Aclaración: La historia es de mi autoría. Solo los personajes de Candy Candy pertenecen a Kyoko Mizuki.

Capitulo 1

El teléfono de su apartamento de soltero sonó. No hacía falta revisar el identificador de llamadas para saber de quién se trataba. Era sábado por la noche, y sus amigos, probablemente, requerían su presencia para una más de sus salidas de piratas.

En días de la semana

en horas calculadas

izamos la bandera

un grupo de piratas.

- ¿Terry?

- ¿Qué sucede, Archie?

- ¿Cómo puedes preguntar eso? ¡Es sábado! Ya sabes lo que eso significa – Si, Terry lo sabía muy bien. Lo que no entendía era como Archie lograba escapar todas las noches de su esposa.

- Esto... no podré salir con ustedes esta noche

No tenía ganas. La única razón por la cual los acompañaba cada noche era para evitar que se vieran involucrados en algún accidente de tránsito camino a casa. Pero ya no podría seguir cuidando de ellos como si fuera su padre. Pronto se convertiría en un hombre casado, y esas salidas nocturnas no estaban incluidas en sus planes para el futuro.

Terry era hijo de uno de los empresarios más poderosos de los Estados Unidos. Richard Grandchester había creado la empresa de telecomunicaciones junto a su socio, Jack Marlowe. Richard y Jack habían sido amigos de toda la vida, y sus familias eran muy unidas. La única hija de Jack, Susana, era la prometida de Terry. Por supuesto que a sus padres le convenía esa unión. De esa forma, la empresa no pasaría a manos de extraños. Pero a Terry no le importaba. Susana había sido su novia de toda la vida, nunca había salido con otras chicas, y no tenía intenciones de hacerlo. Su prometida era una mujer elegante y hermosa, y lo más importante de todo, era que lo amaba, y él también a ella. Terry no se imaginaba su vida sin Susana.

La boda sería dentro de un mes. Sus padres lo habían estado planeando todo con años de antelación. Y Terry estaba feliz con el rumbo que estaba tomando su vida. Por eso creía que ya era hora de poner un alto a las salidas alocadas con sus amigos.

Archie, Stear y Neil. Los tres eran casados, pero no les importaba engañar a sus esposas con tal de salir a divertirse un rato. Cualquier excusa era buena para escapar de su casa.

Llamadas misteriosas

encuentros clandestinos

hoteles alejados

lugares sin testigos.

- Escucha, Terry – Era obvio que Archie no se daría por vencido tan fácilmente – He oído hablar de un Night Club en el centro de Manhattan al que nunca hemos ido. No es un cabaret, la mujeres solo bailan medio desnudas en el escenario.

- No tengo intenciones de ver a otra mujer que no sea Susana – Terry siempre le había sido fiel a su prometida.

- Estas a punto de echarte el lazo al cuello, necesitas salir a divertirte un poco.

- No lo creo...

- ¿Y qué harás esta noche? – Le preguntó con burla – ¿Te sentaras en el sofá de tu apartamento y seleccionaras el color de los manteles para la boda?

- No – Era seleccionar el color de las flores lo que le había encargado Susana.

- Vamos, Terry – Insistía Archie – Te prometo que esta será la última noche. Trabajas como un esclavo todos los días, necesitas divertirte un poco. Mirar a otras mujeres antes de amarrar tu vida a Susana – Terry sabía lo que sus amigos pensaban de su prometida. No les caía bien, eso era evidente. Susana era demasiado "aburrida" para ellos. Pero para él era perfecta. No necesitaba nada más.

- ¿Qué pensaría Annie si te escuchara hablar de esa forma?

- Annie sabe que la amo, y que nunca la dejaría por otra. Esas mujeres a las que frecuento solo sirven para divertirme, para buscar algo diferente, pero nunca ocuparían el lugar de esposa – Terry sabía que eso era cierto. Annie era una dama. Ella y Susana eran buenas amigas, junto con Patty y Joan, las esposas de Stear y Neil – El secreto está en saber separar tus emociones. Debes saber que nunca puedes enamorarte de una de esas mujeres, y entonces estarás bien.

- Eso es fácil. Amo a Susana, y jamás me fijaría en otra.

- Entonces no tienes nada de lo que preocuparte – Terry profirió un suspiro de frustración.

- De acuerdo – Aceptó – Pero será la última noche.

- Claro, claro – Contestó el, feliz por su triunfo – Pasa a buscarme por mi casa dentro de una hora. Le dije a Annie que saldríamos a tomar unas copas, sabes que ella confía en ti.

- Lo sé.

Terry colgó el teléfono y miró su reloj. Tenía tiempo para tomar una ducha. No es que le entusiasmara la idea de salir, pero siempre le gustaba estar presentable en todo momento. Se puso unos jeans y una camisa negra, a la cual dejo los primeros tres botones sueltos.

Estaba acostumbrado a recibir propuestas de diferentes mujeres cada vez que salía con sus amigos, pues no podía negarse que era un hombre muy atractivo. Tenía 27 años y el cuerpo musculoso de un deportista, gracias a las dos horas diarias que pasaba en el ejercicio. Su cabello castaño a la altura de los hombros y sus profundos ojos azules hacían suspirar a todas las mujeres que pasaban por su lado, pero él solo tenía ojos para Susana.

Tomó las llaves de su Ferrari Spider color rojo y salió de su apartamento, el cual dejaría muy pronto para mudarse a su nueva casa con su futura esposa. Susana se había encargado personalmente de redecorar la mansión que entre sus padres habían comprado como regalo de bodas. A Terry no le gustaba mucho, pues era demasiado grande, con habitaciones que probablemente nunca utilizarían. Pero lo que menos le gustaba era su aspecto frio. No parecía un hogar. Pero si Susana era feliz viviendo allí, él también lo sería.

Llegó a la casa de Archie y Annie lo recibió con una sonrisa.

- Archie bajará en unos momentos – Le dijo ella – Ya sabes que no sale si no combina su ropa debidamente. A veces pienso que se preocupa por su aspecto más que yo.

- Ya lo creo que si – Rió Terry.

- ¿Te ha contado Archie la buena noticia?

- Aún no – Archie bajó las escaleras, vestido impecablemente – Esperaba que estemos los dos juntos para decírtelo – Se puso detrás de su esposa y le acaricio el vientre – Annie está embarazada, voy a ser padre.

- ¡Vaya! – Terry se sorprendió al oír aquella noticia – Pues... felicitaciones.

- Gracias – Sonrió Annie – Estamos muy felices. Hace mucho que lo veníamos buscando, y al fin tuvimos suerte.

- No lo sabía.

- Estoy seguro de habértelo comentado en algún momento – Dijo Archie. No era cierto, el solo hablaba de sus nuevas conquistas – Bueno... será mejor que nos vayamos. Mi hermano y Neil ya han reservado una mesa.

- No sabía que debían reservar una mesa para tomar algo en un bar – Comentó Annie.

- Pues... – Archie comenzó a sudar, debería haber cerrado su boca – Este es un bar exclusivo. Ya sabes... esos de hombres de negocios, siempre están repletos en época de convenciones.

- Oh, de acuerdo – Era increíble lo ingenua que podía llegar a ser Annie – En ese caso... espero que se diviertan.

- Hasta luego – La besó en la boca.

Terry también se despidió de ella, y ambos se dirigieron a su auto.

- Tienes a tu mujer embarazada en casa y aún así piensas salir a divertirte ¿Qué clase de marido haría una cosa así? – Terry estaba indignado. Si fuera su esposa la que estaría embarazada, él pasaría todo su tiempo libre con ella, cuidando de que nada malo le pasara.

- Annie estará bien – Esa era la típica respuesta de Archie.

A Terry no le cabía duda de que su amigo amaba a su esposa, pero tenía una forma muy extraña de demostrarlo.

Nos sacamos el anillo carcelero

¡Y vivimos una noche de soltero...!

Llegaron al Night Club que Archie le había indicado. Archie le había dicho que las mujeres no se vendían en aquel lugar, solo bailaban, pero Terry estaba seguro que solo era una tapadera para evitar problemas con la policía.

A juzgar por la fachada, en el sótano deberían estar las habitaciones donde las mujeres ofrecían sus servicios. Del lugar solo se apreciaba la puerta de chapa despintada. Las paredes eran de cemento, sin ninguna ventana. Todo daba un aspecto muy triste.

- ¿Estás seguro que es aquí? – Preguntó Terry con desprecio.

- Nunca juzgues un libro por su portada – Decía Archie, mientras se dirigían a la entrada, que estaba custodiada por un guardia de seguridad que tenía el aspecto de un gorila.

- Claro...

Después de pasar la inspección del guardia de seguridad, entraron al lugar. El interior no era mucho mejor que el exterior. Las mesas estaban repletas de borrachos, gritando obscenidades a las mujeres que bailaban sobre la tarima. Terry estaba seguro que ese lugar no pasaría un examen bromatológico.

No les costó mucho trabajo encontrar la mesa donde se encontraban Stear y Neil. Era la más cercana al escenario. Probablemente habría sido idea de Archie. Para poder apreciar mejor a las mujeres.

- ¿Están listos para una noche más? – Les preguntó Neil al verlos.

- Claro que sí – Aseguró Archie.

- No – Terry no quería estar allí. A decir verdad, le daba un poco de asco ese lugar. No le extrañaría encontrar un par de cucarachas correteando por debajo de la mesa.

- Vamos, amigo – Stear era el más tranquilo de los tres, después de Terry. Le gustaba salir, pero nunca le había sido infiel a Patty – Solo trata de disfrutar.

- Como si fuera tan fácil.

Terry se sentó en una de las sillas que estaba libre. Las mujeres bailaban descaradamente sobre el escenario. La mayoría no tendría más de 24 años. Terry se preguntaba si aquellas jóvenes no tenían padres que las protegieran, o porque no habían escogido otro tipo de trabajo. Preparar hamburguesas en un local de comidas rápidas sería mucho más digno estar bailando semidesnudas delante de cientos de hombres. No entendía como las mujeres podían vender su cuerpo de esa manera, en busca de dinero fácil. Por eso amaba a Susana. Era afortunado de tener una mujer así a su lado. Estaba seguro que ella nunca habría recurrido a algo semejante para conseguir dinero.

- ¿Qué dices, Terry? – Le pregunto Neil – Son bonitas ¿Verdad?

- No lo creo...

- ¿Qué me dices de esa pelirroja? – Señaló a una joven que bailaba semidesnuda sobre un parlante - Tiene una belleza muy particular.

- Yo diría que parece barata. Barata y vulgar, al igual que todas las mujeres aquí presentes.

- No hables así, Terry – Le dijo Stear – No dejan de ser mujeres, y debes respetarlas.

- Pues que comiencen por respetarse a ellas mismas.

- ¿Por qué te desagradan tanto?

- Simplemente no me gustan las mujeres que venden su cuerpo.

- No sabes que tipos de necesidades tendrán para hacer algo así. Tampoco debe ser fácil para ellas acostarse con un hombre diferente cada noche. Tal vez tengan hijos que alimentar.

- Pues no creo que les estén dando un buen ejemplo a sus hijos si es que los tienen. Si yo descubriera que mi madre ha estado haciendo algo así, la odiaría.

- Tranquilo – Le dijo Archie – Como te lo he dicho antes. Las mujeres de aquí no venden su cuerpo, no son prostitutas, solo bailan.

- No veo cual es la diferencia.

- Ya basta – Stear solo quería una tregua, al menos por esa noche – Venimos a divertirnos, no a pelear.

Somos los piratas

nos gusta la aventura

las noches de bailanta

Somos los piratas

toda una vida fiel

¡Al gato y a las trampas!

Una camarera vestida con muy poca ropa se acerco a tomar su orden. Terry solo pidió una pinta de cerveza, no se atrevía a comer nada de lo que sirvieran en aquel lugar, simplemente le daba asco.

Las mujeres no dejaban de refregarle sus atributos por su cara. Terry utilizaba sus modales de caballero para quitárselas de encima con la mayor cortesía posible. Era claro que lo tomaban como un blanco fácil para quitarle su dinero, pero él no estaba dispuesto a ceder.

Su teléfono celular comenzó a sonar. Terry lo sacó de su bolsillo y vio el número en la pantalla. Era Susana. Se retiro unos segundos al baño para hablar con tranquilidad.

- Hola.

- Terry, mi amor – Contestó la melosa voz de su prometida.

- ¿Cómo estas, preciosa? – Necesitaba oír su voz, necesitaba verla y estar con ella.

- Bien... solo quería desearte las buenas noches... supongo que estarás a punto de irte a dormir.

- Pues... – Terry comenzó a ponerse nervioso. No le gustaba mentirle a Susana, y sentía que le estaba siendo infiel con solo estar parado en aquel lugar – Estoy tomando unas copas con Archie, Stear y Neil. Es un lugar bastante aburrido – En eso no le había mentido, para Terry no había lugar más aburrido que ese.

- Entiendo... sé que no te agradan esas cosas. Solo trata de volver temprano a casa. Recuerda que mañana tenemos que ir a cenar con mis padres.

- Claro... jamás lo olvidaría.

- Bueno pues, hablamos mañana.

- Hasta mañana. Que duermas bien.

Un viaje de negocios

reuniones de trabajo

problemas con el auto

rebusques del pirata.

Terry regresó a la mesa con sus amigos. Archie había subido al escenario, invitado por una de las mujeres para bailar con ella. Parecía feliz con lo que estaba haciendo, y Terry lo lamentó por Annie.

Un presentador con aspecto de proxeneta apareció en el escenario una vez que Archie se hubo bajado para volver con sus amigos.

- Damas y caballeros – Comenzó aquel hombre irónicamente, pues en ese lugar escaseaban tanto las damas como los caballeros – Hoy es una noche muy especial para uno de los hombres aquí presentes ¡Demos un fuerte aplauso a Terry Grandchester! Que dentro de poco tiempo unirá su vida en matrimonio. Suponemos que por eso está aquí ahora.

En Terry despertaron sus instintos asesinos. Así que esa era la razón por la cual Archie había insistido tanto en que los acompañara esa noche. Sintió deseos de estrangular a sus amigos por tan perverso plan. Todos ellos sabían cuanto Terry detestaba esos lugares. No podía creer que le estuvieran haciendo eso.

Una de las mujeres se acercó a él y lo tomó del brazo para que subiera al escenario, donde lo hicieron sentarse en una silla ubicada en el centro.

- Tenemos una sorpresa muy especial para ti – Dijo el presentador, antes de retirarse, dejando a Terry completamente solo sobre el escenario, muerto de vergüenza.

Patines y levantes

programas todo el día

una agenda secreta

con una doble vida.

Las luces bajaron, y una música sensual comenzó a sonar. Sentía los aplausos y silbidos de los hombres presentes en el lugar. Entonces las luces del escenario volvieron a encenderse y una mujer con un disfraz de enfermera apareció. Se acercó a él con movimientos sexis. Terry deseaba ponerse de pie y salir urgentemente de ese asqueroso lugar, pero apenas podía moverse.

Todo era demasiado malo. La mujer comenzó a sacarse su ropa. Estaba lo suficientemente cerca de él como para ofrecerle una buena vista de sus atributos, pero no demasiado como para que pudiera tocarla. Aunque Terry no tenía intenciones de hacerlo en lo más mínimo.

La mujer ahora estaba bailando solamente vestida con su diminuta ropa interior de encaje rojo y unas botas altas de cuero. Terry no quería ver su cuerpo, por eso mantenía su vista fija en sus pies, pero algo lo hiso levantar su mirada. No a los pechos de la mujer, sino a su rostro.

Hermosa. Fue lo primero que Terry pensó al verla detenidamente. Su rostro pálido, escasamente maquillado, a diferencia del resto de las mujeres de ese lujar. Su nariz respingada cubierta por cientos de pecas, que le daban un aire de niña. Sus sedosos risos dorados, en los que Terry deseó hundir sus dedos. Pero lo más hermoso de todo, eran sus ojos, tan verdes como las esmeraldas. Era una mujer hermosa, tan diferente del resto de las demás.

En ese momento, Terry se olvido de todo. De sus amigos, de Susana y de su próxima boda. Entonces la mujer comenzó a quitarse el sostén. ¡Por Dios! ¿En qué demonios estaba pensando? Esa mujer era una prostituta, y el moría por ver esos firmes senos desnudos.

El sostén cayó al piso, pero la mujer se cubrió los senos con las manos, impidiendo de esa forma la vista. Entonces las luces volvieron a apagarse y la mujer desapareció de la misma forma en que había llegado.

No tenemos vacaciones ni feriados

¡El gremio del pirata es muy sacrificado!

- ¡No puedo creer lo han hecho! – Gritó Terry a Archie, camino a casa.

- Sin embargo yo creo que lo pasaste muy bien allí arriba con esa rubia. No puedes negar que era hermosa. Lo vi en tus ojos.

- Lo único que puedes haber visto en mis ojos es desprecio. Jamás me sentiría atraído por una prostituta.

- Ella no es una prostituta – Replicó Archie – Es solo una bailarina exótica.

- ¿Cuál es la diferencia?

- Que ella no se acuesta con los clientes, por desgracia.

- Pues ya no quiero seguir hablando de ella – Estacionó su auto frente a la casa de Archie – Ve con tu mujer.

- Claro, claro... – Archie bajo del auto y caminó hacia su casa dando tumbos. Había bebido unas cervezas de más.

Somos los piratas

nos gusta la aventura

las noches de bailanta

Somos los piratas

toda una vida fiel

¡Al gato y a las trampas!

Terry volvió a su apartamento. Tenía que seleccionar los colores de las flores para la boda, como se lo había pedido Susana, pero no tenía ganas de hacerlo. Se desvistió rápidamente y se acostó en su cama, intentando sin éxito dormir un poco.

Quería odiar a sus amigos por lo que le habían hecho, pero no podía hacerlo. Si había alguien a quien debería odiar, era sí mismo. Debería odiarse por haber deseado a aquella mujer, por haber deseado acariciar sus senos, por haber deseado tenerla debajo de él y hacerla suya. Sentía que le había sido infiel a su prometida, y no podía soportarlo.

Nunca le había pasado algo así, y temía haberse convertido en una persona igual a sus amigos. No quería llevar la misma vida que ellos una vez que se hubiera casado. Él quería una vida tranquila, junto a su esposa, y los hijos que alguna vez tendrían, y tenía que comenzar por sacarse de la cabeza a aquella rubia. Supuso que no sería muy difícil, pues no volvería a verla. Al menos eso era lo que él creía.

Continuará...

Bueno... acá traigo un nuevo fic, basado en la canción "Los piratas" de Los auténticos decadentes.

Comenten que les pareció la historia, y si quieren que continúe...

Besossssssssss