Descargo: Lily Evans, Hermione Granger, Bellatrix Lestrange, Harry Potter, etc. Son propiedad de J.K. Rowling. Esta historia no se puede vender, ni usar para obtener beneficio económico.
Advertencia: Bueno, no muchas, sólo amor entre mujeres, muerte de personajes, algunas palabras impropias y alguna escena de violencia subida de tono. Para ser yo, bastante tranquilo, jaja, me desconozco
Dicho esto, gracias por leer.
El resplandor de las flores
Capítulo 1
La noticia menos pensada
8 de noviembre de 1979.
—¡Espera! ¡No corras! ¡Bella, detente, por favor!—suplicó Cissy, siguiendo sus pasos y bajando los escalones, de dos en dos.
Bellatrix, corrió con todas sus fuerzas. Descendió las escaleras de su mansión y cruzó el vestíbulo, rumbo a la puerta de salida.
Quería escapar. Necesitaba respirar el aire nocturno e impregnar sus pulmones asfixiados.
Abrió la pesada puerta de un cinchón y con sus pies descalzos, fue más allá de las barreras protectoras de su hogar.
—¡Te lo ruego!—pidió Cissy a los gritos, detrás de ella—. Ya no puedo seguir corriendo—dijo jadiando y sosteniéndose en sus rodillas, completamente exhausta.
Bella detuvo su maratónica huida y cayó de rodillas en el empapado césped:
—¿¡Te das cuenta, Cissy!?—lloró, de cara al suelo—. ¡Esto no me puede estar pasando!—dijo, girando su rostro empapado para ver a su hermana.
—¡Escúchame bien!—habló Narcissa, aproximándose e hincándose, frente a ella, aún sin aire—. Te ayudaremos y te protegeremos—aseguró, colocando un dedo en el mentón de Bella para levantarlo y así poder ver sus ojos hinchados, de tanto llorar.
—No, no arriesgaré a nadie—logró decir, ahogada por la angustia.
—Soy tu hermana, por lo tanto, haré lo que sea para que estés a salvo.
—No lo puedo creer, Cissy…de verdad que no se qué hacer—dijo, encogiéndose de hombros, absolutamente derrotada por la situación.
—Tenemos que tranquilizarnos y pensar con claridad—aconsejó con sorprendente madures para sus veinticuatro cortos años—. Y sinceramente, a mí, no me a sorprendió. Eres una excelente bruja, no es descabellada la idea de que te sucediera. Se necesita un grado de energía asombrosa para lograrlo…y aunque no te guste admitirlo, tú la tienes…siempre la has tenido.
—Como alago, debo decirte que te ha salido horrible—replicó, haciendo una mueca.
—Tienes que decírselo. Debes hablar con ella.
Bella, no dijo nada. Se tomó el rostro con ambas manos y respiró profundo para aflojar el nudo que tenía en la garganta.
Su hermana tenía razón, debía hablar con Lily, y lo más pronto posible.
—Debemos volver. Rodolphus estará por llegar—recordó, espantada, volviendo la vista a la mansión que compartía con su marido.
—Ven, déjame ayudarte—pidió Cissy, sosteniéndola de un brazo para que se levantara del suelo.
—Si se llega a enterar…yo no sé…me matará, se lo comunicará al Lord y estaré acabada.
—No lo hará—aseguró la rubia, con seriedad—. Ahora volveremos, y le diré a tu marido que te encuentras indispuesta…dormirás conmigo en la habitación de huéspedes.
—No se lo creerá…y, ¿tú te quedarás?, ¿no te traerá problemas con Lucius?
—Lucius puede sobrevivir una noche sin mí. Y la verdad, me tiene sin cuidado, si tu querido esposo me cree o me deja de creer. Hoy dormirás conmigo y fin de la charla.
Cuando Narcissa, se comportaba con esa actitud determinante, era cómo ver a su difunta madre, y claro estaba que no era precisamente un cumplido.
Bella podía asegurar que su hermana era tan arpía, cómo su madre, lo fue en vida.
Después de dos interminables horas, para su alivio, Rodolphus había salido nuevamente.
Había llegado a la mansión para recoger unos documentos, cenar con su esposa, (situación que no sucedió, gracias a la intervención de Narcissa) y volver a salir a una reunión con altos miembros del ministerio de magia, que respondían a la misma causa.
Rodolphus, no había tenido tiempo para enojarse, ni pedir demasiadas explicaciones. Antes de irse, le había agradecido el gesto de quedarse esa noche con Bellatrix, ya que él, no sabía a qué hora terminaría de solucionar lo que su Señor le había encomendado, y sin más inconvenientes, se había marchado.
Resultó bastante bien, pensó la rubia, viendo ahora la puerta cerrada.
Narcissa caminó hacia la habitación e ingresó en ella.
—Se ha ido. Por lo que entendí, el señor tenebroso ha organizado una reunión con los miembros del ministerio —informó, satisfecha y aliviada.
Bella, se levantó de la cama y abrió uno de los cajones de su mesa de noche.
—Pero, ¿qué haces?—la regañó Narcissa, adelantándose y arrebatándole de la mano una cajilla de cigarrillos.
—Maldita sea…necesito algo para tranquilizar mis nervios—chilló con libertad, sabiendo que eran las únicas en la mansión.
—Te prepararé lo que quieras. Pídeme lo que quieras comer y lo haré, pero júrame que no fumarás, ni beberás alcohol, Bella.
La azabache rodó los ojos.
—¡Por Merlín, estás embarazada! ¡Júralo!
—De acuerdo, de acuerdo, no lo haré…¿contenta?—accedió, apretando los dientes.
—¿Cuando hablaras con Lily?—quiso saber.
—Quisiera hacerlo ahora, pero supongo que tendré que esperar hasta mañana.
—Me parece bien, cuanto antes hables con ella, será más fácil organizarnos para idear algo.
—Esto es un desastre, Cissy.
—Un hijo, nunca es un desastre.
—En mi posición, sí lo es—replicó.
—Lo solucionaremos, lo prometo. Ahora, es mejor que descanses.
—No podré dormir, estoy segura.
—Claro que lo harás.
Narcissa fue al cuarto de baño, se colocó una bata de dormir de Bella, y regresó para recostarse en la enorme cama matrimonial. Apagó la veladora y observó a su hermana, que permanecía sentada en la misma posición.
—¡Ven!—pidió, extendiendo su brazo.
La azabache suspiró y accedió, de mala gana.
Se acomodó en su pecho y Narcissa, automáticamente la abrazó. Comenzó acariciar su cabello y como un arrullo, lentamente, se entregó al sueño.
—¿Segura que no quieres que te acompañe?—preguntó Narcissa, una vez más.
—No, debo hacerlo sola—le dijo, estrechando su mano.
Bella miró hacia arriba, visiblemente aterrada.
El pequeño edificio, de cuatro pisos y de ladrillo a la vista, no era nada del otro mundo a comparación de las mansiones que las dos hermanas Black estaban acostumbradas, pero para Bella, no existía lugar donde prefiriera estar.
Claro que jamás en su vida había tenido la posibilidad de escoger nada, ni siquiera lo más básico, como la vestimenta, hasta que ella había aparecido, bloqueándole el camino marcado, su ideología y sus pensamientos … Lily, la culpable de haber trastocado su mundo.
En secreto y arriesgándose a morir, durante cinco intensos años, había tenido la posibilidad de experimentar lo que era sentirse completa y en paz, por primera vez en su vida.
—Bien, te esperaré—dijo Cissy, sentándose en el borde de un cantero de piedra, al costado de la puerta de entrada.
Bella, sonrió, por primera vez en días. Su hermana era una de las razones por la cual su locura actuada, no se había convertido en la escancia de su vida cotidiana.
—¡Gracias!—agradeció, introduciendo la llave en la conocida puerta.
Bellatrix, ingresó al edificio y subió las escaleras, hasta el tercer piso, donde el numero trescientos seis, colgado en una pequeña placa de madera, la hizo frenarse un momento, antes de tocarla.
—Aquí vamos—se dijo, enfundándose ánimos.
Golpeó, suavemente, dos veces y aguardó, con el corazón latiéndole a mil por hora.
—¡Bella!—exclamó Lily, con una sonrisa radiante—. No te esperaba, cariño.
—Se nota—se burló, mirando el cabello rojizo, hecho una maraña y la remera remendada, que le llegaba a las rodillas y con los colores de su casa rival.
—Déjame aclararte, que para dormir, me pondré lo que se me antoja—sentenció, tomándola de la nuca y dándole un beso de bienvenida.
—Tú siempre haces lo que se te antoja—corrigió, cuando pudo tomar un poco de aire.
Lily, cerró la puerta de su apartamento y arrastró a Bella a la cocina, completamente feliz de poder tenerla con ella, esa mañana.
—¿Has desayunado?—preguntó, ya sacando varias cosas de la alacena colgante.
—No, pero de verdad que no quiero comer—dijo, con el estomago encogido.
—¿Y eso por qué?, ¿te sientes mal?—preguntó, acercándose, extrañada y dejando a un lado el frasco de mermelada.
Cada vez que la azabache la visitaba, arrasaba con lo que tenía y con lo que ella misma traía.
Lily, frunció las cejas y se aproximó para sostenerle el rostro con dulzura:
—¿Qué sucede? ¡Estás extraña, te conozco!
—Estoy embarazada—soltó, sin dar vueltas, cerrando fuertemente los parpados y dejando que una lagrima recorriera su mejilla.
Listo, lo había dicho sin rodeos.
—¿Co…cómo qué estás embarazada?—logró formular, alejándose en cámara lenta y con el alma a punto de abandonarle el cuerpo—. Rodolphus…tú y él…, pero me prometiste qué…
—No, no, escúchame…—pidió, con rapidez al ver que había mal interpretado lo que le había dicho—. Es tuyo, el niño es tuyo. Y su energía corresponde a la de un varón.
—¿Mío?, ¿un varón?, pero…pero eso imposible…
—Tú sabes que no lo es—contradijo, con razón.
—Necesito sentarme—informó, tomándose la cabeza con una mano, blanca como el papel y a punto de desmayarse—. Estás embarazada…—repitió, en voz alta y observando a la nada—. ¿Cuándo lo supiste?—quiso saber, respirando con dificultad.
—Ayer—contestó, alcanzándole un vaso con agua.
—Por Merlín, Bella, ¿qué haremos?—lloriqueó, al borde de un ataque de pánico—. Un bebé, tuyo y mío…te matarán, a ti, a mí hijo y por consiguiente, a mí…
—Nadie matará a nadie. Por lo pronto, haremos un té y le pediré a mi hermana que suba.
—¿Cissy, está aquí?
—Así es, le he pedido que aguardara abajo, pero me parece que es un buen momento para que esté presente, ¿estás de acuerdo?—preguntó, sabiendo, de ante mano, cuál sería la respuesta.
Lily, asintió en seguida.
Definitivamente, ambas, necesitaban el apoyo de un tercero, cuarto, quinto, y de toda Inglaterra.
Bella sabía que no sería fácil plantear lo que había decidido, durante la noche. Lo había pensado, una y otra vez y estaba completamente segura que sería la mejor decisión, pero también era consciente, de que necesitarían más de un aliado.
Le gustara o no, tendría que tragarse su orgullo y pedir ayuda.
Me he vuelto loca, está certificado y con diploma. Dije que no empezaría ninguna historia más, y bueno…aquí me tienen. Qué puedo decir, soy masoquista.
La idea me taladró las neuronas por días. No me quedó opción que escribirla, jeje.
Actualizaciones, bien…trataré de ser constante, en las otras historias nunca he fallado, pero teniendo tres en curso, sepan ser pacientes (cara de suplica)
Como siempre explico, cuando comienzo una historia: Los comentarios los responderé al final de cada capítulo. Pondré su nombre y la devolución. Me gusta interactuar con los lectores y es una forma de agradecer al que se toma el tiempo de enviar su opinión.
Bueno, sin más nada que agregar, abrazos y comenten.
