Eres el joven bajito de gafas con un gran corazón. No eres el músico rebelde, ni el estudiante modelo por el que todas suspiran. Sabes que nunca serás alguno de ellos, porque eres el raro...

El gracioso.

El torpe.

El indeseable.

El feo.

Ni siquiera estás seguro de qué quieres ser o quien eres, pero a veces lo sueñas. Las veces en que las chicas te seguirían con la mirada en vez de a Castiel o Nathaniel, las veces que sueñas con obtener aprobación de tu padre porque deseas ser fuerte… o cuando sueñas con ser aceptado y poseer amigos. Sabes que es superficial y no eres superficial, pero es fácil soñar con ser otra persona.

Te gusta Sucrette.

Cambiaste de escuela por ella.

No lo negarías si alguien te pregunta. Nadie pregunta. No piensan en ti. No les interesas de ese modo. Para ellos eres "Ken", el niño que los hace reír. Ellos se aprovecharan de tu gentileza, pero sus oídos serán sordos a tus problemas.

Los dejas que se salgan con la suya una y otra vez...

Encoges de hombros y soportas solo el peso del mundo.

Intentas convencerte de que es mejor así. Es mejor si tus emociones son un secreto, es mejor estar solo, porque entonces nadie podrá herirte.

Sucrette parece ofrecer su amistad sincera.., te gusta observarla, suele ser modesta y alegre. Sin embargo, algunas veces no puedes leer su estado de ánimo. A veces pareces exasperarla, a veces ella parece igual de triste que tú, después mostrará una sonrisa y todo volverá a la normalidad.

Cuando terminan las clases no puedes creer ella ha elegido pasar la tarde contigo. Tienes miedo de qué hablar, piensas que ella se dará cuenta de su error y te abandonará.

Ofreces tus galletas favoritas porque es mucho más fácil que hablar. Es más fácil tener las conversaciones en tu cabeza, nadie puede ver cómo te sientes y nadie podrá ridiculizar los pensamientos. Pero cuando sus ojos enfocan los tuyos, provoca que tu estómago se oprima, las mejillas te queman.

Y cuando lloras, tras sufrir otro episodio de acoso escolar, crees que ver algo parecido al dolor y la ira en esos ojos.

Pero sabes que no puede ser real...

Ella jamás podría estar interesada en ti.

Finalmente tu padre te envía a la escuela militar, puedes ver la expresión de sorpresa en el rostro de ella. Entregas el oso de felpa que has hecho como despedida… también recuerdas que no hubo un verdadero adiós.

Odias tu apodo, pero te encanta recordar cuando ella te llamaba "Ken" y sonríes. Tu nuevo amigo te hace ver que probablemente ella te estuvo usado y no te importa. En ese momento lo habrías dado todo para ver esa mirada en sus ojos.

Esa mirada que te hace sentir como alguien apreciado.

Nadie te ha observado de ese modo.

Temes que nadie lo haga jamás.

Y al regresar, no quieres creer que ella esperó por ti todos esos meses. No quieres ver cómo sus ojos se iluminan al observarte en clases. No quieres creer que ella abrazó el osito de felpa en su cama todas las noches mientras te extrañó. No quieres creer cuando susurra dulces palabras para ti… piensas que son mentiras.

No puedes creerlo porque quieres ser valioso, pero para Sucrette... ya lo eres.


Amour Sucré pertenece a Beemoov y Chinomiko.

Quise experimentar con la escritura en segunda persona y tomé a Kentin para practicar.

Sucrette = Docete = Candy.