Disclaimer: Los personajes de S. Meyer, cualquier otro personaje que no sea identificado, es totalmente mío, al igual que la historia.
Comencé a subir esta historia hace un tiempo atrás y luego deje de publicarla por razones personales, ahora volvió con otro nombre y Summary para poder terminarla finalmente.
Viajando al más allá: Capítulo 1
Desde que era pequeña siempre me gustó bailar, cantar, tocar mi querido violín y escribir. Mi madre solía llamarme pequeña artista. Crecí con ello, por lo cual cuando tuve 14 años supe exactamente que era lo que iba a hacer con mi vida.
—¡Bella! —gritó Renné desde la planta baja—. ¿Tienes tu pasaporte?
—¡Sí! —grité de vuelta mientras lo ponía en mi mochila.
Hoy era el día, ¡por fin lo era!
Había enviado postulaciones desde los 15 años a la escuela más prestigiosa de todo el mundo. The London Royal era una de las mejores escuelas de arte a nivel mundial. Era muy difícil poder entrar y aún más obtener una beca con todo pagado para cursar cuatro años, que eran los necesarios para poder tener una certificación real. No había edad para entrar, puesto que si aún no habías terminado tus estudios, podías terminarlos allí mientras los complementabas con materias pertenecientes a la escuela como tal.
Estaba muy emocionada, puesto que sólo los mejores estudiaban allí y, como si fuese poco, yo, una simple pueblerina, había obtenido una beca y un cupo con todo pagado. Aún recuerdo cuando llegó un enorme sobre con el logo de la escuela a mi casa anunciándome que había obtenido mi beca y estaban felices de aceptarme allí.
Tiré de la maleta y bajé con cuidado, no quería lesionarme.
—¿Tienes todo? —preguntó Charlie, mi padre, mientras me ayudaba a bajar la maleta.
—Todo —dije con una sonrisa.
Era una lástima dejar a mis padres. Por un lado, estaba muy emocionada por salir del planeta Forks, alias "Todo verde". Pero, por otro, también tenía un poco de tristeza. Toda mi vida había estado con ellos y de repente, todo iba a cambiar, iba a tener que vivir con personas que no conocía y cuando tuviese ganas de llorar, no iba a poder correr a los brazos de mi madre.
—¿Te estás arrepintiendo? —preguntó Charlie con un deje de esperanza en su voz. Lo miré tragándome las lagrimas y negué.
Llegamos con una hora de anticipación al aeropuerto. Había prohibido a Ángela y Ben que viniesen a despedirme. Ya era muy difícil tener que despedirme de mi familia, con mis mejores amigos allí seguramente se empeoraría la situación.
Caminé hasta el mesón para checar mi pasaje y hacer el papeleo de las maletas. Tardé unos 20 minutos y luego volví con mis padres. Los observé y ellos me devolvieron la mirada.
—¡Por favor, no estén tristes! —dije al borde de las lagrimas.
—Nuestra pequeña nos abandona, pero sabemos que es por tu bien —dijo Charlie tragándose las lagrimas, a diferencia de Renné que las había soltado hace tiempo.
—Los amo, saben que vendré para las festividades y los llamaré siempre. Además, ya saben usar Skype y podemos conectarnos cuando queramos.
—Lo sabemos hija, lo sabemos.
Nos quedamos allí abrazados mientras el tiempo se nos escapaba entre los dedos. Cuando los altavoces llamaron a mi vuelo a abordar por la puerta 11 me levanté y las lágrimas comenzaron a caer con violencia.
—¡Los amo! —dije cayendo en sus abrazos.
Estuvimos unos minutos abrazándonos, despidiéndonos y llorando.
—¡Los extrañaré! —me alejé de ellos corriendo y entré sin mirar atrás. Mi vida estaba recién comenzando y me sentía ansiosa, necesitaba tomar el mundo con mis propias manos.
.
El vuelo había sido totalmente agotador, me levanté con las piernas acalambradas y un dolor irritante en el cuello. Pasé por policía internacional y cuando todo estuvo en orden, me acerqué a la cinta y tiré de mis maletas poniéndolas en un carrito.
La escuela sabía la hora de mi llegada, por lo cual esperaba que ellos estuviesen esperándome.
Apreté mi abrigo y salí. Había un montón de personas con carteles, comencé a leerlos esperando que alguno llevase mi nombre.
"Isabella Swan" – The London Royal.
Un enorme hombre levantaba el letrero por encima de su cabeza. Llevaba el cabello cortísimo y un pendiente en la ceja.
—¡Hola! Yo soy Bella, bueno, Isabella Swan.
—¡Un gusto en conocerte! —dijo con el tan característico acento Ingles. —Yo soy Emmett Mcarty, estoy en tercer año y también soy el presidente de los estudiantes de intercambio, es más, yo también soy americano.
—No lo parece, tu acento es como el de aquí.
—He estado viviendo aquí por 10 años.
Lo observé detenidamente. Su porte, sus músculos y su sonrisa de soy un oso, me hicieron sentir en casa.
—¡Vamos!
Tiró de mis maletas y lo seguí hasta una enorme van blanca con el logo de la escuela grabado en él.
—Eres una de las pocas chicas extranjeras que ha llegado —comentó.
—¿Son muchos los extranjeros?
—Sólo 5, tú eres la única norteamericana, los demás son de Japón, Brasil y dos de Australia.
—¡Muchísima diversidad!
—Es así todos los años.
La van partió hasta la escuela y me quedé pegada a la pared observando cada detalle de esta hermosa ciudad. Emmett pareció entender mi fanatismo, puesto que no me dijo nada que pudiese separar mi atención de la ventana.
—¿Me va a gustar estudiar aquí? —pregunté temerosa cuando nos acercamos a la enorme mansión que llevaba el nombre de The London Royal.
—Te va a encantar —dijo con su enorme sonrisa y sus hoyuelos marcados.
Nos bajamos y tiramos de mi maleta mientras caminábamos por el campus. Tu habitación está en el edificio mixto. Tenemos tres clases de edificios, los mixtos, los de hombres y los de mujeres. A ti te asignaron uno del primer tipo, pero tienes una compañera mujer, que creo que te caerá muy bien.
—¿La conoces?
—Claro, es la mejor amiga de mi novia.
—Si tú lo dices, confiaré en ti.
Caminamos hasta el edificio más colorido, debido a sus tonos amarillos, verdes y azules, a simple vista parecía tener alrededor de 10 pisos. Subimos con mi maleta y entramos al ascensor. Emmett marcó el piso 7 y de un sopetón estuvimos allí.
—Tu habitación es la 704, aquí esta la llave. Siento no acompañarte pero tengo reunión con la directora, si tienes alguna duda pregúntale a Alice o ve a la oficina.
—Ok, ¡muchas gracias!
Respondí saliendo del ascensor con mis maletas y caminando hasta la habitación 704. El pasillo estaba pulcro y no se parecía en nada a las típicas residencias universitarias que mostraban en las películas adolescentes.
Tiré de las maletas y llegué hasta la puerta que con enormes números indicaba el 704. Tomé la lleve, la metí en la cerradura y la giré. La puerta se abrió dejándome ver una enorme sala con sofás de cuero negro, una mesa de centro y un televisión de quién sabe cuántas pulgadas.
—¡Oh, dios mío! —exclamé sin poder creerlo.
Tiré de una maleta y la dejé al lado del sofá, luego fui por la otra e imite la misma acción para terminar cerrando la puerta y guardándome la llave en el bolsillo. No había notado que al fondo de la sala había una mesa con 6 asientos.
Ni siquiera mi casa era tan espectacular como esta habitación. En frente del living había una cocina, una enorme isla los separaba, mientras que al otro lado habían 3 puertas. Supuse que serían las habitaciones y el baño.
—¿Hola? —dije esperando encontrar a mi compañera.
No fue necesario volver a repetirlo, una chica pequeña con cabellos azabache en todas direcciones, salió de una de las puertas y saltó hasta mí.
—¡Oh, madre mía! Llegaste y ni siquiera me enteré. Estuve tan cansada trabajando… —comenzó a divagar y no pude evitar soltar una risotada, ella paro y me observo. —Lo siento.
—No hay problema —le sonreí—, soy Isabella Swan y puedes llamarme Bella.
—Alice Brandon—. Besó mi mejilla y me sonrió con una de esas sonrisas que pareciera que pudiesen curar el cáncer. —Creo que seremos grandes amigas.
—Así lo espero.
—Ven, te mostraré tu habitación.
—Gracias.
Alice me enseñó una habitación que parecía ser del tamaño de la sala.
—¿Estás segura de que esta es mi habitación y no la nuestra?
—Claro, Bella —dijo riéndose.
—Esto es enorme.
—Y eso que no has visto toda la escuela.
—Esto es maravilloso.
—Desempaca tus cosas y cuando acabes te daré un tour.
—Esto…¡Está bien! —respondí emocionada.
Comencé a desempacar con bastante rapidez. Tiré mi ropa a los armarios, puse mis libros y cd en la pequeña repisa y mi computador portátil en el enorme escritorio que justo quedaba bajo la ventana. Tomé el teléfono y les mandé un mail a mis padres avisándoles de que había llegado y mañana por la mañana los llamaría.
Salí apresuradamente buscando a Alice.
—¡Terminé! —dije atropelladamente.
—Pareces ansiosa —respondió Alice desde la cocina.
—Realmente lo estoy, siento si te estoy incomodando.
—Para nada Bella, estoy muy feliz de que estés aquí. También es mi primer año y desde el momento en que vi tu nombre en la nómina supe que seríamos amigas.
Respondí con una sonrisa y salimos de la habitación.
Básicamente todo el lugar tenía tres edificios donde se hospedaban los estudiantes, además de las aulas de clases. Alice había dicho que cada especialización tenía su propio edificio, sin contar con los auditorios para las presentaciones finales.
—¿En que te especializas tú? —pregunté.
—Me gustan un montón de cosas, pero este semestre estaré tomando Pintura abstracta, composición en flauta y diseño.
—No tenemos nada juntas —respondí un poco triste.
—¿Qué tomaras tú? —preguntó mientras pasábamos por fuera de un Starbucks totalmente abarrotado.
—Ballet, composición, escritura creativa e interpretación en violín. Bueno, además de canto —respondí contando con mis dedos.
—¡Son muchas cosas! —exclamó sorprendida.
—Lo sé, no podía decidirme así que me anoté en todas las que no podía descartar.
—Estarás con mi mejor amiga Rosalie, ella cursa canto y escritura.
—¿La novia de Emmett?
—Exactamente.
—Este lugar parece bastante costoso —dije mientras miraba las tiendas que había dentro del campus, además de un sin fin de restaurantes.
—Tiene muchísimas donaciones, es por eso que el nivel de esta escuela es tan alto.
—Tiene gran prestigio a nivel mundial, es por eso que desde que tengo 15 años he querido estudiar aquí.
—¿Cuántos años tienes, Bella?
—Tengo 17, ¿cuántos tienes tú?
—Tengo 20 años.
—¡Pareces muchísimo menor!
—Lo sé —respondió riéndose mientras caminábamos hasta el otro extremo del campus.
—¿Qué hay aquí?
—Una enorme piscina temperada. Todos podemos usarla, es para pasar ratos libres y descansar.
—¿Supongo que también tiene un gimnasio?
—Supones bien, está en el primer piso del edificio de las piscinas, mientras que en el segundo se imparten clases de yoga y Pilates.
—¡Esto parece una mansión de Beverly Hills!
—¿Disculpa? —pregunto Alice desconcertada.
—Oh nada, boberías.
Seguimos caminando mientras Alice me mostraba todos los lugares. Era enorme y mi boca se abría de sorpresa cada 2 metros que avanzábamos.
—¿Te parece si vamos a comer a la cafetería?
—Me encantaría.
La denominada cafetería, era del mismo tamaño que mi antiguo instituto. Mesas largas, redondas, triangulares… y una enorme barra con toda la clase de comida que te pudieses imaginar.
—¡Oh, dios mío!
—Creo que has dicho esa palabra bastante veces en el día.
—Ciertamente —reí mientras avanzábamos hasta la barra de comida. Tomé una bandeja junto a una porción de patatas fritas, una ensalada con lechuga y una soda dietética.
Caminamos hasta una mesa redonda y tomamos asiento. Cogí una patata frita y observé el lugar. Había muchísimos chicos, parecían de todas las edad, algunos altos y otros pequeños, con pieles oscuras y pieles claras, además de cabellos rubios, negros, con rastas, ondulados y lisos.
—Creo que me encantará esta escuela.
—Es genial, sobre todo los bailes, las exposiciones, las oportunidades que puedes adquirir estudiando aquí… Siempre se hacen castings o se publican obras.
Iba a contestar cuando una chica rubia con puntas rosas llegó corriendo a sentarse entre nosotras. Parecía un verdadero huracán, llevaba unas calzas negras que se apretaban a su cuerpo y una remera suelta que dejaba ver sus hombros.
—¡Adivina quien esta en la portada de la revista!
—¡Edward Masen Cullen! —gritó Alice saltando en su asiento.
—Dice que grabará una nueva serie de baile, ¿puedes creerlo? Por fin veremos a Edward bailar después de tantos años.
—¿Quién diablos es Edward Masen? —pregunté.
—¡¿No conoces a Edward?! —gritaron ambas a coro.
—Claramente no —dije rodando los ojos.
—Edward Masen Cullen, es el actor del momento, un chico rudo de 22 años, estudió por 3 años en la academia y de un día para otro se salió y decidió dedicarse al teatro.
—¿Entonces baila?
—Obvio, Bella —aclaró Rose—, su madre es la directora de la escuela. ¿Qué te enseñan en América?
—¿Cómo sabes mi nombre? —pregunté extrañada y riéndome por sus comentarios.
—Emmett me lo contó. Por cierto, soy Rosalie Hale.
—Encantada y ahora díganme, ¿por qué les emociona tanto esta noticia?
—Por que las audiciones serán aquí, de esta escuela saldrá la protagonista de la serie y podría ser cualquiera de nosotras.
—¿También deberé postular? —pregunté.
—¡Por supuesto! —gritaron haciéndome reír.
—¡Creo que ya amo esta escuela!
Nos reímos y comenzamos a comer mientras ellas me contaban sobre todo lo que debía saber de esta famosa serie y el súper bombón Dios del ballet, palabras textuales de ellas, Edward Masen Cullen.
Hola nuevamente. Primero que todo, me disculpo con las personas que leyeron esta historia con otro nombre. Al comienzo estaba muy ilusionada con subirla y saber sus opiniones, pero luego todo se fue a la basura y termine borrando la historia de FF, ahora vuelvo para terminarla finalmente, la idea es terminarla antes de terminar Febrero en lo posible. Si ven alguna falta de ortografía o gramatica o que se yo, haganmelo saber y si conocen a alguien que puede llegar a ser mi Beta estaría encantada y se lo agradecería.
¡Muchas gracias!
Dejen sus review. Próxima actualización ¡Tomorrow!
Marie Sellory
