Hola!
¡Estoy nerviosisima!
Bueno, esta es mi primer fict sobre la pareja Harry/Hermione, La Pareja del Fénix, Pumpkin Pie, etc, como deseen llamarla. Espero que les guste. Este fict va dedicado de una Desilusinal a todos los Desilisuonal del planeta.
¿No es la mejor pareja? Me derrito cada vez que leo algo sobre ellos :D. ¿Quién no? Grawp también lo hace.
Por supuesto que todos los personajes, hechizos, algunos escenarios, bla, bla, pertenecen a J.K Rowling.
Espero que les guste.
LA PAZ DE TUS OJOS
Capítulo 1: Recuperando una amistad perdida.
Con una suave melodía de fondo y algunas parejas bailando en la pista, Harry vio a Hermione marcharse por la entrada a la madriguera. Se preguntó cuál sería la razón de su inminente salida si hace un par de minutos estaba riendo a carcajadas, y como si hubiera sido llamado por el propio motivo, desvió su mirada verde donde su mejor amigo conversaba con una chica rubia, veela, aunque la incomodidad y las orejas coloradas mostraban el nerviosismo de Ron. Harry tragó con dificultad; la joven era realmente bella y él… no estaba dispuesto a caer en el hechizo. Apartó la mirada de la chica y de su mejor amigo, quien no parecía tener intenciones de dejar aquella charla, y en ese preciso momento vio cómo se cerraba la puerta de la madriguera.
Corrió en esa dirección; esquivando personas y bandejas hasta llegar frente a la madera desgastada y abrirla de un empujón, sin embargo, la cocina de los Weasley estaba tan desierta como estaba Hogwarts a medianoche en las vacaciones de verano. Salió de la pequeña estancia intentando que la madera no chirriara bajo sus zapatos de gala y nuevamente no hubo rastros de Hermione.
Hace un par de años, la idea de buscarla hubiera resultado tan fácil para Harry Potter como alcanzar la snitch, pero ahora distinto, hace mucho tiempo que las cosas eran distintas. Antes él la encontraba donde él la necesitara y ella le hallaba en el lugar que estuviera. ¿Por qué todo había cambiado? Desde el regalo de su cumpleaños - un simple detalle -, hasta el motivo por el que vivía y la relación con quienes le rodeaban.
A punto de resignarse a no encontrarla en el cuarto de Ron, subió las escaleras lentamente y entró en ella; tampoco se encontraba allí. Bufó fastidiado mientras se tumbaba en la cama en la cual dormía y cerraba los ojos, escuchando la música proveniente de la fiesta que se celebraba en el jardín trasero de la madriguera.
Intentó descansar unos minutos; de la señora Weasley, del ruido, de Ginny, de las metidas de patas de Ron, de las críticas de Hermione, de Voldemort, los horrocrux, Dumblendore; un sin fin de cosas que se presentaban en su mente. Esperaría unos pocos minutos e iría en busca de su amiga, sólo unos minutos…
La brisa helada de la noche se coló por la pequeña ventana y Harry se levantó perezosamente a cerrarla. Entonces fue cuando la vio sentada en el columpio colgante del viejo roble. Y sonrió. Cerró la ventana con fuerza y corrió las cortinas color anaranjadas. Bajó las escaleras de par en par, efusivo, y corrió en dirección al jardín delantero.
- ¡Hermione!
La encontró en el preciso instante en el que hacía aparecer una llama en su mano y alumbraba su rostro con rastros de lágrimas. Harry intentó recuperar el aliento mientras pensaba que le diría para consolarla. Reconfortar a una chica no era unos de los talentos de Harry Potter, de hecho, no sabía cómo diablo hacerlo.
- Hola, Harry – lo saludó ella con la voz crispada -. Sólo estaba tomando un poco de aire. Ya sabes que no me agrada el alboroto.
- Lo sé – No sabía que decir, por lo que se limitó a mantener silencio observando la llama flamear en la mano de Hermione -. Yo…
- Ron no pierde tiempo ¿eh?
La chica cerró su mano en torno al fuego al tiempo que éste se extinguía en un segundo y llevó la punta de su varita a la boca.
- Lo siento, Hermione – dijo el muchacho, inseguro. En realidad no se le ocurrió que palabras utilizar para calmarla. Él quería demostrar su interés por su estado de ánimo, aunque no supiera cómo hacerlo.
Harry no se había dado cuenta que sus manos se encontraban en los bolsillos de su túnica sin saber qué hacer hasta que fue conciente que estaba observando con demasiada atención el césped y no los ojos castaños de su amiga. Su nerviosismo creció mientras se preguntaba en qué momento comenzó aquella incomodidad.
- En realidad lo siento, Hermione.
- ¿En serio? – espetó bruscamente la muchacha con voz queda. Inconcientemente Harry tragó -. ¿En serio puedes sentir lo que he sentido, siento y sentiré? Ni siquiera eres capaz de mirarme directamente a los ojos, Harry
Hermione examinó a su amigo de pies a cabeza, desde sus zapatos lujosos hasta la cicatriz apenas descubierta en su frente, escondida por unos rebeldes cabellos azabaches. Ella tenía pleno conocimiento de la inseguridad de Harry. La última vez que habían estado a solas había sido antes de la reconciliación con Ron, y durante todo ese tiempo ella había cambiado, al igual que él.
En ese momento, se impuso un silencio tenso e incómodo. Hermione miró fijamente a Harry, esperando que él le devolviera su expresión, y sucedió, lentamente. El chico levantó su rostro para enfrentarse al de su amiga, con cuidado de no meter la pata, y le regaló una sonrisa sincera, intentando transmitir el calor que tantas veces ella lo hizo, sin embargo, sólo se encontró con unos orbes castaños brillosos de lágrimas acumuladas.
Sin parpadear, mantuvieron aquella conexión por varios segundos en un profundo silencio. Harry se sorprendió al no querer romper aquel contacto. En realidad lo extrañaba, y mucho, aunque no fuera el mismo que el de muchos años. Finalmente, Hermione parpadeó mientras un par de lágrimas se deslizaba por sus mejillas.
- Aún podemos solucionarlo, Hermione – dijo torpemente, con voz ronca cargada de emoción -. Aún hay tiempo.
Ella bajó del columpio con un movimiento lánguido, eludiendo los ojos de Harry. Apretó la varita con fuerza, desquitándose con ella al no saber el verdadero motivo por el cual sollozaba. Habían muchos. Sintió como el nudo en su garganta aumentaba su angustia y sus piernas flaqueaban. Dio la espalda a Harry en un vano intento de calmarse.
- Harry, durante todo sexto año intenté estar con ustedes, intenté llevarme mejor con Ron, contigo, Ginny… algunos compañeros de Hogwarts; pero no coincido con Ron, contigo, Ginny ni con los alumnos de Hogwarts. Intenté aceptar las críticas, de ser menos razonable, de romper las reglas… e incluso llegué a leer un libro sobre quidditch… sólo para que no me apartaran de su vida, y lo único que conseguí fue alejarme de mis amigos. ¡Ron se encontraba muy ocupado besándose con Lavender! Todas las miserables noches del año lloré por él…
- Hermione… - susurró el chico acercándose a ella – yo…
La chica respiraba aceleradamente en el mismo instante que su frente se apoyaba en el nudoso tronco del roble. Harry vio como una gota se deslizó por su rostro, luego por el aire, hasta caer en la húmeda tierra. Él se acercó cautelosamente y tocó su hombro desnudo con delicadeza, infundándole el apoyo que necesitaba.
- No es justo, Harry – sollozó.
- Lo sé, no lo es.
- Quise hablar con alguien, y pensé en ti, pero sería muy egoísta acarrearte con un problema de una niña de quince años celosa. Tú tenías cosas más importantes en que pensar; Dumblendore, Voldemort, el libro, los horrocrux, Ginny…
- Pero… Herm…
- Perdóname si no te protegí como lo hice en años anteriores, pero tenía miedo a que me rechazaras. Antes podía ver en tus ojos qué sentías en cada instante, en que pensabas…, en cambio ahora, no puedo ver nada.
- No… no tienes por que disculparte – balbuceó él.
La muchacha giró sobre sus talones y lo encaró con los ojos llenos de lágrimas. Harry sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo, jamás la había visto en estado de deshago. Aquella era una Hermione lejana a la que comúnmente razonaba ante de expresarse, excepto en sexto año.
- Odié que Ron saliera con Lavender, Harry, cada vez me hacía sentir invisible y peor.
- Hum…
- Fue un error enamorarme de él, no quiero volver a sentir esto.
Eso era una declaración hecha y derecha, salida de la misma boca de su mejor amiga. Harry lamentó no haberse quedado en la fiesta en vez de escuchar aquello. Pensó que aquello en realidad no le sorprendía; él ya estaba seguro que Hermione sentía algo más por Ron que solo amistad. Pero no sabía que ella le relevaría algo así a él. Eso lo ponía en una situación incómoda; entre la espada y la pared, entre Ron y Hermione.
- Mis padres se divorciaron en diciembre, en las navidades pasadas – susurró ella, como pretendiendo auto convencerse de tal acción. El chico parpadeó sorprendido.
- ¿Qué?
- Mis padres se divor…
- No, no es eso, sí escuché. ¿Por qué no habías dicho nada? – preguntó sin podérselo creer.
- No es fácil vivir en el mundo mágico y muggle a la vez¿Sabes? Cuando llego a la estación King's Cross procuro alejarme del muggle. Mi vida aquí es diferente.
Hermione se alejó del muchacho para sentarse en una banca rodeada de maleza, enjuagó las lágrimas de sus mejillas y se frotó el puente nasal. Harry se sentó a su lado y observó su perfil por un breve instante.
Un lejano recuerdo de un baile de navidad en cuarto año azotó la mente de Harry, cuando descubrió lo bella que era su amiga. Ahora no estaba muy diferente; con un peinado elegante (algo despeinado con rizos cayendo en su cara) y una leve capa de maquillaje, unos colgantes y un vestido que se ajustaba a su cuerpo que llegaba hasta los talones. Un vestido color morado ideal para ella, pensó.
- Todo está mal, Harry – afirmó Hermione.
El muchacho dio un respingo y, sintiéndose culpable, borró de su mente aquel recuerdo.
- Aún hay una solución.
- Voldemort, los horrocrux, R.B.A…, esto es demasiado para ti.
- Podemos hacerlo juntos, Hermione, como en los viejos tiempos – aseguró.
Sutilmente, Harry deslizó su mano por la superficie de la banca y tocó los dedos de la chica suavemente, esperando algún reproche. Hermione giró su rostro en dirección donde sus dedos acababan de entrelazarse con los de su amigo y luego subió su mirada hacia la de él. Ambos sintieron recuperar algo que estuvo perdido por demasiado tiempo. Felices de haberlo encontrado se sonrieron sinceramente.
- Te necesito para terminar la misión que me ha dejado el profesor Dumblendore, no puedo decepcionarlo – dijo Harry mientras ella asentía.
- No te dejaré solo.
- Ni yo a ti.
Esas palabras salieron desde lo más al fondo de su corazón. Olvidó la profecía, la misión y la boda de Bill y Fleur, aunque ya la había olvidado hace mucho rato. Hermione apretó su mano ansiosa y, sin previo aviso, lo abrazó con fuerza.
Harry tardó en envolverla en sus brazos debido a su lento proceso de asimilación, pero cuando lo hizo, la apretó contra él, con la misma efusividad que ella. Apoyó su barbilla en su hombro y ella lo imitó, al mimo tiempo que soltaba una pequeña carcajada y le hicía cosquillas en su oreja.
Harry deslizó una de sus manos desde la espalda baja de Hermione hacia el norte, mientras la otra se quedaba en su cintura paro no permitirle alejarse de él. Acarició la piel desnuda se su espalda y, por primera vez en la noche, percibió que estaba fría.
- ¿Tienes frío? – preguntó dulcemente frotando su mano contra su piel suave y tersa para proporcionarle calor.
- Sólo un poco – susurró contra su oído, y Harry sintió como los pelos de la nuca se le erizaban.
Se apartó sólo un poco para retirar su túnica de su cuerpo y cubrir el de Hermione con delicadeza.
- Te enfriarás…
- Tú también.
- …pero es tuya.
- Soy más resistente – dijo Harry guiñando y sonriendo. Hermione se limitó a asentir mientras olía el aroma de su mejor amigo en su túnica.
A lo lejos se escuchaba una movida melodía que representaba el festejo de la boda.
Harry supo en el preciso instante en que ayudó a poner la túnica a Hermione que algo había cambiado entre ellos. No sabía qué, pero sin duda había encontrado la tranquilidad que había perdido. No quería averiguar que cambio sucedió, pero recordó a sus padres, a Sirius y a Dumblendore, a cada uno de ellos, que lo estarían acompañando hasta el fin de la tierra junto a Hermione. Porque ese cambio había nacido desde lo más al fondo de su corazón, aunque todos sabemos que ya existía y sólo floreció. En ese preciso instante, Harry y Hermione no dejaron de ser amigos, pero se convirtieron en algo más.
¿Qué les ha parecido?
Dejen un review para saber que tal voy. Es mi primer fict, y alguien no puede mejorar si no le dicen cómo hacerlo.
Este fict se me vino a la cabeza cuando escuchaba la maravillosa canción de La Oreja de Van Gogh, y por el honor a ellos, titilé el fict como su canción. Además la historia tiene una gran relación con ella.
El próximo capítulo se titula¡Qué comience la fiesta!. Es lo que sucederá después, en la fiesta, una pequeña evolución entre nuestros personajes favoritos.
¡Gracias por leer!
Pumpkin.pie
