TITULO: Mi sabor favorito
AUTORA: Tetsuna Hibari
RESUMEN: El amor puede ser expresado de diferentes maneras. Ella y el estaban a punto de descubrirlo.
CLASIFICACIÓN: Todos los públicos
PAREJAS: MuraMito - Murasakibara x Mitobe
GENEROS: Genderbender, Romance y Drama.
Mi sabor favorito
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Entre la gran variedad de becas que recibió, escogió aquella universidad porque poseía uno de los mejores programas de estudio en gastronomía, la carrera de su elección y la de mayor recomendación de parte de su mejor amigo de secundaria. Tal vez sus primeros días fueron cansados, pero con el tiempo se acostumbró a su nueva rutina.
Se había mantenido observando por la ventana, levantándose de su asiento cuando la clase término. Ese día extrañamente se encontraba cansado, quería dormir un poco antes de que su próxima y última clase del día empezara dentro de dos horas, sin embargo no podía hacer eso sin antes comer algo.
Se dirigió a la cafetería para comprar algunos dulces, los que traía se los había terminado durante la clases anteriores, donde los utilizo para mantenerse despierto. Como un gran amante de lo dulce, compro una gran variedad. Una vez se abasteció de suficientes aperitivos, se dirigió calmadamente a los jardines, ese era un buen lugar para descansar bajo la sombra de un árbol y sin molestias.
— ¡Atsushi! -escucho su nombre ser gritado, deteniéndose.
Al mirar a sus espaldas se encontró con una vieja amiga, la cual lo saludaba con una mano mientras se acercaba. A punto de responder el saludo noto que no venía sola, ya que traía de la mano a otra chica de cabellera larga color negro, ojos ónix y tez clara. La cual sin notarlo atrajo su atención.
—Muro-chin -dijo en forma de saludo sacando la paleta que traía en la boca.
— ¿Cómo te ha ido? -le pregunto la peli-negra una vez que estuvo a su lado.
―Normal –contesto metiéndose otra vez la paleta.
―Uy, que poco especifico –ironizo la pelinegra sonriendo, sus ojos grises y su lunar debajo de su ojos destacaban mucho gracias a su piel pálida.
Continuaron hablado entre ellos hasta que él recordó a su silenciosa compañía. Atsushi le dirigió una mirada de reojo, siendo notado por su amiga.
—Oh, cierto. Lo siento, no les he presentado. –dijo apenada por olvidase de su amiga― Ella es Mitobe Rinko, estudiante de gastronomía al igual que tú. Es un año mayor así que es tu sempai, no seas maleducado. —presento felizmente, advirtiéndole a su descuidado amigo. — Rinko-sempai, él es la persona de la que te he hablado; "El titán golosina". Murasakibara Atsushi —río ante su presentación.
— ¿A quién llamas titán? -Preguntó con una venita en la frente, odiaba ese adjetivo.
—A ti por supuesto ―respondió divertida― Bueno, solo he venido a ver como estabas. Tu mamá me había dicho que pareces zombi, quería verificar eso. También aproveche para molestar un poco a Rinko-sempai pero sino me doy prisa no podré entrar a mi próxima clase
Se despidió rápidamente al notar la hora en su reloj de pulsera. Les dio un beso en la mejilla a ambos, aunque con el varón tuvo que dar un pequeño brinco ya que él era más alto y el muy malvado no se agacho un poco.
― Nos vemos. Llévense bien.
La azabache mayor entró en pánico, mirando como su amiga se estaba yendo, dejándola sola en compañía del chico. Miro al frente, su kohai también la veía, se sonrojo ante aquella penetrante mirada morada, no sabiendo a donde esconderse. A penas lo conocía, así que no sabía de qué hablar con él.
El silencio los inundó y la tensión llegó, ninguno era de hablar sin tener la necesidad. La chica intentaba pensar en alguna manera para borrar aquella tensión hasta que recordó lo que había preparado en su clase anterior. Ante la atenta mirada de Atsushi, abrió su mochila y saco un recipiente, que al abrirlo mostro algunos dangos cubiertos de caramelo.
Al más alto le brillaron los ojos por el dulce que la chica le ofrecía de manera tímida.
― ¿Puedo tomar uno? –cuestiono con un dedo en los labios, saboreando desde ya el bocadillo.
La mayor asintió nerviosa, aun con los brazos estirados ofreciendo la comida. Con confianza tomo el recipiente por completo y saco una brocheta de dangos. Al comer uno, el dulce sabor del caramelo y de la masa invadió rápidamente su cavidad. Realmente eran deliciosos, y odia asegurar que de los mejores que había probado o posiblemente el mejor.
Devoro las otras dos y al terminar, miro a la mujer que lo miraba esperando alguna palabra de su parte en referencia la comida.
― ¿Los preparaste tú? -La chica volvió a sentir con una sonrisa- Cocinas realmente bien, Mito-chin –alabo.
Mitobe sonrió aún más feliz, le alegraba mucho que las personas disfrutaran de su comida.
―Nee~ ¿eres muda o porque no hablas? –pregunto sin delicadeza al ver como la chica no había pronunciado palabra alguna desde que la conoció.
La sonrisa de la azabache se borró pero fue rápidamente recompuesta, como si nunca hubiera pasado. Atsushi noto la falsa sonrisa, así como la tristeza que se reflejaba en los ojos ajenos. Cuando iba a disculparse por su falta, observo el asentimiento de la chica.
―Ya veo. –fue todo lo que dijo.
Nuevamente el ambiente se mantuvo tensó, hasta que una chica castaña con rasgos felinos los interrumpió, y después de disculpare por la interrumpido, termino llevándose a la mayor. Antes de irse, la azabache se despidió con un gesto de la mano.
―Ah...―miro el topper en sus manos, se había olvidado de devolvérselo.
Sabiendose solo, lo guardo en su mochila. Lo lavaría y luego la buscaría, muy probablemente se lo daría a su amiga Tatsumi para que se lo devolviera en su nombre ya que desconocia informacion de la chica.
Miro su reloj, había pasado ya una hora por lo que prefirió ir al salón de su próxima clase y dormir allí hasta que empezara la clase. Sin embargo, cuando llego y se acomodó para dormir no lo logro, su mente estaba ocupada con la vision de cierta chica. Sentia curiosidad por esa pelinegra que acaba de conocer, era la primer persona muda que conocía por lo que asociaba su sentir por esa peculiaridad.
Preguntas referente a ella empezaron a invadirlo. ¿Sería muda desde que nació? ¿Tuvo un accidente que le quito la voz? ¿Cómo se comunicaba? Las preguntas se formulaban rápidamente sin que pudiera hacer algo contra ello, al menos hasta que un recuerdo lo detuvo. Unos dango muy sabrosos.
La chica realmente cocina bien. Ese fue su último pensamiento antes de ser interrumpido por el profesor de su clase.
― Tsk...―chasqueo la lengua, no había podido dormir nada.
…
…
Al llegar a su casa, no se encontró con nadie para su suerte, nadie interrumpiría su descanso. Se dirigió rápidamente a su habitación para acostarse un rato en su cama. Cerró los ojos cayendo profundamente dormido, estaba realmente cansado. Las horas pasaron y para cuando abrió nuevamente los ojos, se topó con que el reloj marcaba las ocho de la noche.
― ¡Maldición!
Se había dormido por más horas de las que espero. Se levantó y se estiro un poco antes de bajar. Al notar que seguía solo, se dirigió a la cocina y al acercarse al refrigerador, se encontró con una notita donde su madre le avisaba que trabajaría todo el día, que se prepara de cenar lo que quisiera. Obedeció, preparándose un simple plato de cereal con miel, no tenía tiempo para hacerse de cenar algo más elaborado, tenía demasiada tarea y durmió más de la cuenta por culpa de no tomar una siesta en la escuela.
Al término de su "elaborada" cena subió a su habitación, y encendió la luz, acercándose a su escritorio y encendiendo la laptop. Continúo con su proceder de hacer la tarea llevándose así siete horas más, para cuando termino ya eran las tres de la madrugada y él llevaba cuatro tazones de cereal con mucha miel y azúcar. A diferencia de otros que toman café para mantenerse despierto, a él lo dulce era lo que le ayudaba.
Realizo algunos estiramientos, estar en la misma posición por mucho tiempo entumesio su cuerpo. Tomo su mochila preparándose para sus materias del día siguiente pero se detuvo al encontrarse con el recipiente de su sempai. Al abrirlo se percato de que aun contenía cinco dando los cuales se comió sin dudar, no podia permitir se desperdiciara algo tan valioso.
Mientras lavaba el recipiente recordo a la dueña y la curiosidad lo invadió nuevamente. Por algun motivo deseaba volver a verla y hablar con ella, pero sentia que seria muy problemático el entenderse.
Justo cuando abría la puerta de su alcoba, recordo que había un sistema de señas para comunicarse con personas que no podían hablar. Al investigarlo, encontró el nombre de aquel sistema.
― Alfabeto dactilológico. ―Leyó al encontrarlo.
Al menos ahora podría hablar con ella o eso pensó hasta que vio la variedad de señas, se veía muy tedioso.
…
…
Un nuevo día y él estaba otra vez cansado. Caminaba por la facultad de arquitectura buscando a su amiga, para pedirle la información de un persona en común. Maldecía que la facultad fuese tan grande, estaba tardando mucho en encontrar a su amiga. Si no fuera porque no era algo propio de él, estaba seguro que hubiera levantado las manos al aire agradeciendo algún dios, al verla hablando "animadamente" con un chico no muy lejos de él.
―Muro-chin. –interrumpió, llamando la atención de su amiga.
―Oh, Atsushi. Qué raro que tu vengas a buscarme, generalmente soy yo quien va a verte.
Acostumbrada a que las personas se alejaran al ver a su dulce pero enorme amigo, la pelinegra no le dio importancia cuando el chico que le invitaba un café, se retiro, no estaba interesada en chicos. Comenzaron a caminar, podían hablar mientras se dirigían a su salón de la siguiente clase, hacia alla se dirigía cuando fue interceptada.
― ¿Necesitas algo?
― ¿A qué clase pertenece Mito-chin?
― ¿Rinko-sempai? -pregunto, recibiendo un asentimiento del hombre.
Ella no pudo ocultar la sorpresa que le genero saber que Atsushi buscaba a alguien. Su amigo no era muy social, mas bien era una persona despreocupada pero buena, por lo que solo se le ocurría una razón para que el grandulon buscara a alguien q conoció apenas un día atrás.
― ¿Hiciste algo malo? ¿Algo por lo que debas disculparte?
―No.
― ¿Seguro? –alzo la ceja sin creerle.
―Me dio algunos dangos, se le olvido su caja ―contesto fastidiado, odiaba ser cuestionado.
―Oh, ya veo. Lo siento.
―No me dijiste que era Muda.
―No es algo que se diga como si nada, no podía presentártela "Ella es Mitobe Rinko y es muda, llévense bien"… ―expreso de manera sarcástica. ― Seria muy descortés y una gran falta de respeto para sempai, ella es una buena persona.
―Suena bien para mí.
*Me hubiera ahorrado un momento incomodo* Por su respuesta, recibió un golpe en el estómago de parte de Himuro.
―Eres un grosero Atsushi...
Iba a continuar regañándolo cuando su mente conecto los cabos.
―... Ahora entiendo. Le preguntaste si era muda, la hiciste sentir incomoda y el recipiente es solo un pretexto para que te diga dónde está.
―No es un pretexto ―con fastidio saco el recipiente para mostrarlo― ¿Ves?
―Está en la clase 500… No vayas a decir algo indebido. Tú no posees delicadeza, ni sutileza. Y no vayas a olvidarte que debes disculparte.
— ¿Por qué?
—Porque sí. ―detuvo su caminata, colocando su manos en la cadera― Además, Rinko-sempai solo tiene un problema, no es muda realmente. ―respondió yéndose.― No lo vayas arruinar esta vez.
Y sin que pudiera cuestionarla por aquel problema, la chica se alejó.
...
...
Había ido al salón que le indico su amiga, claro, después del termino de sus clases, no quería tener faltas. Una vez que llego al salón, adentro su cabeza para buscar a la chica que buscaba, encontrándola leyendo un libro cerca de la ventana. Le pidió ayuda una chica que estaba cerca, para que pudiera llamar a la azabache.
―Hola Mito-chin ―saludo una vez que se acercó a él.
La chica asintió e hizo un gesto de saludo con la mano. Murasakibara saco de su mochila el objeto que tenía que darle, lo mostró a la chica que al notarlo parecía aliviada.
El peli-morado se iba a despedir e irse pero para su desgracia recordó las palabras de su amiga. ~Tienes que disculparte~ Suspiro. Regreso los dos pasos que dio y con un leve sonrojo la miro de frente.
―Lo siento… ―Mitobe levanto su mirar sin entender por qué se disculpaba por devolverle el recipiente. — Ayer te hice sentir incomoda…
Al entender rápidamente hizo unas señas para indicar su sentir, pero al ver que el peli-morado no entendía y que la miraba raro, se golpeó ella sola con la mano. Era obvio que no todos sabrían hablar con señas, se había acostumbrado a que los más cercanos a ella la entendieran que olvido aquel diminuto pero importante detalle. Saco de su bolso una pequeña libreta donde escribió lo que quiso decirle al chico.
[ No tienes que disculparte, es normal que lo preguntaras. ]
La chica le sonrió mientras escribía más.
[ Gracias por devolvérmelo. Pensé que lo había perdido, es mi favorito por los detalles que tiene. ]
― Lo lave por ti, gracias por los dangos…―dijo el más alto agradecido de que se comunicaran, no había memorizado ninguna de las señas el día anterior. ― Me gustaron los dangos.
[ Me alegra saberlo y gracias por lavarlo. ]
―Me voy Mito-chin ―se despidió.
Dio media vuelta pero antes de que pudiera irse, la chica lo había agarrado de la parte baja de su sudadera. Volteo a verla cuando lo soltó, ella escribía de nuevo en la libreta.
― ¿Sucede algo, Mito-chin?
[ Si te gustaron los dangos, ¿quisieras probar algunos panes al vapor? Los acabo de hacer en clase. ]
―Si ―acepto rápidamente.
Nunca se negaría a probar alguna comida, especialmente si se trataba de algo dulce. La chica le sonrió, dejándolo un poco confundido. Se adentró de nuevo al salón y corrió a su asiento de donde saco otro recipiente de su mochila, regreso con el chico y se lo entrego.
Atsuchi al tomarlos se dio cuenta que aún se mantenían calientitos gracias al recipiente, tomo uno y lo metió a su boca. Rinko estaba atenta, observando las reacciones del más alto mientras probaba su creación. Sonrió cuando la expresión del chico era de felicidad al seguir degustando de los panes.
―Están rico ―dijo aun con la boca llena dándole gracia a la mayor.
[ Me alegra escucharlo.]
Escribió en otra nota.
…
…
Los meses pasaron desde aquel momento y en la universidad cada día era más cansado pero rutinario gracias a las clases. Los exámenes llegaron, fueron difíciles pero había logrado pasarlos, no con las mejores notas pero no podía quejarse.
Libre de preocupaciones escolares, llego a su lugar favorito en los jardines y se acostó sobre el pasto en la sobra de su árbol preferido. Aún tenía algunos dulces para comer pero en esos momentos tenía más sueño que hambre, por lo que no tardo en dormirse. Al sentir como alguien tocaba su mejilla abrió los ojos. Cuando se acostumbró a la luz, visualizo a la azabache, que era quien lo acariciaba.
Rinko al notar que el menor había despertado se sonrojo y retrocedió dos pasos nerviosa, mirando a los lados en busca de una salvación. Había actuado por instinto cuando vio la expresión pacifica que tenía Murasakibara al dormir ahí. Simplemente había querido tocarlo.
― ¿Sucede algo Mito-chin? ―cuestiono mientras se sentaba y se estiraba.
La chica aun con nerviosismo se acercó, sentándose a su lado. Saco de su bolso un obento, y al quitar la tela mostro esta vez una gran variedad de alimentos que lucían muy apetitosos pero el platillo más llamativo para él, era el postre un par de manju.
― ¿Para mí? ―pregunto, señalándose.
La azabache asintió, sacando una pequeña libreta y una pluma. Empezó a escribir algunas palabras para después mostrárselo a su compañero.
[ Tatsumi me dijo que te ha ido bien con los exámenes, es una felicitación. ]
Le sorprendió aquel gesto, hace tiempo que no se veían. Siendo sincero, la última vez que entablo una conversación con la chica había sido cuando le devolvió su recipiente, desde entonces cuando se topaban en los pasillos o jardines de la universidad, simplemente se saludaban con un gesto de mano y ya o muy rara vez la chica le daba algo que preparaba en su clases de práctica pero no intercambiaban grandes palabras.
― Oh, gracias. ―tomo el almuerzo y empezó a comerlo.
El sabor era realmente bueno, la chica era una buena cocinera sin duda alguna. A pesar de estudiar gastronomía, no todos podían igualar el sazón que tenía la comida preparada por Rinko.
― ¿Quieres probar algo que yo hice? ―pregunto mirando fijamente a la chica que siempre desviaba la vista de la suya.
Ella volteo a verlo ante la propuesta, era la primea vez que Murasakibara le ofrecía algo. Asintió sin dudar. Él tomo su mochila y saco un recipiente que le entrego a su sempai. Mitobe tomo con cuidado el recipiente, lo abrió mostrando así un pastel de chocolate. Acepto la cuchara que le ofrecieron y probo un pedazo del postre.
El delicioso saber del chocolate invadió su paladar y sonrió, el chocolate era su sabor favorito y se saboreaba que el chocolate usado en el postre había sido manejado de manera impecable. Tan sumergida estaba en la delicia entre sus manos que comió un poco más antes de escribir en la libreta, para darle su opinión al creador de tan grandiosa exquisitez.
[ Está demasiado delicioso. Sin duda te volverás un gran chef. ]
―Quiero ser un repostero. ―le aclaro a la chica.
[ Entonces serás un muy buen repostero. Estoy segura que todos querrán de tus creaciones. Yo lo hare. ]
El chico respondió a la sonrisa de la chica, aunque en menor grado. Mitobe desvió su rostro, se había sorprendiendo debido a que el contrario siempre mostraba un rostro desinteresado y soñoliento. Era la primera vez que lo veía sonreír, y aceptaba que en ocasiones lo observaba en secreto pero nunca lo atrapo así.
Murasakibara miro por el rabillo de su ojo a la azabache, ella parecía ser como cualquier otra aun sí no hablaba. Recordó lo que le había dicho su amiga Tatsumi sobre un problema mental, pero él la veía completamente sana.
― ¿Sabes hablar con señas? ―Rinko lo miro, asintiendo sin comprender la pregunta repentina. ― ¿Me enseñas?
En realidad ya estaba memorizando algunas y todo por curiosidad. En ocasiones pasadas había visto a la chica hacerle seas a sus amigas pero con él siempre uso aquella libreta, sin embargo era es la primera vez que sentía la necesidad de comunicarse por ese medio con la contraria.
Mitobe empezó a escribir de nuevo en las hojas, intrigada en porqué de la espontanea petición. Ella pensaba que estaban bien con aquel medio, sin necesidad de usar el alfabeto de señas.
[ ¿Porque? ]
― Ha de ser molesto escribir siempre en la libreta. Creo que es mejor con señas.
La chica apretó la libreta y bajo la mirada asintiendo, extrañamente se encontraba feliz. Murasakibara era la primera persona que le pedía que le enseñara señas, para poder conversar por el medio que a ella le era más fácil y con el que se sentía más cómoda.
…
…
Tatsumi se cruzó de brazos, observando al gran hombre que estaba enfrente de ella con el ceño fruncido. Había sido emboscada en la cafetería enfrente de la universidad, justo cuando iba a disfrutar de su almuerzo.
― ¿Qué quieres saber ahora?
― La otra vez dijiste que Mito-chin no era muda, ¿a qué te refieres con eso? Y ¿Cómo sabes que quiero algo? ―respondió un poco molesto.
― Oh, vienes por eso. Tú no vienes a verme solamente porque sí, es obvio que necesitas algo. ―le respondo encogiéndose de hombros
― ¿Y sobre Mito-chin?
― Rinko-sempai… creo que deberías de hablar con ella personalmente. No es correcto hablar de cosas personales de otras personas.
― ¿Segura…? ―pregunto a medias.
Himuro quiso hablar, pero intuía las palabras que su mejor amigo omitió decir. ~ ¿Segura… que quieres que sea yo quien se lo pregunte?~
―Tienes razón. ―acepto molesta, mirando al más alto con el ceño fruncido.― No sabes medir tus palabras. ―le reprocho.― Bueno… como decirlo… Conozco a Rinko-sempai desde niña…
― ¿No eras de estados unidos?
La primera vez que conoció a la chica, fue en preparatoria. El había ingresado al equipo de baloncesto como jugador por la beca que le ofrecían, mientras que Tatsumi era una de las manager por su amor al deporte. Su amistad creció cuando ella se acercó a felicitarlo por su don en aquella actividad.
― Vivía en Japón cuando era pequeña, tuve que mudarme a estados unidos por el trabajo de mis padres y regrese en la preparatoria. ―respondió la chica.
― Oh… continúa.
― Rinko-sempai era una persona normal hasta la escuela media, todo sucedió durante esos tres años. ―suspiro, comenzando su almuerzo. Si tardaba mucho, llegaría tarde a clases.― Rinko-sempai es muy tímida pero amable, por ello varias chicas se aprovecharon de ella; pidiéndole favores o que las reemplazara en algunos deberes. Sempai aceptaba pero al final terminaba haciendo todo por si sola. ―Tatsumi observo las reacciones de su amigo, pero él mantenía una expresión neutral. ― En segundo año las cosas se volvieron turbias. Extrañamente algunos rumores empezaron a recorrer la escuela sobre sempai, nunca se supo quién los empezó, no obstante, desde entonces las cosas no dejaron de empeorar. Bromas, comentarios, acusaciones falsas contra ella. Sempai intento sobrevivir pero un chico se le declaro y la enamoro para después dejarla en vergüenza ante todos… desde entonces empezó a hablar cada vez menos y en tercer año…―enmudeció, tomando aire antes de continuar. ― Bueno, justo ese año sempai prefirió callar…
Ambos guardaron silencio. Murasakibara no sabía que decir a pesar de que fue él quien pregunto.
―…Te aclaro que yo no estaba presente en ese entonces, por lo que no sé con exactitud lo que paso. ―la pelinegra fue la que rompió el silencio. ― Cuando regrese a Japón ya estábamos en la escuela alta, sempai estaba en el equipo de Seirin y yo… en Yosen, donde te conocí. Cuando la volví a ver ella no hablaba por lo que su madre me conto cierta parte y la otra la investigue yo, estaba preocupada por Rinko-sempai, ella es mi mejor amiga de infancia.
―Mmm…
―Rinko-sempai parece más animada pero parece creo que aún no desea volver a socializar del todo. ―Tatsumi continuo, confundida de la poca participación de su amigo.-― Según los hermanos de sempai, el psicólogo con quien la llevaron les dijo que con el tiempo y una vez que vuelva conseguir la confianza que le quitaron en la escuela, era probable que volviera hablar.
―Ya veo.
―Nee~ ¿a ti no te molestaban por tu altura? ―pregunto con una sonrisa.
― Más bien, me tenían miedo. ―respondió el chico― Los únicos que hacían bromas de mi altura eran Kise-chin y Mine-chin.
― Sí, lo supuse de ellos dos. ―respondió.
Ella conocía a todos los amigos del peli-morado de su época de secundaria y solo había una palabra para describirlos, la cual era: locos. Todos tenían una particularidad que los distinguía pero no era del todo normal, principalmente los que su amigo acababa de mencionar.
Kise Ryoko, "la rubia idiota" como todos gustaban referirse a la antigua manajer del equipo Teiko. Actualmente una modelo muy famosa y bonita pero cuando empezaba a hablar, no había nadie que la callara.
Por otro lado esta Aomine Daiki, viejo jugador del equipo de baloncesto de Teiko. Un joven moreno de lo más flojo y pervertido, que ella haya conocido.
―Ahora que lo recuerdo, Aka-chin quiere una reunión de los siete…―dijo con fastidio pero sabía que desobedecer al pelirrojo sería una molestia aún más grande.
La pelinegra solo pudo sonreír con lastima. Si los siete locos de la secundaria estaban juntos, sería un desastre total, porque los que faltaban tampoco eran tan normales. Especialmente el pelirrojo.
Akashi Seijuro, un chico con doble personalidad y una de ellas con complejo de rey. Midorima Shintarou, un peliverde con obsesión hacia el Horóscopo pero su novia Takao prefería pensar en que "Solamente estaba pasando por una etapa". También se encontraban dos chicas más en el singular grupo.
Momoi Satsuki amiga de infancia de Aomine y de un físico espectacular, además de que tenía que admitir que parecía la más normal y cuerda del grupo. La otra chica era Kuroko Tetsuna, aunque "chica fantasma" era la mejor descripción para ella, tal vez ella hubiera pasado desapercibida en aquel entonces si no se hubiera hecho amiga de tan peculiar grupo.
De Kuroko era de quien podía hablar más después de su amigo Murasakibara, debido a que por cuestiones del destino, la chica fantasma resulto ser la novia de su proclamado hermano, Kagami Taiga.
― Oh, sí. Me lo dijo Taiga, parece que Kuroko quiere llevarlo para presentarlo formalmente como su novio con todos ustedes.
― Morirá por la mano de Aka-chin.
― Sí, lo sabe y por eso no desea ir. ―le aclaro, su hermano había llamado llorando porque el ex de su novia era peligroso.― ¿Y porque pidió tan de repente una reunión?
―Parece que por fin consiguió a la chihuahua y quiere presumirlo.
― No le digas así a Furihata. En ese caso voy contigo para enterarme sobre ese noviazgo e intentar que Akashi no mate a Taiga, después de todo, ahora tiene un nuevo amor. Tal vez por eso Kuroko al fin oficiara su relación. ―murmuro lo último.
― Dijiste que Mito-chin fue a Seirin, ¿estaba en el club de basquetbol femenil?
― Oh, no. Rinko-sempai tenía que cuidar de sus hermanos menores pero creo me dijo que ayudaba como manager al equipo de vez en cuando, ya que una amiga si era del club. Ahora que lo pienso, Kuroko debe de conocerla en tal caso.
―Entonces hay que llevarla con nosotros.
―Buena idea. Entonces tú te encargas de decirle.
― ¿Por qué yo?
―Porque tú la puedes ver más tiempo que yo. ―ante eso no pudo negarse.
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Tetsuna: Fic que es para una convocatoria de esta pareja.
Marlene: Para los que gusten de la pareja el grupo se llama MuraMito [Murasakibara x Mitobe]
Angelice: Lo pueden encontrar en facebook. El próximo capitulo lo subiré mañana XD
Nos vemos
Bye~
