Tráeme A La Vida

Siempre he tenido un respeto irracional hacia los otros. No se cómo, ni cuando, ni porque.

He estado sujeta a miles de normas que desde niña mis padres me habían enseñado, como comportarme, como actuar, que decir y que hacer. Todo eso lo obedecía simplemente por imagen, y por darles orgullo a mis padres, darle la hija que ellos querían. Porque después de todo, ellos nos esperaban a una niña.

Realmente ahora no tengo por qué seguir haciéndolo, ya no hay nadie a quien complacer ahora. Y dudo que vaya a hacerlo. Simplemente ya no prestaré atención a lo que hay en mi alrededor.

Hoy será diferente, no hay otra manera en la que las cosas puedan salir bien. No es seguro que todo salga perfecto, pero lo voy a intentar, estoy completamente segura.

—Courtney Isabella Forbes

Courtney dejó el cuaderno debajo de su colchón, apretándolo con firmeza para que quedara atascado entre el colchón y la madera, y de inmediato tomó su bolso, sus llaves y salió de la habitación.

Caminó de manera rápida, aunque pesada hasta la gran cocina, el lugar de donde provenía ese olor a tocino que floreaba la habitación.

— ¿Algún platillo nuevo? — preguntó Courtney entrando y mirando a la barra de desayuno. — Evidentemente no.

—Claro que sí. Es…huevo con tocino. ¿Qué comimos la semana pasada? — decía entusiasta tía Caroline, mientras Courtney ponía una expresión fingida pensativa.

—Huevo con tocino. — dijo ella sonriendo amablemente mientras tía Caroline bufaba.

— ¿Enserio? — preguntaba al cielo.

—Al igual que ayer, también desayunamos huevo con tocino. — dijo Courtney mientras se recargaba en la barra.

—Rayos, es imposible. ¿Cómo le hacía tu madre para cocinar un desayuno diferente para cada día a una adolescente? —

—No es imposible, sólo es cuestión de práctica. No te preocupes, me llego a acostumbrar. — dijo Courtney tomando un pan tostado y saliendo por la puerta trasera de la cocina, dejando a su tía cocinando.

Courtney dio la vuelta a su jardín, dirigiéndose a la parte delantera, llegando al garaje y abriendo de un tirón la compuerta. Al abrir se podía lucir perfectamente desde la cochera un BMW M6 color negro en medio de la habitación.

—Esto no forma parte de mi plan de mantenerme al margen. — dijo la chica en tono reprobatorio recargadas en la puerta del garaje, observando el auto.

Después de unos segundos de pensar, agitó sus llaves y se introdujo en el vehículo, lo arrancó y salió del garaje en dirección a la derecha.

—Bien, ahora a la escuela. — dijo la chica acelerando.

—§—

Me siento bastante distraído estando aquí. Es como si de nuevo toda esa nube de recuerdos me invadiera, carcomiéndome el corazón. Fuera de eso, todo sigue absolutamente normal. Por ahora.

Sé que tal vez no debería de haber venido aquí, pero lo sentía necesario. Necesitaba volver a mi antiguo hogar. A ese lugar que siempre recordé cuando estaba en esos momentos oscuros, donde lo único que sabía hacer era cometer errores. Vine a hacer una nueva vida aquí, a olvidarme de todo lo ocurrido.

Pero sobretodo, a escapar de esas personas que prácticamente me arruinaron la vida. En especial de esa, que no sólo me arruino una parte de mi vida, si no que se robó al amor de mi vida.

—Trent Mason

Después de eso, el chico metió ese cuaderno dentro del cajón de su escritorio, cerró con llave y tomó su mochila. Rápidamente se encaminó a la salida, asegurándose de que nadie pudiera verle siquiera salir.

—§—

La chica salió rápidamente de su vehículo, tomando su bolso, cerrando y asegurándose de que todo estuviera bien cerrado para evitar un accidente. Después de todo así era ella. Luego de eso, tomo unos lentes de sol, se puso unos guantes de cuero y se encaminó hacia la entrada del instituto.

Ahí ella notaba como claramente muchos se quedaban mirándola fijamente, pero gracias a los lentes nadie sabía que ella sabía. Siguió un camino derecho hasta toparse con una gótica acomodando sus libros en el casillero.

—Hola. — susurró.

—Hey, así que era verdad. Creí que lo que habías dicho el verano pasado era puro cuento. — dijo con ironía riendo la gótica mientras cerraba su casillero, y Courtney rodaba los ojos.

—Sabes que no. Si fuera así no estaría hablándote en este momento, es más estaría pateándote probablemente. — dijo la castaña quitándose los lentes.

—No necesito los detalles. — dijo la gótica mientras se colgaba su mochila y ambas comenzaban a caminar. — Y, ¿Qué tal estas?

—Sobreviviendo. Dejando de lado que vine con un coche probablemente más caro que la mansión de Bill Gates, todo ha andado normal, como te había dicho. — dijo ella acomodándose los guantes. — ¿Qué tal tu verano?

—Normal. Fui a un taller de artes. Dibuje tanto que se me acalambraron los dedos, pero finalmente lo amé. — Dijo sonriente. — Ahora tendré que aguantar las clases mal hechas de la señorita Dawson. Pero finalmente, ¿Qué es lo que vamos a hacer?

— ¿Vamos? — preguntó la castaña arqueando la ceja mientras la gótica asentía. — No tengo mucha idea, esto fue un cambio drástico. Todos me ven como si fuera el animal de alguna exposición, tengo que dejar de ser el centro de atención.

—Eso será difícil. Caminar contigo es tanto lo mismo como ser tú, sólo que uno siente más culpa. — dijo y ambas rieron. — Hablando de culpa, tengo que ir por mi nuevo horario. Le había insistido a la secretaría que me cambiara de clases para que finalmente no vaya por él.

—Pues vamos, entonces. — dijo la chica y ambas se encaminaron a la oficina de la secretaría, evitando algunas miradas

Al llegar ahí, de inmediato Gwen entró a hablar con la secretaria, mientras Courtney quedaba en la puerta cruzada de brazos observando la conversación.

—Pero estoy completamente segura de que está aquí. — decía algo asustada Gwen buscando en unos papeles.

—Tienes que saber dónde, corazón. De otra forma no podré terminar el cambio. — decía la secretaria en tono amable observando a la gótica.

—Courtney, ¿podrías ayudarme, por favor? Estoy segura de que tenía la aprobación de nuestra tutora firmada en una ficha, pero no la puedo encontrar. — decía la chica aun buscando en los papeles.

—Claro. — se encaminó Courtney a ayudar a la gótica a buscar, mientras la secretaria las miraba atentamente esperando respuesta.

—Estoy segura de que estaba por aquí…—susurraba nerviosa Gwen.

—Probablemente debió de haber caído mientras veníamos para acá, voy a buscar. — sugirió Courtney bajando la mirada al piso, y volteando en dirección contraria para seguir buscando atrás.

La chica seguía caminando si darse cuenta de lo que tenía enfrente, hasta que repentinamente chocó con alguien y quedó asustada, de inmediato alzó la mirada y quedó atónita al verlo.

Un chico alto, cabello negro azabache y profundos ojos verdes la miraba fijamente sonriendo, mientras ella lo veía de igual manera. Ambos estaban atónitos sin saber que decir, mirándose fijamente sonrientes, hasta que uno interrumpió el silencio.

—Hola. — dijo el chico.

—Hola. — sonrió Courtney.

—Lamento haber chocado contigo, es que…no te vi y venía hacia acá. — dijo el chico conservando la postura con las manos en los bolsillos.

—No, yo…yo lo siento. No estaba atenta y…no te vi. Yo, lo lamento. — tartamudeaba ella sonriente, mirándolo fijamente.

—Hey, ¿buscabas esto? — le preguntó el pelinegro y de inmediato sacó de su bolso una tarjeta de aprobación.

— ¡Si! ¿Dónde la encontraste o…cómo? — preguntó ella sorprendida tomándola.

—Estaba tirada en el suelo un poco atrás, supuse que era tuya o de tu amiga. — dijo observándola.

—Bueno…gracias. — dijo ella sonriente doblando el papel y mirándolo fijamente, mientras ninguno hablaba.

— ¿Courtney? ¿Ya buscaste? — preguntó extrañada Gwen acercándose a su amiga. — ¡Oh, Courtney! ¡Santos cielos muchas gracias! — se entusiasmó la chica tomando la tarjeta de aprobación ya abrazándola. — ¿Dónde la encontraste? — preguntó llamando la atención de la castaña.

—Eh, la encontró…— decía trabada señalando al chico. — Lo lamento, ¿Cómo te llamas?

—Trent…Mason. — dijo el chico cortésmente ofreciéndoles un saludo educado, a lo que ellas respondían.

—Bueno pues…fue un gusto, Trent Mason. — sonrió Gwen. — ¿No es así, Courtney?

—Por supuesto. — admitió ella sonriendo.

—Bueno, tenemos que irnos. Y Trent muchas gracias por tu ayuda. — sonrió Gwen tomando a Courtney del brazo y jalándola lejos de ahí, mientras que la castaña chocaba accidentalmente con el muchacho.

—Adiós. — sonrió ella.

—Hasta luego. — dijo el acercándose a la secretaría, mientras Courtney se iba mirando atentamente.

—§—

—Entonces fue así como Confucio les dio varias enseñanzas a los chinos, como la virtud, o sobre moral. — finalizó el profesor Darrell. — Mañana podrán venir a recoger sus libros de Historia a primera hora, por favor lleguen temprano y…

— ¿Disculpe? — preguntó una chica asomándose a la puerta.

— ¿Si, señorita? — preguntó el profesor algo molesto por la interrupción.

—Tengo indicado que estoy en esta clase…—dijo la chica entrando al salón y dirigiéndose de inmediato con el profesor a mostrarle un papel. La chica era de estatura mediana, tez bronceada y cabello mediano castaño ondulado. Venía de negro y azul.

—Otra chica nueva, ¿no? — susurró Gwen a Courtney.

—Evidentemente. —

—Muy bien señorita, me alegro de su entusiasmo pero llegó tarde a la clase…— dijo el profesor luego de haber verificado unos archivos, luego volteó a la muchacha y se le quedó viendo detenidamente, hasta decir: — Muchachos, démosle una bienvenida a una nueva alumna que a partir de hoy vendrás en esta clase.

— ¿Y ella es…? — susurraba inquieta Courtney.

—Denle la bienvenida a Elizabeth Mason. — dijo el profesor presentando a la chica, que miraba de reojo a cada uno.

—Esto sí que es interesante. — dijo Gwen divertida mientras Courtney la miraba arqueando una ceja.

Y… ¿bien? ¿Qué tal quedó?

Lo sé, la trama era diferente pero…la cambie porque no pude resistirme.

Ojalá les haya gustado, y si fue así por favor comenten.

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Cuídense

Besos

Santana B.