AVISO: ESTA HISTORIA ES ÚNICA DE SI LAS ESTAS LEYENDO ESTO EN OTRA PÁGINA REPORTARLO POR FAVOR PARA ACABAR CON EL PLAGIO QUE ESTA SUFRIENDO FF POR EL MOMENTO. GRACIAS.
Con más de un día entero caminando en busca de un demonio que había arrasado un aldea, el grupo se encontraba exhausto y hambriento, pero solo un integrante era capaz de pedirle a Inuyasha que pararan en la aldea más próxima para comer y pasar la noche. Haciendo una mueca la pelinegra se adelantó unos pasos para alcanzarlo con la esperanza de causarle un poco de simpatía por su condición ya que ciertamente cuando llegó no estaba acostumbrada a las condiciones de esa época, ya se había adaptado a las grandes caminatas,solo que ese día se sentía como si llevara toda una vida caminando sin parar.
-¿Inuyasha?-lamento que su voz sonara tan fatigada pero era inevitable pensó Kagome.
-¿Eh?-Contestó distraídamente mientras veía al frente.
-¿No crees oportuno parar en una aldea o por aqui para dormir?- se quedó viendo su rostro, cuando la miro de reojo inevitablemente se sonrojó y volvió su mirada a sus manos- Necesitamos dormir...y tu tambien Inuyasha, no creas que no me he dado cuenta que desde hace 2 días no duermes.-lo miró con el entrecejo fruncido sin importarle que él no la estaba mirando. Mejor, asi no se sentía tímida.
-Hay un arroyo cerca. Pueden dormir ahí.
Saltó sobre una rama y se adentro en el bosque, rápidamente el grupo lo siguió y pronto lograron escuchar el agua correr. Miroku rápidamente encendió una fogata con los extraños palillos que Kagome trajo de su época y hacía asombrosamente fácil hacer fuego.
Pronto todos estaban alrededor de la fogata con su ramen, no era extraño que nadie hablara, las dos amigas se encontraban tan cansadas que prácticamente comían recargadas la una en la otra, el pequeño Shippo ya se encontraba en la bolsa de dormir que compartía con Kagome.
-Kago…¿Tienes una de tus medicinas para el dolor? lo siento, pero es que me duele mucho mi cabeza y no creo poder dormir- dijo con un murmullo Sango mientras su mano sostenía su cabeza.
-¡Claro Sango! ¿Por qué no me lo dijiste antes?-le dijo mientras ponía su mano en la frente de la castaña- ¡Sango, pero si estás hirviendo!- preocupada por la condición de su amiga se paró en busca de su gran mochila amarilla en busca de lo necesario para atenderla- Miroku ¿podrías llevar a Sango a mi bolsa de dormir? -dijo mientras sacaba unas pequeñas cajas de su mochila. A Miroku le extrañó la orden de Kagome, sin embargo al voltear encontró a Sango prácticamente cayendo directo al piso y con gusto la cargó entre sus brazos sin olvidarse de rozar "accidentalmente" sus atributos. Nunca vio venir la cachetada. Sango aún en su condición era capaz de dar su merecido al monje libidinoso.
Ya cerca de la medianoche Sango se encontraba mejor y Kagome exhausta. A un paso de encontrarse inconsciente sacó la otra bolsa de dormir y antes de tocar su cabeza la improvisada almohada estaba dormida.
La fogata iluminaba sus semblantes mientras los dos hombres las veían intensamente, cada uno anhelando algo distinto.
-Le pediré a Sango que sea mi esposa- dijo de pronto el monje.
Inuyasha lo miró, no era ninguna sorpresa que Miroku prefiriera a Sango por sobre todas las mujeres pero compartir toda su vida con ella y renunciar a dejar una amplia descendencia era otra cosa.
-¿No querías dejar a muchos hijos para seguir tu legado Monje?- le preguntó con burla. El monje se rió de pronto.
-Hay Inuyasha, a pesar de haber vivido mucho tiempo es difícil creer que sigas siendo tan inocente. ¡Claro que tendré muchos hijos!-Inuyasha se sintió incrédulo por un momento demasiado pequeño, después vino la ira ¡¿El muy sinvergüenza iba a engañar a Sango?! Sango era su amiga y de ninguna manera permitiría que le rompiera el corazón. Miroku se dio cuenta de la mirada de Inuyasha y adivino lo que estaba pensando su querido amigo ¿Engañar a su querida Sango? ¡Jamás!- Hey Inuyasha! no me mires así, yo nunca engañaría a Sanguito. A lo que me refería es a que estaremos demasiado ocupados haciendo bebés como para seguir viajando con ustedes todo el tiempo.
Inuyasha tardó unos momentos en comprender lo que le quería decir el monje.
-¿Por qué no querrían viajar con nosotros?- Le pregunto realmente interesado.
-Inuyasha...Inuyasha...Inuyasha- rió el monje mientras sacudía su cabeza y recordaba un hecho muy íntimo- El ruido sería insoportable para ustedes, me temo que mi querida Sango no es muy callada que digamos. No puede evitar gritar.-dijo con una sonrisa lasciva mientras la miraba.
-¿Rui….-en segundo su rostro estaba ardiendo en muestra de haber entendido lo que decía el monje. No pudo evitar que un pensamiento pecaminoso se pasara por su cabeza, ¿Kagome también gritaría si la besaba?
Espero les guste este primer capitulo.
