LK1: Se que me quieren matar pero como disculpa les cantare una bonita canción *Carraspea la garganta preparándose para cantar*

Is it too late now to say sorry ¡

Cause I'm missing more than just your body

Is it too late now to say sorry

Yeah I know that I let you down

Is it too late to say I'm sorry now?

*Empieza a hablar*

De pronto aparece Kish y la golpea en la cabeza

LK1: Hey!

Kisshu: Se supone que cantar Sorry de Justin Bieber va a remediar los 8 meses sin subir capítulos o nuevos Fics?

LK1: LO SIENTO EN SERIO LO LAMENTO MUCHO! SE QUE SOY UNA MALA ESCRITORA POR NUNCA ACTUALIZAR!

Pero deben saber que estos últimos meses no han sido fáciles para mi lamentablemente, he tenido experiencias buenas y malas, he caído pero me he levantado nuevamente y ahorita estoy muy feliz y contenta, porque tengo a personas muy buenas a mi alrededor. Y les quería comentar esto porqué les tengo mucho cariño.

No me canso de agradeces a todas esas personitas que ya tienen años o un tiempo siguiendo mis historias. Por ustedes es que tengo un propósito aun en mi vida.

Y sin más que de decir les dejó esta adaptación que hice de una historia de wattpad. Su nombre original es El Chico de los CD's de HeHasBlueEyes.

Me encanto y pensé en escribirla y adaptarla para ustedes.

Está historia enserio que marco mi vida.

Espero la disfruten!

Capitulo 1

-Kisshu, hijo, debes levantarte. Es tarde

Se escuchó una voz femenina adentrándose en la habitación a oscuras. Seguidamente abrió las cortinas y un poco las ventanas. El chico se revolvió en su cama quejumbroso, cubriéndose con las mantas por encima de su cabeza.

-Kish, por favor. El chico hizo caso omiso. Su madre suspiró, se acercó hasta él y depositó su suave beso en su cabeza por encima de las frazadas. Eran mediados de los noventa. Las calles de Inglaterra estaban cubiertas por una vasta niebla aquel otoño.

Carole se encontraba en la cocina preparando el desayuno para su hijo. Kisshu era un chico especial. Había sido diagnosticado desde pequeño con un trastorno generalizado del desarrollo no especificado. Es una especie de enfermedad que afecta el poder socializar correctamente con las personas. Ya sea dificultando el desenvolvimiento verbal con otros o carecer de la habilidad de hacer interactuar fácilmente con la gente. Todo en su cabeza se encontraba bien. No tenía ningún tipo de problema cognitivo. No era un genio ni un estúpido. Su cerebro era el de un niño normal. La persona más allegada a él, su madre, era con quien más palabras intercambiaban. Cualquier tipo de contacto humano que no fuera ella lo ponía nervioso.

Había sufrido un ataque de pánico en la escuela cuando era pequeño, los maestros y sus compañeros se asustaron mucho y no tenían idea de cómo contenerlo, no fue hasta que su madre llegó al establecimiento cuando finalmente logró calmarlo. Desde aquel día, sus padres decidieron que estudiaría en casa con una persona de confianza, sin exponerse a tanta gente a su alrededor que pudiera sofocarlo. Ningún especialista había sido capaz de decirle con precisión si Kisshu dejaría de ser así en algún momento de su vida. Pero ella no perdía la esperanza.

Oyó los pasos del chico bajando las escaleras y se volteó ocultando algo tras su espalda. El adolescente de dieciséis años entró en la cocina lentamente vistiendo su pijama a rayas, con sus rulos alborotados y frotando uno de sus ojos con su puño.

-Hola corazón. ¿Qué tal dormiste? –preguntó en un tono dulce mientras servía las cosas en la mesa. El chico sólo se encogió de hombros, sin ser grosero, y tomó asiento. Era jueves, Kisshu tenía clases particulares en el living de su casa de lunes a jueves con una mujer muy agradable llamada Holly. Ella era la instructora de Kisshu desde hacía años, estaba acostumbrada a su comportamiento y él podía confiar en ella.

Los viernes tenía cita con su psicóloga. No pasaba tanto tiempo con esa mujer como lo hacía con Holly. No habían formado un vínculo afectuoso entre ellos, entonces su conversación era más reducida. Los sábados eran sus días libres. Su madre no le exigía absolutamente nada los sábados. Podía dormir hasta la hora que quisiera e invertir su tiempo como le diera la gana.

—Kisshu–llamó suavemente haciendo que el aludido dejara de comer y se fijara en ella tengo algo para ti pero el chico, como la mayor parte del tiempo, tenía una mirada inexpresiva. La mujer sacó sus brazos de atrás de su espalda y le mostró que en sus manos sostenía un CD de música que Kisshu quería. Se lo tendió y él lo tomó observándolo detenidamente, admirando cada detalle, como con cada regalo que su madre le obsequiaba.

—Es el que querías ¿Verdad? –Él asintió sin dejar de ver el objeto — ¿No hay nada que quieras decirme? —Kisshu dejó de observar el CD para verla a los ojos y luego de unos segundos finalmente dijo le dijo un simple 'gracias' con una muy diminuta sonrisa. Su madre sonrió ampliamente.

Kisshu hablaba poco, entonces cada vez que lo hacía se sentía inmensamente feliz. —Bien. Iré a hacer las compras. Esmérate en la clase de hoy y tal vez cocine algo delicioso sólo para ti –le guiño un ojo. El chico sólo se limitó a asentir manteniendo aquella pequeña sonrisa, mientras veía como su madre abandonaba la cocina.

El viernes por la tarde había llegado el momento de estar una hora recostado en aquel diván. No era algo que le molestara. Era cómodo y Stella, su psicóloga siempre hacía su mejor esfuerzo para tratar de sacarle información a Kisshu sin necesidad de bombardearlo con preguntas y hacer que se sintiera presionado. Ella hacía preguntas, él respondía la mayor parte con gestos corporales como encogerse de hombros y negar o asentir con la cabeza y ella anotaba todo en una libreta que siempre llevaba encima durante las sesiones. Pero a veces también respondía más ampliamente.

-Dime Kisshu ¿Cómo van tus clases? ¿Algo que quieras comentar?

-Odio las fracciones –dijo al cabo de pensar durante varios segundos su respuesta.

-¿Pero logras entenderlas? –el asintió- Bien, no puede ser tan malo entonces. Las fracciones no han matado a nadie hasta el día de hoy. Y dime ¿Cuándo fue la última vez que saliste de tu casa? Sin contar las sesiones y las reuniones familiares.

Kisshu esta vez meditó durante minutos. Él no había hecho amigos. No tenía lugares a los que le interesara ir. Entonces no hallaba motivos para salir de su hogar. Se limitó a negar con su cabeza. — ¿No? No lo recuerdas –preguntó la mujer — ¿Se debe a que fue hace mucho tiempo? –él asintió. —Bien. No hay nada de malo en eso. Uno siempre se siente a salvo del mundo exterior en su casa. Sin embargo deberías analizar la posibilidad de salir –el chico hizo una mueca con sus labios dejando en claro que la idea no lo emocionaba en lo más mínimo- Bien, esto es todo por hoy. Hablaré con tu madre y en unos minutos podrán irse.

La psicóloga se encargó de decirle ella misma a Carole que incentivara a Kisshu a salir de su casa. Que lo hiciera hallar razones para querer hacerlo. Le explicó que un día ellos no estarían para él y necesitaría valerse por sí mismo. No necesitaba ser la gran cosa al principio. Sino ir progresando regularmente. Su madre lo comprendió y dijo que haría todo lo posible. Al otro día era sábado. Era la oportunidad perfecta para tratar de convencer a Harry de salir. — Kish –lo llamó algo dudosa tratando de sonar casual. Él emitió un sonido sin dejar de comer, sólo para hacerle saber que la había oído- Iré al centro comercial en unos momentos ¿Te gustaría acompañarme?