Declaraciones: No nos pertenecen las Powerpuff Girls, ni tampoco sus personajes.

Dorita: Hola otra vez.

Maru: Holiiiii.

Dorita: Por si nadie lo ha adivinado ya: MomoXB16 (alias Maru) y yo estamos escribiendo un fic juntas.

Maru: Y este es el primer cap.

Dorita: Que nos ha costado sangre...

Maru: ... Sudor...

Dorita: ... Y lágrimas.

Marus: Y esperamos que les guste.

Dorita: Nos leemos abajo.


Mismo techo, caos total

CAPÍTULO 1

Tacho otro nombre de la lista. Esto ya se está volviendo aburrido. Es decir, ¿cómo puede ser que no encuentre un compañero de piso? ¡Ni que fuera lo más difícil del mundo! Aunque, desde luego, lo parece. Los que vinieron a la entrevista, eran por orden: un obseso de la limpieza, una histérica de los ácaros, un tipo con siete dálmatas, una fumadora crónica, un caza recompensas y una lesbiana que me miraba fijamente. ¿¡Es que no hay personas normales en Townsville!?

La lesbiana se acaba de ir, y ella era mi penúltima opción. Queda alguien más, pero no quiso darme su nombre cuando me llamó por teléfono. Ojalá, OJALÁ, sea alguien normal. Aunque queda claro que los únicos que miran anuncios en tablones de cafetería son personas raras sin vida social.

Si es que… ¡Todo es culpa de Bubbles! ¿Que por qué? Porque se fue a vivir a un piso con Robin, como un par de semanas antes de que yo encontrara uno para alquilar y compartir. Me estoy gastando todos los ahorros de mi vida en el alquiler de ese apartamento, porque, y es verdad: llevo ya dos meses pagándolo en solitario. Se puede comprender que esté de un humor de perros, ¿cierto?

Otros seguramente me dirían: "¡Vete a vivir con Blossom!". Ella sólo viene los veranos y en Navidad. Se ha ido a estudiar a Harvard, y eso está lejísimos de Townsville. También, es que ella podría haber ido a la Universidad Politécnica de Townsville (UPT), que está en pleno centro, como ha hecho Bubbles. Pero quiso ir a la crème de la crème, tuvo oportunidad y la pelirroja no es de las que desperdician oportunidades. Bueno, ¿y qué hay de mí? Ni sé lo que quiero estudiar. Y sí, Buttercup Utonium quiere estudiar. Y no, no es que alguien haya alterado el pasado para que esto ocurra.

Sencillamente, esa típica charla de "No tendrás futuro como no te hayas matriculado en la universidad" que me dio el Profesor me marcó de por vida. Luego los sermones de Blossom de "Somos un icono de la ciudad y sabes que si pasas de los estudios la prensa te pondrá total y completamente verde" me hicieron pensar. Entiéndeme, me importa un comino que los críos le den una patada a los libros de texto (yo misma lo hice los primeros años de Primaria, literalmente), pero preferiría seguir siendo la ruda de las Powerpuff Girls, no la ignorante. De todos modos, elija lo que elija, me seguirán considerando más "pasota" que mis hermanas. Blossom estudia Matemáticas y Bubbles, Medicina. ¡Me han puesto el listón muy alto! Y no me pienso meter en números, que conste en acta.

Así que así estoy: pagando un pastón por un piso en el que todavía no vivo, sin decidirme por una carrera universitaria, quedándome sin dinero y viviendo en la casa de mi creador. Podría ser más patético, así que prefiero no decir que las cosas no podrían empeorar; sí, podrían. Mucha gente que conozco del instituto y que, cómo no, están estudiando Tercero en la universidad, me dicen que no me preocupe y que estoy en la flor de la vida. Sí, los cojones. La carrera se empieza a los dieciocho años, y yo ya llevo dos sin hacer absolutamente nada. No me quejo de eso, pero empieza a ser preocupante.

No quiero quedarme viviendo en la casa del Profesor para siempre y trabajar en un Burger King, por Dios. Trabajo en Telepizza mientras pienso los estudios, pero es igual de penoso. Así que, dado que el plan de vida está bloqueado por las dudas que hay al saber que no existe una puñetera carrera universitaria que me venga bien, me dije: ¿Por qué no ir teniendo la casa? Sí, qué pena que los precios estén por las nubes y necesite ayuda económica. El Profesor anda muy mal de dinero, casi en números rojos, porque últimamente la ciencia está muy estancada, así que con su apoyo no puedo contar. Blossom, a lo suyo a tomar vientos. Y Bubbles ya está pagando la mitad de un alquiler y va justa de pasta.

Amigos: Robin, mismas razones que Bubbles; Mike, viviendo allá por San Francisco; Mitch, no gracias. Se podría decir que estoy bastante jodida, pero bastante, porque no encuentro un compañero de piso normal. A ver, yo lo que quiero es alguien que pueda pagar el alquiler, que yo sepa que no vaya a montar un puticlub o un club de striptease en el apartamento, que no tenga bichos (el único animal que admitiría es un perro, y sólo UNO), que no tenga antecedentes penales y que no sea una tía que me tira los tejos. ¿Es mucho pedir?

Suspiro, mirando mi taza vacía de café. Como siga en estas condiciones, lo que me tendrán que dar serán tilas, no expresos. La campanilla de la puerta suena, o sea que alguien ha entrado en la cafetería. A esta hora del día (las cuatro de la tarde en pleno julio) no suele venir mucha gente. De hecho, la mayoría de las personas normales están tumbadas a la bartola en sus sofás, durmiendo o con la televisión encendida; hace demasiado calor para moverse. Pero mis entrevistados no son normales, y yo soy súper humana, así que les dio igual venir a una cafetería casi a las afueras de Townsville con un calor tan infernal que podrías hacer un huevo frito si lo rompieras sobre una roca.

Basándome en esto, qué te apuestas a que el tipo que acaba de entrar es mi última opción como compañero de piso. Y esa persona me llama por detrás. Por mi nombre. No di mi nombre en el anuncio. Y esa voz me suena, ¡¿de qué coño me suena?! Estoy segura de haberla oído en alguna parte, pero ahora mismo no caigo. Es una voz de hombre, algo grave pero bastante bonita, lo que la estropearía si me estuviese… insultando. Me cago en todo lo que se menea.

–¿Buttercup?

Sí, cada vez estoy más segura. Me doy la vuelta en mi asiento y… Lo sabía. Sólo le falta llevar la corona de Rey de Reyes de los Idiotas para identificarlo totalmente. Sobre todo con ese careto. Tiene cara de como si se hubiese fumado algo, mirándome fijamente. Y lo mismo sí se ha fumado algo, de Butch nunca sabes lo que te puedes esperar.

–¿Qué haces aquí? –Creo que lo saqué de su trance de flipar en colores.

Carraspea, se pone recto y me pone una mueca burlona. ¿Cuántas veces habré visto esa mueca? Muchas. Pero como que hace ocho años que no lo veo, así que la imagen estaba un poquillo difuminada.

–Perdóneme, agente, pero no sabía que era delito entrar a una cafetería.

Cómo odio su sarcasmo. Lo hace casi mejor que yo, y eso me fastidia, porque se supone que no hay nadie que pueda hacer el sarcasmo tan bien como yo, porque el sarcasmo es lo mío, y me lo copió para burlarse de mí, porque es un capullo. De todos modos, no ha entendido la pregunta, que es bastante obvia, pero como Butch es idiota…

–No, imbécil, me refiero a qué haces aquí en Townsville.

–Estar en una cafetería –¿No te entran ganas de matarlo?

Pongo los ojos en blanco. Esto me saca de quicio, y lo peor es que a este tipo le gusta verme desquiciada.

–¿Pero tú eres tonto? Ah, claro, qué pregunta más estúpida. Lo eres.

–Sí, tienes la manía de hacer preguntas estúpidas. Y de responder mal a ellas.

Lo que daría por que los Rowdyruff no hubiesen renunciado al crimen para darle un puñetazo en el estómago que lo enviase contra el edificio de enfrente. Oh, sí, sería muy satisfactorio.

–Busco a una tía que quiere compartir un apartamento.

Espera, espera, espera… ¡¿Butch era el candidato sin nombre?! Vamos, no me jodas. Preferiría pasar de todo esto y largarme. Aunque, por otra parte, a este idiota sí le conozco… Venga, BC, qué gilipolleces que piensas. Este imbécil y yo conviviendo bajo el mismo techo causaría la destrucción de Townsville. Y la prensa se pondría morada con un notición tan impactante como que la heroína Buttercup y el ex criminal Butch comparten piso. No, no: yo me dejo de líos.

–Y… Como no hay nadie más en este local salvo tú y el camarero… ¿Debo suponer que eres tú la del piso? –Cuando teníamos doce no era así de perspicaz. ¿Por qué se ha tenido que volver así de perspicaz? ¡Dios, responde, eh!

¿Y ahora qué le digo? ¿Que sí soy yo y que ni de coña voy a compartir un departamento con él, o que no soy yo? Buf, qué difícil es todo esto…

–Pues… –Se me da bien mentir, pero cuando es posible hacerlo–. Sí. Y que ni se te pase por la cabeza que vayas a ser mi compañero.

Me mira con el semblante tieso. Estaría genial que la Sustancia X diese poderes de telepatía, porque quisiera saber lo que está pensando ese memo. Ahora mismo parece congelado, indescifrable.

–Qué rencorosa eres, BC.

¿«BC»? ¿En serio me acaba de llamar por mi apodo? Es un caradura, de verdad, es un caradura. No, un caradura idiota, que es peor.

–No, si rencor no te guardo. Sólo desprecio.

Me giro de nuevo hacia la taza vacía de café y le pido la cuenta al camarero. Creo que ya ha quedado claro que estoy destinada a vivir con el Profesor hasta cumplir los treinta. Qué futuro más triste el mío, ¿verdad?

Pero Butch gira la silla en la que estoy sentada hacia él, para que lo mire cara a cara. Muy bien, MUY BIEN, lo admito: por un momento me ha dado miedo, por esa cara tan seria que me ha puesto a pocos centímetros de la nariz. Claro, hasta que me he acordado de que tengo súper poderes y puedo mandarlo a volar de una patada. Por otro lado, tiene las facciones de la cara más endurecidas, más maduras. JAJAJA, eso no me lo creo ni yo. ¿Butch maduro? ¡Qué chiste!

Aunque más gua… ¿Perdón? ¿Cómo puedo pensar que Butch está más… eso? Sigue siendo igual de feo que cuando teníamos cinco años, sólo que ahora de adulto. Seguramente la sacarina del café me ha hecho alucinar momentáneamente.

–Te adelanto los próximos tres meses del alquiler.

Hostia, que eso son seiscientos dólares de sopetón. Es mucha pasta. Bueno, llevo dos meses pagando cuatrocientos mensuales, pero compensa un poco, ¿no?

–Trato hecho –Mi cartera ha hablado por mí–. Si tienes un momento mañana, te pasas por el piso para firmar los papeles.

Sonríe. Dios, cómo odio esa sonrisa. Es como de: "Nena, eres mi títere". Estoy segurísima de que está pensando algo así. Y bueno, cualquiera aceptaría seis billetes de cien cuando sólo le quedan un par de veinticinco en el bolsillo, ¿no?

.

-o-

.

Hoy, Bubbles, Robin, Blossom y yo quedamos para ir a tomar unas copas. Una "noche de chicas", aunque en tiempos de clase Blossom está en Harvard y sólo quedamos la rubia, la castaña y yo. No es que me haga mucha ilusión, pero es alcohol y unas amigas bromeando. Soy una mujer ruda, pero soy una mujer. A veces está bien hacer tonterías de estas, le alegran a una el día. Y, después del día que he tenido yo, necesito consejo femenino. Porque creo que la he cagado, y bien cagada, al permitir que Butch sea mi compañero de piso.

Aterrizo justo frente al bar al que solemos ir, y me encuentro con Robin, que está pagando el viaje en taxi. Blossom está esperando en la puerta, ha llegado la primera (¿cómo no?). Una estela celeste atraviesa el cielo oscuro sin estrellas y aterriza justo a mi lado. Bueno, pues ya estamos todas. Nos saludamos, entramos al bar, nos sentamos en la mesa de siempre y pedimos lo de siempre: cuatro cervezas. Sí, la súper responsable Blossom toma alcohol, poco, pero lo toma. «Ni que fuera lo más raro del mundo», dice cuando hacemos alguna broma sobre eso.

–Sólo por saber, ¿vamos a ir algún sitio más después de salir del bar? –pregunta Robin.

–¿Adónde? –pregunta Bubbles.

–No, a Dónde no, es cutre.

–¿Cutre no es un bar de gays?

–¿No estaba Cutre cerrado?

–No, Cerrado fue sustituido por Abierto, pero ese es malo.

–A ver que me aclare: ¿Malo no era cutre?

–¡Cutre es un bar de gays!

–Entonces, ¿adónde vamos?

–A Dónde no, Dónde es cutre, y Cutre es un bar de gays –decimos a la vez.

Ya podían poner unos nombres más normales a los bares, porque anda que…

–¿Y si nos quedamos aquí? –Brillante idea, Blossom.

Supongo que este es el momento idóneo para decirles lo de mi compañero de piso… Dios, me imagino la reacción de Blossom. Ella desconfió totalmente de los Rowdyruff Boys cuando le comunicaron al alcalde que se iban de Townsville y que renunciaban a su vida delictiva. Parecía que taladrase a Brick con la mirada, sin creerse una palabra. Bubbles cree en segundas oportunidades, pero se mantuvo al margen de todo. Bueno, yo tampoco me fiaba nada, pero como que me olvidé totalmente de ellos. De todos modos, seguramente me van a decir que estoy loca, y Robin no sé lo que dirá. Pero en fin, valor y al toro.

–Chicas –Las tres se fijan en mí. Qué agobio–, ¿qué me diríais si os dijera que me he encontrado con Butch y que, por algún casual, es mi compañero de piso?

Silencio. Qué mal presentimiento me da ese silencio. Blossom da un trago de su botellín. Se está refrescando la garganta para hablar; siempre hace eso. Bubbles también tiene los ojos clavados en la pelirroja, y Robin igual. Todas estamos esperando su reacción.

–Que tu convivencia va a ser insufrible –Y hasta ahí.

–¿Ya está? –Bubbles, Robin y yo al unísono, ¿qué te parece?

–Sí. No sé por qué os extrañáis tanto. Si esos tres han vuelto a la ciudad, BC podrá vigilar a uno de ellos.

No lo había visto desde esa perspectiva. Aunque sólo sé que Butch está en la ciudad. De los otros dos mamones no tengo ni idea, y dudo que sigan yendo lo tres juntitos a todas partes. Que son adultos, hombre.

–La verdad… –Ahora es Bubbles quien habla–. Yo pienso que tan insufrible no sería.

–Anda ya, pero si se llevan como el perro y el gato –contradice Blossom, negando con la cabeza.

–No, yo estoy con Bubbles –añade Robin–. Los dos adoran la comida basura, los dos adoran los videojuegos.

–A los dos les gustan las películas de acción, a los dos les gustan los deportes.

–Prefieren el rock y ver lucha libre o boxeo por la tele.

¿Me están tomando el pelo? ¡Cómo voy a tener yo tantas similitudes con ese capullo! Él es un asqueroso idiota que disfruta viéndome cabreada, y yo soy yo. Hay muchas diferencias.

–Y ambos son maestros del sarcasmo –concluyen las dos.

Eso ya me ha ofendido. YO soy la única maestra del sarcasmo. Él me lo copió, que se le diese bien ya fue otro asunto. Pero yo fui quien empezó con el tema, y no me supera en sarcasmos, que conste.

–Pues tenéis razón –admite Blossom.

–Me estáis hundiendo. ¡Cómo me voy a parecer yo a ese cerdo!

Las tres me miran.

–Sí, te pareces –Qué buenas amigas que tengo, eh.

Es que… Es que… Pues va a ser que de esta no me libro. Y yo pensando que contándoselo a Blossom, esta me diría: "¿Pero tú estás loca? ¡Es un Rowdyruff Boy!", y yo tendría que decirle a Butch que lo sentía mucho (sí, claro), pero que no compartiría piso con él. Pues la he cagado, porque ahora no me queda más remedio que apechugar con las consecuencias y soportar a un idiota en mi casa.

–O sea, ¿qué os he preguntado para nada?

Se miran entre sí, y luego me miran a mí.

–Pues casi, sí –No sé cómo lo hacen para hablar a la vez, pero da mal rollo.

–Y ya no tengo otra opción más que hacerlo, ¿verdad?

Me da terror la respuesta. Las tres sonríen a la vez. Vale, eso sí que da miedo. Son de esas sonrisas de las que te hace muchísima gracia lo que está pasando, pero tiene una mezcla de cinismo. Yo les enseñé a hacer esa sonrisa, y me arrepiento de haberlo hecho.

–Y lo vas a hacer –¡Es que suenan todas a una! ¡Da escalofríos!

Pues bueno, me dan ganas de darme de cabezazos contra la pared. Decididamente, la que se me viene encima no tiene solución. Mañana firmamos los papeles que hacen legal que Butch vaya a compartir el alquiler conmigo, y en unos días ya estaremos totalmente instalados. Se me avecina un infierno. Dios, ayúdame y me hago monja.


Dorita: Pues hasta aquí lo de hoy. ¿Qué os ha parecido?

Maru: Sus, bonito, ¿dónde estás?

Sandra: *volviéndose a un público imaginario* Hello everybody! How are you, guys? *volviéndose hacia Dorita* Yeah, where are Sus? (Sí, ¿dónde está Sus?)

Dorita: *acercándose al oído de Sandra* En esa maleta de ahí.

Sandra: Why? (¿Por qué?)

Maru: "Sus, lindo, sal que vamos a jugar~"

Sandra: Oh. I understand now (Oh. Ya entiendo)

Sus: *dentro de la maleta* ¡No le digáis a esa loca que yo estoy aquí dentro!

Dorita: Yo opino que sería divertido decírselo.

Sus: No te atreverás... *cagao del miedo*

Dorita: Ponme a prueba, guapo

Maru: ¿Con quién hablan, chicas?

Dorita: Con Suspenso.

Maru: ¿Con mi lindo Sus?

Dorita: Lindo no es, pero ese mismo.

Sus: ¡Traidora! ¡Has traicionado a tu propio hermano!

Sandra: Hey... *interrumpida*

Maru: ¡Sus, precioso! ¿Dónde estás? Te escucho, pero no te veo.

Sus: ¡No le digas nada!

Dorita: Bien que podría...

Sus: No, no, no, no. O cuento tus secretos de alcoba.

Sandra: Excuse-me, but I think... (Perdonadme, pero yo pienso que...) *interrumpida, de nuevo*

Dorita: Como cuentes algo mío, te arranco la cabeza en cuanto salgas de ahí.

Maru: No, en cuanto salga de donde quiera que esté, será mío.

Sus: ¡Buaaaaa! ¿Por qué habré nacido con esta cara de actor de Hollywood? *llora*

Maru: Madori, San, díganme dónde está mi pichoncito.

Sus: ¡¿Pichoncito?!

Dorita: Pichoncito... Directo al Twitter. *saca su teléfono móvil*

Sus: ¡Nooo! Como Almu se entere de que alguien me llama así, ¡me despelleja vivo!

Dorita: Prepararé la cámara.

Maru: Qué mala.

Dorita: En el mundo de los emoticonos, yo soy el diablo morado que sonríe.

Sandra: Hello! I'm here! (¡Hola! ¡Estoy aquí!) *frustrada*

Sus: Sí, ya te vemos.

Maru: ¡¿Pero desde dónde?!

Dorita: Bueeeno, le doy a enviar y lo de "pichoncito" será oficialmente público.

Sus: Como hagas eso, te juro por mi vida que cuento aquella vez que creías que te había bajado la regla y no era así.

Dorita: O hacemos esto: haces las preguntas, sales de la maleta y yo te vendo como esclavo.

Maru: ¡Sí! Hacemos eso, así luego yo te puedo comprar.

Dorita: Exacto, salimos todos ganando.

Sandra: Hey *aburrida*

Sus: Haré las preguntas, el resto, ya veremos.

Dorita: ¿Prefieres ser esclavo de criminales que te hagan la vida miserable, o que Maru y yo te pongamos las manos encima?

Sus: ...

Maru: ¿Y bien?

Sus: Estoy pensando.

Dorita: Haz las preguntas, anda.

Sus: Yuhu

¿Por qué ha aparecido tan repentinamente Butch? ¿Dónde están Brick y Boomer? ¿Qué estuvieron haciendo durante esos ocho años? ¿Se cumplirá lo que dice Buttercup y su convivencia será un infierno? ¿A nadie le preocupa el hecho de que esté metido en... un lugar para protegerme?

Sandra: To me, but I am not important (A mí, pero no soy importante)

¿De dónde ha sacado Butch tanta pasta? ¿Es Buttercup su títere? ¿Qué carrera escogerá la morena?

En el próximo capítulo más, pero no mejor, porque es imposible. Aquí, en FanFiction.

Dorita: Yo te mato.

Sus: Tengo tu historia bochornosa a mi favor, hermanita. No me puedes decir nada.

Maru: Sus, lindo, sal de dónde estés.

Dorita: Más vale que cierres la boca. Si no, te la coso.

Maru: Suuuuuuus *voz cantarina*

Sus: ¿Por qué seré tan guapo? *llora*

Ante tanta confusión, Sandra se desespera.

Sandra: Okay *va hacia la maleta y la abre, dejando al deacubierto a Sus* This was completed (Esto se terminó)

Sus: ¡Nooooooo! ¡Sandra, ¿qué has hecho?!

Maru: ¡Siiiiiiiiiiii! ¡Sandra, te requiero! *comienza a perseguir a Sus*

Dorita: ¿Por qué lo has hecho?

Sandra: Because yes (Porque sí)

Dorita: Jo... Quería hacerlo yo...

Sandra: Haha, feeling! (Jaja, ¡se siente!)

Maru: ¡Te cogí! *abrazando a Sus, mientras que este intenta escapar*

Sus: ¡Ayuda! ¡Madori, estrangúlame!

Dorita: Nah, así estoy bien.

Sus: ¿¡QUÉ!?

Maru: Ay, mi lindo Sus.

Sandra: Beautiful scene (Bonita escena)

Dorita: ¿Verdad que sí?

¡Adiós-chavales-que-no-tenéis-nada-mejor-que-hacer-que-leer-esto (comúnmente llamados lectores)! Dorita & Maru out.
¡Dejen Review!