Horrible…fue una noche horrible. Howl había pasado la noche fuera de su castillo, como era costumbre, pero esta vez estaba buscando al mago Sullivan y para eso había ido hacia su casa.
Pasar la noche en una casa de mago cuando el bendito dueño-mago no está es terrible. Los hechizos claman a su amo y en cuanto ven un ser con magia intentan pegarse o echarlo.
Cuando Howl volvió a recordar la escena casi le causo gracia. Él parado en mitad de la sala, tratando de encontrar algo que le sirva de ayuda en su conjuro de búsqueda y los hechizos que se le pegaban como burbujas verdes… grandes burbujas verdes que le bloqueaban el acceso. Podía haber despejado la sala con su magia pero eso los hubiera ofendido y si eso ocurría, cada vez que volviera a la casa de su amigo, los hechizos lo molestarían.
Pero qué me está pasando-se dijo Howl- no encuentro al mago Sullivan, no encuentro a Justin, el hermano del rey y por sobre todas las cosas ¡no encuentro a la pelirroja! ¿Quién era? ¿Dónde vivía? ¿cómo se llamaba?
¡Maldición!, volvería al castillo y lo consultaría con Calcifer, aunque eso significara aceptar que no podía hacer algo. Ahh su amado castillo, su comodidad, su chiquero… -Pensé que Michael me sería de ayuda con su limpieza pero no… Dos hombres en una casa es sinónimo de mugre- y sin darse cuenta, el mago se encontró pensando que sería bueno tener a una mujer en su castillo…una hermosa mujer pelirroja … ¡rayos! Hay millones de chicas, se dijo Howl ya algo con disgusto. A partir de ahora voy a dejar de pensar en ella… hasta que encuentre a Sullivan aunque sea.
Howl entró a su castillo y se quedó asombrado por un momento. En su sala de estar, una vieja estaba cocinando sobre su demonio fuego. ¡Ja! ¡Imposible! - se dijo- Calcifer sólo le obedece a él. Pero sin embargo, sus ojos no lo engañaban.
Una vieja con un horrible vestido color gris (¿es que estaban de oferta?) estaba cocinando lonchas de jamón y seguramente huevos.
El mago se acercó y Michael lo saludó algo nervioso. Era evidente que Michael no servía para limpiar, ni para ser firme. Pero no lo culpaba por no echar a la anciana porque nadie echaría a una anciana.
Se acercó y saludó, le sacó la sartén a la anciana y al instante escucho las quejas de Calcifer y de Michael. Miró de soslayo a la vieja y automáticamente la relacionó con la pelirroja…. Su contextura ósea se le parecía mucho, salvando arrugas por supuesto. Quizás era un pariente de ella… ¡NO PUEDE SER! Otra vez pensando en la pelirroja. La anciana lo sacó de sus pensamientos. Se presentó diciendo que se llamaba Sophie. Lindo nombre pensó Howl. Lindo nombre para una pelirroja. ¿Habrá sido pelirroja la anciana de joven? Seguramente que sí porque podía sentir algo de magia en ella, aunque todos los seres humanos pueden usar magia, sólo que no todos se daban cuenta o quizás sí pero tenían tanto miedo a la magia que lo borraban de sus mentes.
La abuela seguía parloteando ¿abuela Sophie? ¿Limpieza? ¿Es que el destino le jugaba una broma? No hacia ni 15 minutos que estaba pensando precisamente en alguien para que limpie su amado castillo. Sabía, aunque le pesara, que su castillo necesitaba una limpieza, por lo menos en la sala. Mientras que no toque su habitación o el fondo estarían bien. Le debería advertir sobre que no tocará sus conjuros… ¡como habla la abuela! ¿Es que nunca se calla? ¡Mujer tenía que ser! Pero… ¿quién echaría a una anciana? Por supuesto que él no. No sería capaz de echar a nadie que tenga un corazón noble porque en su castillo solo podían entrar, a demás de él, las personas que tenían un corazón noble. Por otro lado, Calcifer sólo podía ser controlado por un cabezota como él…bueno y ahora también por la anciana Sophie.
Sin embargo, pese a todo lo que estaba pasando en su castillo, Howl debía seguir buscando al mago Sullivan, al hermano del rey Justin y a la pelirroja… o quizás ya la había encontrado.
