Algo cortito que escribí en un momento de ocio. Eh, ni siquiera sé si me ha quedado OOC. P:
Tsuna nunca se había sentido cómo una persona tan egoísta en su vida.
Claro, si le preguntaras a cualquiera de los miembros de la Familia Vongola su reacción más segura sería: "¿Egoísta? ¿Tsuna? Para nada."
Pero lo era. Horriblemente. Sólo que nadie más que él conocía ese lado de sí mismo. Un lado que realmente no quería mostrarle a nadie.
Por que entonces todos sabrían que clase de persona en realidad era él; y no se creía capaz de soportar aquella mirada de decepción y fastidio que siempre había visto en los ojos de las demás personas a lo largo de su vida; no de los que ahora consideraba sus mejores amigos. Su familia.
El problema era que simplemente no podía dejar de serlo.
Gokudera era prácticamente todo lo que Tsuna podría aspirar a ser. Era inteligente, decidido, valiente; alguien que nunca se daba por vencido a diferencia de él quien prefería retirarse sin siquiera intentarlo. Eso sin mencionar que también muy bien parecido (por que Tsuna no era lo suficientemente tonto para no notarlo).
Por eso cuando su autodeclarado mano derecha confesó tener todos aquellos sentimientos hacia alguien cómo Tsuna, el morocho no pudo más que debía estarlo soñando ya que era algo sumamente improbable que él se mereciera. Pero no lo era.
Y ahora se había convertido en la persona más egoísta que jamás hubiera llegado a ser. Por que a pesar de que posiblemente Gokudera lo amara mil veces más de lo que él lo hacía (por que Tsuna simplemente podía sentir el ser inundado con ello) y que por ende podría estar mejor con alguien más, alguien mejor, quién regresara el sentimiento tan recíprocamente; alguien que no hubiera tardado tanto en darse cuenta de sus propios sentimientos, alguien que no lo hubiera hecho esperar, alguien que no fuera tan tonto para ponerse en peligro a cada oportunidad, alguien a quién Gokudera no se sintiera obligado de proteger y tener a alguien en cambio que lo protegiera a él de la misma manera.
Aunque Tsuna sí lo quería, por supuesto. Tanto como podía. Pero al ser 'Tsuna-bueno-para-nada', sabía que jamás podría compararse con los sentimientos del otro.
Y a pesar de saber esto, Tsuna no quería dejarlo ir. Nunca lo haría. Simplemente sería incapaz de renunciar a aquellas miradas de adoración, aquellos gestos de cariño, todas las suaves caricias y en general todo el amor que Gokudera sencillamente irradiaba por él.
Sería egoísta y lo tendría para si. Siempre.
