"La ilusión del cielo rojo"
Por: Yoana Lawliet
Disclaimer: Bleach y todos sus personajes son propiedad de Tite Kubo. Sin fines de lucro.
Nota: Quinto fic para la comunidad de 10pairings y primer fic para la tabla simbólica de la comunidad 30vicios. Muy extraño, y a la vez tan.. no sé qué. Pero espero que a ustedes si les guste. Saludos.
Se situó tras él, impávido, silencioso. Observaba su cabello ébano danzar con el viento, hipnótico. Su fragancia lo embriagaba, tan parecido al de ella. Taciturno, a unos pasos del estanque, iluminado por la luna plateada, sus ojos seguían el nado de los peces. Formaban círculos eternos en el agua, las ondas viajaban por doquier, sincronizadas, una tras otra, y la vida acababa al llegar a la orilla.
La voz de él lo sacó de su ensoñación. Sin darse cuenta, había quedado perdido en la belleza del lugar. Sin voltear, el dueño de todo señaló a la Luna, que brillaba con un tono carmesí. La nívea mano casi flotaba, los delgados dedos permanecían inmóviles. El pelirrojo, confundido, no sabía exactamente qué ver. Sí, la Luna era hermosa, ese extraño brillo rojo le daba un toque bello, pero exactamente ¿qué significaba?
—Renji —la seria y grave voz de Byakuya inundó el lugar—. El tono de la Luna ha cambiado, ¿lo ves?
—Sí, lo veo perfectamente —respondió, dando un paso al frente.
—El alma de cada ser es sabia. Lo sabías, ¿no es así?
Abarai estaba sorprendido. Byakuya le hablaba de algo que nunca había pasado por su mente, sin embargo, ¿le hablaba con gran naturalidad, lo trataba como a un igual? Un sueño.
—Claro, lo tengo muy presente.
—El cielo se ha vuelto rojo. No eres sincero contigo mismo.
—¿Por qué lo dice?
El pelirrojo observó el color carmesí que tenía el cielo, antes azulado, adornado con lúcidas estrellas. Estuvo a punto de poner la mano en el hombro de Byakuya, sólo por curiosidad, un simple gesto de camarería. Algo lo hizo desertar de tal acto. Percibió que Byakuya caminaba, alejándose de él y de todo lo demás.
—Todo es una mera ilusión de la vida. Y se sufre por ello. Reflexiona —levantó el rostro hacia el cielo y cerró los ojos, dejándose llevar a otro mundo, el viento lo guiaría—. Lastima que todo acabe así.
Oh, la campana ha dado el último toque. El sueño acabó.
Acostado sobre la hierba, abrió los ojos y contempló el panorama. El cielo seguía de color rojo, la Luna esa noche se escondía de la humanidad. Retiró el cabello rojo que cubría sus ojos y el azul lo deslumbró. No sería sincero con Byakuya ni con él mismo. Seguiría sufriendo solo. Como debía ser.
La ilusión carmesí terminó.
