Cap. 1
Aquel día fue mi primera oportunidad para empezar una nueva vida. No estoy seguro de si este internado me ayudará a hacer más amigos. ¿La razón de mi llegada aquí? Mis padres. Creen que encerrándome aquí me haré más sociable. Pero bueno, tengo muchas ganas de conocer el ambiente de por aquí... parece haber gente amigable. Justo cuando iban a empezar las clases, dos chicos que estaban mirándome se me acercaron. No tenían nada de malo y parecían buenas personas. Uno de ellos usaba ropa de motorista típica incluyendo gafas protectoras, guantes, hombreras y coderas, se acerco a mi y me saludó: - ¡Hola! Tú eres el nuevo, ¿no? - Sí - contesté tímidamente. - ¿Y cómo te llamas? - Alister, y tu?- Valon- dijo el chico. El otro chico, que estaba al lado de Valon me preguntó: - ¡Hey! ¿Y por qué estás aquí? - Me obligaron mis padres porque... Pero no pudimos acabar nuestra conversación porque un alumno que estaba de pie en la puerta nos avisó de que ya venía el profesor. Cuando estábamos todos sentados, me fijé en un chico de pelo café que se sentaba delante de mí. No le veía la cara, pero parecía tener una personalidad seria. - Bueno, después hablamos, ¿si? - terminó Valon. El profesor, que al poco rato entró por la puerta de lado por su enorme barriga, me miró y dirigió una mirada a toda la clase y mencionó: - Hoy tenemos un alumno nuevo. Se llama Alister y espero que se lleven muy bien con él. Levántese, Alister. Yo soy el profesor Bobasa. Espero que te vaya bien este primer día después de vacaciones. Me levanté, y me di cuenta de que todas las caras que veía me eran desconocidas... pensé que estaba a punto de empezar nuevas amistades.
Después de la clase, que solo fue una hora ya que hoy era el primer día, mis dos amigos me quisieron enseñar el internado por fuera, mientras dábamos un paseo. El chico rubio me dijo: - ¡Oye, nosotros no nos hemos presentado!. Yo me llamo Rafael. De repente, una chica se nos acercó corriendo. Parecía estar interesada por mí. - ¡Hola! Te he visto en clase, tú eres Alister, ¿no? Yo me llamo Tea. - Estamos hablando - interrumpió Valon - ¿A qué vienes? - Pues a hablar. Pero cállate un momento. ¿Cuántos años tienes? - volvió a preguntar. - 18... Como todos los de la clase, ¿no? - le contesté. - ¡Jajaja! - empezó a reírse Valon - Déjalo ya, Tea... Ven a dar una vuelta con nosotros. - ¿por qué no vamos a ver a los chicos al salón de duelos?- dijo Tea - Están practicando para el duelo de monstruos contra el internado de la ciudad de al lado. Alister, ¿por qué no te apuntas? - Bueno... iré a ver cómo esta eso, no estoy seguro... - le contesté.
Pronto, llegamos al salón de duelos. -¡Mira! Llegamos justo para el comienzo del entrenamiento. - Me di cuenta - le respondió Rafael- ¿dónde nos sentamos? - ¡Allí! - dijo Tea, señalando a una parte de las gradas- Desde allí se ven a todos los chicos. Yo me senté mirando a los jugadores. Por un lado jugaban un chico con una gabardina color negro con el cuello volteado y pelo blanco contra un chico de pelo rubio cenizo y piel morena, por otro lado un chico con chaqueta verde y un gorro rojo contra un chico con una chaqueta verde con cuello levantado, y al otro lado el chico de pelo café que estaba delante de mí en clase... contra un chico de pelo tricolor En ese instante me quedé mirándole. Todos estaban jugando un pequeño partido para practicar entre ellos. Terminaron el partido. Yo todavía estaba con la mirada fija en ese chico de pelo café. Cuando el árbitro anunció la puntuación, aplaudí al igual que los demás, pero yo seguía mirando a aquel chico de pelo café y por fin pude verle la cara. Tenía los ojos azules y penetrantes, pero se notaba una leve sonrisa en su cara. Usaba una gabardina larga de color blanco, con correas azules en la parte superior de las mangas, una camiseta negra lisa debajo, pantalones negros ajustados y botas oscuras con correas. Todos los jugadores se estaba retirando de el salón En ese momento, Tea se fue a ver a algunos de los jugadores para hablar con ellos. Yo seguía mirando a aquel tipo. No podía apartar la mirada de él: era como si solo estuviéramos en el salón los dos solos. Sentía que mi corazón galopaba a mil por hora... - ¡Alister!- Valon me puso los pies en la tierra. - ¿Qué... qué pasa? - Te quedaste embobado - se rió - ¿A quién mirabas? - A nadie... Estaba... pensando. Dejó de hacer preguntas, pero yo me quedé pensando en la rara y nunca antes experimentada conexión que sentía con ese chico. Algo nuevo estaba surgiendo en mí, y tenía que averiguar qué era.
