¡Hola! Esta historia también está subida en otro foro bajo mi otro nick.
Palabras: 364 (sin contar las anotaciones)
Tipo: Drabble
Género: romántico, humor, slice of life
Advertencias: hay un ending de Naruto shipuden donde el ichiraku y Teuchi son testigos de cómo Minato, Kushina, Naruto e Hinata comían.
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La historia siempre se repite
Minato observó a Kushina comiendo ramen en el Ichiraku. Era perfecta. Hasta en el más detalle insignificante, Kushina hacia que destacara. Teuchi observaba desde la barra al joven matrimonio hasta que Kushina se removió en la silla. Se tapó la boca y con la otra mano se frotó el estómago. Minato, como devoto esposo, la ayudó a salir del establecimiento para poder llevarla a un lugar mejor.
Teuchi se imaginó el porqué de ese estado.
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20 años después
Naruto observó a Hinata mientras estaban los dos en la barra del Ichiraku. El establecimiento no era el mismo de hace veinte años; con la reconstrucción, Teuchi había ampliado el lugar y había realizado las obras que siempre había querido realizar. La joven pareja de casados mostraba complicidad y gestos mientras comían. De repente, Hinata se sintió indispuesta. Dejó los palillos y se tapó la boca. Naruto la levantó con cuidado y la llevó al baño.
Teuchi sonrió, simplemente.
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20 años después
Boruto nunca entendió el atractivo de aquel lugar para sus padres. Sin embargo, su padre le había recomendado ese lugar para expresar sus sentimientos hacia ella. Teuchi, que a pesar de su avanzada edad visitaba el local regentado por su hija, observó al hijo de Naruto. No tenía ese aire alocado de su padre y su abuela, pero siempre derrochaba vitalidad, fuerza que necesitó cuando se presentó en casa de los padres de su novia para anunciar su matrimonio. Se arriesgó y ganó y ahora estaba con ella en ese lugar que tantas cosas había vivido. De repente, la chica dejó de comer y sintió un ligero mareo. En seguida se llevó la mano a la boca y Boruto se levantó.
—Necesito tomar aire—le dijo.
Boruto asintió y la acercó a la entrada, pero el vómito no tardó en llegar y echó la comida en plena calle. Teuchi sonrió. Se imaginaba el porqué de ese vomito, como ya se lo imaginó hace cuarenta y veinte años. Pero había un ligero cambio. También se imaginaba el motivo de ese vómito el padre de la chica, que pasó casualmente por la entrada del local, y activó su sharingan mortal.
FIN
