He vuelto de un bloqueo de escritor (pseudo-escritora en mi caso) que francamente fue peor que la muerte en vida. Tengo varios reviews sin contestar and a shit-ton de fanfics comenzados, pero ya me pongo a ello ;).

En fin, sin más preámbulos, aquí va mi regreso de la ausencia. Ojalá no se note lo mucho que se me han oxidado las palabras y lo disfruten :P

Ah, y más notas importantes hasta abajo!

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Preludios (I)

La primera vez que se le viene a la mente la idea de que Armin es inteligente es cuando aún son reclutas en entrenamiento y toman las clases teóricas juntos. Siempre escucha atentamente las lecciones y pone una cara que a Jean podría resultarle graciosa de no ser porque casi le inspira respeto. Casi.

Es algo muy raro porque él y el rubio no se hablan de nada fuera de los saludos de cortesía y algunas frases intercambiadas en la memorable ocasión en la que los emparejaron para los ejercicios físicos. El respeto es algo que Jean no da por sentado ni regala al por mayor y sin embargo siempre se le cuasi escapa cuando Armin parece tomarse las clases tan en serio, como si de verdad creyera que saber todo lo que hay por saber los va a salvar alguna vez de las bocas de los titanes que aguardan tras las murallas.

Sólo que sospecha que quizás le está dando un nombre equivocado al sentimiento que le tira del pecho cada vez que Armin entrecierra los ojos, concentrado, antes de dar las respuestas siempre correctas en voz alta.

Jean se cambia de lugar en cuanto termina el primer curso a uno que le parece más cómodo y desde el cual puede sentir el aire entrando por las pequeñas ventanas en lo alto del salón. Su amigo Marco está en el pupitre del frente y le es posible pasarle notas sin que sea muy evidente. Esas y nada más que esas son sus razones para intercambiar el asiento con Bertholdt. El hecho de que la figura menuda de Armin sea imposible de ver desde ese ángulo gracias a uno de sus compañeros más robustos bloqueando la vista no tiene nada que ver.

A veces Seth se inclina demasiado sobre el asiento y una melena rubia aparece en su perspectiva. Arlert con la misma expresión curiosa y anotando de manera frenética en el cuaderno sin espacios en blanco, como quien teme perderse de algo importante si no escribe con prisa. Los papelitos que intercambia con Marco no ayudan mucho.

"Podrías ser un poco más discreto, Jean"

"No sé de qué hablas."

"Ya. Entiendo que aproveches ahora que Rogers está dormitando sobre la banca, pero hay un límite"

"Tienes razón, Mikasa podría darse cuenta y no quiero que me haga papilla por admirarla más de la cuenta."

"Claro. Mikasa."

Marco lo tenía todo mal, es a Armin al que mira de paso mientras contempla el semblante tranquilo de Mikasa y no al revés, no importa cuántas veces ponga Marco los ojos en blanco mientras da por zanjado el tema contestando que vale, lo que él diga, aunque ambos saben que en realidad le está diciendo otra cosa. "A quién quieres engañar, Jean".

Es culpa de las expresiones francamente inusuales de Armin. Al menos la sensación que le producen se esfuman en cuanto el trío sale del aula, precisamente porque vuelven a ser el trío de amigos. Y de la infancia, además. Son tan cercanos que Jean no entiende la existencia de Armin separado de Eren y Mikasa mas que cuando le ve arrugar la nariz en clase.

No es envidia y sin embargo más de una vez se le ha amargado la boca de sólo pensar en que Eren tiene a alguien tan fuerte como Mikasa a su lado y también al listillo de Arlert, quien le ayuda con los deberes que él siempre termina en un dos por tres. A veces les ve sentados los martes uno frente al otro en cualquier mesa disponible del comedor, libros y cuadernos en el medio. Mikasa les acompaña rara vez puesto que las chicas lavan su ropa en esos días y sus dos amigos aprovechan el silencio del lugar para repasar, volviendo a echarle un vistazo a los deberes más tarde con Mikasa, quién en realidad no suele necesitar ayuda pero es una buena excusa para pasar tiempo juntos ahora que el entrenamiento insiste en dejarles con poco tiempo libre.

Es una vista digna de contemplar. Eren y su cuaderno raquítico con apuntes desordenados y esporádicos tratando de no jalarse de los cabellos frente a las notas pulcras e interminables de su amigo plagando cada renglón y margen de la libreta. Armin, en cambio, sin perder nunca la paciencia ni el tono suave en la voz, señala con el lápiz párrafos en los libros que le ayuden a Eren a comprender mejor. En ocasiones se sienta junto a él para explicarle más detalladamente y tranquilizar a un Eren tan frustrado que parece a punto de lanzar la mesa por los aires; nunca faltan las maldiciones en voz baja y Armin conteniendo la risa bajo una mueca de exasperación divertida.

Al principio Jean solía hacer comentarios desde la mesa que comparte con Marco y Connie en voz lo suficientemente alta como para que Eren le escuche y se cabree.

- ¡Oye, Arlert!, deberías saber que desperdicias tu tiempo tratando de educar animales salvajes.

- Deja de relinchar Kirschtein, lo que sucede es que tu estupidez es contagiosa!

A veces se levantan, usualmente con la mirada cansada y ligeramente irritada de Armin sobre ellos y después desviándose a los libros para dejarles a sus anchas porque sabe que se les acabarán los ánimos en cuanto Mikasa entre al comedor con las manos aún mojadas y mucho barro en sus botas por las salpicaduras que causa Sasha al lavar junto a ella tan descuidadamente mientras le cuenta animada sobre la comida que le gustaría probar algún día. Sin embargo, pasado algún tiempo el rubio opta por detener a Eren porque sus notas están bajando y no se pueden permitir el lujo de las interrupciones.

-Eren...

Basta la mirada de advertencia de Armin que trata de infundir un tono severo a su voz para que Eren se siente sin dejar de fruncir el ceño y masculle un "A tus asuntos, Kirschtein" antes de volver a concentrarse en la matemática con un poco de trabajo. Basta eso y el toque de Armin en la muñeca de Eren que le detiene de caminar más allá de medio paso o levantarse siquiera de la silla. A veces le toma de la rodilla o el antebrazo con el agarre firme pero sosegado que Jean llegará a admirar algún día que no ve venir por el momento.

Todavía no está ni un poco cerca de entenderlo, pero supone que la irritación que le sube a los ojos es pura molestia ante la vista de algo que parece muy íntimo como para estar sucediendo a la vista de todos. Se parece a ver a Mikasa ofreciéndole la mitad de su plato a Eren cuando los entrenamientos han sido especialmente duros. Jean chasquea la lengua y se vuelve a platicar con Marco sobre lo mucho que jode que no haya habido café en el desayuno.

Al día siguiente vuelve a la carga en lo que se niega a considerar como un reto a Armin más que al cabezadura de Jaeger. Después de que la mano de Armin sobre Eren suceda una vez más, decide quedarse en silencio.

La próxima ocasión en que entra al comedor y les ve sentados uno junto a otro, las cabezas demasiado cerca y con la vista fija en uno de los mapas que tienen que memorizar (Armin trazando con su dedo rutas invisibles y Eren asintiendo absorto), pasa de largo hasta su mesa y se sienta haciendo mucho ruido pero ningún comentario.


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Todavía no sé bien qué voy a hacer con esta monstruosidad que me estoy echando encima, pero tengo más o menos una idea vaga (vaguísima). A ver qué pasa. Sé que es algo corto y aunque revisé la ortografía más de una vez no está garantizado que no se me haya pasado algún error garrafal por ahí.
Inicialmente tenía pensado subir algo más largo, pero me dejé llevar y cuando me di cuenta el archivo medía unas 4000 palabras... De modo que tuve que dividirlo, pero hey, eso significa que el capítulo siguiente ya está listo; tan sólo una revisión y voilà! ;)

No estoy segura de si voy a enlazar esta cosa con "Entretanto" o si quiero hacer algo distinto, pero admito que saqué la idea de una línea de ese fic, así que ya les estaré diciendo pronto porqué opción me he decantado. Igual acepto sugerencias jaja. Y hablando de mi primer fic en el fandom, también estaré contestando los reviews atrasadísimos (my bad) la siguiente vez que suba; por ahora me gustaría agradecerle y saludar a todos aquellos que se tomaron la molestia de dejarme saber que les gustó. Ah, y un saludo especial a JanetCab y Kaith Jackson que me dejaron reviews con tanta cosa bonita que no sabía si gritar o saltar de la emoción. Por supuesto que hice ambas cosas, ya estarán contentas :P (por cierto, me tengo que poner al corriente con las historias de ambas así que pueden esperar un montón de comentarios míos desviviéndome por Jean y Armin, muajaja).

Sin más por ahora: nos estamos leyendo, señoras y señores!