CAPITULO I
Reneesme se había ido. Se fue dejando a su familia y a Jacob, solo dejó una nota pidiendo perdón.
Bella estaba desolada, ya que no podía llorar, su rostro revelaba una tristeza que desgarraría al hombre más fuerte.
Las manadas intentaron detener a Jacob, querían evitar que desapareciera de la misma forma como hace ya muchos años, pero no lograron contenerlo y antes de que Seth o Leah tuvieran noción de donde esta su líder, este salió de fase y se unió a las multitudes del mundo.
Leah estalló en furia contra los vampiros.
-¡Una vez más Jake sufre por culpa de tu familia!- le gritó a Bella. En su interior, Leah sabia que era cierto lo que decía, pero que los Cullen, no tenían la culpa de que Reneesme hubiese decidido escapar, pero aunque lo sabía, no estaba dispuesta a cambiar de opinión. Ella estaba dispuesta a seguir odiándolos.
Edward estaba en un dilema, tenia que buscar a su hija y de igual manera deseaba poder encontrar al viejo rival. Sabía que su hija estaba bien, ya que Alice había tenido una visión donde Zafrina les informaba del paradero de su hija, en esos momentos se encontraba en un lugar cerca de África.
-¿Desde cuando te importa Jacob?- le preguntó Bella enojada
-Desde que cuidó de mi hija –le contestó y Bella se encontró desarmada con ese argumento.
Pasaron 3 años antes de que se supiera algo de Jacob. De hecho fue el mismo Jacob quien se presentó y dio la noticia. Llegó un día antes del cumpleaños de Bella.
Aquel día Billy no había salido de casa, por que era el día del aniversario luctuoso de Harry Clearwater y no tenia ganas de estar cerca de Sue y de Charlie, por que estarían demasiado deprimidos como para olvidarlo. Así que no había salido a ningun lado. Estaba sentado en la sala viendo un partido de baseball cuando oyó que alguien abria la puerta de entrada, ignoró el ruido, creyendo que era Paul.
-¡Hola, papá! -saludó una voz con alegría. Billy casi se cayó de la silla al ver quien lo saludaba con dos grandes pizzas en las manos.
-¡Jacob! -gritó asombrado- ¿Qué haces aquí?
-Te traje de comer -le contestó sonriendo y poniendo la comida en la mesa.
-¿Qué acaso crees que no me puedo alimentar yo solo o qué?- le reclamó Billy con una sonrisa.
-Pues parece que no has entrado en la cocina en una decada- le contestó Jake buscando un par de platos.
Se sentaron a comer y platicaron como si Jake nunca se hubiese ido. La pasaron realmente bien, aunque Billy seguía impresionado de la forma en la que su hijo comía, o más bien tragaba, por que verlos comer era algo realmente perturbador. Podría jurar que si le daba una vaca entera asada, Jake era capaz de comersela él solo y todavía decir descaradamente que tenía hambre.
Llegó la noche y ambos se retiraron a dormir, Billy vaciló en la puerta, no sabía que decir ni que hacer, no sabía si encontraría a su hijo en la mañana o si volvería a desaparecer y eso lo perturbaba pero, antes de que hiciera o dijiera algo, Jake se acercó a él y le dio uno de esos abrazos que casi te parten en dos y le susurró un "te extrañe, viejo" y se fue a dormir.
A la mañana siguiente, Billy se despertó con el olor del desayuno recien preparado y se encontró con Jacob en la cocina.
-¿Desde cuando cocinas sin quemar nada?- le preguntó.
-Desde que mi papá me obligo a comer todos los días spaghetti- le contestó Jake sonriendo. Billy soltó una carcajada y se acercó a la mesa.
-Jake...-dudó- ahm... ¿iras a visitar a los Cullen?-
-Claro -contestó Jake como si nada- Hoy es el cumpleaños de Bella y me gustaría darle un regalo. Te puedo llevar si quieres -dijo al ver la cara de consternación de su padre- La manada tambien va a ir y les quiero dar la sorpresa de mi regreso a todos juntos. ¿No crees que va a ser genial? -dijo repentinamente emocionado.- Ahora comete el desayuno que se enfria -dijo sonriendo.
Al final, Billy decidió acompañar a su hijo a casa de los Cullen para tratar de evitar una pelea.
Tomaron prestado el carro de Sue, que se llevó una grata sorpresa al verlos llegar, no preguntó demasiado acerca del regreso de Jake, sabía que ellos contarían la historia a su debido tiempo; y les aseguró que Sam y los chicos ya habían partido a la fiesta.
El trayecto fue tranquilo, ninguno de los dos se molestó en hablar. Un poco antes de llegar, Jacob le aseguró a su padre que le tenía una noticia muy importante pero, que se la daría cuando estuvieran todos presentes. A pesar de la tranquilidad y emoción de su hijo, eso no ayudó a los nervios que Billy ya sufría.
No tardaron en llegar a aquella casa con enormes ventanales. No había nadie en el exterior, asi que no sabían si los anfitriones e invitados ya se habían dado cuenta de su presencia. Abrieron la puerta con cuidado.
El olor a vampiro le quemó la nariz a Jacob. La sala estaba repleta de rosas blancas y rojas, la decoración había sido hecha por Alice.
Cuando entraron en el recibidor, se hizo el silencio.
Vampiros y licantropos se quedaron inmoviles.
Parecia como si, de repente, todo el aire de la habitación se hubiese terminado. Jake sonrió timidamente.
-Vaya, hasta que el perro se digno a aparecer -dijo Rosalie y en ese momento una avalancha humana, y no tan humana, se dirigió a él.
-¡Ey, ey! -gritó Jacob- No...puedo...respirar...
La multitud jaló a Jacob hasta el sillón más proximo y lo rodeó. Bella estaba sentada a su lado y Edward estaba detras de ella.
-Jake, oh, Jake, ¿donde díablos te habías metido?- le preguntó la que fue una de sus más grandes amores.
-Dejalo respirar, acaba de llegar -comentó Edward. Bella lo miró feo pero antes de que pudiese decir algo la interrumpió Esme.
-¿Quieres comer algo?- y obtuvo como respuesta el rugir del estomago de Jacob- Muy bien. Sientense todos a comer -anunció.
Jacob observó mejor la casa cuando todos salieron corriendo a la mesa, bueno, al menos los que podían comer comida normal. La casa seguía teniendo aquellos grandes ventanales pero la sala había sido cambiada por una más grande, así como el comedor, Jacob se preguntó si las habitaciones tambien habían cambiado.
-Solo la que era mi habitación, -le contestó Edward- y la manada ha adoptado la costumbre de venir a visitarnos demasiado a menudo y no teníamos donde meterlos a todos.
-Que raro es que te lean el pensamiento- le dijo Jacob sonriendo- hace mucho que no me pasaba.
-Hace mucho que te fuiste -le contestó el vampiro- Por cierto, ¿quien va a venir?
-Es una sor-pre-sa -dijo Jacob separando la palabra en silabas y se fue a sentar con los demas.
