Disclaimer: los personajes no me pertenecen.

Dedicado a todos los que leen mis fics y en especial a RmonKeY, porque gracias a ella surgen ideas como ésta y además me regala dibujos para inspirarme, y a neko-barby porque me da la gana y me cae genialosamente bien~ xD



- ¡Vamos, Roxas! Verás qué bien…

Noté a Sora agarrarme de la mano y tirar de mí, en un intento de llevarme hacia delante. No lo conseguiría. Si no lo había conseguido yo, después de probar, sin éxito, él no sería capaz.

- Pero venga…

Quise explicarle que la culpa era de su madre, por cebarme con la excusa de ser el cumpleaños de su único y amado hijo, pero me estaba entrando tal sopor que lo único que conseguí al abrir la boca, fue dejar escapar un bostezo.

- Riku…

El aludido se acercó a mí por la espalda, y empezó a empujarme sin ninguna consideración. Desde luego, la confianza da asco. Aunque, eso sí, era mucho más fácil caminar con uno tirando de mí y el otro empujando… no tenía ni que preocuparme por andar. Siendo así, cerré los ojos. Dejaría que ellos me guiasen a dónde fuese.

Los abrí cuando el ruido se hizo mayor del soportable, y me encontré rodeado de gente extraña, unos que se caían por los suelos, otros que bailaban y cantaban a voces y otros que, simplemente, bebían.

- Pero… ¿qué hacemos aquí?

Toda mi pesadez de estómago se fue al ver el panorama. Miré a Sora, que sonreía junto a Riku.

- Pues… pensé que como era mi cumpleaños… os podría invitar a algo…

Suspiré pesadamente. La música se me metía en la cabeza y no me dejaba pensar con claridad, y me veía capaz de caer dormido en cualquier esquina, pero, al no haber más remedio, acepté.

Entramos en algún local de todos los que había, y Sora pidió algo que ni oí lo que era, ni lo quise oír.

Acerqué la nariz al vaso que Riku me ofrecía y deseé no haberlo hecho. Vi que Sora y Riku se lo bebían de un trago, así que, llevando el vaso a la boca, me lo tragué de una vez, con cara de asco.

Después de ese vaso, fue otro, y otro. Y varios más. Empecé a ver que Sora tenía que sujetarse en Riku para mantenerse estable. Riku, sin embargo, no parecía afectado en absoluto. Yo sentía que no debía beber más, y cada vez tenía más y más sueño. Me senté en una silla abandonada que andaba por ahí y esperé a ver si se me pasaba un poco.

- Roxas, levanta. Vamos a acompañar a Sora, que ya ve elefantes rosas a lunares.

Oí la voz de Riku como amortiguada. Me levanté de la silla y los seguí. Salieron y entonces me di cuenta de que tenía los ojos cerrados. Los abrí y me encontré en la misma silla en la que me había sentado un rato antes. Sólo había soñado que iba. Y ahora me había quedado solo.

Me levanté rápidamente, perdiendo el equilibrio. Conseguí agarrarme a algo antes de caer al suelo, tampoco era cosa de hacer más el ridículo… Como si dormirme en una silla no hubiese sido suficiente…

Estaba ya alcanzando mi objetivo de atravesar la puerta de salida, cuando mi viaje se vio interrumpido por un par de personas. Ambos eran más altos que yo y llevaban traje negro, el cual les daba un aspecto un tanto siniestro.

El de la derecha, rubio y que, por más que se esforzase en poner cara de malo, seguía teniendo cara adorable, se puso delante de mí, cerrándome el paso.

El de la izquierda, con un parche en el ojo, daba miedo, y, con una sola mirada de su ojo visible, consiguió lo que el otro no lograba con su cuerpo, dejarme clavado en el sitio.

- Tú, chaval… Te vas a caer del sueño de un momento a otro, ¿no?

- Xigbar – el nombrado se llevó un codazo por parte del otro – trátalo mejor o ya sabes lo que hará el jefe…

El tal Xigbar soltó un suspiro y me miró desdeñosamente.

- Te salvas por eso, canijo…

- Lo que mi amigo quiere decir es que, si tienes sueño, nosotros sabemos dónde hay una cama… confortable… cómoda… blandita… con efecto memoria de ésas… muy cara… que te va a gustar…

Siguió añadiendo adjetivos a la cama al ver que yo levantaba una ceja y lo miraba como si fuese idiota.

- Sí, me alegro y eso… yo también sé dónde queda mi casa…

Intenté escabullirme, pero fueron rápidos de reflejos y acabé entre los dos, aplastado.

- ¿Pensabas que podrías huir de nosotros? Por si acaso aún lo dudas… No, no puedes.

Me agarraron cada uno de un brazo y me llevaron por el local. La gente se apartaba de su lado, como si los respetasen o, más bien, como si los temiesen, a pesar de que el rubio iba con una sonrisa de oreja a oreja.

Me empujaron hacia una puerta que estaba pintada del mismo color que la pared que y se disimulaba bastante bien. Daba a un pasillo realmente amplio que no parecía salir de una discoteca, precisamente; más bien parecía parte de una mansión, y no de las pequeñas.

Derecha, izquierda, izquierda y al frente. Al final llegamos a algún lugar, porque mis acompañantes pararon en seco delante de otra puerta, con dibujitos extraños alrededor de un número con letras rojo fuego: el ocho.

El rubio llamó educadamente con sus nudillos, y dentro se oyó un "adelante". El del parche en el ojo abrió la puerta y me invitó a pasar empujándome poco amablemente.

Así, quedé enfrente de una mesa extensa, llena por completo de papeles, tras la cual estaba sentado un hombre con un sombrero de mafioso.

- Demyx, Xigbar… Habéis hecho un gran trabajo – se levantó del sillón en el que se encontraba y pude ver que llevaba un traje negro, al igual que los dos que me habían traído. – Os felicito.

Demyx y Xigbar hicieron una reverencia, demostrándome quién era el jefe al que se habían estado refiriendo.

- Ahora llevadlo a la habitación. Miradlo, se le cierran los ojos…

Se rió un poco en mi cara, pero, como era cierto, lo ignoré un poco y dejé que me llevasen a dónde fuese.

De repente, y no sé cómo, aparecimos en una habitación con una gran cama en el centro. Me echaron, literalmente, dentro y cerraron por fuera con llave.

- ¡¿Se puede saber qué estáis haciendo?!

- Órdenes del jefe. Tranquilo, tú descansa…

No oí nada más, tan sólo un par de risas, y luego, el silencio de la gran sala.

Me acerqué a la cama con miedo y la toqué con la mano. Era blandita y parecía cómoda. Igual tenían razón y descansar era lo mejor… Sin más preámbulos, me eché y, nada más tocar la almohada, caí dormido.


Continuaráa~~

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