Voy a ahorrarme extensas notas de la autora porque no se las lee nadie, o eso, o no hacen caso. Así, descubrís de qué va esto por vuestro propio pie o no tendréis más remedio que dejar un review poniéndome de vuelta y media para que pueda excusarme.
Los demás, ya me entendéis. Por eso os quiero tanto.


I. ORGULLO

Pride, al que se le conocía como algo intangible, tenía la magnífica habilidad de parecer no estar si no hablaba; de averiguar lo insospechable; de hacer temblar al resto de sus hermanos con su característico mal carácter; de estar siempre en el lugar en que debía; de hacerse notar en el instante más preciso.

Era el más perfecto de todos y el más incompleto a la vez.

Por esto mismo, ni si quiera aquel al que los homúnculos llamaban padre, podía sospechar qué era lo que estaba haciendo mientras él no lo controlaba. Ni tampoco que estaba apunto de descubrir una escabrosa verdad sobre su pasado. El porqué todavía no había sido obsequiado con un cuerpo digno, y así, lograr completar su auténtica esencia como homúnculo. Una verdad tan dulce y retorcida que podría haber traumatizado incluso a aquellos que poseen mayor fortaleza.

Pride no estaba allí, presente en aquella habitación húmeda y herméticamente cerrada, porque así se había decidido para él. Si no poseía todavía una entidad corpórea, era porque aquel al que podía contemplar sin tener ojos, se le había adelantado.

-¿Quién eres? -le preguntó autoritario al sujeto, que yacía inmóvil en aquel lugar al que ellos consideraban su casa. -¿Qué haces aquí?

Escuchar una voz venida de ningún lugar en concreto, pero sí de allí, del calabozo en el que se hallaba preso, no le sorprendió ni le heló la sangre. Así lo expresó su tono:

-¿Hablas conmigo, Pride? -sonrió. -Me alegro de que uno de vosotros me dirija la palabra al fin. Dime, ¿Nuestro padre ya me ha levantado el castigo?

Fue una casualidad del destino la que le llevó a encontrar aquella habitación olvidada y cerrada, en cuyo interior vivía una de las creaciones más antiguas de Hohenheim. Otro más como ellos.

No sintió lástima por él, cuando presintió que su aspecto podía deberse a demasiados años de abandono. Condenado a la peor de las muertes una y otra vez, mes tras mes; consumiéndose lentamente a causa del hambre y la sed, para luego empezar de cero. Con la esperanza de que algún día su sufrimiento terminara para siempre.

Sin embargo, lo que sí abordó a Pride fue una infinita curiosidad que, a partir de aquel instante, le atacó continuamente. Lo hizo hasta el punto en el cual no pudo resistirlo más y preguntó el motivo de la existencia de aquel cautivo, y de paso, ¿por qué no? Las razones de su sentencia.

-¿Vas a liberarle? -inquirió Envy angustiado. -¡No lo hagas!

-¡No lo hagas! -le secundó Greed, por una vez de acuerdo con el otro. -¡Es un error! ¡Una estupidez!

Hohenheim los fulminó a ambos con la mirada y siguió a lo suyo sin tener en cuenta tan valiosa advertencia. Tras las palabras de Pride había tenido tiempo más que suficiente para meditarlo a conciencia.

Por aquel entonces no fue capaz de comprender qué era lo que simbolizaba aquel dibujo representado en la porción del círculo de la mesa. La plasmación de El Bosco en la mesa de los siete pecados capitales resultaba un tanto confusa. Distinguió la lujuria, la pereza, la inconfundible gula, la envida, la avaricia y también la ira... Pero, ¿Qué quería decirle la séptima pintura? Un hombre parecía caminar a tientas con algo parecido a la mampara de una lámpara en la cabeza. Que le partiera un rayo si en ese instante no creyó firmemente que se trataba de la torpeza.

Infamy no podía en absoluto suplantar a Lust, mucho menos equipararse con Pride. Sin embargo no había sido un dolor de cabeza como resultó Greed, y jamás le fue desleal. Por eso no tuvo valor de deshacerse realmente de él y lo condenó a que el tiempo lo matara.

Había sido un mal padre que, por mero orgullo, decidió arrojar al olvido una creación que jamás debió haber existido.

Ahora y de este modo Infamy, flacucho muy pálido y de pelo oscuro alborotado, regresaba a ellos para bien o para mal. Fue rescatado y recibido con poco entusiasmo entre sus hermanos. Mucho menos por Pride.

Ahora Hohenheim podía hacer dos cosas: cruzar los dedos y que le perdonaran por su torpeza algún día. Al fin y al cabo, él sí era humano. Con todos sus defectos. Tendría que aprender a convivir con ellos.


Por cada review que no dejas, Envy muere una vez. Si eres su fan y quieres salvarlo de una muerte segura, deja tu review.
A mi no me duele, a él sí.