−¿No sientes nada de curiosidad?

Nico no parece ni dar muestras de haberle escuchado. Sigue mirando a Nueva York, que se posa bajo sus ojos esplendorosamente: están sentados en el borde del techo, creyéndose los reyes del mundo. La verdad es que ninguno de los dos siente miedo ante tanta altura; Jason puede volar, y Nico confía en que si cae será rescatado. Es un acuerdo tácito que mantienen desde la primera vez en que subieron a despejar sus mentes allí arriba.

−No.−Responde al fin, cortante. Y cansado. Tiene esa mentira preparada desde hace tanto que ya le sabe a verdad.

−Es solo que cuando me borraron la memoria yo sí quería saber sobre mi pasado.

−¿Y?

Le dedica la miraba más desagradable del mundo mientras responde, pero al rubio poco le importa el cómo lo trate Nico si aún con eso le sigue dejando estar a su lado.

−Pues vamos, Nico, no puedes no estar curioso. Yo no podía con la angustia por no saber quién era− Jason lo mira fijamente al hablar, esperando alguna reacción. Pero eventualmente se cansa, como cada vez que intenta hablar sobre el tema.

El hijo de Hades le responde cuando ya ha perdido la esperanza de que lo haga, varios −muchos− minutos después.

−Mi vida estaba llena de mierda− dice, y esas palabras le calan a Jason hasta el fondo, tanto que las recordará hasta el fin de sus días−si quise esto fue por algo.

Con "esto" se refiere a haber bebido las aguas del río Lete hasta olvidar incluso su nombre, claro está. Y por cuenta propia, cabe acotar. A Jason no le hace falta que Nico le recuerde sus razones para hacer lo que hizo, ya las sabe de sobra, pero sigue sin explicarse del todo aquella decisión.

.

Fue Alecto, una de las Furias, la que lo encontró, vagando por el Inframundo sin recordar ni el color de sus propios ojos.

Por supuesto que Nico no le había participado a nadie sobre el deseo de asesinar sus propios recuerdos, así que cuando llegó la noticia al campamento no pudo ser más impactante. Lo supieron muchos meses luego de que sucedió, porque Hades no es del tipo de dioses a los que les gusten los escándalos que involucran a su propio hijo bebiendo del río Lete a propósito.

El notición llegó de la forma más curiosa, cuando un sátiro apareció en el Campamento Mestizo y preguntó si noquear a un semidiós para llevarlo hasta allá se podría considerar como un secuestro.

−Es que no me dejó otra alternativa, no quería cooperar–se defendió− les digo que sabe qué es, y se opuso completamente a venir conmigo al campamento. Eso sí, es muy poderoso. Pero no recuerda nada de su pasado.

−¿Cómo que no tiene memoria? ¿Es una broma? –Piper interrumpió, quizás pensando que la historia con Jason volvía a repetirse.

− ¿Dónde está ahora?−Ese era Percy. Los semidioses ya se habían agrupado alrededor de Ben, el sátiro, en busca de una historia interesante de la cual cotillear.

−En la enfermería, lo dejé allí apenas llegué− Ben parecía realmente nervioso− ¿creen que Quirón se enfade?

−En realidad, has hecho bien en secuestrarlo –el aludido apareció galopando− trajiste a alguien de gran valor. –Examinó a todos los campistas con rostro severo y señaló a unos cuantos− de vuelta a sus actividades. Percy, tú ven conmigo. En cuanto a los jefes de cabaña, tendremos una reunión en veinte minutos.

Jason no podía con la curiosidad por saber de qué se trataba todo aquello. ¿Así se habían puesto cuando él llegó al campamento? ¿También le habían llamado "alguien de gran valor"? no le sorprendería: era un hijo de Zeus –no, de Júpiter− claro que los demás lo veían como alguien importante. Pero volviendo al tema principal ¿por qué Quirón había llamado a Percy? ¿Qué tenía que ver con él?

Sus dudas se aclararon veinte minutos después, cuando llegó a la Casa Grande y encontró al dichoso semidiós sin memoria al que habían secuestrado.

Nico di Angelo lucía una camiseta de color gris oscura, un corte de cabello un poco más decente de lo que Jason recordaba y unas ojeras mucho más pequeñas las que había visto la última vez, hacía ya tantos meses.

No fueron esos los únicos cambios que notó al verlo. También estaba el más importante de todos: su mirada. Negra, pero no rota. Nico lucía fastidiado más que deprimido, y el dolor en sus rasgos se había esfumado.

Por un instante Jason olvidó las circunstancias que envolvían su aparición, y se alegró ilusamente de que Nico ya no pareciera una versión oscura de lo que Percy le contó que alguna vez fue.

Entonces Quirón pidió atención y él se vio obligado a volver a la realidad.

−¿Lo emo se fue junto con la memoria o es mi impresión?

Ese era Leo, con una ceja alzada y muchos otros comentarios en la punta de su lengua, cada uno más burlón que el otro.

−Silencio, por favor. Como verán, se nos ha presentado una situación un tanto… peculiar. Para los que no lo conocen, que creo que no serán muchos, este es Nico di Angelo, hijo de Hades y jefe de la Cabaña trece.

−¿Qué hace sin memoria? –exclamó Clarisse. Annabeth la fulminó con la mirada.

−Eso es lo que no entendemos y tendremos que averiguar –respondió Quirón, con las facciones revestidas en preocupación− ya sabemos bien lo que sucedió la última vez que llegó un semidiós en estas condiciones a nuestro campamento.

−¿Crees que habrá otra gigantomaquia o algo así? no de nuevo, vamos, hace menos de tres años que sucedió la última guerra, lo justo es que nos sigan dando vacaciones.− Percy chasqueó la lengua con fastidio, no queriendo ni pensar en esa posibilidad.

−No lo sé, no lo sé. Por ahora tenemos que descubrir quién le ha hecho esto, y hacerle recuperar sus recuerdos, por el bien del campamento, también tenemos que…

−He sido yo.

La voz de Nico le sonó extraña a Jason, como el eco de un recuerdo lejano. La última vez que la había escuchado su tono fue muy diferente, roto y rabioso, y ahora solo sonaba como un chico que le tiene que dar sus explicaciones al profesor de matemáticas por haber llegado tarde a clases.

La habitación entera quedó en silencio hasta que Quirón recobró el habla, lo que le parecieron siglos a Jason.

−¿Cómo dices?

−Que fui yo. Bebí del Lete. Y no quiero que me devuelvan mis recuerdos ¿me puedo ir ya?

Aún hoy día, un año después de aquello, Jason no comprende qué le llevó a buscar a Nico di Angelo luego de que la reunión culminara, cuando le fue permitido salir del campamento pese a las peticiones de Quirón de quedarse un poco más.

Todo sucedió demasiado rápido. Primero se presentó: Hola, soy Jason. Luego se fue por las ramas: ¿te estás quedando donde, en Nueva York? Porque estaba pensando… Le dijo eso o algo parecido. La verdad es que ya no importa. Por último pronunció la mentira que le llevaría un año después al tejado del edificio donde ambos vivían, a preguntarle a Nico si no sentía curiosidad por su vida pasada, a un remolino de sentimientos que todavía no lograba descifrar. Fueron muchas las palabras que dijo sin tomar aire, ni una sola era verdad:

−Quirón me ha asignado como tu protector, ya sabes, para que no te pase nada en el mundo mortal, ya que no tienes ni espada ni nada para defenderte si llega algún monstruo.

−No necesito…

−Si lo necesitas, créeme. Mira, prometo no hacerte recordar nada. Solo estaré para protegerte, por algún tiempo.

Por algún tiempo.

Aún hoy día Nico se pregunta por qué fingió creer aquel montón de mentiras de la boca de Jason. Quizás fueron sus ojos: parecían demasiado sinceros. Pero pudo haberse negado a recibirlo como su protector, claro que pudo. Sin embargo ¿qué habría tenido eso de entretenido?

Volviendo al tejado del edificio, a Nueva York debajo de sus ojos y a dos semidioses sintiéndose en la cima del mundo, recordemos que Nico dice:

− Mi vida estaba llena de mierda, si quise esto fue por algo.

Y añadamos lo que Jason responde a continuación, demasiado herido como para guardárselo:

−Yo era parte de esa vida. ¿También de la mierda o es que me excluyes de ella?

De verdad quisiera que pudieses ver la mirada que Nico compone a continuación, porque se acerca demasiado a la del Nico original, ese de antes de perder su memoria.

−No lo sé, no tengo recuerdos ¿lo olvidas?

Y Jason de repente se calla lo que tiene que responder porque Nico está demasiado cerca, así que él solo quiere besarlo como hizo aquella primera y última vez antes de que el hijo de Hades huyera, poco después de la muerte de Hazel y un tanto antes de que bebiera del Lete. Sin embargo no lo hace, y Nico bufa de fastidio dando por terminada la conversación, lo que realmente le duele al hijo de Zeus.

Pero como creo haber mencionado antes, a Jason poco le importa el cómo lo trate Nico si aún con eso le sigue dejando estar a su lado.