Big girls cry when their hearts are breaking
Lo observé irse una vez más. No era la primera vez. Ya había perdido la cuenta de cuantas veces tuve que verlo irse.
La vergüenza vuelve con su ida. ¿Por qué no puedo dejar de caer? ¿Por qué no puedo simplemente olvidarlo? Siempre el mismo error.
Es hora de que lo suelte de una vez por todas. Es veneno, y lo sé. El veneno es tóxico, como él lo es para mí. Extremadamente tóxico.
Lloro, lloro mientras lo observo dejarme. Sé que cada vez que vuelve es temporal. Un par de horas y ya está.
Mi cabeza es un caos. Y siempre es igual. Él se va y me deja así, rota, desgarrada, arruinada para quien sea que pueda llegar a acercarse.
Pero quizás, solo quizás, necesitamos tiempo. Las personas necesitan tiempo, ¿no es así?
Intento detener el caos en mi cabeza. No puedo pensar en no verlo más. No puedo pensar en seguir viéndolo. ¿Cómo detengo el caos?
Pero el caos es eso. Retorcido. Oscuro. Apasionado. Violento. Exactamente como nosotros cuando estamos juntos. Somos todo eso.
¿Con ella será así también? Detengo el caos ahí. No puedo pensar en ella. La culpa me abruma y el llanto regresa. Justamente a ella le estoy haciendo esto.
Planto una sonrisa en mi rostro de muñeca rota. Siempre seré su muñeca. Aunque me rompa una vez y otra vez y otra vez. Y otra vez. Cómo la muñeca que se rompe cada vez un poco más, lo hace mi sonrisa.
No sé si pueda seguir.
Pero quizás, solo quizás, si pueda.
Tiempo, ¿recuerdan?
Me ahogo en mi risa. Soy absolutamente patética.
Pero la muñeca rota planta una sonrisa rota en su rostro roto y sale al mundo. Porque ya no importa cuántas veces me rompa. Ya no.
