Disclaimer: Inception es propiedad de Christopher Nolan y Warner Bros. La historia original le pertenece a la autora Have Socks. Will Travel. La traducción corre a cargo de mi, Sakura Potter.
Notas de Traducción: No tiene más de un mes que vi por primera vez Inception y amé la historia. Después del brevísimo momento Ariadne/Arthur tuve un gran crush con la pareja que fue saciado por fanarts y fanfics, sobre todo este. Como no hay muchas historias A/A decidí traducir este porque la historia es bastante buena. Espero lo disfruten tanto como yo. Sakura Potter
Lazos
Capítulo Uno: Para La Familia
- En donde el siguiente trabajo tiene un problema-
Si los sentimientos de Ariadne fueran a ser descritos en ese momento como de cualquier color, serían iguales al morado de la escultura que estaba tratando de comprar. Más bien un rojo-morado fuerte porque estaba más enojada que triste.
Su actual enojo estaba enfocado en el viejo hombre con orejas de perro, cuyo traje de tres piezas no hacía más que convencerla que había recibido educación por más de dos años. Tenía toda la pinta de un viejo noble, pero las palabras que escupía desde su boca quedaban más en un niño de tres años: todo lo que decía eran prejuicios. Pero a diferencia del niño, él sabía exactamente que estaba diciendo y no era en lo más mínimo simpático.
Fue en compañía de este viejo que el celular de Ariadne sonó por primera vez. No contestó. El viejo en la Galería de Arte ya había levantado sus cejas lo suficiente debido a sus desaliñados jeans y su playera de los Medias Rojas de Boston que estaba segura que el músculo de su ceja le empezaba a doler. No necesitaba darle otra razón para que alzara más sus cejas y murmurara comentarios acerca de "ser irrespetuoso" y de "los estudiantes universitarios" con su asqueroso aliento. (Ariadne estaba agradecida, sin embargo, de no saber si tenía mal aliento. No estaba lo suficientemente cerca para olerlo, algo que complacía a los asistentes a la fiesta)
La manzana de la discordia era una escultura mediana que costaba una pequeña fortuna. El viejo no parecía creer que tuviera el dinero suficiente para comprarla y ella era lo suficientemente prudente como para no mencionar que si lo tenía gracias a cierto procedimiento ilegal. Ariadne no había gastado nada del "salario" que Saito había directamente depositado en su cuenta bancaria hace seis meses, desde que el trabajo de implantación había sido terminado y ella estaba en ascuas. Siempre había sido frugal, pero con tanto dinero en su bolsillo (figurativamente hablando) sabía que desaparecería si no se lo gastaba pronto.
Y era ahora que recordaba porque nunca iba de compras. Cuando pidió que la escultura fuera empacada (lo cual no parecía ser una práctica normal en lugares como ese) el viejo se la entregó con obvio recelo. Ni siquiera la acompañó a la salida como había visto que lo había hecho con las otras personas. No se molestó en contener su resoplido de disgusto. El hombre en la acera junto a ella se apartó.
Era su última semana en París y Ariadne acreditaba este hecho al por qué podría haber derrochado tanto dinero en la compra de la escultura (ahora reposada en su escritorio). Ella había, primero que todo, terminado su licenciatura y eso por sí solo merecía una celebración. Se dirigía a casa a visitar a su familia por un mes antes de regresar a París a encontrar trabajo y empezar sus años en la Maestría. Quería llevarles algo a sus padres, algo que significara algo para ella, y era ahí donde la escultura había aparecido. Antes de comprarla, representaba una maravilla de la arquitectura – algo que ella esperaba construir. Pero después, se había convertido en un símbolo del dolor y sufrimiento que un universitario promedio soportaba – aunque eso no se lo diría a sus padres.
Pero más que todo, esa estatua era un homenaje al trabajo de implantación. Un trabajo que había tomado tres meses en completar y seis meses en dejar de pensar obsesivamente. Tenía la esperanza de que alguien fuera a ponerse en contacto de nuevo – Arthur, Eames, Cobb, incluso Yusuf – y ofrecerle otro trabajo. Pero no había habido ninguna llamada. Ninguna oferta. Ni siquiera la promesa de llamarla después de cierto número de días para ver cómo estaba y si había obtenido todo el dinero que Saito les había dicho. Y, ¡Santo Dios! Se habían convertido en amigos después de trabajar durante tres meses juntos, y ni siquiera había habido una llamada que no fuera de trabajo. Ningún "hola" amistoso, ninguna llamada para recordar el pasado. Fisher le había prestado más atención cuando había bajado del avión y sólo porque le había dado una mirada confusa.
Y entonces había venido la estatua, para ella, una prueba de que el trabajo sí había sucedido. La estatua se había convertido en una prueba de que algo había salido del trabajo de Fisher.
Fue entonces que su teléfono sonó por segunda vez.
El número no era alguno que ella reconociera, pero la clave de área le decía que era un número fuera de París. Importándole poco tomar sus precauciones, contestó el teléfono con un sentimiento parecido al de estar en la cima de una montaña rusa.
La conversación resultante le ofreció más emoción que cualquier montaña rusa.
"¿Hola?" el inglés*(1) era el idioma universal, pensó Ariadne, así que era su mejor apuesta para un número fuera del área. Eso, y el hecho de que era el único idioma que conocía, además de preguntar '¿Dónde está el baño?' en español y francés.
"¿Ariadne?"
Era Yusuf. Ariadne casi se desmaya por inhalar tanto oxigeno.
"¿Dónde conseguiste mi número?" Era todo lo que se le ocurrió preguntarle
Escuchó unas risas – la risa de más de una persona, lo que causó que otra vez empezara a hiperventilarse.
"¿Sigues en París, Ariadne?" él hombre pregunto desde el otro lado de la línea. Ella se dio cuenta que no respondió su pregunta, pero no tenía importancia.
"¡Sí!" El volumen de la respuesta fue casi a la par con el de algunos de los gritos de ira que Ariadne había oído en algunos partidos de fútbol en París. Se prometió que la siguiente vez que ella hablara, sería más silenciosa. Y tal vez no tan desesperada.
"¿Estás en tu departamento?"
Ariadne contestó con un "sí" de volumen más suave esta vez.
"Quédate dónde estás, entonces. Alguien irá para allá y te recogerá"
El teléfono hizo clic y empezó a sonar el tono de que habían colgado antes de que Ariadne fuera capaz de decirle dónde estaba su departamento. Pero sabía que la encontrarían. Todo el oxígeno reunido mientras hiperventilaba en su conversación con Yusuf parecía haberse convertido en helio. Estaba tan emocionada que parecía flotar.
Con un chillido parecido al de un cerdito que había visto en el zoológico de mascotas (no le habían permitido acariciarlo) y con una gracia indecente que habría probado los comentarios del viejo de la Galeria de Arte, casi derribó a Eames cuando él se detuvo en un coche no identificable. Normalmente Ariadne era una chica más tranquila y estaba orgullosa de mantener su mente tan nivelada que sería capaz de mantener una pieza de mármol en equilibrio*(2). Pero había un sentimiento de alivio corriendo en su cuerpo como lava que quemaba hoyos en su nivel mental causando que la pieza de mármol se tambaleara. Ver a Eames significaba que esos tres meses habían sucedido. Y verlo sonreír le dio entender que tal vez él también había extrañado su tiempo juntos. (Ariadne se había negado a creer que tal vez estaba sonriendo porque ella casi había tropezado)
El viaje en coche fue tan corto que Ariadne se preguntó porque se habían molestado en enviar un coche. Había esperado que la llevara al viejo almacén, pero obviamente había sido rentado a otro cliente pues ya habían pasado seis meses desde que lo habían utilizado. Eames manejó hasta un hotel. Le arrojó las llaves al valet parkin con maestría. Ariadne encontró esto contradictorio con la corbata mal atada. Ocultó una sonrisa.
El viaje en elevador hacia el piso diecinueve fue más largo para Ariadne que el viaje en coche. Después de seis meses separados, un par de pisos parecían ser una eternidad entre ella y una nueva aventura. La única cosa que la mantenía lejos de saltar de arriba abajo en señal de aprehensión era el hecho de que el elevador podría atascarse y evitar que llegara a su destino.
Extrañamente, cuando las puertas del elevador se abrieron y Ariadne dejó salir el aire que mantenía en sus pulmones para hacerla más ligera (y hacer que el elevador se moviera más rápido) se calmó. No estaba temblando de histeria como en el elevador. Sus pasos eran moderados y se daba palmadas en la espalda por no echarse a correr a la puerta del cuarto de hotel. Cuando finalmente llegaron a la puerta (prácticamente un kilometro después de salir del elevador) Eames insertó la llave y la lucecita de la puerta parpadeó en verde.
Verde para entrar.
Ariadne empujó la puerta con la fuerza y la velocidad de la que un lanzador de bala estaría orgulloso.
Y se encontró con que la puerta estaba siendo bloqueada por Arthur, quien estaba en medio del pasillo colgando el saco de su traje.
Este era el momento para el que se había armado de valor durante los últimos seis meses. Y probablemente la razón por la cual se había mantenido tranquila en su trayecto a la habitación. Había pasado seis meses diciéndose a sí misma que Arthur había sido un buen amigo, y solo un buen amigo. Que otros hombres (sin contar al viejo de la Galería de Arte) se veían igual de atractivos en un traje de tres piezas. Había rechazado las invitaciones a salir de sus compañeros de clase, pero no por alguna razón en particular. Era lo que se decía a sí misma.
Pero las paredes de palabras de acero que había construido a su alrededor experimentaron una ola de frio y empezaron a tambalearse en el momento en que vio su (ligeramente confuso) rostro. Arthur parecía la misma fría y tranquila persona que ella había dejado en el aeropuerto y con la que había trabajado todos esos meses. Su cabello estaba peinado hacia atrás y su corbata estaba bien anudada.
Él se había detenido en su proceso de colgar su saco lo suficiente para distinguir quién había estrellado la puerta contra él. Cuando vio quién era, le dirigió a Ariadne su acostumbrada media sonrisa (que fundió el acero en sus ahora paredes derrumbadas) y salió del camino para dejar que Eames y Ariadne entraran a la habitación. Ariadne entró y se encontró examinando los zapatos de Arthur (bien pulidos, notó) para ocultar el sonrojo en su cara.
Los saludos fueron cortos y no hubo mucha plática. Ariadne recibió un abrazo de Yusuf y de Arthur (muros ahora completamente destruidos) y dirigió su atención hacia Cobb para instrucciones.
Sólo para descubrir que Cobb no estaba en la habitación.
En su lugar, Eames empezó a hablar.
"Ahora, si todos pudieran tomar asiento, tengo una propuesta"
Ariadne encontró un lugar en los pies de la cama. Arthur en una silla que parecía incómoda y se equilibraba en las patas traseras. Eames lo miraba y ella adivinó que quería darle una patada en una de las patas para tumbar a Arthur. Pero él estaba a cargo del discurso inicial, además de estar vestido en traje y corbata, así que imagino que tenía que ser profesional.
Pero sólo por esta vez.
"Cobb me llamó hace unos días" empezó "Me llamó y me dijo que había obtenido una propuesta de trabajo. Pero que estaba indispuesto, así que no lo podría hacer. Pensó que tal vez a mi me gustaría aceptar la propuesta y ofrecérselas a ustedes."
Eames dejó que la información fuera procesada por unos segundos. Estaba a punto de continuar cuando Yusuf hizo una pregunta que Ariadne también se estaba preguntando.
"¿Por qué Cobb no puede ayudar?" preguntó "¿Qué es lo que lo tiene 'indispuesto'?"
Eames se encogió de hombros "Si alguno de ustedes quiere decirme, siéntase con la confianza de hacerlo"
Ariadne miró a Arthur, quien parecía ser el único que podría saber.
Arthur resopló y esbozó otra media sonrisa, mirando hacia sus manos. "Está en Disneyland. Con James y Phillipa. Me dijo que se irían por un par de días"
Ariadne, por primera vez en su vida, no podía imaginarse a Arthur poco hablador con Cobb al teléfono. Más aún, no podía imaginarse a Arthur hablando de Disneyland. Por un momento pensó en la posible conversación. Por alguna razón la idea de Arthur haciendo sugerencias ("… Asegúrate que James vaya a Splash Mountain ¡Era mi favorita!") era ridícula.
Y Ariadne tuvo otro pensamiento. Un pensamiento confuso.
"Espera… Si hablaste con Cobb hace un par de días ¿Por qué no te dio la información acerca del nuevo trabajo?"
Arthur frunció el ceño y se encogió de hombros. Parecía que ya había pensado y reflexionado en ello. Siempre el hombre clave, un paso delante de todos.
Pero Eames aclaró las cosas "Ah, tal vez yo tenga la respuesta a eso…"
Todas las miradas se concentraron en él y tuvo la audacia de parecer incómodo, aunque Ariadne se dio cuenta de que no se debía por ser el centro de atención. Le dio una rápida mirada a Arthur antes de volver a mirar a los otros dos.
"Es debido a nuestro blanco. Cobb estaba siendo un santo, otra vez, tratando de proteger a un miembro del equipo, un miembro insufrible e irritante que…"
"¿Quién es el blanco?" Arthur interrumpió
Eames murmuró algo acerca de una "silla" y cómo debió haber sido "derribada". Ariadne estaba segurísima de que no habla literalmente de una silla siendo derriba. Pero continuó con su voz normal.
"Nuestro blanco es Levitt James, un juez americano"
Si Ariadne espera impactarse, se decepcionó. Ella no tenía idea quién era el tal "Levitt James" y por la mirada que Yusuf tenía en su rostro, no era la única.
Pero la silla de Arthur ahora estaba en cuatro patas y sus cejas, en vez de estar hacia abajo, estaban arqueadas hacia arriba a modo de sorpresa.
"Espera" Yusuf tendió una mano en la universal señal de 'parar' "¿Quién es Levitt James?"
Esta vez no fue Eames quien aclaró las cosas, sino Arthur.
"Levitt James es mi padrastro."
*(1) En la historia original obviamente Ariadne habla en inglés, pero hubiera sido un poco raro cambiar inglés por español así que lo deje tal cual. Además creo que tiene razón, en todos lados se habla inglés ¿o no?
*(2) La metáfora es un poco rara (palabras de la autora) pero se refiera a que su mente es tan equilibrada que incluso podría sostener una loseta de mármol. Espero haberme dado a entender sino, con gusto lo corrijo en un update del capítulo.
