Hola gente de esta sección tan linda sobre POT! Hoy estoy de tan buen humor que decidí por fin empezar a publicar este fic, el PRIMERO que hice (aunque haya publicado otros antes) y que espero, ahora que muestro, me digne a terminar. Es una cuestión de auto-insentivarme. Leanlo y disfruten, al final de este cap haré las debidas aclaraciones sobre la historia.

Capítulo 1

La situación me supera

'Dios, ya no puedo más, tengo que hacer algo o voy a terminar loca….LOCA!'

Una figura delgada y notoriamente exasperada salía de las canchas de tenis del colegio Seigaku con destino desconocido. ¿Hacer algo? Pero si ya lo había hecho (o mejor dicho, casi). Por poco le estampa a su "querida amiga" Tomoka una raqueta en medio de la cara; pero como eso iba en contra de lo que una chica con el carácter de Sakuno Ryusaki haría, sólo se limitó a dar media vuelta e irse del lugar sin decir ni "a "(como cualquier chica con el carácter de Sakuno Ryusaki haría -).

Y es que, realmente, uno no puede tener tanto pulmón (ni cara) como para estar un partido completo gritando cosas como: "AY, Ryoma", "mi príncipe, mi rey", "mostrame tu swing, potro" o "quisiera ser raqueta para que me agarres así" y un sinnúmero de frases más que, la verdad, rayan de asquerosas y patéticas.

Claro que, si se tratase solamente de Tomoka una tendría la esperanza de que los gritos de los espectadores llegasen a opacar sus "odas al Príncipe" pero, hacía ya 3 años que Echizen había ingresado al colegio y en ese tiempo la "ryomanía" se había expandido a más de la mitad de las colegialas, sumado a la gran fama que tenía de por sí con el alumnado entero.

¿Y qué podía hacer Sakuno al respecto? "Nada". ¿Había logrado que Ryoma intercambiara con ella más que una oración? "No". ¿Podría acaso conseguir sobresalir de ese bólido de féminas histéricas y lograr la atención del chico? "¿Para qué seguís torturándote si ya sabes la respuesta? Si no lo hizo en estos 3 años no va a empezar ahora".

Aaaaaaaaahhhh- Dejó escapar un largo suspiro y siguió su camino a quién sabe dónde, miraba fijamente sus pies que se movían de manera autómata. '¿Y para qué seguir sufriendo? Sería mejor rendirse y seguir adelante' dijo una voz decidida en su cabeza.

-Si…..pero no es tan fácil hacerlo como decirlo- respondió ella.

'Es cierto, pero es mejor que sufrir en silencio por una esperanza perdida, si de todos modos él no se da cuenta si estás o no' insistió la voz.

-Supongo- no estaba muy convencida.

'Si continuas así vas a terminar siendo comparada con esas histéricas máquinas de baba que se hacen llamar sus fans¿querés eso?'

- ¡No, ni loca!- Gritó a toda voz. Unas señoras que pasaban junto a ella la miraron raro y apuraron el paso. Definitivamente era hora de reaccionar, como Sabina bien dijo "No hay nostalgia peor, que añorar lo que nunca, jamás, sucedió" Pero eso iba a terminar ya mismo, se olvidaría de él, bueno, no era posible dejar de verlo ya que iban a la misma división y compartían amigos. Se limitaría a tratarlo lo menos posible, eso haría. Tendría que dejar de asistir a sus partidos. 'Mejor' pensó, 'así tendré las canchas libres para practicar tranquila'.

Porque si algo debía agradecerle Sakuno al frío joven era el haber despertado su pasión por el tenis, cosa que su abuela no había logrado desde que había ingresado a Seigaku. Sin embargo no podía dejar de sentir una especie de peso angustioso en su interior, iba a costarle mucho sacarlo de su mente y aún más difícil de su corazón… 'pero es lo mejor' pensó decidida, dio un último gran suspiro y manteniendo su cabeza bien en alto y la mejor de sus sonrisas se dirigió a su casa.

De nuevo en la preparatoria Seigaku, el partido acababa de terminar. Para variar Ryoma había ganado de nuevo, asegurándose nuevamente un puesto entre los titulares. No que fuese algo que le importase demasiado, nunca venía mal un poco de calentamiento adicional. Se acomodó su gorra y saludó con indiferencia a su contrincante mientras se dirigía a la banca para recoger sus cosas.

Quién se hubiera imaginado lo significativa que podría ser esa corta distancia: era como si hubiesen subido repentinamente el volumen. Los gritos eufóricos se confundían entre sí haciéndose notar algún que otro llanto histérico por parte de las espectadoras. Y es que no era para menos, tres años de entrenamiento habían rendido bien sus frutos y el Ryoma pequeño y de mirada arrogante había dado paso a un joven adolescente: Seguía siendo delgado aunque había logrado una buena estatura, su complexión era elástica y ágil, con una amplia espalda y músculos bien definidos aunque no excesivamente desarrollados. En fin, todo un espectáculo para los ojos femeninos. Pero aún así seguía con el mismo carácter de siempre. Sus ojos color ámbar seguían siendo fríos y misteriosos, apenas hablaba con sus amigos y se mantenía al margen de todos lo que no tuviese que ver con una raqueta. Una hermosa estatua de hielo carente de emoción, resultaba difícil creer que pudiese ser tan popular, pero eso era parte del encanto de Ryoma Echizen.

Terminó de guardar sus cosas, tomó su bolso y se dirigió fuera de la cancha seguido por los insoportables gritos.

-¡Ay, por el amor de Dios¡¡¡CALLENSE!- se quejó Horio tapándose los oídos, su cara notablemente irritada- ¿Quién las manda a hacer tanto escándalo? Sólo fue un simple partido entre internos, ni siquiera era un torneo oficial. (NA: Pobre ignorante -)

-Si- dijo Tomoka resentida, miraba con escándalo a las seguidoras del príncipe que se agolpaban en la entrada del campo para verlo mejor. En su rostro se notaba claramente que "no eran miembros del club de fans oficial de Ryoma"- tampoco es cuestión de mostrarse tan necesitadas, que vergüenza, no puedo creer que sean tan fáciles- dijo con toda convicción, como si nunca hubiese sido partícipe de tan "degradante" situación.

- Mirá quién habla, está celosa por que tiene competencia- dijo Horio en un susurro casi inaudible a Kachiro y Katsuo, pero por la cara de la joven parecía haberlo oído claramente porque se acercaba peligrosamente a él con los puños fuertemente cerrados. Podría haber terminado en el hospital de no ser porque el súbito silencio llamó la atención de la chica.

Sin saber precisamente cómo, Ryoma había logrado atravesar el muro de fans y se encontraba parado frente a ellos. Hubo una pausa larga e incómoda en la que recorrió con la mirada a cada uno de los chicos, para fijarlos finalmente en Tomoka, quien tragó con dificultad. Por una fracción de segundo pareció como si estuviese a punto de decir algo pero se detuvo en seco, pronunció un débil "Bye", giró sobre sus talones y se retiró del lugar.

- ¿Y a este qué le picó?- se escuchó decir a Horio más para si mismo que para los demás.

(Pi-pi……pi-pi).Una figura cubierta por una mullida frazada se revolvía en su cama, balbuceando en sueños. (Pipipipi….pipipipi). Hizo un amago de levantarse pero se cubrió más con las mantas y escondió su cabeza bajo la almohada (PIPIPIPIPIPIPIPIPIPIPPIIIIIIIIIIIII… PAFF!…PIPIP…PIpi…pip………………..) el reloj había sido golpeado contra la mesa de luz, desparramando tuercas y trozos de plástico por el piso mientras la figura se enderezaba en la cama y se quedaba estática, cabeceando un poco.

- No me quiero levantar- dijo Sakuno con pereza y volvió a tenderse en el colchón y se tapó con las frazadas. Fue como si hubiesen pasado un par de segundos recostada cuando sintió a su madre que la llamaba, de un salto se levantó de la cama y vio la hora en el despertador (por suerte había sobrevivido al golpe).

- ¿Qué¡No¡Dormí media hora de más! Se me hizo tarde - Desesperada, se vistió lo más rápido que pudo, por poco se queda pelada al cepillarse el pelo (las trenzas habían quedado atrás, ahora llevaba su pelo suelto y con un corte rebajado), tomó su bolso y salió corriendo de su habitación. A la pasada logró tomar una tostada que le alcanzaba su madre y sin detenerse a explicarle salió como una tromba de su casa. '¿Qué me pasa?' pensó. Nunca llegaba tarde al colegio, siempre era de las primeras en llegar; aunque, claro, se había pasado toda la noche intentando convencerse de que su decisión había sido la correcta y hasta que no se lo dijo al menos unas 800.000 vences no pudo conciliar el sueño. Ahora por su estupidez llegaría tarde, y quién sabe qué le dirían. Entonces recordó que Ryoma solía llegar tarde…. Bah, siempre llegaba tarde y nunca le habían dicho nada al respecto (o él no le daba la menor importancia), quizás con suerte lo encontraría camino al colegio y…….. Se detuvo en seco y se pellizcó fuertemente el brazo '¿Soy estúpida o qué?' se dijo repitiendo el castigo mientras pequeñas lágrimas se juntaban es sus ojos 'no puedo estar pensando en verlo cuando la idea es evitarlo lo más posible'. No, definitivamente le costaría lograr su objetivo. Revisó su reloj-pulsera y con otra exclamación (por no decir maldición nn) retomó su carrera hacia el colegio.

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En una antigua casa de estilo japonés un muchacho se levantaba de la cama con pesar. Voltea hacia la ventana, observa la luz deslumbrante que se cuela por las cortinas y sin expresión alguna murmura "tarde". Se levanta de inmediato y en un santiamén está listo para partir: toma su gorra, el quipo de tenis y sale al corredor a toda prisa. En el camino se topa con un hombre que se esforzaba por no perder el equilibrio: intentaba sostener una insegura pila de revistas de apariencia sospechosa (¿de qué serán? nn). Se detienen uno frente al otro y se observan detenidamente. El joven con una expresión de "no servís ni para despertarme", el hombre con una divertida expresión de "llegás tarde otra vez". Finalmente siguen con su camino, pero el hombre se encuentra con el pie del muchacho frente a él y termina de cara al piso, desparramando todas sus revistas.

- Maldito hijo de…….yo- dio un gran suspiro, viendo el caos en el suelo- Y las había estado ordenando por fecha…..Bueno- una sonrisa sádica se dibujó en su rostro- ahora tendré que revisarlas TODAS de nuevo. Y procedió a recogerlas.

El joven sale corriendo de la casa rumbo al colegio, para variar llegaba tarde pero no era nada que le importase generalmente, el problema era que por esta vez necesitaba que lo despertaran temprano, necesitaba llegar antes que nadie al colegio…

- Idiota, y se hace llamar padre- dijo entre jadeos cuando doblaba la esquina de su colegio. Al llegar casi a la altura del portón de entrada vio a alguien que corría desde la esquina opuesta, por un momento se quedó congelado observando a la silueta que se acercaba.

- Ryusaki?- murmuró para si mismo¿a estás horas? Eso no era normal en ella, pero a él le resultaba conveniente. Fue entonces cuando reaccionó y recorrió el camino que le quedaba hasta el portón, pero al llegar a él detuvo la marcha y comenzó a caminar despacio, como si tuviese todo el tiempo del mundo. Sentía los pasos apagados de la chica que se acercaban rápidamente (en un segundo estaría en la puerta), la sintió frenar levemente al doblar en la entrada del colegio (debía de estar a unos 4 metros de él) ya podía sentir su respiración acelerada tras él. Se volteó para verla y demostrar su usual carácter frío cuando notó que una mancha verde pasaba volando a su lado: lo había pasado de largo. Vio algo perplejo cómo la chica ingresaba al edificio a toda prisa, sin siquiera voltearse o saludarlo ¿no lo habría visto? Recordó la hora que era y salió disparado en dirección a dónde había desaparecido la joven.

- Sakuno¿Qué te pasó? Ya es tarde, y vos no sos de llegar sobre la hora ¿te pasa algo¿Te sentís mal?- preguntaba una insistente Tomoka que parecía haberse pasado de cafeína.

- No, no me pasa nada, estoy bien- dijo jadeante mientras dejaba sus cosas en su banco. Tenía su mano fuertemente oprimida en su pecho, no por que estuviese muy agitada por la carrera, es más, daba las gracias de tener un motivo para que no pudiesen notar cómo estaba temblando por completo: había ignorado a Ryoma. Pudo verlo llegando al portón desde la esquina y por un momento tuvo la necesidad de detenerse y hablarle, pero por suerte, pudo tomar el coraje necesario para pasar junto a él sin siquiera mirarle. No estaba muy segura, pero le pareció que el se había volteado para verla¿sería posible? 'No' pensó, 'si ni se da cuenta de que el universo fluye a su alrededor meno se va a fijar en mí. Es mejor así'

- Menos mal, estaba asustada- dijo su amiga más calmada. Tomó una gran bocanada de aire y….-¡ ME QUERÉS EXPLICAR ENTONCES DÓNDE CARAJO TE HABÍAS METIDO AYER? Te fuiste a mitad del partido, me dejaste sola rodeada de esas pu….bertas que no paraban de gritar idioteces y de babearse con ¡MI príncipe!

- Pero si ni siquiera les prestaste atención- dijo Horio desde su banco- Estabas muy ocupada gritando "Ryoma te amo, Ryoma te adoro" y sacando fotos como loca- acotó mientras imitaba a una exagerada Tomoka sacando fotos para todos lados- ¡Ay, me dolió!

La chica había golpeado con su carpeta al chico, haciendo que su cabeza se diera contra la mesa.

- No pueden comparar una cosa con la otra, lo mío era pura y exclusivamente profesional. Como presidenta del Club Oficial de Ryoma Echizen es mi deber mantener a los miembros al tanto de todo lo que él hace, además de actualizar la sección de fotos del Príncipe de nuestra página web- dijo dándose aires de importancia.

- Si vos lo decís- dijo el pelirrojo poco convencido.

Sakuno se limitó a acomodar sus cosas en silencio. Horio le había salvado del interrogatorio de Tomoka, no estaba segura de si podría mentirle a su amiga, era muy difícil de convencer y parecía tener buen olfato para detectar si alguien no le estaba siendo sincero. Necesitaba pensar una buena excusa para disculparse y una aún mejor para explicarle que ya no iría a los partidos ni a los entrenamientos del equipo masculino de tenis. Meditaba sobre todo esto cuando la puerta se abrió, el profesor de matemáticas acababa de entrar. Inmediatamente todos se pusieron de pie haciendo un ruido seco al arrastrar las sillas y automáticamente reinó el silencio en la clase. Era muy temido por sus alumnos, una de esas personas que se impone desde el primer día sin necesidad de decir nada, era implacable con el cumplimiento de las normas y no dejaba pasar una. Los alumnos se cuidaban bien de no darle una buena razón para tomarlos de punto durante todo el año.

Llegó hasta su escritorio con una tranquilidad sepulcral, dejó su maletín a un lado, lo abrió sacando el listado de los alumnos y el temido cuaderno negro (donde anotaba desde el principio de curso quién pasaría de año y quién tendría que hacer un esfuerzo sobrehumano, o morir en el intento, para aprobar), tomó sus anteojos cuadrados y comenzó a pasar lista cuando la puerta corrediza se abrió de un golpe. Los más valientes se voltearon para ver quién había tenido el atrevimiento (o mejor dicho, la desgracia) de llegar tarde a la clase del profesor Amikoni: se trataba de Ryoma Echizen.

No resultaba extraño que el tenista llegase tarde, pero siempre había logrado entrar antes de que el profesor lo hiciera. Parecía que le daba lo mismo pero, en el fondo, todos pensaban que Echizen tampoco quería tentar a su suerte con este profesor, y no era ningún tonto en suponerlo.

Sakuno no se había molestado siquiera en darse la vuelta, prefería evitar lo más posible el contacto visual con el frío muchacho, pero un leve cosquilleo en su nuca la impulsó finalmente a girar su cabeza. Ahí estaba Ryoma, parado en el marco de la puerta inmóvil, parecía recorrer con lentitud al alumnado, como si no reconociera a nadie. Finalmente posó su mirada gatuna en Sakuno causándole a la chica un escalofrío que recorrió completamente su cuerpo. Se veía notoriamente molesto, irritado. Su boca estaba levemente fruncida, como si hubiese acabado de tomar uno de esos jugos "especiales" de Sensei Sadaharu.

Un segundo después su mirada vacía volvió a formarse en su rostro, sin disculparse, se dirigió lentamente a su banco, seguido de las miradas suspicaces de sus compañeros.

- Supongo que ahora que el señor Echizen por fin ha hecho su acto de presencia en la clase podemos retomar nuestras actividades escolares¿está de acuerdo joven?- Amikoni mantenía su expresión tranquila, pero en su voz se notaba un agudo sarcasmo.

Las palabras del profesor parecieron caer como un balde de agua fría sobre los estudiantes, que rápidamente volvieron sus rostros al hombre. Ryoma simplemente se sentó en su lugar sin prestar atención al evidente mensaje del profesor.

- Me parece que no escuchó lo que le dije. Cuando hago una pregunta lo lógico es que haya una respuesta, quiero creer que no le estoy hablando al aire así que me gustaría que…..

- Escuché perfectamente lo que dijo. Haga lo que tenga que hacer, pero no se meta en mis asuntos- dijo el chico cortantemente, fijando sus ojos amarillos en los del profesor. Sostuvieron la mirada durante varios segundos, cualquiera pensaría que en cualquier momento podrían caer desintegrados por la manera en que se miraban. Finalmente, Amikoni bajó la mirada, tomo su cuaderno negro, anotando unas pocas palabras en él con una lapicera roja (mala señal). Volvió nuevamente su mirada al tenista y dijo con total calma:

-Haga el favor de retirarse del salón y tenga por seguro que no podrá poner nuevamente el pie en él hasta que pida las correspondientes disculpas.

El muchacho se paró de un salto, ni siquiera se había descolgado la mochila y se dirigió a la puerta en silencio, mientras la abría pudo escucharse claramente:

- No se preocupe, me cuidaré bien de no pisarlo mientras usted esté dentro- y sin decir más se retiró.

Ya sta! Bueno, ya saben, si les gustó dejen alguna opinión (y si no también, hay que ser equitativos che) El tema es que si les llega a generar algo (ternura, asco,vómitos) no dejen de hacérmelo saber ok?

Bueno, este fic no tiene mucho de interesante, no es tan original como algún otro que escribí después. Lo hice porque tenía y aún tengo cierta atracción por esta pareja tan desentendida y, por qué no, un poco de resentimiento al ver cómo no consiguen avanzar más hacia una relación. Entonces hice este fic, donde por fin Sakuno se empieza a portar como siempre quise que lo hiciera y donde Ryoma reacciona como yo me imaginé que lo haría. Sólo eso, cualquier otra duda con gusto la contestaré.

Hasta otra gente!

CyllanAnassan