Coming home by Cosette

¡Hola! I'm back bicthes! (regresé perras) tómenlo con cariño, me encanta esta frase.

Twilight llegó a su fin :c tristeza total pero eso no cambia el hecho que ff seguirá funcionando para divertirnos y leer un rato.

Acá les dejo lo último de mi autoría.

Stephanie Meyer es la creadora de los hermosos personajes, yo solo los he tomado prestado.

Summary: ¿Qué haces cuando tu vida perfecta se cae? Bella Swan tenía todo lo que quería pero al ser dejada de la peor manera por su novio, todo cambia. Bella dejará de ser la niña dócil y linda que era.


Primer capítulo.- Sadness

'El que huye una vez, estará condenado toda su vida a huir' no tengo la menor idea de quien lo dijo pero mi padre lo repetía cada vez que le pedía que nos mudáramos. Al ser niña y no tener liquidez monetaria, yo sí huía, mi mente me llevaba a lugares fantasiosos, fue en ese momento cuando empecé a pintar.

Cada viaje que hacíamos tanto a pescar o pasear por los feriados, memorizaba todo, cada mínimo detalle. Según mi papá era una pérdida del tiempo, todos los espacios cambian, en cada estación, en cada instante del día… yo lo encontraba fascinante. Las tonalidades en el amanecer, las del atardecer, el crepúsculo, el medio día o el anochecer, no importaba, cada color era diferente.

Gracias a todo esto soy una artista, Isabella Swan.

Sentada en el asiento del avión no pude evitar pensar en todo lo que me había llevado a ese instante. Estaba a punto de huir de nuevo, aunque regresaba a mi país, era huir, siempre lo hacía.

Cuando mi padre murió, a los dos meses, terminé mi primera colección de pinturas, la llamé 'CS'. La presenté y esa misma noche tomé mi primer viaje.

-¿Desea algo de tomar o de comer?- miré fijamente a la azafata, no quería ni tomar ni comer pero no encontraba forma de decirlo, las palabas no salían de mi boca.

Me limité a negar con la cabeza.

Tomé mi bolso de mano, apagué mi celular y mi I-pod, los tiré al fondo y me cubrí con la manta color café.

-…Bienvenidos a Londres- fue la única parte que alcancé a escuchar, me desabroché el cinturón y sin despedirme de nadie, bajé del avión. Mis maletas fueron las primeras en salir, las tomé con los dos brazos y avancé lo más rápido posible hacia la línea de taxis que estaban a fuera.

Saludé al chofer antes de meter mis maletas atrás.

-Al Lanesborough- el chofer pareció descuadrarse por un segundo. Las personas que iban al Lanesborough no tomaban un taxi, pero felizmente no comentó nada.

Londres, mi país. El Big Ben daba la hora, 12:36 pm, los cielos estaban despejados, cosa poco común en Londres pero lo último que quería era ver el sol. Cuando el taxi paró, abrí mi bolsa y le pagué sin ver cuánto era la tarifa en verdad.

-Quédese con el cambio- bajé mis maletas con cuidado y me adentré en el hotel luego de que me abrieran la puerta.

-Buenos días, bienvenida al hotel Lanesborough, ¿en qué podemos servirle?- La joven asiática que estaba delante de mi parecía nerviosa por alguna razón extraña.

-Un dúplex a nombre de…- dudé, modestia aparte pero el ser una artista que trabajó en varias obras importantes de reconstrucción en Londres me hacía dudar.

-¿Prefiere usar un seudónimo?- completo la joven por mí.

-Sí, mi nombre es- me acerqué un poco más a ella- Isabella Swan. La joven abrió los ojos de manera desmesurada, maldije internamente me iba a morir si gritaba.

-Pero me voy a poner bajo el nombre de Marie Hale- la joven tecleaba con nerviosismo, no pude evitar rodar los ojos. Ni que estuviera hablando con Angelina Jolie o Kristen Stewart.

-Aquí… aquí está su llave, los botones vendrán en un segundo- tomé la llave con cuidado, la guardé en mi bolso y me dispuse avanzar sabiendo que detrás venían con mis maletas.

-Disfrute su estadía- me dijo uno de ellos, rodé los ojos internamente. 'Disfrutar', no había pensado en esa palabra en todo el viaje.

Tiré mis maletas de un tirón a la cama, saqué mis principales prendas, las acomodé y todo lo demás lo dejé para más tarde cuando vinieran las señoras de limpieza.

Me acordé de mi teléfono, lo prendí y no me sorprendí al ver las 15 llamadas perdidas de Rosalie más sus trece mensajes. No había necesidad de leerlos, lo apagué por última vez, le saqué el chip, lo estrujé entre mis dedos y el celular vacio lo dejé en el escritorio. Se lo regalaría a alguien.

Abrí el gran cubrecama, me desvestí quedándome en ropa interior nada más y me tiré a dormir.

Un condenado sonido me levantó, era como un timbre, me levanté tropezando con mis zapatillas pero logré llegar a la puerta cruzando por la sala de estar y por un dormitorio más.

-Buenas tardes, nuestro hotel le ofrece servicio de comida a la habitación pero también puede comer en el restaurante- era un discurso tan ensayado que sentí ganas de reír, el hombre adelante mío era muy delgado pero trataba de disimularlo levantando el cuello.

-Gracias, bajaré en un segundo, ¿hay algún tipo de etiqueta?- pregunté consternada por no haber traído más que mis pantalones para pintar y tres pares de jeans, necesitaba con urgencia ir de compras. Me negó con la cabeza.

-De nada, la esperamos- cerré la puerta. Dios gracias que mi humor había mejorado bastante, el Jet Lag y yo nunca nos habíamos llevado bien.

Abrí una de mis maletas y saqué mi laptop, había sido un riesgo tirarla encima pero en el momento de meter lo primero que tienes en mano, eso había sido demasiado irrelevante.

Abrí mi correo, ignoré los 20 mensajes en la bandeja de entrada y rápidamente me enfoqué en la opción que decía 'Nuevo'.

"Lo siento. Siento muchísimo irme de esta forma. Este es mi modo de 'seguir adelante'. Eres mi mejor amiga, sabes que lo necesito. He regresado a mi casa, voy a pasear por las paredes que me hicieron convertirme en la artista que soy. Estoy en búsqueda de mi misma. Quiero saber que pasó, en qué momento dejé de ser yo para convertirme en la novia de alguien. Quiero estar en casa. No te preocupes por mí, disfruta del tiempo que estemos alejadas porque cuando regrese, no te soltaré ni para que estés con Emmett. Yo me pondré en contacto contigo. Estaré de vuelta pronto."

PD: yo te mandaré mi número nuevo cuando lo tenga y mi nuevo correo cuando lo cree. Todo va a cambiar.

Bella Swan

Pulsé 'Enviar' sin si quiera escribir un 'Asunto' en la parte de arriba.

Me cambié por un par de jeans oscuros, una blusa de manga tres cuartos, y un par de converse color crema. Bajé por el ascensor, no había nadie por lo que pude concentrarme en escuchar las canciones de mi I-pod. Foo fighters, Muse, the Beatles, no tenía un estilo preferido, escuchaba de todo, canción que me gustaba la descargaba de inmediato.

-Buenas tardes- me saludó una joven en el restaurante, respondí con un asentimiento de cabeza y me dispuse a leer el menú. Iugh. Grave problema en Londres, las comidas siempre traían nombres extraños, le pedí a la camarera el primer plato que parecía normal junto con una copa de vino.

Era una mezcla de arándanos, tomate y carnes junto con fideos gruesos. Iba a necesitar encontrar un restaurante decente de manera inmediata. Terminé de comer rápidamente, hice que cargaran todo a mi cuenta de cuarto y salí en búsqueda de un nuevo celular. También en búsqueda de lo único que me tranquilizaría, una tienda de arte.

Conocía esta parte de Londres, la parte 'High' era un sitio al cual me acostumbré por un par de años, me dirigí directamente al centro comercial más grande. Busqué los servicios telefónicos y ni bien lo vi me enamoré. El modelo 'Titanium' costaba un dineral pero luego de ahorrar todos estos años, me merecía darme un gusto. Lo compré en efectivo, descargué las millones aplicaciones que iba a necesitar, y con después de un seco 'gracias' me retiré de la tienda.

-A Nothing Hill- decir las palabras me quemaban la garanta. A ese sitio no había regresado en años, literalmente años. El chofer paró en la esquina de la que alguna vez fue mi casa, me bajé luego de pagarle y ahí me quedé. Como diría Rosalie Hale, me dio un momento, 'Ajá'.

¿Qué mierda seguía después de esto?

Ya había llegado a Londres, me había instalado, tenía comunicación, estaba al frente de mi casa…. ¿Ahora qué? ¿Llamar a la puerta interrumpiendo el almuerzo familiar?

La examiné, las paredes habían sido pintadas últimamente, habían sido de un color verde claro pero ahora era de un blanco intenso.

Las ventanas que daban para afuera habían sido remarcadas con un borde de color madera. Cuando vivía acá habían sido blancas. Mi papá tenía una clara obsesión porque todo estuviera impecablemente claro. Tal vez es por eso que mis acuarelas y pinturas claras se me acaban más rápido que la oscuros.

-¡Mami!- me asusté por el grito, volteé buscando a la niña chillona, la encontré a escasos centímetros míos, me miraba muy curiosa.

-¿Has visto mi pelota?- me preguntó moviendo su cabeza a un lado, todo sus rizos se movieron con ellas.

-No, no la he visto- los niños no eran mi fuerte, mis experiencias más cercanas habían sido con la hermanita de Emmett, el novio de Rose y con uno de los hijos de mis patrocinadores. Ninguna había resultado exitosa cabe resaltar.

-¡Ahí está!- cualquier persona con sentido común hubiera preguntado lo que yo iba a preguntar -¿Estás con tu mamá?- la niña se volteó de nuevo para mirarme con sus enormes ojos verdes.

-Sí, ha entrado a comprar, ¿me acompañas a recogerla, está ahí, justo detrás del árbol?- esperé segundos que se me hicieron eternos, con esperanzas que su mamá apareciera pero como nunca llegó, me vi obligada a tomarla de la mano y cruzar la calle para ir en búsqueda de la pelota.

-Quiero un helado, no he traído monedas… ¡vamos!- la niña hablaba tanto para ella como para mí, me jaló sin ningún miramiento hacia la esquina de mi antigua casa. Nos quedamos paradas sin saber qué hacer cuando sentí la presencia de alguien detrás de mí. Era una chica, más o menos de mi edad, con el cabello azabache terminado en puntas.

-¿Qué te he dicho sobre salirte de una tienda y hablar con extraños?- por un momento me sentí ofendida pero luego la comprendí, podía haber sido una secuestradora de niños.

-Lo siento mami- dijo la pequeña bajando la cabeza y poniendo su pelota delante de su cara.

-Agradécele a la señorita por haberte acompañado, vámonos tu tío nos está esperando- la niña se volteó de mala gana hacia mí, definitivamente no quería irse ahí.

-Gracias. Que tenga una linda tarde- me había olvidado de cuan educados eran los ingleses pensaba mientras veían como la niña y su mamá caminaban ladera abajo.

Traté de ubicar la tienda, tardé varios minutos en recordar en qué calle tenía que doblar para encontrarla. El cartel no había cambiado en nada 'You are art' seguía siendo grande con letras de pinturas con un efecto ligeramente tridimensional.

Entré e hice lo mismo que hacia cuando tenía 14 años. Inspiré el aroma de las combinaciones de pinturas, el aroma de los lienzos blancos y de los pinceles.

-¿Podemos servirle en algo?- le preguntó una de las jóvenes que atendía.

Ese era su hogar.

Pedí, pedí tanto que la joven tuvo que afilar su lápiz cinco veces. Lienzos, pinceles, acuarelas, óleos, más y más pinceles.

-¿Puede anotar acá su dirección?- me pidió aliviada de que haya dejado de pedir y pedir cosas. Lo anoté contenta bajo el nombre de mi seudónimo.

-¿Cancela en efectivo?- preguntó.

-No, con tarjeta- le respondí sacándola de mi billetera. La tarjeta Visa, la negra. La chica abrió los ojos tanto que parecían que iban a salirse de su cara. La tocó como si fuera a romperse, me dio risa porque fue la misma cara que puse yo al verla.

-Listo- murmuró luego de un segundo, me hizo teclear mi clave y luego firmar un comprobante.

El pedido estaría en el dúplex dentro de 48 horas.

Regresé al hotel justo a tiempo para cenar. El tiempo se había ido volando. Me ponía un saco negro encima cuando escuché el 'tucutim' de mi laptop. Eso me hacia acordar que todaia no me había creado un nuevo correo.

La abrí, un nuevo mensaje había sido registrado de Rosalie_Hale . Esa sensación de miedo se volvía apoderar de mí. Rosalie era la única que me pedía decir sin pelos en la lengua hasta de que me iba a morir.

"¿Me creerías que estaba segura que ibas a irte? Siempre me haces lo mismo. Como la vez que desapareciste y estabas en Paris, o cuando te fuiste por dos semanas a Roma… vuelas de lugar en lugar por tu arte, me alegra que esta vez sea por ti. Que se joda el mundo entero cuando regreses, Isabella Swan no va a ser la misma niña que se fue de Estados Unidos con un corazón roto. Marca mis palabras, serás la gran Isabella Swan.

Ya te imagino con un cuarto enorme lleno de óleo y de acuarelas. ¡No olvides abrir las ventanas, el olor mata!

Cuídate mucho y no te olvides de mí,

Tu mejor amiga"

Empecé a reír. Como no lo hacía desde hace tiempo. Había sido buena considerando su carácter.

Pensando en ella bajé por el ascensor hacia el restaurante.

Como siempre la comida era de un nombre impronunciable y no necesariamente rica.

Rosalie Hale era la persona más hermosa que había pisado el planeta. Nos conocimos mientras cruzábamos la calle en el Upper East Side. Ella volteó a mirarme de arriba para abajo, me sentí ofendida pero aliviada cuando levantó el rostro y me sonrió. Estiró su mano y me dijo: 'Hola. Me llamo Rosalie Hale, ¿quieres tomar un café?'

De tan solo acordarme de la situación me entró una risa idiota.

Decidí responderle mañana junto con mi nuevo número de celular y una foto adjunta de mi dúplex.

Encendí la televisión, hice zapping un rato y encontré una de las películas más corta venas que existe, 'Un amor para recordar', le puse 'pause' antes de que comenzara, llamé a recepción y pedí un bote de helado de chocolate, fudge y tres botellas de agua mineral.

Cuando me los subieron, empecé a ver la película.

Me di la libertad de llorar en el final, no solo porque Jamie muere, era algo inminente cabe decir, sino porque yo quería llorar.

Llorar por toda la mierda que me había pasado, llorar porque me enamoré de un imbécil que en verdad nunca me quiso, llorar de tan solo recordar la cara de Rosalie cuando me quedé parada delante del altar sin poder si quiera hablar, llorar porque Emmett me tuvo que cargar antes de salir corriendo a según él 'romperle la cara a ese hijo de puta', llorar porque me sentí impotente y porque por primera vez sentí que había fallado.

Salí corriendo. Es de lo único que estoy segura. Todo me indicaba que no acabaría bien pero yo insistí. Las señalas no podían estar más claras.

Conocí a Jacob Black en una de mis exposiciones. 'It hurts' el dolor siempre es lo que mejor logró impactar en lienzo. El dolor pero con colores cálidos, solo con una o dos brochas en negro. Había un cuadro en especial. El de una ventana en la cual se veía al fondo una tormenta formándose. La imagen la creé luego de ver uno de los tantos huracanes que se forman en los Estados Unidos.

La exposición había ido bien, todo el rato me la había pasado con Rosalie pero hubo un momento donde tuvo que atender una llamada y se alejó de mí. Sentí una mirada a mis espaldas, cuando volteé lo vi observándome tanto a mí como al cuadro.

-Un honor señorita, una exposición estupenda- me dijo agachando la cabeza. Sonreí sinceramente, su halago no era el primero pero si parecía el que más había salido del corazón.

-Gracias- se unió a mí ofreciéndome una copa de champán. La acepté con gusto y empezamos a charlar. Había llegado por casualidad, la invitación era de su jefe pero como no pudo venir, él aceptó reemplazarlo. Era originario de Virginia, se había mudado a Los Ángeles porque su trabajo le había obligado. Era hijo único. Trabajaba para una empresa de comercio exterior. Tenía 27 años, solo dos años más que yo.

Ese era el Jacob Black que conocí un 15 de Abril del 2009.

Para nada parecido al Jacob Black que me dejó plantada en el altar un 18 de Marzo del 2012.