Perdón

Perdóname, Señor Dios!

Perdóname por mostrar lo que está oculto en las profundidades de mi alma. Al revelar lo que nunca podría haber salido a la luz, que nunca podría suceder.

Pero no tengo otra opción.

No puedo iniciar mi pecho mi corazón. ¡Sí! Porque es él el responsable de mi desgracia y mi perdición.

Pero no puedo evitarlo.

Perdóname, Señor Dios!

Perdóname por traicionar mi honor, mi moral, mi familia no lo sabía, mi vergüenza, mi diosa y la pureza del alma de mi hermano Ikki.

Ikki!

Mejor no decir su nombre. Sólo aumentar aún más mi desgracia. Me haría aún más sucia e indigna.

Pero no puedo evitarlo.

No puedo dejar que la fiebre loca que se encarga de mi cuerpo y mi mente cada vez que contemplo el brillo elegante de las estrellas fénix en el cielo de Urania y me imagino la cara sonriente en cada uno.

No puedo evitar!

Poso no impide que el entumecimiento que porque en mi mente el sonido mavioso de su voz o el tacto suave y húmedo de sus labios en mí.

Somos la misma carne y la misma sangre. Son el mismo nombre y la misma tradición, somos la misma casa, la misma familia, el mismo pasado, la misma suerte ...

... y el mismo corazón ...

... la misma alma ...

Perdóname , Señor Dios!

Usted dice que siempre debemos amar. Para amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Para amar a nuestras familias e incluso a nuestros enemigos. El amor sin distinción. Pero me encantó también!

Me encantó más de lo que debería.

Me encantó más profundamente que traicionar a su mando y unté su palabra.

Yo amaba a mi hermano!

Pero no es fraternal, amor puro y sagrado que fluye en mi pecho. Lo amo más intensamente, profundamente. Un amor que ningún hermano debería sentirse jamás uno para el otro. Un impuro amor, pecado ...

Pero no puedo evitarlo!

Sé que soy el peor de los pecadores. Me entregué a mi querido hermano Ikki. ¡Sí! Yo, Shun, permití que mi propio hermano me llevó. Estamos totalmente el uno al otro ahora.

Un solo corazón!

Así te confieso: soy culpable!

Culpable de amor más allá de todos los límites permisibles.

Culpable de un amor que traiciona a los dioses y los hombres ofenden.

Culpable de un sentimiento que me hace olvidar todo, dejo todo y sigo adelante. Lucha por mi amor sin importar las circunstancias, la redacción al enfermo, el odio y la incomprensión.

Culpable que siempre que quieras en mis brazos al hombre que amo tanto!

Pero no puedo arrepentir!

¿Por qué seguir su mandamiento. Para bien o para mal cumplir su palabra y respetar su voluntad.

¡Yo amé!

Seguramente me muero hundí en mi pecado y yo estaré siempre deshonrado por este sentimiento y mi osadía.

Pero ... en realidad ...

... no he pecado.

¡Yo amé!

Perdóname, Señor Dios!