Los personajes de Kuroshitsuji pertenecen a Yana Taboso. Yo solo los ocupo con fines de entretenimiento y nunca con fines lucrativos.

Aclaraciones rápidas: No encontré por ningún medio hacer este one-shot siendo Ciel hombre. Por lo tanto me di la libertad de cambiar su género. Bah. Nada del otro mundo.


Fetiche

Estaba aburrida; en su despacho se encontraban un montón de papeles aburridos que ella no tenía intención de leer y mucho menos tendría. Se acomodó en el sillón haciéndose hacia atrás para estar más cómoda. Se miró las puntas de su largo cabello gris oscuro y a su mente volvió cierto mayordomo de mirada carmesí que últimamente se mostraba fascinado por el cabello de ella.

Sonrió de forma maliciosa; ya no estaría más aburrida.


—¿Me mando a llamar my lady? —Preguntó su mayordomo. Ella asintió en respuesta y él se acercó un poco al escritorio—. ¿Ocurre algo?

—Quiero tú opinión sobre un asunto.

Él la miró extrañado. ¿Desde cuándo la opinión de él era importante? Sonrió. —¿Qué asunto?

Ciel empezó a jugar con su cabello. —¿Crees qué debería cortarlo?

Sebastian iba a decir que no y no simplemente eso; mencionaría también que su ama lucía hermosa con el cabello largo, pero se quedó callado; empezaba a entender el juego de su lady.

—¿Por qué dice eso, señorita?

Ciel frunció un poco el ceño al no tener la reacción que esperaba. —Está muy largo —aclaró—. Además, si lo tuviera corto tú no tendrías que peinarme.

Pero el demonio amaba peinarla, amaba el cabello de su ama; lo largo que empezaba a ser y lo lacio que estaba.

—No se preocupe, señorita. Es un placer peinarla

Ciel sonrió. —¿Estás diciendo que no quieres que me lo corte?

—Yo no mencioné eso.

De nuevo frunció los labios. —Entonces me lo cortaré. Lo suficientemente corto…

—¿Para parecer un chico? —La interrumpió—. ¿Para qué ya no la juzguen por ser una mujer? —Ciel quiso pegarle o aventarle lo más cercano que tenía—. ¿Es por eso, lady?

Ella se dejó caer en el sillón de manera estrepitosa —y nada propia para una dama— aunque pareció no importarle.

—Eres imposible, Sebastian.

El aludido sonrió al creerse victorioso, pero no pudo evitar preguntar—: ¿Lo cortará?

Ciel sonrió. —Lo dudo. Además, te gusta mucho.

—Gracias por complacerme, entonces

Ciel se sonrojó y exclamó—: ¡No es por ti! Me vería rara con el cabello corto. —Desvió la mirada de él.

El demonio no pudo evitar de sonreír, cosa que irritó a la señorita Phanthomhive.

—Y sal de aquí. —Ordenó

—Con su permiso —hizo una reverencia y salió.

Sebastián siguió sonriendo hasta llegar a la cocina. Nunca admitiría que amaba el cabello largo de su ama y no solamente porque con él ella se veía hermosa, sino también porque así podía pasar más tiempo en la mañana con ella.

—Vaya fetiche más raro —exclamó Ciel al momento que se acomodaba para leer los papeles; se había divertido lo suficiente.


Es mi primera historia; espero les haya gustado.

Alicia Medina.