Como detestaba el pequeño Tom, de apenas cinco años esa sensación de debilidad. Debilidad al sentir frío al tener apenas una manta que le cubriese; debilidad por sentir hambre; debilidad al sentirse solo y diferente de los demás niños del orfanato. Detestaba sentirse débil. Él era diferente, lo sabía, entonces, ¿por qué estaba ahí como cualquier otro niño?

No mentiría, le gustaría que lo escogiesen, le gustaría ir a una casa, un hogar diferente, un lugar con personas y gente que lo quisiese, que no lidiase con él por que era su deber.

Todo parecía un error, desde que él estuviese ahí, hasta el podrido y goteante techo. Todo a su alrededor era un error y él quería con todas sus fuerzas cambiar eso, cambiarlo, moldearlo a su antojo. No estaba del todo seguro como lo quería, pero estaba seguro que sería algo totalmente diferente a donde se encontraba.

Quería con esas extrañas cosas que pasaban Aveces, cambiarlo todo. Pero por más que lo desease, nada de eso cambiaba. Todo seguía igual de podrido, gris oloroso y detestable. Detestaba siquiera tener que compartir el mismo aire que los otros ignorantes, porque ya había bien descubierto, que no solo eran los niños los ignorantes, sino los adultos y prácticamente todos a su alrededor.

Tom cerró los ojos con fuerza y deseó un mundo sin ese tipo de gente ignorante, gente que no comprendía o no quería comprender. .

Deseó no estar Ahí más. Pero cuando una vez más abrió los ojos, ahí seguía, en el mismo sucio orfanato

*Notas

Hola, soy una pequeña historia huérfana, mi nombre es huerfanito y estoy en busca de padres que me quieran, no como ésta madre ingrata que me ha tenido arrumbado en un obscuro espacio por años… solo tengo 4 capitulitos y me falta mucho por crecer. ¿Quién quiere alimentarme y verme crecer?

Soy uno de los afortunados, mi madre tiene a mis muchos otros hermanos por ahí arrumbados… supongo que se cansó de mi….

¡Adóptenme! ¡No me dejen con ésta mala madre! ¡No me alimenta! ¡Y tiene una pésima ortografía!

*sacaré los 4 capítulos, uno cada tercer día…. Siii, descuarticé a mi hijo. Buajaja!