Capítulo beteado por Flor Carrizo, Beta de Élite Fanfiction

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El home run de Isabella

Rated: M

EdxBella

ElenaGlam

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Tener 16 años y ser la hija del coach del equipo no es fácil y menos cuando todo tu equipo de béisbol está compuesto por puros niños. Bueno, al menos tengo lo que ninguna chica de la escuela tiene, a los chicos más populares de la escuela todo el tiempo para mi deleite personal; porque créanlo o no, soy una chica y me encanta deleitarme con los chicos que tengo de compañeros, sobre todo con Edward Cullen, el capitán del equipo.

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Ser Isabella Swan no era fácil, menos cuando mi padrastro, Phil Dywer, se encargaba de que yo, lo más cerca que iba a estar de tener un hijo, siguiera sus pasos en el béisbol. Las chicas de la escuela se encargaban de molestarme, o al menos intentarlo, por pasar demasiado tiempo con los chicos populares, pero mis amigos siempre me defendían a capa y espada; cosa que provocaba que ellas se enojaran aún más conmigo y eso hacía que fuera impopular y sin amigas, al menos del mismo sexo que yo.

Aún recuerdo los ojos de mi madre, Renée, cuando Phil le dijo que había marcado la carrera que había hecho que mi equipo ganara el partido y que tenía muchas esperanzas en mí. Sus ojos brillaban de emoción y orgullo y, desde ese entonces, ella nunca se perdía un juego mío. Pasamos más tiempo viendo camisas para entrenar, tenis y cachuchas que ropa de moda, maquillaje y zapatos que vería una chica normal de mi edad.

Aún me queda un año en el colegio y estoy pronta a cumplir los 17, en septiembre, y este año quisiera que fuera diferente, tener un real último año de colegio antes de la universidad.

Capítulo 1: La chica de al lado

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Para variar, en la casa de al lado de la nuestra siempre había gente mudándose, pero, por lo general, era gente sin hijos. Aquel día, cuando saqué a Rufus a pasear mientras yo corría los seis kilómetros diarios para mantenerme en forma en las vacaciones, vi a una chica con el pelo corto en forma de Pixie, demasiado joven para tener su propia casa y más con lo grande que se veía el señor con el que estaba entrando.

La vena chismosa de la familia Swan salió a relucir y, cuando me di cuenta, ya estaba saludando a la chica de cabellos cortos con la mano de lejos; pero lo más extraño fue que ella me devolvió el saludo con mucha intensidad mientras se acercaba a mí.

—Hola, me llamo Mary Alice Brandon, venimos de Nueva York y somos nuevos aquí, ¿y tú eres? —dijo tan rápido y sin respirar que creí que se iba a ahogar en cualquier momento, mientras una reluciente sonrisa se dibujó en su rostro.

—Hola, soy Bella Swan y vivo en la casa contigua. —Genial, Swan, tú y tu sarcasmo nos llevarán lejos siempre.

—¿En serio? ¿Cuántos años tienes? Yo tengo 17 los cumplí el pasado 20 de julio, voy en último año del cole… En realidad no conozco a nadie aquí, así que te consideraré como mi primera amiga en California, aunque en realidad no soy de tener muchas amigas.

—Será agradable conocernos, Alice, cuando gustes pasarte por mi casa será todo un placer. Yo también voy a empezar mi último año. Tengo que ir a pasear a Rufus y es tarde, fue un placer. —Con esas palabras me despedí agitando la mano, al momento que me iba corriendo.

Ella era muy extraña, aunque se veía en verdad que era muy simpática. Lamentablemente, por la manera que se veía, sabía que pronto se volvería del clan de Rosalie Hale y yo sólo pasaría a ser la vecina "rarita".

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Todo mi circuito de corrido me la pasé pensando en mi último año, deseando que todo cambiara este año para poder tener algo diferente a lo que siempre veía en la escuela.

Así me la pasé todo el tiempo y no me percaté de que había alguien esperándome en mi garaje; cuando regresé a casa, allí estaba Alice sentada.

—¡Hey, Alice!, ¿qué haces aquí? Digo, no es que me enoje ni nada por estilo, pero pensé que estarías desempacando, considerando que llegaron hace apenas unas horas.

—Bueno… en realidad, quería saber si podías ir a dar una vuelta al centro comercial conmigo, no conozco a nadie aquí. Ya me encargué de mis cosas, pero si estás ocupada lo entiendo, podemos ir mañana. —La cara de Alice reflejaba sus ganas de ir al centro comercial y se veía tan desesperada que no tuve el corazón para decirle que no.

—Alice, creo que primero debo bañarme para ir, ¿no crees? —Ella hizo un puchero de bebé, pero asintió en modo de aceptación—. Pasa en lo que me visto para irnos.

Tomé mi toalla rápido y mi ropa interior para entrar al baño. Una vez dentro de la ducha, se me relajaron los músculos tensos del ejercicio de hoy. Sentir el agua fría fue la indicación de que era hora de salir de la regadera.

Cuando entré a mi cuarto, vi a Alice sentada en mi cama con el ceño fruncido viendo a mi clóset.

—¡Esto es inaudito!, ¿cómo puedes vivir con toda esa ropa? No hay ninguna falda o short coqueto o por lo menos unos jeans de tu talla y no unos que parecen de niño.

—Primero, Alice, nunca he tenido nada de eso porque nunca he entendido lo que pretenden todas al usar esa ropa. Y a Renée y Phil no les importan esas cosas, así que nadie me enseñó sobre eso. ¿Y qué es eso de Bella? Nunca nadie me ha dicho algo diferente de Isabella.

—Ok, si el problema es ese nos vamos ahora mismo al centro comercial, no dejaré que una amiga mía se vista tan mal.

Sólo atiné a mover los hombros en señal de derrota y terminar de vestirme con mi ropa de siempre: unos pantalones anchos de mezclilla rotos por las rodillas y una playera de los Blue Jay, mi equipo favorito de béisbol. Alice frunció más el ceño al ver mi atuendo, pero yo preferí ignorarla.

Cuando salimos, vi que Alice se dirigía hacia su casa y así que pensé que lo mejor era seguirla antes de preguntar.

—Iremos en mi auto, la verdad pocas veces soporto que alguien maneje para mí y ya fue demasiado durante el camino hacia California.

Eso no fue lo sorprendente, lo que más me impactó fue el hermoso Porsche que había en su garaje, no era el típico Porsche que uno espera de una adolecente en un color chillón, era color blanco y tan hermoso que tuve que contener las ganas de llorar.

—Vamos, Bella, sube que no tenemos todo el día.

Al llegar al centro comercial no pude objetar nada porque Alice, literalmente, me arrastró a muchas tiendas de chicas y me metió en los probadores con miles de prendas; y yo, sin decir una palabra, intrigada y maravillada por esta nueva experiencia de ir de compras con una amiga, hacía lo que ella me pedía. Los jeans estaban muy bonitos, algunos eran rasgados artísticamente y otros tan apretados que veía curvas que no sabía que tenía en mí. Pero, de repente, vi algo a lo que me iba a negar completamente y eran los vestidos.

—¡Alice!, de ninguna manera me pondré esto, es demasiado… —le dije desde el probador, al tiempo que vi entrar a Rose con Kate y Lauren. Yo estaba en la puerta del probador con un vestido negro, entallado, con mangas de color dorado, uno de esos que no dejaban nada a la imaginación.

No supe qué hacer y sólo atiné a regresar al probador y esconderme en lo que se iban, pero escuché como hablaban entre ellas.

—¿Quién es ella? Se ve que tiene un buen gusto si viste con esos jeans de Guess de la nueva temporada, son lo in —dijo Kate y ahí reaccioné que hablaban de Alice; y yo, simplemente, quería salir y decirles que se jodieran, pero decidí escuchar para saber sus planes.

—Sera interesante saber de ella, no parece de California, indaguen quién es ella y todo lo que puedan para asegurarnos que no interfiera con nuestros planes, tal vez sea potencial para unirse a nosotras —les ordenó Rosalie a sus secuaces.

Preferí quedarme en el probador para no generar un problema con Alice, aunque eso no evitó que ella se acercara al probador.

—Belly, ¿estás bien? ¿Cómo vas ahí adentro?

En ese momento bendije a todos los dioses del mundo porque me llamara por su recién descubierto apodo y no por mi nombre completo como todo el mundo. Lo único que se me ocurrió hacer fue abrirle la puerta sin mostrarme y dejar que ella entrara.

—¿Qué pasa, Bella?

—Alice, esas chicas de ahí son las populares de la escuela y créeme que si quieres tener una buena vida social aquí no deben verte conmigo, yo puedo defenderme de ellas sola pero no quiero que arruinen tu oportunidad de tener vida social si te ven conmigo.

—Bella, creo que será mejor que paguemos y nos vayamos a casa. —Su cara era una derrota total.

Aunque me negué, Alice me convenció de llevarme algunas cosas, un par de vestidos y shorts demasiados cortos para mi gusto, pero la experta en moda era ella, y todo fue a cambio de que me dejaría pagar aunque sea unas prendas.

El camino a nuestras casas fue en silencio y yo no me atrevía a decir nada, sólo quería disfrutar un poco más de la única amiga que había tenida en mucho tiempo antes de que ella también se volviera del séquito de Rose.

Bajamos del carro y vi a Jazz sentado en mi garaje con la mirada perdida y, en cuanto me vio, se quedó paralizado, aunque me di cuenta que obviamente no me observaba a mí, sino a Alice. Su boca estaba ligeramente abierta y lo conocía demasiado bien como para saber que estaba impresionado.

—Bella, bajemos todo esto y te enseñaré cómo debes usar todo —gritó Alice desde la cajuela, pero antes de que pudiera reaccionar, Jasper estaba allí, ayudándola, y ella se quedó completamente roja al verlo, pero ninguno dijo nada.

Al terminar de subir todo a mi cuarto, Jasper bajó, pero yo aún seguía sin saber qué hacía aquí.

—Jasper, debes tener hambre, acompáñame, te daré algo de comida de má. —Él sólo me vio dubitativo, pero soltó un largo suspiro y me acompañó en silencio.

Al llegar a la cocina, abrí el refrigerador, saqué un plato ya servido que Renée, mi madre, dejaba siempre listo para los chicos.

—Ahora sí, dime, Jasper, ¿qué pasó para que vengas a esta hora y te quedes tanto tiempo afuera de mi casa esperando? —Jazz bajó la mirada, nervioso, no sabía qué decirme.

—María rompió conmigo, dijo que era tan poca cosa, que una chica era mejor que yo en el equipo.

—¡Esa zorra!, deja que la vea, la voy a golpear, Jazz, si no lo hice cuando te engañó con el tipo de Seattle cuando se fue a ver universidades con Nettie lo haré ahora, nadie se mete con mis amigos y sale ileso, Jazz. Ustedes siempre me han cuidado, pero ahora sí le voy a romper la madre a esa maldita perra; ¿cómo se atreve a decir eso de ti? —Al terminar sólo pude ver a Alice en la puerta de la cocina asustada por mis gritos—. Disculpa, Ali, pero iré a matar a alguien y enterrar su cadáver.

Estaba a punto de salir cuando Jasper me detuvo del brazo.

—No irás a ningún lado, Taz, ella lo dijo hoy cuando la fui a despedir, se va un semestre de intercambio a México… disque a reencontrarse con sus raíces latinas.

—Esa zorra, Jazz, te dije cuando empezó todo esto que no era buena y, encima, te lo dice así porque sabe que la iba a matar por decir eso. —Ya estaba harta, nadie se metía con mis amigos sin sufrir las consecuencias de sus actos.

—Bella será mejor que le hagas caso, no tiene sentido alterarse, no vale la pena eso —dijo Alice, pero al final no iba a ganar nada enojándome, así que intente calmarme para no asustarla.

—¿Bella? ¿En serio, Pixie? ¿Le dijiste Bella a Taz? ¿De dónde te sacó, Isabella?

Alice se sonrojó y murmuró tímidamente:

—Soy nueva y vivo al lado ahora, vengo de Nueva York.

—Bueno Alice, o pequeña Pixie, bienvenida al vecindario, yo vivo enfrente en la casa azul, del pit bull que ladra a las cinco de la mañana.

—Hablando de pit bull, Jazz, me debes una correa nueva para Rufus porque la que te presté para Tyson está rota.

—No, Isabella, te toca esta vez, yo compré la última que se comieron este par.

Así pasó la noche, entre bromas de Jazz hacia Alice por su tamañito, ella sonrojándose y riéndose de eso y yo molestando a Jasper por molestarla.

Ella salió sólo un momento para avisar que se quedaría a dormir, aprovechando que mis padres salieron a una reunión de entrenadores de la ciudad. Jasper ya tenía una habitación, donde se quedaban de vez en cuando con Edward y Emmett; pero nunca una chica se había quedado a dormir en mi casa y eso me hacía sentir incómoda de muchas maneras. Quería que mi amistad con Alice fuera real y no sólo algo del momento, de verdad lo ansiaba, pero sentía que en cualquier momento ella la dejaría para ser parte de las populares.

Al regresar Alice ya habíamos ordenado pizzas y estuvimos platicando hasta que ella se fue a dormir a mi recamara, yo sólo le dije que en un momento la alcanzaba.

—¿Qué pasa, Isabella? Ya me dirás qué traes con la Pixie que te noto muy rara. —Jazz y su don para percatarse de las emociones de las personas con tan sólo verlas.

—No tengo nada, simplemente nos acabamos de conocer y sabes que no tengo amigas y de verdad creo que Alice puede ser mi amiga, congeniamos casi enseguida y es muy genial estar con ella sin tener que parecer un chico como con ustedes.

—Isabella, sabes que no necesitas eso con nosotros, jamás lo has necesitado.

—Lo sé, Jasper, pero por una vez quisiera ser esa persona que no sé ser porque nadie me dijo cómo… Sabes que desde mamá se casó con Phil y papá murió, él vio en mí al hijo que nunca pudo tener y jamás he sido la más femenina y agraciada de todas las niñas; además Alice me agrada, no es como las presuntuosas de la escuela que son así porque son bonitas. —Cuando terminé Jasper tenía una mueca en su cara con desaprobación.

—Simplemente si ella decide alejarse de ti, Isabella, no quiero verte afectada de nuevo, eres como mi hermana menor, así que no me gusta verte sufrir.

—Lo sé, pero es un tema que no me gusta tocar, mejor déjalo y vamos a dormir —dije al mismo tiempo que me levantaba y me dirigía a mi habitación para encontrarme con una Alice sacando todo de mi armario y poniéndolo en una bolsa de basura negra

—Alice, ¿qué haces con mi ropa?

—Fácil, no podía dormir con todo esto en tu armario, sentía la ansiedad subir por mi cuerpo y, además, no te enseñé a usar tu nuevo guardarropa —dijo con una mueca en los labios y muy decidida a que fuera una noche larga jugando a Cenicienta y el hada madrina.

Cuando terminamos y caímos dormidas, sólo pude soñar como quería que fuera el siguiente curso, aún sabiendo que nada de eso podría sucederme.

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Así fueron pasando los días, Alice y yo éramos buenas amigas, cada vez teníamos más confianza una en la otra. Aunque me daba cuenta que ella era un poco tímida, una vez que entraba en confianza podría ser un huracán imparable al que había que tenerle miedo.

Pasábamos tardes enteras juntas en mi casa, porque siempre había algo que impedía que fuera a la suya y ella decía que era por la mudanza, así que le creí.

Sus padres habían organizado una gran barbacoa en su casa de bienvenida, donde irían todos nuestros conocidos, pero yo no estaba preparada para lo que vería en esa casa.

Me vestí con la ropa que me dio Alice, me sentía rara por ser la primera vez que no usaba mis jeans enormes y casacas de equipos. Ahora tenía unos jeans hasta los tobillos con una blusa blanca y un chaleco de imitación de cuero, pero lo más bonito era unos zapatos puntiagudo de tipo botín de piso color verde, casi amarillo, que amé desde que Alice los vio en la tienda y me hizo probármelos.

Alice tenía una casa muy bonita, pero en cuanto entré me di cuenta que tenían más dinero del que aparentaba tener, lo que me habló bien de ella porque no era presuntuosa.

Parte de ser un Swan era llegar tarde y cuando entré en la fiesta ya había comenzado y vi algo para lo que jamás estaría preparada: Alice estaba con Rosalie y su séquito de moscas. Ellas le hablaban bien, sin molestarla y, aunque ella parecía incómoda, me vio y no se acercó a saludarme y así pasó toda la noche.

La fiesta fue muy bonita, pero me decepcionó mucho que Alice no me hablara por quedarse con el Team Zorras, así que hice lo de siempre, me quedé con los chicos, hablando y divirtiéndome, aunque Tyler era muy efusivo conmigo, más de lo normal y yo no sabía qué hacer con sus detalles hacia mí, como ir por soda o traer mi plato de comida; nadie había hecho eso por mí nunca y era raro.

Al irse los chicos, yo sólo hacía tiempo para hablar con Alice, pero su madre me dijo algo que me paralizó y me hizo sentir peor de lo que ya estaba.

—Alice subió con sus nuevas amigas que se quedaran a dormir por esta noche, sube si deseas, ellas están arriba en la segunda puerta a la derecha.

Siempre supe que esto pasaría, Alice era del tipo de chica que siempre estaba con las perras de Rosalie y su equipo; pero, aunque lo negara, la extrañaría, porque, aunque fue corto el tiempo que compartimos, la llegué a apreciar como una buena amiga.

Quiero agradecer quien sigue esta historia de verdad son un amor de personas sus reviews me alientan a seguir escribiendo con todo mi corazón la historia. Les recuerdo que tenemos un grupo de fb creado por mi hermosa Vero Grey y también mi fb, mi twitter y mi ask para quienes me quieran agregar y demás cosas, todos los links están en mi bio.

Los amo con todo love.