Bueno gente, realmente me he emocionado mucho al escribir esto~. Como ya había dicho, un AU para todas ustedes ;). Universo alterno donde Kuroha y Ene son amigos de escuela de Shintaro y Ayano.
Y... si pareciera que va a haber ShinAya y KuroEne, nop~, yo no le voy a esas parejas~. -KuroShin=OTP~, AyaTaka/AyaEne=2° OTP~- pero, esta vez voy a hacer que no hayan parejas, así que, ¡es un nadie por nadie! C: -o un intento de aquello.-
Es un poco... cruel en algunas partes añado, pero, siempre hay luz al final del túnel.
Sin más, espero les guste
—Y esa es la causa por que actúe así. —Le dijo entonces aquella mujer de baja estatura y de ojos de curioso color .
—Guau...—murmuró— Realmente, vivir una vida así... ¿es humanamente posible? —preguntó no creyendo la triste historia que le habían contado.
Shintaro era un joven que apenas si había ingresado a una escuela de estudios superiores. Tenía 17 años, de apellido "Kisaragi", virgen. Era un genio con mal genio. Ironía en esas palabras, pero aquello era verdadero.
Shintaro quizás podía verse como cualquier chico de alto coeficiente "normal", pero en realidad —y para desgracia de él—, siendo aún tan joven, no comprendía los reveses del mundo que cada vez le parecía más "invivible" para vivir.
El joven constantemente tenía pensamientos pesimistas sobre el mundo: Sentía que el mundo se corrompía más a cada momento que pasaba, sentía que la corrupción era más malsana y más descarada en su actuar; y peor, sabía que cada vez morían más personas buenas que no habían merecido ese destino fatal. Tenía un muy claro ejemplo cercano: su padre.
Shintaro de pequeño se sentía demasiado solo, y cuando su padre murió, el mundo le pareció aún más perverso de lo que alguna vez imaginó. Muchos años después, su mente se quebró y pensamientos horribles venían sin perdón.
"¿Por qué continúas vivo?" era la pregunta frecuente.
Pero aun sintiéndose mal, en medio de su soledad, el joven intentó ser fuerte y aparentar que su vida no tenía ningún problema, simplemente para no preocupar a las personas, o quizás porque sentía que nadie lo comprendería; o que sólo eran caprichos.
Intentó pasar sus días de esa manera; callado y afrontando todo en soledad.
Estuvo atrapado en su eterno desamparo con todas sus horribles concepciones hasta que un día tan gris como su vida, conoció "algo" que era desconocido para él. Esta persona debía llamarse "felicidad" porque ella la traía y esta se reflejaba en su gran sonrisa. Ella era como un pedazo de cielo en el infernal mundo. Su nombre era amistad, y su nombre material era "Ayano".
El mundo era terriblemente asqueroso, era cierto; pero cuando estaba con sus amigos, este mundo algo triste se le hacía "divertido". Se hacía un poco más "colorido" y ellos, sus amigos, le hacían olvidar que estaba solo y que su pasado había sido muy mortificante. Era ahí cuando se sentía feliz, cuando sentía que valía la pena vivir. El mundo era horrible, pero brillante, y quería disfrutarlo un día más junto a ellos.
Recordó donde estaba dejando ir al fin todos sus pensamientos.
Estaba junto a ella, y ambos iban caminando por una calle que podría bien ser apreciada en una postal. Árboles de cerezo decoraban el camino con su rosa color, y algunos pétalos caían bellamente hacia el suelo.
—Y... Shintaro. ¿Cómo crees que saliste en el examen?— Era una pregunta con una respuesta muy obvia y transparente, pero aún así Ayano tenía necesidad de hablar con su mejor amigo. Odiaba el silencio que tendía a formarse entre ellos.
—Umh... Supongo que bien.- Respondió con poco interés.
—Ya veo...— Respondió esperando desde el principio una respuesta parecida.—Ahhh...—se quejó y casi suspiró.—¡Yo solo pido por favor tener una nota mayor de 60...! ¡Con eso seré feliz~!—dijo sonriendo y casi gritando.
—Bueno, dijiste que habías estudiado, quizás lograste sacar un buen puntaje.— Pronunció pudoroso queriéndola animar y al ver su sonrisa.
Shintaro sabía que el tema de las notas hacía llorar a Ayano por lo cual pensó que un poco de animo sincero no le haría mal:
—Ya sabes, un poco de esfuerzo basta para triunfar; los genios nacen genios y se quedan con esos conocimientos, pero los que se esfuerzan más, los sobrepasan; y al final... ¿los derrotan?-Le dijo perdiendo el hilo de la frase, recordando lo pésimo que era al intentar animar a la gente.
Ayano se dio cuenta de eso y rió.
—Jaja, gracias Shintaro-kun.
Era una parte no muy común en él, y le alegra mucho notar que Shintaro poco a poco era más sensible. Aún recordaba que antes su mejor amigo era terriblemente frío y no congeniaba con nadie. Parecía que la calidez estaba derritiendo su helado corazón a paso lento y con bastante tiempo y paciencia. Se sintió feliz pues sentía que ambos salían de su abismo de problemas.
De nuevo hubo un silencio sepulcral.
—Hey Shintaro, estaba pensando... ¿no te gustaría ser mi tutor?—Le preguntó sin malicia ni sentimientos de amor en sus palabras.
Shintaro la miró fijamente, no podía creer que le hubiera propuesto eso. Se sonrojó terriblemente.
—B-bueno... ¡Yo! No sé...—Recordó un pequeño detalle que impedía tal pedido.—¡Me gustaría!— Hizo una pausa al notar como salían sus palabras.—...P-pero tú sabes Ayano. Yo no soy paciente, cuando te explico un ejercicio en clases luego me enojo, un poco..., porque no lo entendiste, y al final, terminamos los dos enojados. No creo que sea buen tutor para ti, Ayano...— Le encantaba la idea de ser su tutor, la de pasar más tiempo juntos, y le encantaba por mucho el pensamiento de ser el "sensei" de Ayano, el problema era que tenía poca paciencia, sabía que se iba a impacientar con ella y no quería que luego Ayano se entristeciera o se enojara con él hasta el punto en que terminara peleados y sin hablar; o peor, que dejaran de ser amigos.
Como genio que era no se iba a arriesgar a ese final.
—Ya veo... supongo que no se puede. Umh... me hubiera gustado que seas mi tutor, supongo que le puedo pedir a...—Iba a nombrar a alguien, pero de repente, como si fuera obra del destino, ese persona la llamó.
—¡Aaayyaaaaaaanoooooo!-gritó una joven.
—Ah, ¡Ene-sempai!—gritó de regreso Ayano, saludando con la mano.
Ene entonces corrió hacia ella, Ayano hizo lo mismo. La de cabellos azules dio un pequeño salto de alegría y la abrasó fuertemente.
Para Ayano fue un abraso más fuerte de lo normal, mucho más cálido también.
—¡Ayano, te ves genial como siempre!— La halagó pues nunca la había visto sin su uniforme.—Oh, Shintaro, lento y feo como siempre también, te he~.— Dijo de manera burlona al llegar por fin el menor hasta ellos.— Ja ja, buenas tardes Master.
—Ene..., buenas tardes.— Le dijo algo enojado. De inmediato miró hacia el joven que estaba a su lado.—Buenas tardes, ...Kuroha.— Saludó de manera algo desconfiada.
—Shintaro, hola.-Saludó entusiasta y con una típica sonrisa.— Veo que continúas igual de flacucho y débil, que lástima—le dijo molestándolo justo como su compañera de clases.
Ene y Kuroha eran alumnos de un grado mayor, los superiores de Ayano y Shintaro. Eran un peculiar dúo de alumnos pues, quizás estaban en clases para estudiantes "especiales", pero eran quizás los alumnos más vivos de toda la preparatoria. Por alguna razón ambos jóvenes de mayor edad tenían la manía de molestar a Shintaro, algo que incomodó desde el primer instante. Y continuaban con aquello a pesar del tiempo, y al parecer ese día estaban de humor para aquello.
—Oh ¡Kuroha! ¡No digas eso!—Le gritó Ene al que era su mejor amigo.—Quizás Shintaro podrá ser feo, virgen, desordenado, un insecto, genio en todo, ¡pero el peor en educación física! ¡Virgen!—Shintaro entonces se sonrojó más pues Ayano lo observó detenidamente.—
—PERO...—interrumpió, queriendo llegar ya a la parte positiva.
—Pero no gay.
Shintaro se quedó blanco y rogó a la tierra desaparecer.
Kuroha la miró con resignación."La estupidez humana no tiene límites" se dijo mentalmente mientras su semblante se mezclaba con algo de enojo.
Los cuatro por fin habían llegado al punto de reunión en el centro de un parque bastante cercano a su destino. La razón de la peculiar salida era que los cuatro iban a ir a la biblioteca. Tenían exámenes importantes al día siguiente por lo cual necesitaban estudiar; sobre todo el par femenino del grupo que era realmente pésimo en casi todas las materias. Kuroha era bueno en cuanto a los estudios, pero como faltaba constantemente, no tenía el mejor promedio del mundo, así que fue incluido en la reunión por la chica de cabello azul.
Y así también parecía que el día iba a estar lleno de peleas y discusiones por parte de Ene, Shintaro y Kuroha, mientras Ayano intentaba detenerlos.
—B-bueno...—interrumpió de repente Ayano.— Hora de ir a la biblioteca supongo.—Dijo queriendo evitar una pelea como todas las otras veces.
—¡Sí señor!—gritó Ene muy animada. Shintaro miró a la joven de auriculares con un poco de odio, y Kuroha solo observó al par sin interés; no sentía gran emoción por pasar el día con dos chicas y un hikikomori.
Los cuatro empezaron a caminar hacia su destino luego de que los aires apaciguaran.
Ene y Ayano estaban delante de los dos jóvenes. Ene se apegaba a la de bufanda escarlata; le hablaba una u otra cosa sin sentido, reían juntas y pasaban un buen rato como las buenas amigas que eran; pero por su parte, el par de chicos no se podían ni ver a la cara. Shintaro no agradaba de Kuroha, Kuroha nunca prestaba aparente atención a Shintaro. No eran amigos realmente. Y más aún, Shintaro creía que Kuroha era raro.
De repente, en su aburrimiento extremo y sin aparente final, empezó a reflexionar sobre los dos alumnos mayores. Eran demasiado raros.
Empezó a pensar primero sobre Ene, que estaba frente a él y a quien conocía incluso antes que a Ayano. Ene era sumamente alegre, muy gritona y vivaz, y a pesar de que supuestamente tenía un enfermedad que la hacía dormir, y hasta desmayarse por lo que se decía, aún así ambos tenían siempre peleas nocturnas en internet. La vida de ambos se unía por los juegos de la red, así se habían conocido y vuelto "amigos"; después de varios juegos luego de un torneo nacional de "dead bullet-1989", donde él ganó y desde el cual ella aparecería cada noche para intentar superarlo; aunque sin éxito pues perdía a toda hora y todo lugar.
Físicamente Ene tampoco era muy común. Tenía sus cabellos pintados de un color celeste cielo, algo muy notorio que tenía que ser añadido a su "lista de rarezas". Siempre paraba usando faldas, quizás muy cortas para su gusto pues dejaban ver todo —aunque Shintaro para nada se quejaba de la vista—. Y además, siempre paraba con audífonos que no conectaban a ningún aparato.
Según Shintaro "rara" era la definición perfecta para ella.
Pero Kuroha no se quedaba atrás. Kuroha era conocido por meterse en líos y ser tan fuerte que podía mandar a toda una banda de asaltantes al hospital, ya una vez lo había hecho incluso. Era un joven de tez pálida, de ojos amarillos casi como los de un lobo, y con un lunar en la mejilla derecha. Tenía el cabello muy largo amarrado en una pequeña coleta, y aunque no era algo tan extraño, a Shintaro le parecía algo peculiar. También usaba ropa muy negra y llena de correas por todos lados cada que tenía la oportunidad.
Para el más bajo él era alguien muy fastidioso. Los primeros días que lo conocieron él le proponía cosas "indebidas" a Ayano. Lo odió desde ese momento; aunque ya había parado de molestar a la joven para su suerte, ahora solo se quedaba callado junto a ella; pero si abría la boca era para molestarlo sólo a él. Decirle que era débil y que a su edad ya "había tenido sexo con todas las chicas de la preparatoria".
Ese si que era un golpe bajo para él.
Aún no entendía como Ayano congeniaba con ellos; y más aún, no comprendía porque seguía a Ayano mientras andaba con aquel dúo. Se sentía el más estúpido de la tierra estando con ese llamativo par.
Los tres caminaron hasta llegar hasta su destino. La palabra "biblioteca" se dibujaba en la parte superior de un gran edificio. Shintaro entró; pero rápidamente, junto con Ene y Ayano, fue empujado por Kuroha y llevado hasta uno de los recintos interiores. Se sorprendió por el acto, pero se dijo que quizás debió imaginarlo cuando frente a él muchas mesas coloridas aparecieron, además de una barra a lo lejos. Era obvio que era la cafetería.
—Dios, esto es tan típico de ti Kuroha—le dijo Ene luego sentarse.
—Bueno, yo ni siquiera quería venir aquí, pedazo de imbécil~, tú me trajiste así que si hemos venido, haremos lo que yo quiera, idiota.- Le dijo sonriendo, aparentando no estar enojado, pero con un gran odio dentro de su ser. Insultando a la joven y sorprendiendo a Shintaro y a Ayano pues ni uno gustaba de ese tipo de vocabulario. Aunque ya habían oído cosas peores; era más que obvio que se estaba conteniendo pues estaban en una "biblioteca".
—¡Que odioso-!— Se calló por un segundo pues recordó que estaban en un recinto público.— Eres Kuroha...—Bajó la voz.— Insisto, eres muy molestoso, no debiste de haber venido mejor.— De estar enojada pasó a la actuación "dramática" de repente.—Una que viene a intentar ayudarte, y tú tan ingratamente me insultas. ¡Piedad dios! ¡Piedad!-gritó en voz baja.
Shintaro no podía creer que realmente estaba en ese lío, la pregunta de por qué seguía ahí y por qué pasaba tiempo con ese loco par seguía en su mente.
El recuerdo de que la puerta estaba a unos pocos pasos también.
—Ja ja, bueno chicos, ¡cálmense!—interrumpió Ayano— Además Kuroha, no has pedido nada ¿no? ¿Por qué no vas a pedir algo?—Le sugirió.
—Uhm... supongo que está bien, gracias preciosa.—Le dijo aparentando coquetería, algo que hizo que Ene y Shintaro se enojaran.
—¡Bien!—gritó Ene alejando sus pensamientos llenos de celos.— Pero si vas, entonces yo quiero... ¡café! ¡No! Un frappe...—pronunció babeando.—No, ¡mejor un frappe capuccino!—dijo terminando de escoger.
—No soy tu empleado.—Espetó secamente Kuroha.
—Ahh... vamos, no seas malo~—hizo un puchero.— Además, traer cafés a tus amigos es una manera elegante de vivir y de ser visto~—canturreó riendo con algo de malicia.
Kuroha pensó y luego respondió.
—Te odio con todas mi alma, lo sabes, ¿no?
—Sí, yo también te amo Kuro, te he~.—Le dijo riendo pues sabía algunas cosas de él que los otros, extrañados, no.
—Maldita bastarda algún día me lo pagarás.—Respondió más que enojado.
—Bueno, bueno, como digas.—Le dijo ignorándolo.— Ayano, ¿algo que quieras? Tenemos aquí a Kuroha, nuestro esclavo personal ¡y ahora haciendo delivery! ¡Pide con confianza!— Le dijo no prestando atención al horrible ceño fruncido del chico. Parecía que iba a sacar un cuchillo en cualquier segundo para matar a la chica. Ayano y Shintaro estaban entre preocupados y asustados.
—Amh... pues yo, yo nada, ¡mejor voy a ver si no! No sé que escoger, je je...—Exclamó algo temblorosa. No quería incomodar más al de ojos amarillos.
—Bueno, entonces los dos iremos. Y... Shintaro, ¿quieres algo?—Le preguntó Kuroha ya un poco más calmado.
—¿Ah? Yo nada, gracias.
Kuroha y Ayano se fueron al mostrador mientras el chico de ojeras y la chica de audífonos estaban en la mesa.
—Pfff... ja ja ja.—Rió de repente la de azul.
—¿Ah? ¿Qué pasa Ene? ¿Qué con esa risa?
—Fu fu, no es nada, créeme Master..., no es nada... ¡ja ja ja ja ja!—Respondió la joven riendo incluso más fuerte.
Shintaro sintió que se le erizaba el vello de la piel. Cuando oía su risa, era porque algo malo iba a pasar. Ene se reía así cuando le jaqueaba sus cuentas de juego; o cuando entraba a su casa, se dirigía a su computadora y exponía sus trabajo musicales aún sin acabar al mundo entero. (La odiaba como a nadie por eso.) Y no paraba ahí, cuando le mandoneaba como si fuera su madre y le decía, "¡Shintaro recoge lo que has tirado!" la odiaba más. Podía parecer alegre, pero para él era "el diablo encarnado". Odiaba como presumía ser la mejor en videojuegos en la escuela aún siendo él el mejor. La odiaba por cualquier cosa que hiciera.
—Ok...—dijo de manera calma luego de que por fin la joven dejara de reír.-Está bien Ene, si no me lo quieres decir, está bien.
—Es que Master, oh... si te enterarás, ya me imagino tu cara: "¡¿qué?!, ¡pero si yo no soy así! Es decir, a mi no me gust..."— Iba a continuar su frase, pero de repente un objeto pequeño, pero muy veloz, le impactó en la cara. Shintaro gritó asustado, creyó por un segundo que le habían disparado.
—Mira Ene, había una promoción de panes de canela, y como te gustan taaaanto~—Dijo de manera sobreactuada Kuroha.
—Oh...— Le respondió frotándose el rostro que estaba completamente rojo.—Gracias Kuroha, aunque estoy segura que no me gustan tanto como tu gran amor haaaacia~—Iba a continuar, pero al notar el enojo y sonrojo del más alto se detuvo. Sonrió de oreja a oreja.-Wow, Kuroha es lindo cuando se sonroja~.—Pronunció.
Shintaro y Ayano se sorprendieron por tales palabras "¿Kuroha sonrojado?" Ayano incluso quería sacar su cámara.
—Te odio.—Le dijo de nuevo con un rostro ensombrecido.
Mientras peleaban, Ayano se decidió en tomar asiento y se empezó a reír. Por suerte habían vuelto rápido porque no había habido fila, se alegraba por aquello.
—Hey Ayano.— De repente le habló Shintaro en voz baja. -¿Estás segura que esta gente es confiable? Es decir, ¡míralos! Si no dan miedo, ¡dan pena ajena!— Dijo tratando de mantener su voz lo más inoíble posible.
—Ja ja, a mi me parecen graciosos. ¡Me agradan mucho Ene y Kuroha!—Dijo llamando la atención de los mayores. Kuroha pestañeó un par de veces y Ene se sonrojó.
—¡B-bueno! amh..., creo que lo mejor sería estudiar. —Dijo de repente la joven de cabello azul tomando asiento. Kuroha empezó a colocar todo lo que tenía en sus manos, el café de Ene, unos bocadillos para Shintaro además de un café, y toda una montaña de hamburguesas de carne, queso y cosas de la misma índole solo para él. Mucha comida para un solo estómago, o eso se podía llegar a creer, pero Kuroha era un hueco negro; un "vortex" como le decía "cariñosamente" Ene.
—Supongo que lo mejor será eso.—Dijo mostrando desinterés y agarrando la primera hamburguesa hecha de la carne de un animal muerto.
Ambos se habían sentado en sus respectivos asientos y estaban muy sorprendidos y sonrojados. Nunca nadie había dicho que eran agradables en toda su vida, por lo cual, les hacía muy felices y extraños. Ayano a veces podía ser muy dulce, un poco idiota según Kuroha, pero siempre terminaba sacando ese lado de ellos. Era alguien muy amable y a ambos les agradaba mucho la chica.
Shintaro se sorprendió por la extraña escena. Lo dejó pasar pues eran Ene y Kuroha, y empezó a comer algunas galletas de mantequilla que le habían traído amablemente; luego tendría que devolverles el favor, o mínimo, pagarles por aquello.
Continuaron estudiando hasta que el color naranja de la tarde hizo su aparición.
Y a pesar de que uno podía llegar a creer que los cuatro como jóvenes de 16 y 17 años, responsables, con todo un día en una estancia libre de ruidos y distracciones, se habrían atrevido a acabar sus deberes como estudiantes aplicados que eran, estaría terriblemente equivocado.
Era más que obvio que el día se había perdido.
Ene durmió casi todo el día, Kuroha no paraba de ir y venir comprando comida, Ayano se atoró todo el día en un solo problema de matemática, y finalmente Shintaro perdió la cordura entre ese grupo de locos.
Jaja primer capítulo. Una introducción por Shintaro.
Tengo que admitirlo, me gusta la idea de Kuroha y Ene como compañeros de escuela de Shin y de Ayano, me daría mucha risa como congeniarían, ¡sobre todo con Shintaro! Serían demasiado graciosos XD.
Espero les haya gustado~. El segundo capítulo está enfocado en Ayano y el pasado. Por ahora, los dejo. Déjenme un review para la inspiración~ O si desean sugerir, soy todo oídos~.
¡Cuídense! Pamela dice chao~.
