El siguiente fic contiene la mayoría de los personajes del manga/anime Death note, sin embargo la historia no está incluida. L no está muerto y Kira no tendrá protagonismo.
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Near como de costumbre, se encontraba jugando con unos carritos en la sala de estar, donde nadie solía estar al menos cuando él estaba ahí, los demás no tenían cariño por Near, ni él por ellos. Pero nadie tiene tanta suerte, ni siquiera él, que evita a toda costa las relaciones y detestaba el ruido. Una niña unos centímetros más baja que él, solía visitarlo —más bien acosarlo— Todas las tardes que Near jugaba, o armaba rompecabezas. Nunca le molestó, pues no le prestaba atención, sin embargo en ocasiones, ella hablaba, y no paraba de hacerlo. Prácticamente se esforzaba en sacarle las palabras al albino. Se llamaba Linda, así le decían.
Los demás, incluso ella, notaba que cuando estaba con él no se iba de ahí, cosa que solía hacer con todos, era como, si Linda fuera la excepción a muchas cosas. Incluso, la dejó jugar con él. Tal vez en el fondo, aunque fuera irritante, él disfrutaba de su compañía. Linda no forzaba las cosas, si él definitivamente la ignoraba, ella dejaba de insistir, quedando en silencio y aunque se notaba su aburrimiento, no se iba.
Ése día ella no llegaba, cosa extraña para Near. Estaba 90% seguro de que Linda haría lo que sea para llegar, y no por ego, sino porque se había dado cuenta de ello. Como la vez que ella enfermó y aun así fue, o cuando la castigaron y se escapó para verlo. Near no entendía su comportamiento. ¿Por qué tantas ganas de verlo? ¿Por qué no con Matt, o Mello? Con quienes se llevaba muy bien, algo que tampoco entendía de personas tan inmaduras, en especial Mello. Pero Linda, siempre lo elegía a él. Haciéndose llamar a sí misma como su "única amiga."
Alzó la cabeza, mirando hacia la puerta. Aproximadamente eran como las cinco, o seis. Frunció el ceño, sin entender por qué su repentino interés; eso no era normal en él. Negó con la cabeza, volviendo a sus cosas. "Mejor para ti, por fin tranquilidad" Pero en el fondo, sentía incomodidad. ¿Y se le ocurrió algo?
No es mi problema. —Murmuró para sí mismo, intentando convencerse de eso.
Pasando unos diez minutos, de pronto, casi por impulso, se colocó de pie dejando sus carritos a un lado. Soltó un suspiro y caminó hasta la puerta, donde se detuvo antes de salir. "¿Qué haces?" Near se reprendió, pero eso ni siquiera lo detuvo, cuando menos sintió ya caminaba por el pasillo, mirando hacia los lados, como si buscara algo... alguien.
Se detuvo en los salones, asomando la cabeza. Incluso para los demás, fue raro. Después de clases, algunos en Wammy's, se quedaban a platicar o terminar sus deberes. A pesar de ser unos genios, seguían siendo niños y eso implicaba que a veces fueran holgazanes. Excepto él, que no se esforzaba y seguía siendo el mejor de todos. Sin embargo, Linda no se encontraba ahí. Near se recargó en la pared, con un aire pensativo, mostrando por primera vez una mueca en su inexpresivo rostro. ¿Y si realmente le pasó algo?
Entonces, comenzó a caminar con más prisa. No es que le importara Linda, simplemente quería asegurarse. De milagro, tal vez Linda decidió dejar de visitarlo.
Por último se detuvo en el salón de física. Sino estaba ahí, iría a los dormitorios o al comedor. "Los dormitorios" Near tomó un mechón de cabello, comenzando a jugar con él. ¿Era para tanto? No, no lo era.
El comedor y ya. —Dijo en un tono seco, y hasta cierto punto irritado. Sin que ella estuviera ya lo estaba sacando de sus cabales.
Linda estaba parada junto al pupitre de Melisa, una de sus compañeras y de las mejores en física. A Linda, a pesar de sobresalir también en esa materia, no le agradaba, por lo que entre ella y Melisa, tenían la maña de que, Melisa haría el trabajo de física y ella de química. Creyó que sería rápido, pero el organizarse tomó más tiempo ¡Tiempo valioso! Sabía que Near en un rato se iría a su cuarto ¡Un día sin ver a Near no contaba! Linda hacía pucheros, apresuraba Melisa, pero la pelirroja lo tomaba con calma, desesperando por completo a Linda.
Molesta, se cruzó de brazos, perdiendo interés a Melisa. Miró el pizarrón, al escritorio de su profesora, a las ventanas, a la puerta. Y en ese preciso momento, su corazón se detuvo. Near estaba ahí parado, mirándola sin expresión alguna, pero aun así, mirándola. El mundo, literalmente se detuvo.
…
Linda había conocido a Near cuando tenía él siete años y ella seis, él era nuevo en Wammy's House. Cuando lo vio por primera vez, fue como si sus ojos se volvieran adictos a él en ese preciso momento. Pero eso fue lo contrario para el albino, que pareció no tomarle importancia, como todo a su alrededor. Sin embargo, las malinterpretaciones surgen, y Linda en ese momento creyó que Near la ignoraba para atraerla más. Como cuando Mello le pegaba y Matt decía que porque quería con ella, así, pero un poco diferente.
Desde entonces, no dejó de seguirlo, de mirarlo, de intentar entrar a su mundo y aunque no tenía nunca oportunidades, no se rendía. Al principio, Near más que molestarse, se extrañó. ¿Por qué ella quería ser su amiga? ¿Por qué esa curiosidad? Él sabía que era extremadamente inteligente, que nadie ahí lo superaba, ni siquiera Mello. Sin embargo, no era la persona más interesante y sociable. Todo lo contrario. Su vida era jugar y ser el mejor. Diferente a Linda, que tenía eso que él repelía. Sentimientos.
Me llamo Linda, ¿Y tú? —Después de un mes de "espiarlo" para saber más acerca de lo que hacía, Linda descubrió que él solía estar unas horas en una sala, jugando con muñecos, dados, dardos, etc. Por lo que ella aprovechó esa oportunidad, era el único momento donde se encontraban a solas.
Él no contestó. Siguió jugando con un robot, haciendo movimientos por el aire, como si pudiera volar. Linda hizo una mueca, pero no iba a darse por vencida. Dio tres pasos hacia adelante, quedando a centímetros de él. Al percatarse de eso, Near alzó la cabeza hasta toparse con la mirada sonrojada de una joven con dos coletas despeinadas. A pesar de no querer conocerla a profundidad, Near era muy observador, por lo que sabía que ésa era señal de que Linda no se iría hasta obtener una respuesta.
Resignado, entre abrió los labios, dispuesto a hablar con tal de que ella a partir de ese momento, se callara— Near.
Para ella fue como una señal de "adelante, seamos amigos" Desde entonces, las pláticas fueron más constantes, aunque no pasaran de cinco diálogos, pero la compañía era diaria. Dado caso, Linda no lo molestaba, no tanto, y respetaba su espacio personal, por lo que él la dejaba. Contrario a lo que hacía con los demás, que simplemente les decía "Tu presencia me molesta, vete."
Ahora todo el mundo sabía de su extraña amistad, a excepción de él mismo, que ni siquiera conocía el significado de esa palabra. Linda nunca lo abandonó, incluso ahora, que tenía quince y él dieciséis.
…
No sabía si acercarse, desviar la mirada, invitarlo a pasar o hacer un ademán de saludo, ni siquiera sabía si estaba ahí por ella. Linda estaba congelada, y Near parecía estarlo igual, pero sin esas mariposas en su estómago, sin sentir que su corazón se salía. Segundos después no pudo seguir sosteniéndole la mirada por lo que la desvió, roja como un tomate. Near por su parte, al ver que se encontraba bien se retiró de la puerta, para dirigirse a su dormitorio. Algo que notó Linda y la sacó aún más de onda. ¿Por qué había ido a verla y luego se había marchado? Debía averiguarlo.
No le dio tiempo de despedirse de Melisa, sólo tomó sus cosas y se fue corriendo, dejando a la joven hablando sola. Miró hacia varias direcciones y de lejos, notó una melena de color blanco. Definitivamente, Near.
Linda no tenía la mejor condición física, pero se esforzó tanto en alcanzarlo, que cuando lo logró se había quedado sin aire. Near ni se inmutó, sabía que ella lo seguiría; no había necesitad de hablarle.
Creí que habías decidido dejar de visitarme. —Pocas, muy pocas veces Near iniciaba una conversación con ella, y aunque fuera sólo para decirle "hazte a un lado" o "comienzas a invadir mi espacio personal" Linda lo tomaba como que quería hablar con ella.
Linda se recargó en la pared, llevando una mano al pecho. No podía ni hablar, necesitaba recuperarse. El albino se detuvo, observando su agitación. "Lo que hace esta chica" Pensó. ¿Por qué tanto esfuerzo? ¿No podía verlo mañana? Pero sabía la respuesta. No.
Recuperase no fue tan tardado, por lo que Linda ya lista, lo miró sonriendo de oreja a oreja—Y tú decidiste visitarme. —Iba a replicar, pero Linda lo interrumpió— Sabes que nunca dejaría de ir, fue una emergencia. Melisa se tardó más de lo que esperaba, lo siento.
No necesitas darme explicaciones, ni disculparte. —Se encogió de hombros, restándole importancia al asunto, a excepción por esa frase que Linda dijo. "Y tú decidiste visitarme" Él no planeaba eso, sólo la estaba buscando, algo que sonaba mucho peor, por lo que agradeció que ella lo interrumpiera, nunca en su vida diría eso.
Es sólo que fue raro verte ahí. —Volvió a sonrojarse. Near no entendía por qué ella era tan colorida.
No sé qué me trajo aquí. —Dijo sincero. Pero algo le decía muy dentro de él, que sí sabía.
Linda, más feliz que nunca, estuvo a punto de decir algo que dejaría desconcertado al albino, pero en eso, una voz escandalosa, interrumpió el momento de ambos.
¡Hey, Linda! —Un rubio, con sonrisa ladina, se acercó directamente a ella, sin notar a Near, pero al momento de hacerlo, una mueca y una rabia inundó todo su ser. Mello siempre había odiado a Near, cada cosa que sucedía o escuchaba, hacía odiarlo más. Como el hecho de saber que Linda estaba enamorada del joven distraído.— ¿Qué haces aquí, fenómeno?
No le digas así. —Dijo ella, defendiendolo. Lo cual no tuvo necesidad, Near siempre lo ignoraba.
Hablo con Linda, es obvio. —Dijo en un tono indiferente.
¿Otra vez, Linda? —La miró, ignorando la presencia del otro, que no pensaba apartarse.
Él fue. —Se excusó Linda, pues siempre la reprendía— Además no te incumbe, sabes que me gusta estar con Near.
Más que con cualquier otra persona. —Se burló Mello, sin dejar de estar molesto. El albino miró a Linda, ¿Sería cierto? Y de ser así, ¿Por qué?
¿Y por qué? —Dijo Near, desconcertando a ambos, que estaban a punto de discutir. Mello rodó los ojos, sabía que él no tenía sentimientos ni entendía los sentimientos de los demás, mientras que Linda, llevó ambas manos a su rostro, avergonzada.
Ni siquiera siendo obvia lo sabe. —Se quejó el rubio.
Él lo ignoró, esperando respuesta de Linda, que parecía formular una en su cabeza, una que no sonara loca, que no dijera "porque te quiero."
Me divierto contigo. —Mello se sobresaltó, Near se sorprendió pero no mostró señales de estarlo. Y entonces, el rubio soltó una carcajada, llevando una mano a su estómago.
—¡Claro! ¡Near es la persona más divertida del mundo! Ya mejor dile la verdad, que lo quieres, que te gusta.
Un tirón de cabello hizo que Mello soltara un quejido. Linda, muerta de rabia y pena, se había lanzado a él, a punto de acabar con su vida. Near guardó sus manos en los bolsillos de su pantalón, le causaba una especie de diversión ver a Mello en esa situación. Pero en su mente, la idea de que Linda lo quería, que gustaba de él, estaba fuera de sus manos.
Basta. —Murmuró Near, lo suficientemente fuerte para que la castaña lo escuchara. Por supuesto, estaba siendo inmadura. Lo soltó, Mello se hizo a un lado, sobando su cabeza. ¡Qué tonta había sido! Él pensaría que era una problemática, y antes de poder defenderse, Near prosiguió— Y Mello, ese no es tu asunto.
Linda abrió los ojos como platos, seguido del rubio. ¿La estaba defendiendo? Ella quiso pensar que sí.
Yo sólo decía, es momento de que conozcas sus sentimientos. Sólo la ilusionas así es mejor que le digas que no la quieres. —Levantó ambas manos, en su defensa.
No la ilusiono. —Encarnó una ceja el albino, sabía que era completamente cierto, ¿Ahora él era el culpable? Linda ni lo conocía, no tenía por qué quererlo— Nunca hice nada para ilusionarla. Además, tú no sabes lo que siento.
"No sabes lo que siento" Resonó en los oídos de Mello y Linda, como un eco. Jamás en su vida, nunca, ni en mil años, esperaron una respuesta así de él. La castaña en el fondo sabía que él no sentía nada por ella, pero decir eso, la confundía. ¿Tal vez sí sentía algo por ella? Y Mello, sentía desmayarse.
Tú... tú no tienes sentimientos. —Dijo, inseguro.
Sigo siendo humano. —Near sabía que lo estaba provocando, y aunque él nunca había sido así, pues siempre era indiferente, seguía siendo un niño— Además a ti qué.
Trastabilló, sin poder creerlo. No sólo le estaba hablando, le estaba diciendo cosas que lo estaban sacando de quicio, y Linda, por otro lado, estaba a punto de lanzarse a sus brazos, era su príncipe de armadura, ¿Blanca?
¡O sea qué si me quieres! —Gritó Linda, emocionada. Se acercó a él, esperanzada en su respuesta.
Yo no dije eso. No te quiero, no correspondo tus sentimientos.—La admósfera romántica como una burbuja, se rompió— Pero no me desagradas.
Como si fuera un casi "me gustas" la castaña comenzó a dar brinquitos, llevando ambas manos al pecho, pensando que así evitaría que se saliera su corazón. Ambos desconcertados, entraron en duda. ¿Con eso se conformaba?
No tienes gusto en los hombres. —Replicó Mello, fulminando con la mirada Near, que distraído, veía sus propios pies descalzos—Y tú Near, deja de decir esa clase de cosas, ¿No ves cómo la pones?
Más molesto que nunca, el rubio se cruzó de brazos, sabiendo a su rival no le importaba nada de lo que decía.
Sólo digo la verdad. —Frunció ligeramente los labios, volviendo a jugar con uno de los mechones de su peculiar cabello. Y en ese momento, Matt llegó como caído del cielo para Mello, que estaba punto de golpear a Near. El pelirrojo, concentrado en su consola, no notó la tensión hasta que estuvo al lado de Mello.
Miró a cada uno de los presentes, sabiendo qué era lo que sucedía. Linda le contaba absolutamente todo y Mello, casi todo. Sin embargo, estaba confundido. ¿Cuál era el tema de discusión en ese momento?
Matt, que bueno que estás aquí. —Mello rodeo su cuello con su brazo, sonriendo con malicia. No era buena señal— El fenómeno ahora dice que tiene sentimientos.
No pudo disimular su sorpresa, pero Matt era mucho más maduro y tranquilo que Mello, por lo que no era tan ofensivo, sólo si era necesario— Bueno, por más que intente no serlo, es humano.
Dile a Linda que deje de ser tan estúpida. —Se quejó Mello, ignorando a Near y Linda, que deseaban irse en cualquier momento.
Linda, Near no es para ti. —Suspiró, muchas veces se lo había dicho, pero ella nunca escuchaba.
Tú no lo sabes. —Linda sonrió más, no podía sacarse de la cabeza las palabras de el albino, incluso aunque estuvieran todos en guerra.— Él dijo que no le desagradaba.—Lo tomó del brazo, Near reaccionó inmediato, llevando sus ojos a las manos rojizas de la joven, sintiéndose en peligro.
El espacio personal. —Con un ademán, un poco brusco —debido a que ella lo apretaba demasiado— se zafó.
Linda no le tomó importancia, cómo hacerlo después de las lindas cosas que le dijo.— No te vayas a quemar. —Dijo Mello, burlón.
—Creo que es banal todo lo que hablamos, en especial lo que dices, Mello. Me voy de aquí.
Se dio media vuelta, continuando con su camino. Linda por su parte, sintió como si le dieran un puñetazo en su estómago. Mello había arruinado todo, aunque por otro lado, él nunca se había quedado tanto rato, pues no era la primera vez que sucedía algo así, aunque fuera de otro tema. Tal vez por eso, por ella. Near estaba por ella.
Idiota. —Murmuró Mello.
No le des tanta importancia. —Dijo Matt, encogiéndose de hombros— Vámonos de aquí, ¿Vienes Linda?
—Paso.
Se despidió de ellos, más contenta de lo normal. Incluso no discutió con Mello. ¿Cómo podía? ¡Ahora sabía más de los sentimientos de Near! O algo por el estilo. "No me desagradas" Esa frase ahora era su favorita. No podía ni creerlo, su día no podía ser más perfecto; incluso número en una lista todo lo sucedido.
1) Near fue a verla a su salón.
2) Él se preocupó porque ella no fue a verlo.
3) A él no le desagradaba.
4) Había estado con ella todo ese tiempo.
5) Tener una pequeña oportunidad de enamorarlo.
De nuevo, Linda malinterpretó las cosas... o tal vez no.
Al día siguiente, Linda se levantó de buenas, como nunca. Incluso, se pintó las pestañas, dando más profundidad a sus ojos, se peinó; dejándose el cabello suelto y se puso un poco de labial en sus labios. Seguramente, Near lo notaría, aunque no dijera nada. ¡Quería verse linda para él! Y ese era un cambio notorio, esperaba que no pudiera ni disimular.
Las clases fueron eternas, Linda estaba desesperada, quería verlo ya. Posiblemente había enloquecido más, pero eso no importaba, necesitaba hablar con él, verlo, estar a su lado. Pero no podía viajar en el tiempo ni adelantarlo, por lo que decidió ser paciente. No compartía clases con él, pero junto a su salón Near tomaba una clase, por lo que cuando terminaba matemáticas, ella salía en lo que llegaba el maestro a verlo pasar. Esta vez no fue la excepción, Near pasó como si nada, mientras ella lo miraba como si fuera todo.
Por fin se acabaron las horas escolares. Todos notaron a Linda salir tan rápido como un cohete, ni Melisa pudo detenerla. Era hora, la hora de Near y no podía perdérsela. No importaba si se quedaba sin aire, o los demás le reclamaban por chocar con ellos y empujarlos. ¡Nada importaba, sólo Near!
Abrió la puerta, y estuvo a punto de caer a causa de la orilla de la alfombra. Near observó la escena como en cámara lenta; Linda casi cayendo, haciendo una mueca graciosa. Cuando ella se enderezó, acomodando su falda, todo regresó a la normalidad. El albino se concentró en su rompecabezas, jugando con su cabello.
¡Hola! —Gritó efusiva, sentándose a su lado, más cerca de lo normal. Near no contestó, siguió sumergido en lo suyo, pero le vino valiendo a Linda, quien sacó un paquete de gomitas del bolsillo de su falda. Lo abrió y tomó una color roja, le ofreció a Near, pero este no dijo nada, ni tomó una.— Estaba pensando, podríamos salir un rato.
No. —Dijo, en un tono seco. Linda actuaba más raro de lo normal, y supuso, que se debía al incidente de ayer.
Por favor, sólo un rato. —Suplicó, la castaña.
Dije que no. ¿Ahora tendré que salir contigo? Suficiente tengo con que estés aquí. —Aunque se mantenía sereno, lo dijo de una forma brusca y grosera.
—Pero...
—Sólo porque dije ayer que no me desagradabas, no significa más de eso.
Linda se calló, sintiendo sus ojos cristalizarse. ¿Se había ilusionado de más? ¿Por qué pensó que el día sería diferente a todos los demás? Near seguía siendo Near. Lo miró, notando que lucía igual que siempre; indiferente y calmado. Y ella siempre tenía una emoción diferente a cada segundo. ¿Por qué era tan tonta?
Tragó saliva. Después de todo, debía actuar normal—¿Qué tal tu día?
Normal. —Murmuró.
¿No pasó nada nuevo? —Aunque fuera así, Near no le contaría. Pero Linda, a ella nunca le importó.
—Bueno... pronto será Navidad, así que debo ayudar a decorar obligatoriamente.
Linda se sorprendió. Era raro que Near dijera frases largas, y aunque las decía con aburrimiento, Linda pensaba que él se abría un poco a ella.
—¿Y qué harás?
Sólo colocaré unas esferas ahí. —Señaló la chimenea de color hueso, y que, encima de ella, se encontraba una repisa.
Linda sabía que no tenía nada de relevancia ese trabajo, pero también, aseguraba que Near insistió, pues no quería compartir nada con los demás. Y ahora que lo pensaba, a ella no le habían asignado una tarea.
¡Yo te ayudo! —Gritó, lo suficiente fuerte para que se escuchara afuera de la habitación. Near se inclinó hacia una ficha lejana a él, y la tomó.
—No es nada complicado, no necesito ayuda.
—¡Anda! Yo te las puedo pasar.
Podía seguir diciendo "no" y Linda insistiría. Near ya se había resignado a muchas cosas respecto a ella, por lo que asintió lentamente.— Por cierto, no uses labial, no te queda.
Linda agachó la cabeza, limpiando con el dorso de su mano sus labios. Esperaba al menos un "luces bien."
Luces mejor sin nada. —Se encogió de hombros, aún indiferente. Pero para Linda había sido el mejor cumplido de todos. Así como era ella, así le gustaba.
23, diciembre.
Ese día no habían tenido labores, todos estaban concentrados en la fecha. Linda que solía adornar el árbol, había suplicado por ayudar a Near, y aunque al principio recibió una respuesta negativa, terminaron cediendo. Feliz, fue a la sala, su sala, donde ambos pasaban tiempo juntos. Entró sigilosa, Near se encontraba frente a la chimenea, mirando una caja en el suelo, que contenía esferas de diferentes países.
—Hola.
No hubo respuesta. Linda se acercó a él y se colocó de cuclillas, abriendo la caja. Nunca le había prestado atención a esas esferas, pero ahora que lo hacía, eran realmente hermosas.
—Nunca les había prestado atención, son tan lindas.
Near se inclinó y tomó una esfera con sumo cuidado. Restregó su manga contra la base de la esfera, limpiando el poco polvo que tenía. La agitó y observó por unos segundos, para después dejarla sobre la repisa. Linda lo imitó. Y comenzaron a colocar todas. No tardaron demasiado, no eran más de diez, pero la castaña estaba disfrutando el momento como lo hacía al adornar el árbol navideño.
Al terminar, ambos se quedaron mirando las esferas, viendo como los pequeños copos estaban suspendidos en el aire. Era el momento perfecto, ella lo sabía. Y en mucho tiempo, estaba convencida de ello. Sabía que tal vez nunca volvería a suceder, ¿Qué podía perder? ¿Dejar de hablar con él? Nunca hablaban, ¿Qué la ignorara? Ya lo hacía. Decidió pensar que podría ganar algo; su cariño.
Sé que nunca celebras Navidad y no bajas a cenar, por lo que no podré verte, ni el veinticinco—Near la miró de reojo— Y por eso te adelanto mi regalo.
Mostró un ligero interés, ella nunca le había regalado nada, mas que una vez unas galletas de jengibre que tenían muy mal sabor y nunca le dijo.— Pero tienes que estar frente a mí.
Primero ella se volteó al lado izquierdo y después de unos minutos en los que Near pensó qué sería, se colocó frente a ella. Sonrojada —tal vez como nunca— dio un paso adelante, quedando cerca de Near, muy cerca. Nerviosa, pues nunca había estado de esa forma con él, apretó los puños, tomando fuerza de sus propios sentimientos. Near no hacía nada, la miraba indiferente, pero por dentro, se sentía desconcertado. ¿Qué podía darle? No tenía nada en las manos.
Linda inclinó la cabeza y el cuello a su rostro, frunciendo los labios. Near que no sabía qué hacer, no emitió movimiento alguno. Y entonces, casi como si no se lo creyera, Linda besó sus labios. Near nunca había sentido un roce tan suave, a pesar de que cuando ella intentaba tomar su mano, se percatara de su suave piel. Hizo un movimiento un poco torpe, pero suave. Estaba correspondiendo su beso sin razón alguna, o tal vez, ocultando el motivo. No duró demasiado, fue el beso más pequeño. Near se retiró, con los ojos abiertos como platos. Linda se relamió los labios; le dejó un sabor dulce.
¿Qué fue eso? —Cuestionó Near, con una sensación extraña en su estómago. Y sólo una parte de él lo sabía; placentera.
Linda sonriendo, estiró su mano sin poder mirarlo a los ojos, y con las yemas de sus dedos acarició la mano de él momentáneamente—Nuestro primer beso.
Gracias a una amiga descubrí ésta pareja, y debo decir que me encantó. Hay fics demasiado buenos de ellos, sin embargo son escasos. Es por eso que decidí –y por la motivación de una amiga- a escribir uno.
