazo. Miras la escena con rabia. Él la está tocando. ¡Incluso la acaricia! Cuanto darías por estar en su piel. A cuantos has matado para estarlo… Aun así, él te ignora, el único ser al que le muestra un poco de cariño es a esa ruin serpiente de porquería.
Haces una reverencia, tratando de poner toda tu devoción en ello. Él, ni te dirige la mirada, sigue acariciando a su mascota. Sales de la habitación. El odio creciendo en ti con cada paso. Quién lo diría, tú, una sangre pura de superioridad indescriptible, sintiendo envidia de una condenada serpiente.
Maldices en tu interior. ¡Cuánto odias a ese estúpido reptil! Si tan solo te dejaran a solas con ella… Sonríes, aún te quedan tus fantasías.
