Hola, bueno este es mi primer KB/OW, debo confesar que me obsesione con esta pareja luego de leer algunos fics y me deprimió que hubieran tan pocos. Una cosa llevo a la otra y mientras se suponía que tenia que hacer un ensayo sobre materiales constructivos, escribí esto y aquí me tienen. En un principio iba a ser un oneshot pero se me fue de las manos por lo que tendra otra capitulo màs, no las tramito mas, nos vemos abajo.

*Nada me pertenece lamentablemente.


Cruce rápidamente el campo de Quidditch hasta los vestuarios, maldiciendo en voz baja su reciente estupidez crónica, como es posible que el, Oliver Wood capitán del (mejor) equipo de Gryffindor (ha tenido desde hace bastantes años) ¿haya olvidado su tan amada escoba (por tercera vez en la semana) en los vestidores? Ridículo… alarmante.

Él vive por el Quidditch, lo respira en cada bocanada de aire que da, está presente en cada una de sus divagaciones durante las clases, en sus sueños y durante gran parte de su día se encuentra pensando o estando con su escoba, si es prácticamente una extensión de su ser!

Pero algo lo tenía distraído, y le perturbaba, porque en el entrenamiento de hoy, no ha podido detener decentemente los lanzamientos de las cazadoras, ni siquiera ha podido centrarse en los aros, su concentración parecía haber tomado su propia escoba para volar lejos de su mente luego de su visita matutina a la enfermería… y le preocupa, le asusta por que como ha repetido desde el inicio del año, esta es su última oportunidad, la última oportunidad de alcanzar la gloria, de levantar mi tan añorada y soñada copa.

Aún tenía esa molestia sensación de vértigo en el estómago que se le había colado dentro desde hace unas semanas, (como si miles de pequeñas snitchs revolotearan por su estómago, y una bludger le hubiera golpeado el pecho sacándole el aire de golpe) cuando la vio al fondo del pasillo con aquel idiota. Tenía que evitarla. Pero había empezado a darse cuenta de que tenía síntomas de algo parecido a una enfermedad que él no quería nombrar.

Sí, esa era la mejor palabra para describirlo. Enfermedad, porque esto no era normal en el. Uno de los síntomas era pensar en ella. De hecho lo hacía tanto que parecía que no tenía nada más en la cabeza, ya no pensaba en los próximos partidos, en los entrenamientos, en la nueva saeta de fuego, en planear nuevas estrategias o en nada que no fuera ella con su uniforme de Quidditch, volando con el viento en su cara mientras una sonrisa se abría paso en sus labios…

Sus labios, de un rosa pálido y ligeramente abultados, esos labios que estuvieron pegados a los del baboso de Roger Davies, que solo quería molestarle a él. Porque si, él se había tomado esto como algo personal y por primera vez en su vida, dejo de planear cada movimiento, cada cosa que hacía en el día en un rutina que mantenía desde que tenía memoria, y tomando su varita le lanzo un Locomotor Wibbly no verbal, que lo hizo caer al suelo, lejos de los labios de Katie.

Y nunca olvidaría la mirada que le dio, lo furiosa que se veía, como si intentara matarlo con tan solo posar sus castaños y chocolatosos ojos en él, no es como si nunca antes lo hubiera mirado así, pero él nunca la había visto realmente hasta ese momento, con los labios ligeramente hinchados, el cabello revuelto y los ojos en llamas, nunca había visto algo tan salvaje, tan hermoso…

Para muchos una furiosa Katie Bell se parecería mucho más a una banshee rabiosa, pero para él la chica que estaba gritándole como una posesa, era la chica más guapa que había visto en su vida entera y no pudo hacer nada más que admirar en silencio como ella bufaba y le gritaba, como sus facciones se contraían por la ira, que al parecer aumentaban debido a su silencio, pero no era su culpa, el simplemente no sabía qué diablos hacer, nunca se había sentido de esta forma.

Porque eso era lo peor de todo, lo que sentía. Ademas de ese molesto cosquilleo en su estómago cada vez que se topaba con ella inesperadamente en el comedor, en la sala común o en algún pasillo; como si se hubiera tragado una snitch durante algún partido y esta tratara de escapar mientras revolotea en su interior intentando salir por su boca, no podía controlar su acelerado corazón cada vez que ella le hablaba o simplemente le miraba mientras el daba algún discurso o las indicaciones durante alguna práctica, haciendo que su lengua se trabase dentro de su boca haciéndolo balbucear como un idiota frente al resto del equipo.

Que decir de lo que parecían ser las alzas en su presión cada vez que ella accidentalmente le tocaba o cuando la veía cambiarse en los vestidores, quitándose el uniforme de Quidditch lentamente, meterse en la duchas para luego salir envuelta en una toalla con el cabello mojado haciendo que pequeñas gotas se deslizaran por sus hombros hasta perderse en esa maldita toalla haciendo que de pronto los vestidores fueran demasiado pequeños y calurosos.

Un tema aparte eran sus problemas de locura transitoria, porque no sabía que otro nombre podía darle a eso, esas ganas desquiciadas de golpear, destrozar y aniquilar a cualquier ser humano perteneciente al género masculino que se le acercara, incluso si este le pedía que le pasara la sal, y de pronto se encontraba en clases planeando la mejor manera para deshacerse de Roger Davies sin dejar rastro alguno que le inculpara, sopesando seriamente la idea de amarrarlo a una roca y lanzarlo al lago negro donde nadie lo encontrara jamás y con algo de suerte se convertiría en la cena de las sirenas y el calamar gigante.

Cada vez le era más difícil ocultar su enfermedad y más fácil sucumbir a ella, a esas sensaciones que eran antinaturales en él, y durante las últimas semanas no hacía más que comportarse como un bruto malhumorado que le gritaba a todo el que se topaba con él, ni siquiera Percy parecía soportarlo.

Tenía que realizar un gran esfuerzo para comportarse como si todo fuera normal, quizás gritarle demás para sentir que su enfermedad no era muy evidente para el resto (ni para el mismo), que no hacían más que darle sonrisitas sabiondas, dándole a entender que ellos lo sabían, solo haciendo que se frustrara y se molestara mucho más con las palmadas en la espalda que los gemelos solían darle cada vez que el perdía el control acompañadas de una sonrisa socarrona, las sonrisas condescendientes de Alicia, los burlescos "te lo tenías bien guardado Capitán" de Angelina, las miradas cómplices de Harry y por último y mucho más frustrante la mirada ceñuda que le mandaba Katie cada vez que este la regañaba por cualquier cosa.

Por estos síntomas había ido a la enfermería hoy en la mañana antes de la práctica, porque esto no estaba bien, no era normal, y comenzaba a asustarse, quizás si no era tratada a tiempo terminaría muriendo. Por lo que a las seis de la mañana abrió las pesadas puertas de la enfermería con tal brutalidad que la enfermera salió en camisón pensando que alguien estaba muriendo, pero al verlo a él con cara de inferí solo frunció el entrecejo.

Era algo sabido que la señora Pomfrey tenía un especial odio hacia el Quidditch, según ella un deporte peligroso donde jóvenes inútilmente perseguían en escobas unas pelotas para terminar con huesos rotos e inconscientes durante semanas y teniendo en cuenta la suerte de su buscador durante los partidos, los miles de huesos rotos durante algún partido o entrenamiento de su equipo, le tenía un especial odio a él, ya que cada vez que alguno de sus jugadores salía herido ella le daba por milésima vez la charla "señor Wood uno de estos días usted terminara matando a sus jugadores de sobreesfuerzo".

Chorradas, su equipo era el mejor del colegio y sus padres siempre le habían enseñado que debía mantener su mente fija en sus objetivos, que todo esfuerzo da sus frutos y si querían ganar debían entrenar. En el Quidditch hay un gran porcentaje de riesgo de terminar con unos cuantos huesos rotos. Por lo que la enfermera solía tacharlo de tirano obsesivo que prefería una copa inanimada que el bienestar de sus compañeros, cuando el no hace mas que preocuparse por ellos, por sus castigos, su alimentación y sus calificaciones, algunos lo llaman acoso, yo lo llamo velar por el rendimiento del equipo.


-señor Wood…- dijo extrañada.- ocurre algo? Algún miembro de su equipo se ha desmallado del cansancio? Alguno se ha vuelto a romper algún hueso o simplemente quiere al fin hablar de su alarmante trastorno obsesivo compulsivo?

-quiero que la saque de mi cabeza- dije casi desesperado. Ella me miro realmente asustada.

-disculpe?- dijo mientras se acercaba a mí con su varita, mientras me examinaba clínicamente con su mirada.

-quiero que la saque de mi cabeza!- con una mano indico que tomara asiento en la cama más cercana mientras ella con su varita comenzaba a inspeccionarme.

-sacar que exactamente señor Wood?- dijo mientras separaba mis parpados, observando mis pupilas, inspecciono mi garganta y moviendo la varita con rapidez haciendo Merlín sabe qué.

-a ella…- dije en un susurro ahogado.- no puedo sacarla de mi cabeza, está atrapada ahí! Necesito que la saque!

Ella me miro entre asustada y preocupada, vi como disimuladamente se piñizcaba el brazo, como asegurándose que no seguía durmiendo plácidamente en su cama. Al parecer comprobó que esto no era un sueño ya que pego un bote, para enseguida centrar nuevamente su atención en mí enarcando una ceja mientras me miraba fijamente.

-muy bien señor Wood, ha consumido alguna sustancia ilícita?- pregunto mientras hacía aparecer un formulario y una pluma.- ya sabe alguna poción alucinógena? Fumo hojas de Genario con Colmillos en las últimas 24 horas? o quizás aspiro corteza de Cerezo de Mimble pulverizada?

-qué?- pregunte atónito.- no estoy drogado!

-bueno eso lo veremos… apatía frente a temas relacionados con el consumo de drogas. - dijo mientras escribía algo en el formulario y conjuraba al menos diez frascos que volaron hacia el mesón al final de la cama. Casi con gozo tiro de unos cuantos cabellos sin siquiera avisarme mientras sonreía satisfecha, como sabiendo que me había atrapado.- bien señor Wood, prefiere decírmelo usted o tendré que comprobar yo misma que está bajo los efectos de alguna sustancia alucinógena?

-Mire, estoy hablando completamente en serio, no estoy drogado, eso va contra las políticas del Quidditch.

-muy bien, al parecer está en la etapa de negación, no tengo otra opción que comprobarlo yo misma, usted sabe que si esta poción da positivo tendré que notificárselo al director?- pregunto muy seria y… esperanzada?

-si…- dije ahora yo asustado.

-y que de ser así usted sería expulsado del equipo de Quidditch y posteriormente del colegio?- por un momento dude, quizás alguien si me habría drogado, después de todo no estaba enfermo físicamente y posiblemente la sonrisa diabólica que tenía ahora mismo la ancianita frente a mí, que se supone era la adorable enfermera del colegio era una alucinación producto de la ingesta de alguna sustancia.

-pues… ahora que lo dice no estoy tan seguro…- dije afligido.- quizás alguien la puso en mi comida…

-si claro... seguramente eso sucedió.- su tono sarcástico hizo que me volteara a verle sorprendido. Dejo la poción en la mesita, mientras conjuraba una silla.- recuéstese completamente mente señor Wood. Muy bien veamos…- dijo mientras volvía a tomar el formulario y la pluma.- desde hace cuánto tiempo exactamente viene esto ocurriendo?

-mmm no sabría decírselo.- dije una vez que estaba completamente tendido sobre la cama de hospital con las manos enlazadas sobre mi estómago.

-señor Wood, si queremos identificar el problema es muy importante que usted coopere de manera sincera, me entiende?- yo asiento con la cabeza, mientras trato de hacer memoria a la fecha exacta.

-creo que… puede que haya sido hace un poco más de tres semanas… no he podido sacarla de mi cabeza desde entonces…- ella pareció interesada, ya que acerco un poco más la silla a la cama.

-está completamente seguro?- pregunta mirándome acusadoramente.

-bueno, y-yo no lo sé, desde ese entonces pienso en ella todo el tiempo… pero- dije mientras cerraba mis ojos y me obligaba a mí mismo a abrir mi corazón completamente a la pequeña ancianita que me miraba con recelo instándome a hablar.- pero puede que sea desde la primera vez que la vi…

-y eso sería?...

-en tercer año, pero empeoro en cuarto año cuando la vi en el campo de Quidditch…- dije un tanto ansioso mientras recordaba a la pequeña niña rubia con el sombrero seleccionador cubriendo sus ojos sonriendo radiantemente cuando este grito a todo pulmón Gryffindor. Una sonrisa idiota se le escapo con el recuerdo de como ella se sentó a su lado, mientras le ofrecía su pequeña y delicada mano mientras pronunciaba "Katie Bell".

-me está diciendo usted que la vio en el campo de Quidditch? Esto es más grave de lo pensaba!... dependencia desde una edad temprana.- dijo alarmada mientras anotaba a toda prisa en el formulario murmurando algo sobre enviar a hagrid a revisar cada centímetro del condenado campo.

-sí, fue asombrosa… yo quede sin palabras.- ahí estaba la pequeña niña rubia otra vez, surcando el aire a una velocidad impresionante, con la quaffle bajo el brazo mientras esquivaba las bludgers que los gemelos le lanzaban para derribarla, haciendo piruetas para evitar a angelina que intentaba quitarle la preciada pelota de cuero, llegando ante mí. Recuerdo el escalofrió que recorrió mi espalda cuando vi la determinación en sus ojos, supe, incluso antes de lanzarme sobre el aro derecho que ella anotaría y no estaba equivocado, ella en último momento cambio la trayectoria de la pelota hacia el aro central siendo la primera de las postulantes en lograrlo.

Vi como esa determinación se convertía felicidad, volviendo sus ojos más cálidos a medida que su sonrisa radiante aparecía en sus labios, mientras el viento le azotaba el cabello y yo seguía congelado sobre mi escoba. Anoto tres veces más, por lo que quedo inmediatamente clasificada para el equipo, secundada por Alicia, que logró anotar dos veces, de esta forma completando el equipo. Los gemelos junto con angelina y Charlie Weasley, antiguo buscador y capitán del equipo, parecían satisfechos con las nuevas adquisiciones, mientras las abrazaban y les daban una calurosa bienvenida al equipo, todos seguros que con este equipo le patearíamos el culo a las serpientes. Yo aún impresionado, solo pude acercarme a ella para revolverle el cabello mientras sonriendo sinceramente le decía "bien hecho Bell".

-ha tenido algún impacto significativo en la manera en que usted se relaciona con los demás?- pregunto mientras solo dejaba de escribir para mirarme a los ojos, como diciendo "estas perdido muchacho".

-bueno… si.- dije pensando en cómo últimamente nadie parecía soportarme.- la verdad es que no puedo controlar mi ánimo, cada vez que la veo no puedo evitar sentirme feliz, pero también algo enfadado al mismo tiempo, ni siquiera sé cómo explicarlo, pero según mis compañeros de habitación y mi equipo tengo un humor de perros peor que el habitual…

- ha llegado a los golpes? O a la perdida de autocontrol y dominio de sí mismo?

-golpes no, pero ganas no me han faltado cuando la veo con otro… simplemente quiero destrozarlo, cortarlo en pedacitos y dárselo al calamar gigante. Sabe de solo pensarlo ya quiero romper cosas.- apreté con fuerza mis manos, tanto que mis uñas se enterraban en la palma de mi mano. Maldito Roger Davies…

-comportamiento violento- susurro. Se acomodó mejor sobre la silla.- además de la ira… alguna otra emoción? Euforia? Tristeza?

-si… ambas.- dijo mientras casi podía paladear la euforia casi demencial que siente cuando ella le mira con esos ojos… que ojos (Del color de las ranas de chocolate, su golosina favorita), que parecen fundirse cuando ella le sonríe de esa manera que al tanto le encanta, lo toca suavemente o simplemente está a su lado, estar con ella es suficiente para sentirse feliz.

Tristeza, bueno cuando no está con ella, cuando es consciente de que NO PUEDE estar con ella, porque es tan solo una niña de 15 años y él tiene 17 y es supuestamente un adulto, al que le quedan seis meses para salir del colegio y no podrá verla todos los días, ni tampoco verla sonreír, reír a carcajadas de alguna broma de los gemelos, verla comer barras y barras de chocolate en la sala común mientras lee Quidditch a través de los tiempos… porque ella es demasiado pequeña e inocente y… el acaba de descubrir de que él no es tan inocente como pensaba.

-me siento eufórico cuando estoy con ella o pienso en ella, pero también me siento muy triste cuando no lo estoy…- dije con pesar. La enfermera siguió escribiendo.

-inestabilidad anímica… usted siente que es adicto a ella?

-ya le dije que no podía dejar de pensar en ella, no puedo dejar de buscarla por donde sea que pase, de verla, olerla cada vez que la tengo lo suficientemente cerca… la quiero conmigo a todas horas…- dije mientras sentía que un ligero rubor cubría mis mejillas y soltaba un suspiro cansino.

-siente que ha disminuido su autoconfianza? Su concentración? Y que esto trunca sus resultados académicos y en su caso… deportivos?

-no puedo concentrarme en clases, obtuve un troll en pociones por estar pensando en ella, perdí bastantes puntos por no prestar atención en clases cuando un profesor me hablaba, tropiezo y choco con personas, postes o paredes mientras camino, ya no defiendo los aros como antes, me distraigo con facilidad mirándola en los entrenamientos…- ella solo asentía mientras yo dejaba fluir como vomito verbal todo en lo que estaba fallando últimamente y por lo cual también e estado sintiéndome miserable… a este paso no me graduare ni ganare el campeonato de Quidditch…- ni siquiera puedo hablar con normalidad cuando estoy con ella, casi caigo de mi escoba y mi capacidad para volar es actualmente asquerosa…y he sentido… - dije haciendo una pausa al sentirme demasiado avergonzado.

-vamos muchacho con confianza, lamentablemente no puedo revelar nada de lo que me estás diciendo eso violaría el acta de confidencialidad maestro -alumno y el código ético profesional paciente…- dijo mirándome con desgana, haciendo un gesto con la mano como si la ética fuera totalmente innecesaria.

- me siento inseguro de mi apariencia, solo quiero que ella me note, que yo le guste tanto como ella a mi… quiero estar a su altura. Me siento soso la mayoría del tiempo y no soy capaz de declararle mis sentimientos por miedo a que me rechace… sé que eso va en contra del emblema de mi casa, pero no podría soportar el rechazo…

-bueno teniendo en cuanta lo intolerante que es usted a la derrota… sinceramente esto no me extraña.- dice con suficiencia, no pude evitar sentirme algo ofendido. Yo acababa de declararle abiertamente mi inseguridad y ella no hacía más que burlarse.- no me mire con esa cara jovencito, sus problemas con la excesiva competitividad y la poca tolerancia a la derrota es un tema que dejaremos aparte… hasta la próxima sesión, centrémonos en esto nuevamente… mmm alteraciones de la realidad? Claro que si… ansiedad?- se permitió una pequeña risita.- si!

-pero…-dije cuando ella no me dejo ni siquiera contestar. Sin duda la que más disfrutaba grave enfermedad era esta pequeñita anciana de apariencia afable.

-taquicardia?

-si… siento como si estrujara mi corazón, incluso a veces cuando la veo, siento que se detiene por completo para luego latir con aun más fuerza.

-insomnio? Descoordinación de movimientos?

-sí, si.- dije asustado mientras me levantaba de golpe de la cama, ante su mirada penetrante.

-sudoración?- solo moví la cabeza afirmativamente.-fatiga? Falta de apetito?- ni siquiera alcance a asentir ella seguía acribillándome con preguntas.- nauseas? Jaquecas?- leyó la siguiente pregunta del formulario y soltó una risotada que me erizo los vello de la nuca.

-qué sigue?- pregunte temeroso.

-paranoia?-dijo entre risas. Fruncí el seño molesto, mientras me retorcía incómodamente las manos. Él no era paranoico…-señor Wood, creo que después de esto hay la suficiente confianza para que asuma su constante paranoia…-seguí evitando su mirada- mm a ver señor Wood, es sabido que usted porta su libreta de jugadas y estrategias de Quidditch todo el tiempo, por miedo a que alguien de otra casa la robe y le boicotee, me equivoco?- ella estiro su mano hacia mí y yo con algo de resistencia y un ligero sentimiento de resentimiento hacia la enfermera, le tendí la libreta mientras ella sonreía radiantemente.- es verdad que cuando algún miembro de su equipo se relaciona con algún miembro de su casa usted suele amenazarlo, espiarlos e incluso hechizarlos?

-yo no-

-señor Wood, hay un amplio registro de atacados debido a su paranoia, directa o indirectamente, citas, amigos e incluso novios de los integrantes de su equipo, escuche hace unos días que usted tiene una red de espías de distintas casas a los que soborna y amenaza a cambio de estrategias y jugadas de otros equipo…- añadió en un susurro recriminatorio mientras movía en un gesto reprobatorio con la pluma.

-que? quien le ha dicho eso?!- dije completamente histérico. Tendría que hacer unas visitas de negocios luego de esto, cuando sepa quién fue el soplón… deberá atenerse a las consecuencias.- que es lo que tanto anota ahí? Eh! Yo no sufro trastorno paranoide de la personalidad!.- dije al leer la última frase que había anotado. Al ver la mirada burlesca que me ofrecía, trate de relajarme, estaba actuando como un completo desquiciado.- bueno puede que un poco, pero nunca he atacado a nadie…

-es que acaso usted niego que ataco a Roger Davies?- la sola mención de su nombre hizo que nuevamente me encolerizara, sin apenas poder controlar la ira que me invadió al saber que Davies tome la almohada y la lance lejos.- bien no es necesario que conteste algo que ambos sabemos, no quiero que sufra algún ataque y tenga que lanzarle un Desmaius, no sabría cómo explicárselo a Albus… aunque él no tendría por qué saberlo…

Yo la mire con temor, mientras pegaba mi espalda al respaldo de la cama, en un intento inútil de dejar más espacio entre ambos.

-bueno acabemos con esto de una vez… la última. A notado alguna variación en su apetito sexual?-me atragante sonoramente con mi propia saliva debido a lo descuidado que me tomo aquella pregunta.- tiene problemas para hablar de SEXO señor Wood?

-no yo…-sentí como mi cara se volvía escarlata debido a la vergüenza, no era capaz de hablar de sexo ni siquiera con mis amigos, hablarlo con una anciana de casi 100 años era prácticamente inconcebible… casi sufrí un serio trauma cuando mis padres me dieron "la charla", no pude verlos a la cara durante un mes luego de eso, incluso evite pensar mucho en ello, hasta hace un tiempo lo encontraba totalmente innecesario.

-tiene problemas para referirse al pene? La vagina? Las relaciones sexuales? Señor Wood? Se encuentra bien? Quizás debería… ya sabe…respirar.- dijo observándome fijamente. Esto era lo más vergonzoso que había vivido, está planteándose seriamente que todo esto fuera producto de alguna droga alucinógena, todo era demasiado surrealista, simplemente imposible. Tome aire al darme cuenta de que no había respirado desde que ella dijo sexual.-señor Wood… ambos somos adultos, ya basta de chiquilladas, se perfectamente que usted no es virgen, si lo sé!, después de siete años en este castillos debería saber que las paredes tienen oídos y hablan… literalmente señor Wood, sé que es distraído, pero por si no se ha dado cuenta las paredes están empapeladas en cuadros que no tienen nada más que cotillar desde hace siglos…

-bueno yo, sí..

-sí que señor Wood?

-mi apetito sexual a incrementado…- dije apenas en un susurro. Ella sonrió satisfecha.

-disfunción eréctil? Eyaculación precoz? Sueños húmedos? Desea… probar cosas nuevas?-pregunta con un tono ligeramente sugerente que me asusto.

-que? No!.- grite.

-está seguro? ¿Por qué esta tan alterado? No debe avergonzarse, hay pociones para solucionar… su pequeño problema y se de muchas personas que estarían dispuestas a experimentar con usted…- luego de piñizcar ambos brazos con una fuerza excesiva para comprobar que tristemente esto no era una pesadilla, perdí completamente el control sobre mí y deje nuevamente que el vómito verbal hiciera lo suyo, exponiéndome completamente.

-no tengo ningún problema con mi pene! Si es que a problema se refiere en que con tan solo ver a Katie Bell me empalme! Entonces estoy realmente jodido!, pienso en ella todo el tiempo, sobretodo en la noche, y si, tengo sueños húmedos con ella, sueño que le hago el amor en cada rincón de este castillo y que ella grita mi nombre totalmente fuera de control! Le miro el trasero y los pechos cada vez que la veo, sobre todo en los vestidores y me muero por tocarla de todas las maneras indecentes que me pueda imaginar… porque estoy completamente enfermo por ella!- dije soltando todo de sopetón y casi sin aire. Ella me miro completamente escandalizada, mientras sujetaba con firmeza el formulario contra su pecho y me apuntaba con la varita.

-pero que vulgar!

-usted pregunto, yo solo le conteste con sinceridad…- dije cruzándome de brazos sintiendo como mi cara aun hervía debido al sonrojo.

- espere un minuto…-dijo ella soltando el formulario y con la mirada perdida en algún punto desconocido para mi.- me está diciendo… que hemos estado hablando de la señorita Bell todo este tiempo?

-mmm sí, creo que sí.

-que ella es la causante de todos sus síntomas?- dijo ahora golpeando su mano contra la mesita con algo de fuerza excesiva.

-si…

-que lo que se supone que vio en tercer año por primera vez y que luego vio en el campo de Quidditch no era más que la señorita Bell? Que esa es su enfermedad?-dijo ahora mientras su rostro adquiría un tono rojizo anormal.

-si-dije encogiéndome de hombros. Ella sin decir más me agarro de una manga y me levanto impresionándome de cómo es que fuera posible que una pequeña anciana tuviera tanta fuerza.

-sabe lo que tiene usted señor Wood? Estupidez crónica! No vuelva a que a menos que este desangrándose o tengo alguna extremidad rota.-dijo mientras jalándome de la oreja me llevaba hacia la puerta.- sabe, pensé que era despistado, pero esto… esto simplemente le supera, me ha hecho perder el tiempo haciéndome pensar que al fin podría sacarlo del equipo de Quidditch cuando lo único que tiene que hacer es solucionar sus traumas amorosos-afectivos, y hablar con la señorita en cuestión…

Y una vez que llegamos a la puerta me empujo con una fuerza tal que choque con la pared contraria, lanzándome mi libreta de jugadas a la cara, mientras escuchaba como las puertas de la enfermería se cerraban con un atronador sonido. Con algo de miedo y seriamente preocupado acerca del tipo de personal con el que contaba el castillo me dirigí a la sala común para esperar a que mi equipo se dignara a bajar para poder entrenar.


Durante la desastrosa practica en la que no había podido dejar de pensar en todo lo sucedido durante la mañana, él no había podido concentrarse en los aros, ni en nada en particular, las cazadoras habían ultrajado los aros de anotación, había tirado accidentalmente a Katie de su escoba cuando esta le sonrió cuando paso a su lado (por suerte estaban a pocos metros de altura) y luego que ella había jurado que no había sido grave, el resto del equipo le convenció para dejar la práctica, mientras lo miraban confundidos y preocupados por su salud.

-Aaah Fred!.- se congelo en el acto al escuchar lo que parecía un lamento de una voz demasiado parecida a la de cierta pequeña cazadora de cabellera rubio oscuro. Su mano quedo petrificada sobre la manilla de la puerta. ¿Qué hacia Katie con Fred a estas horas en los vestuarios?


Malo? horrible? díganme que tal les a parecido para saber si vale subir la segunda parte, se que e exagerado un poco la enfermedad de Oliver jaja quizás lo edite luego, pero me gustaría saber que opinan, en el segundo cap veremos como Oliver enfrenta su enfermedad y que tan inocente puede llegar a ser nuestra querida Katie.

Besos y abrazos para todas, y anímense a escribir mas sobre esta pareja, lo necesito... ya e comenzado a leer algunos en ingles solo por la desesperación.